El Presupuesto de Misiones será aprobado en la sesión de este jueves en la Cámara de Diputados y, como se esperaba, se introdujeron modificaciones en el proyecto original para cubrir los huecos generados por la tormenta financiera de la Nación. En total, Misiones contará con un presupuesto de 68.600 millones de pesos, 1.400 millones más que lo estimado originalmente por el gobernador Hugo Passalacqua y trece mil millones más que este año.
Las correcciones incluyen aumentos para casi todas las áreas. La que más recursos recibe es Bienestar Social, mientras que hubo un leve recorte en el desarrollo de la economía. 

En su exposición en la comisión homónima, el secretario de Hacienda, Adolfo Safrán, había advertido la necesidad de que el Presupuesto 2019 sea corregido en 3.095,84 millones de pesos, como consecuencia del cambio de expectativas sobre la economía argentina, que transita una profunda recesión que no se superará siquiera el año que viene. La diferencia entre la corrección y lo planteado radica en la compensación por el fondo de la soja y los subsidios al transporte, que todavía se negocian en el Presupuesto nacional.
 
Cuando se diseñó el presupuesto provincial, se basó en una estimación de 17 por ciento de inflación y un crecimiento del PBI de dos puntos. Esas proyecciones quedaron sepultadas por la “tormenta” financiera y el endeudamiento récord con el Fondo Monetario Internacional.
Pero la propia Christine Lagarde anticipó que el año que viene la economía seguirá en picada, con una nueva caída de 1,6 por ciento, sumada a la de este año, estimada en 2,6 por ciento. Así, el mandato de Mauricio Macri terminará con tres años negativos y apenas uno en alza.
Esa perspectiva es preocupante. Cada punto que se contrae el PBI argentino, implica un “ajuste” de 510 millones de pesos para Misiones, 370 millones por coparticipación y de 140 millones por recursos tributarios. Con el pronóstico del FMI, los recursos proyectados ya son 700 millones menos.
A eso hay que sumarle la quita de subsidios al transporte y la energía eléctrica, la desaparición del Fondo de la Soja y la pérdida del 50 por ciento poder adquisitivo del peso después de la última corrida financiera.

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