Apoyo externo versus fortaleza interna
Días atrás visitó la Argentina -en el marco de una breve gira regional- Mike Pompeo, el secretario de Estado de los Estados Unidos. Su visita ofreció un mensaje tranquilizador para los hipersensibles mercados locales. Porque toda señal de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa apoyando a Macri funciona como un ansiolítico con consecuencias a nivel nacional.
Macri se ha convertido en un aliado decidido de la Casa Blanca. En su firme oposición al gobierno socialista en Venezuela, quizás la principal prioridad de Estados Unidos en la región, y en la mayoría de los temas de agenda de la política exterior estadounidense. Durante la visita de Pompeo, Macri firmó un decreto que declara a Hezbollah como una organización terrorista. Esto se da en el contexto de nuevas tensiones entre Washington e Irán, que es el principal sostén de Hezbollah.
Macri pudo mandar el tema Hezbollah al Congreso y convertirlo en un asunto de campaña. Pero prefirió resolverlo rápido y por lo bajo. Entiende que su fuente de apoyo es la legitimidad internacional. Los Fernández, por el contrario, saben que su fortaleza es la amplia red de apoyo político y social que confiere el voto peronista.
Macri tuvo un éxito: mantenerse cerca del presidente impredecible de los Estados Unidos, garantizar así el apoyo del FMI, y al mismo tiempo continuar con una relación fundamental como la que el país tiene con China. Incluso cuando esto puede plantear un conflicto con los intereses de los Estados Unidos en América del Sur.
Macri también está tratando de enfatizar la idea de que la oposición peronista de Argentina podría desencadenar otra devaluación e incluso un default, y empujar así al país hacia el caos económico -la metáfora de Venezuela- como lo hizo en su campaña anterior en 2015. La idea de que si gana el peronismo “seremos Venezuela” está volviendo a aparecer. El mensaje subyacente es que Macri, con su apoyo externo, evitará que eso suceda. Es como si Macri garantizara la estabilidad gracias a su política exterior, recordando de paso el reciente preacuerdo comercial con la UE como otro éxito de esta política exterior. El mensaje de la oposición tiende a decir lo contrario: que los nexos internacionales trazados por Macri son parte del problema.