COP27: ¿por qué el financiamiento es el corazón de esta conferencia climática?

Escribe Tais Gadea Lara – periodista de Red Acción

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Escribe Tais Gadea Lara* – Mientras todos están expectantes por el inicio del Mundial de Fútbol, otro evento internacional se está desarrollando y exige que pongamos nuestra mirada sobre él. Porque si en este evento no se avanza en acción climática ambiciosa, sostenida y justa, no habrá próximo mundial de fútbol que sea posible. Desde Sharm El-Sheikh, Egipto, he aquí un repaso por lo más destacado que dejó esta primera semana de conferencia climática.

Es sábado en la tarde en Sharm El-Sheikh, parece mentira pero ya estamos en la mitad de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP27. Siento que fue ayer que les empecé a hablar de las expectativas para esta conferencia y aquí estamos, ya en la mitad del evento internacional anual más importante de acción climática. Porque en definitiva aquí se busca -o se debe buscar- eso: avanzar en una implementación ambiciosa y justa del Acuerdo de París para actuar ante el cambio climático.

Ya pasó eso que más llama la atención: el evento de alto nivel donde los jefes de Estado dan discursos sobre lo maravillosas que son sus políticas climáticas y sobre los reclamos o pedidos que tienen para la acción climática. Fueron dos días con mayor presencia de jefes de Estado de países africanos, con una escasa participación latinoamericana y con algo de presencia de los de Europa. Después de eso vino lo más importante: las negociaciones per sé. De eso se tratan las COP, de negociar.

¿Y cómo viene eso? Lento, con el conocimiento de que la próxima semana muchas diferencias van a surgir sobre la mesa, muchos temas van a explotar y muchas horas en la noche pasaremos en el predio esperando por definiciones. Y el tema que puede significar todo eso es ese sobre el cual los países más vulnerables quieren llevarse resultados concretos, y no cualquier resultado: financiamiento para pérdidas y daños.

“Esta no es una COP africana, es una COP de pérdidas y daños”. Escuché decir a alguien en los pasillos de la conferencia. A cualquier persona que le preguntes, te dirá que EL tema en conversación, disputa y debate es pérdidas y daños. El propio representante de la presidencia de la COP, el embajador Ambassador Wael Aboulmagd, lo calificó como uno de los temas más complejos de las negociaciones. Y complejo en las negociaciones significa una cosa: hay posturas muy distintas y no se están llegando a poner de acuerdo.

Ya en la previa a la conferencia, habíamos profundizado en una edición especial sobre lo importante que este tema sería en Sharm El-Sheikh. Pérdidas y daños fue el tema con el que los países más vulnerables salieron disgustados, disconformes, dolidos de Glasgow. Pérdidas y daños es el tema que vienen reclamando hace años. Pérdidas y daños es, ni más ni menos, que la consecuencia de no haber reducido las emisiones lo necesario, de no destinar dinero a más y mejores políticas de adaptación a los impactos del cambio climático. Pérdidas y daños son la cara más visible de la crisis climática, pero que venía siendo invisibilizada por algunos (pocos) en la esfera de la política internacional.

Bueno, la COP27 empezó con algo histórico. El tema fue incluido como un ítem en la agenda de trabajo para estas dos semanas. Ello, claro, no se realizó de forma tan sencilla, fue el resultado de más de 40 horas de discusiones. La agenda de temas sobre la cual las Partes están trabajando estas dos semanas, dice expresamente trabajar en:

“Cuestiones relacionadas con arreglos de financiación que respondan a pérdidas y daños asociados con los efectos adversos del cambio climático, incluido un enfoque para abordar pérdidas y daños”

¡Bien! El tema está siendo trabajado y discutido en la conferencia climática. Ahora bien, con eso no se acaba la cuestión. El propio secretario general de la CMNUCC, Simon Stiell, expresó en lo que es su primera COP en el cargo: “El hecho de que el tema esté en la agenda demuestra que hubo progreso y una actitud constructiva de la Partes. Lo que espero ahora es que las Partes continúen con ese espíritu. Cómo se resuelva el tema dependerá de la calidad de las discusiones. Es un tema complejo, muy complejo”.

Y esa complejidad viene, en parte, porque quiénes se rehusan a avanzar en un financiamiento específico para pérdidas y daños. El protagonista en este sentido es quien Harjeet Singh, jefe de Estrategia Política Global de CAN International, describe como el país no sólo más emisor históricamente, sino también el que históricamente ha bloqueado las negociaciones en pérdidas y daños: “Estados Unidos intentó matar el mecanismo de pérdidas y daños muchas veces. Ha sido un obstáculo siempre. Hemos visto negación, retraso, decepción. Lo he visto yo mismo bloqueando históricamente. Es tiempo de que Estados Unidos cambie el curso de su postura”.

¿Y la cambiará?

Esa fue la pregunta que nos hicimos todos ayer ante el discurso del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Incluso nos preguntábamos si, dada la histórica postura, llegaría a mencionar siquiera el tema. Bueno, ¡surprise! Biden mencionó, a su modo, las pérdidas y los daños: “Amigos, también estamos apoyando el Global Shield, una iniciativa del G7 para proteger mejor a los países vulnerables en todo el mundo de las pérdidas relacionadas con el clima y responder rápidamente a los daños relacionados con el clima”.

