A siete meses del ultimátum de las bolsas, ¿qué sucede con los plásticos en Misiones?
A siete meses del ultimátum de las bolsas, ¿qué sucede con los plásticos en Misiones?
Uno de los grandes desafíos de la revolución ecológica es la puesta en acción, que necesariamente debe ir acompañada de la generación de nuevos hábitos y la constancia que permita instalar nuevos usos y costumbres.
No es novedad que mitigar el impacto del ser humano en el ambiente es urgente. Y, en esa urgencia, es tarea de absolutamente todos los integrantes de la sociedad conocer y consensuar las políticas de manejo y protección del ambiente y sobre todo: trasladarlas a las prácticas diarias. Esto implica, desde redefinir modelos industriales y productivos extractivistas, hasta llevar nuestra propia bolsa cada vez que vamos al almacén de la esquina.
En Misiones, la Ley XVI – 129, que entrará en vigencia en mayo de 2.022, prohibió el uso de bolsas de plástico y todo otro material no biodegradable utilizado y distribuido en la actividad económica para el transporte de productos o mercaderías de los consumidores.
Mientras avanza el plazo establecido para iniciar el cambio cultural hacia hábitos más amigables con el medioambiente, Economis buscó a diferentes profesionales, empresas y otros actores claves vinculados a la temática para analizar cuál es la situación de Misiones respecto de los plásticos y envases.
Normativas
Camilo Barreiro, ingeniero químico y referente de Buena Huella -un proyecto que se está gestando en línea con la concientización y el cambio de hábitos orientados a la sustentabilidad-; expresó que hay realidades cotidianas que deberían ser consideradas por las normativas. Entre ellas, las compras al paso, los comercios que no esperan que el cliente lleve una bolsa para sus compras o bien el uso que finalmente se les da a las bolsas de tela, que termina siendo de todas formas compulsivo y no sostenible.
Las bolsas de un sólo uso representan un gran problema económico, ambiental y también para la salud humana. En Posadas por ejemplo, mientras pocos comercios incorporaron efectivamente las bolsas biodegradables; algunas cadenas mayoristas directamente optaron por no entregar bolsas. También hay locales que no entregan bolsas pero sí las venden al momento de la compra; con la peculiaridad de que las ecológicas cuestan hasta 300% más caras que las plásticas.
Montecarlo, Apóstoles y Gobernador Roca, fueron los municipios pioneros, generando oportunamente ordenanzas municipales prohibieron la utilización de bolsas plásticas en comercios.
Montecarlo por ejemplo, desde 2.019 prohíbe la utilización de bolsas plásticas en los comercios. La ordenanza estipuló en etapas, desde la concientización y publicidad; pasando por la distribución medida de bolsas plásticas tipo camiseta, con costo y llegando a la prohibición definitiva de la distribución. Hoy los comercios no pueden ni entregar ni vender bolsas de polietileno y los consumidores deben hacer las compras con bolsas reutilizables, como friselina y tela, o canastos.
En este contexto, algunas industrias se van adaptando y movilizando hacia nuevas alternativas y con la mirada puesta en la sostenibilidad. Plastimi por ejemplo, desarrolla hace ocho años una línea de envases compostables que promueve la economía circular. Con base en el maíz, se transforma en bolsa y al final vuelve a la tierra para volver a plantar ese maíz, con un proceso de 180 días.
Los enemigos silenciosos
Bareyro indicó algunas peculiaridades, tales como el modismo de los envases plásticos oxodegradables, muy comercializados durante los últimos años a nivel mundial como una solución a la polución plástica, cuando en realidad no responden necesariamente a una solución y mucho menos, son coincidentes con una economía circular.
Además, explicó que los microplásticos y los nanoplásticos configuran una problemática silenciosa e imperceptible a simple vista, que se profundiza cada día. “Al quedar en desuso, la radiación ultravioleta rompe el plástico en pedacitos cada vez más pequeños y difíciles de eliminar del ambiente . Se acumulan en los océanos y ríos. Pueden ser ingeridos por los animales, se encima, pero no se integran en los procesos bioquímicos de las células. No pueden ser considerados como alimentos pero, sin embargo, los terminan consumiendo tanto los animales como los seres humanos. Recién se está empezando a estudiar las consecuencias, pero ya conocemos lo que ocurre con la interacción de los macroplasticos con la fauna marina, por ejemplo ”.
