Cinco Hermanos, el gigante mayorista que nació en una verdulería y hoy estrena su quinta sucursal
Empezar de nuevo, dice como al pasar Omar “Gringo” Lorenzo. Algo sabe del significado de esa frase. Hace 20 años, golpeado por una crisis que empezó en Brasil y se extendió a la Argentina, sus negocios se desmoronaban y tuvo que empezar, literalmente, de nuevo. Junto a su esposa Claudia Noemí Larraburu Morado y sus hijos, dejó Posadas y se instaló en San Vicente, donde el nuevo comienzo significó abrir una verdulería en un local alquilado.
Hoy, rodeado por tres de sus cinco hijos, inaugura en Puerto Rico la quinta sucursal de “Cinco Hermanos”, la primera fuera de San Vicente. De aquella verdulería iniciada con 3.000 pesos a una inversión superior a los 130 millones de pesos. Del comercio atendido por sus propios dueños, a un local de 4.500 metros cuadrados, cincuenta puestos de trabajo en la nueva sucursal y 250 en total. La clave, dice Omar, es crecer con cautela, sin exceso de ambición.
El supermercado mayorista, al costado de la ruta 12, a unos pocos metros del acceso a Puerto Rico, promete revolucionar la ciudad y la zona. No será un mayorista común, cuyo atractivo son los precios bajos, sino que la enorme nave principal exhibe detalles estéticos de alta calidad y productos de primera línea, carnes a la vista, panadería propia y los mejores vinos del mercado. La segunda nave tiene productos para el hogar, electrónica y motos con un catálogo para el más exigente.
Los nuevos vendedores, todos jóvenes de la ciudad, Capioví y Garuhapé, que superaron una estricta capacitación, están preparados para la atención personalizada.
La nueva generación es la que está al frente del local bajo la atenta -y orgullosa- mirada del padre. El mayor apenas terminó la secundaria en el colegio Janssen de Posadas, se sumó a la gestión de los primeros supermercados. Pero los más chicos también supieron acompañar al jefe familiar en un camión al Mercado Central de Posadas para comprar las frutas y verduras al mejor precio. Eran años complejos, en los que hubo que vender de todo para agrandar el negocio. “Me desprendí de un motorhome, por tres mil pesos. Vendí una camioneta, la cambié por un camión para llevar la mercadería”, cuenta el patriarca.
La crisis también fue una oportunidad. En los años de bonos Lecops y otras variantes, aceptaron los papelitos a valor nominal. Aliviaron el bolsillo de sus compradores y se hicieron conocidos en la zona. Fue un salto en volumen. “Mi generación pasó muchas crisis. Siempre mi consejo a los chicos es ir creciendo con cautela, no con ambición. Estamos viviendo tiempos difíciles y creo que seguirá algunos años más. Pero no creo que sea tan drástico”.
Todos los hijos aprendieron el negocio y hoy están al frente de las operaciones, cada uno con un rol específico, incluido el menor, que estudia veterinaria y que se encargará de la producción de granja para abastecer la demanda de los supermercados.
Nicolas Lorenzo, el mayor de los hijos, cuenta que en 2019 comenzó a gestarse la idea de abrir un nuevo supermercado mayorista para expandir el negocio familiar y desembarcar en la ruta 12 después de dos décadas en la 14. “Pensamos en una experiencia diferente de compra, por eso surge el formato de súper mayorista, que es el primero en la zona para llegar a todos los clientes, al consumidor final y revendedores”.
Javier Lorenzo agrega que la apertura del nuevo local significa cumplir el sueño de estar sobre la ruta 12 para atender a muchos clientes de la zona que ya iban a San Vicente a buscar mejores precios.
Matias Lorenzo agradeció a la ciudad que les abrió las puertas y al “equipo de trabajo, que se puso la camiseta para ayudar en el proyecto”.
Javier insiste en que hay “mucha pasión” y lo que fue pensado inicialmente, cobró otra forma una vez puestos a diseñar el desembarco en la ruta 12. “Un poco lo hicimos con fondos propios y otro con créditos blandos”.
El supermercado tiene varias particularidades para la zona. Ya sellaron acuerdos con una empresa de transporte local para que haya una parada casi en la puerta y abrirá en horario corrido de lunes a sábado de 7 a 19 y domingos de 8.30 a 12.30. “No queremos cerrar a la siesta porque es el horario en el que las pequeñas despensas usan para abastecerse”, explican, expertos en el mercado, expertise que adquirieron con esfuerzo propio. Cada uno, apenas terminada la secundaria, fue sumándose a un puesto estratégico del negocio familiar, salvo el que eligió seguir estudiando veterinaria.
El conocimiento del mercado permite al grupo familiar proyectar una rápida recuperación de la inversión. “Respetamos a la competencia y claramente el público nos tendrá que conocer y van a tener que venir a probar si lo que ofrecemos es bueno. Pero entendemos que el consumidor viene cambiando mucho y quiere más opciones”, señala Javier.
“Esto genera un cambio. Esa es la inquietud de la gente, hacer rendir su sueldo”, agrega el padre que prepara su retirada “legal” para que sean los hijos los que lleven el negocio. Pero no será pronto y habrá reglas: con la esposa están redactando un decálogo que los hijos deberán firmar para continuar el legado con reglas claras y evitar fracturas familiares. “Queremos que sigan creciendo o que cuiden lo que hay”, dice “El Gringo”, orgulloso de sus hijos y los ocho nietos que le regalaron.
Cinco Hermanos también hará entregas a domicilio, pero por ahora, aunque no desconoce el potencial, no incursionará en el e-commerce. Mientras tanto, se premiará el volumen de compra. “Mientras más compra, más barato se paga”, explicó Nicolás.