¿Un problema de perspectiva o de gestión?
El espíritu del dilema del huevo o la gallina puede ser fácilmente aplicable al problema de las bolsas plásticas. Frente a él, hay quienes son determinantes y optan por el camino ya recorrido; mientras otros proponen pensar las cosas a la inversa.
¿Y si la génesis del problema es el momento en el que el vecino debe sacar de su domicilio la basura en bolsas plásticas y no cuando se compra en el supermercado?. Así lo plantea Mario Berent, arquitecto y magister en Gestión Ambiental y Ecología, con consultorías desarrolladas en Misiones y Corrientes.
Desde esa perspectiva, hay sistemas normativos que atrasarían al estar diseñados desde los supermercados y trasladar el costo de la problemática hacia el consumidor, ya que el sistema de recolección y disposición final está pensado con bolsas plásticas.
El consultor destacó como modelos eficientes el caso de otros países en los que la materia orgánica no se recolecta como residuos y que hay envío directo de plásticos y vidrios a puntos limpios, así como también existe un control de las bolsas destinadas a la recolección. “Si bien siguen utilizando bolsas plásticas para la recolección, las mismas son controladas por los municipios y se venden a un precio mucho más elevado que las bolsas ecológicas o de tela”, explicó y agregó que “el 50% de los residuos son materia orgánica por lo tanto si hacemos la clasificación, se soluciona gran parte del problema”.
En términos comparativos, respecto de la recolección y disposición final de residuos, Berent detalló que “Misiones es la provincia que posee mejor estándar en la región NEA; considerando los rellenos sanitarios de Fachinal y Aguas Blancas que permiten reducir en gran medida el impacto ambiental. En otras provincias, siguen con basurales a cielo abierto”.
El agro y sus envases
El uso de productos fitosanitarios no solo para lograr la sanidad de los cultivos sino también para acompañar los niveles de tecnificación, está presente en la producción agrícola de Misiones, principalmente en yerba, citrus y tabaco, entre otros según fuentes del ministerio del Agro.
Desde el Ministerio de Ecología, el Director de Impacto Ambiental, Otto Goritz, explicó a Economis que la gestión de residuos y la educación, son las 2 estrategias que se plantean para minimizar paulatinamente el uso y la presencia del plástico. “Tenemos incorporado el plástico en el día a día, necesitamos empezar a verlo y actuar en consecuencia, eliminándolo paulatinamente”.
A nivel macro, se está trabajando con la recolección de envases plásticos utilizados en el agro a través de los Centros de Almacenamiento Transitorio (CAT) de envases de productos químicos. Actualmente existen 2 CAT en Misiones. Uno, en el Centro de Acopio de 2 de Mayo, otro en Alem y se está gestionando un tercero, para Puerto Rico.
Este trabajo se enmarca específicamente en la Ley Nacional de Productos Fitosanitarios Nº 27.279 y; además, se desarrolla en articulación con Campo Limpio -una organización que gestiona y articula un sistema de gestión integral de envases vacíos de fitosanitarios utilizados en el campo argentino- y el Centro de Acopio de la Comisión Técnica de Tabaco de la Provincia de Misiones (CoTTaProM).
Particularmente, el CAT de Alem acopia en parte, plásticos que deben ser necesariamente enviados a la disposición final, pero también plásticos que pueden ser reutilizables, los recicla y los utiliza como materia prima de nuevas botellas, macetas y bandejas.
En ese contexto y en articulación con Campo Limpio, Plasticos del NEA produce hace algunos años envases reciclados y los comercializa en Misiones y Corrientes. La empresa explota la veta de trabajar con material reciclado y capitaliza la ausencia de plantas de reciclado en Misiones. “Empezamos reciclando envases de uso domiciliario como shampoo, aceite, lavandinas y demás. Después como servicios ofrecimos a otras industrias retirar sus residuos plásticos, y reutilizar lo que servía para fabricar nuevos envases y reinsertarlos en el mismo canal”, expresó el dueño, Rafael Garay.
El proyecto es un claro ejemplo de economía circular, está aprobado y acompañado por el ministerio de Ecología, y prevé el tratamiento necesario para mitigar el impacto tanto del agua utilizada en el lavado y el proceso, evitando contaminar napas y otros efectos negativos.