Al escucharlo, lo primero que pensé fue cómo hablar del tema que están hablando todos sin mencionarlo porque no nos gusta, no? Ahora bien, ¿lo que dijo Biden significa que apoya lo que reclaman los países más vulnerables? No precisamente…

Los países más vulnerables exigen la conformación de un mecanismo que, bajo el paraguas de de la CMNUCC, destine financiamiento exclusivamente a pérdidas y daños para todo país que lo necesite. Los países desarrollados están trayendo sobre la mesa una propuesta de una suerte de “mosaico de soluciones” que integre distintas iniciativas de recursos económicos para las pérdidas y los daños. Una de esas iniciativas sería el Global Shield mencionado por Biden y ahora apoyado por Estados Unidos. Se trata de una creación de Alemania que, con el apoyo del G7 y en cooperación con una red de países vulnerables, busca responder a los riesgos climáticos a través de, por ejemplo, seguros.

Los países vulnerables no se oponen a ello, les parece que son iniciativas necesarias. Pero lo que ellos están reclamando es otra cosa. Es un mecanismo que no dependa de países, sino que estén bajo el marco de la Convención; que no sea una posibilidad para quienes pueden pagar un seguro, sino que esté accesible a todo aquel que lo necesite; que sirva para diversificar las fuentes de financiamiento incluso impulsando nuevas innovadoras fuentes.

En conferencia de prensa hoy el enviado especial para el Clima de Biden, John Kerry, dijo que “nadie sabe lo que el mecanismo de financiamiento sería, qué forma tendría. Ningún país firmaría sobre algo que está definido”. Llevé estos dichos a la conferencia de la sociedad civil y se mostraron contundentes.

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Eddy Pérez, director de Diplomacia Climática Internacional de CAN Canadá, fue claro: “Estados Unidos siempre ha sido el bloqueador sobre este tema. No tenemos que esperar a que nos diga lo que tenemos que hacer. Hemos ya resuelto algunas preguntas sobre el mecanismo. Hemos resuelto el por qué lo necesitamosy el qué de los cambios en las instituciones. Los países desarrollados, especialmente Estados Unidos, siempre quieren hablar del quién paga. Acá se trata del cómo, de tener una visión. La Convención también debe ser adecuada a su propósito, tiene que tener un espacio equitativo para pérdidas y daños, a fin de que tampoco los países tengan que depender de iniciativas externas. Lo único que están pidiendo los países es que el sistema responda. Kerry es parte de un sistema que, hasta el momento, no respondió a los países vulnerables cuando se trata de abordar las pérdidas y los daños”.

Las negociaciones sobre pérdidas y daños tienen una semana por delante para definir una respuesta consensuada de abordaje de las pérdidas y los daños que se ajuste a las necesidades de los países más vulnerables y no a las imposiciones de los países más emisores. El hecho de que todos estén hablando de pérdidas y daños, incluso aquellos que no querían hablar, creo que es un enorme logro de los países que sufren los impactos del cambio climático de la peor forma.

Laurente Taubiana, arquitecta del Acuerdo de París, contextualiza el debate: “La discusión hoy es diferente porque la crisis climática impacta también lo económico. No hay suficiente presupuesto en los países desarrollados. Hay una discusión entre lo que hay que hacer y en el darse cuenta que la economía no puede responder. Por eso es que estamos hablando de hacer cambios en la arquitectura financiera, en el modo en que trabajan los bancos multilaterales, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial”.

Todo esto no es sólo de interés y necesidad para África, sino también para América Latina…

“Miren lo bien que actúa África como bloque, ¿por qué no hacemos lo mismo?”. Probablemente éste fue el interrogante que muchos representantes latinoamericanos se hicieron al ver cómo los países del continente africano trabajan en conjunto en las negociaciones, mientras ellos -por múltiples y complejas diferencias históricas, ideológicas, políticas- están en distintos grupos y hasta se pelean entre ellos. Bueno, esta COP27 dio algunas primeras señalas positivas de lo que podría ser la unión de América Latina y el Caribe como un bloque único en las negociaciones.

Uno de los primeros pasos lo dieron los países de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) al presentar una posición común en la necesidad de recibir financiamiento para acelerar la acción climática en sus territorios. El documento incluye el pedido de cumplimiento de las promesas financieras hechas, pero no cumplidas por los países desarrollados (hola US$100.000 millones) y nuevos apoyos económicos para eso que conversábamos antes, pérdidas y daños. En el documento está, además, un pedido que vienen haciendo algunos países de la región y que resonó aún más aquí en Sharm: el canje de deuda financiera por acción climática.

Entre corridas, seguridad y fotos con activistas, le pregunté al recientemente electo presidente de Colombia, Gustavo Petro, qué posibilidades había de un trabajo conjunto en la región para ese pedido de canje y esto respondió: “Tiene que haber una posición unificada. En estos eventos, estamos solitarios. Se escucha, pero no se entiende. Sólo la unificación de grandes bloques mundiales puede permitir transformar la inercia que hoy existe alrededor del tema climático. América Latina tiene que unirse, cruzada por intereses diferentes, por economías que dependen mucho de la economía fósil del mundo, no ha sido lo suficientemente vanguardia alrededor de la humanidad para que las acciones alrededor del cambio climático se vuelvan realidad. Creo que América Latina tienen que juntarse en una sola voz. Y uno de los temas de consenso que podría unificarnos, incluso con África y con parte del Asia, es el canje de deuda por acción climática, por políticas financiadas de adaptación y mitigación de nuestros propios presupuestos si liberamos espacios que hoy se dedican a pagar deuda. Y el Fondo Monetario Internacional tiene ahí un papel que cumplir. No necesitamos que nos regalen dinero de los presupuestos de los países ricos, necesitamos que se libere del pago de deuda a muchos de los países pobres, a todos los países en desarrollo para que ese dinero que hoy va al sector financiero vaya a la acción climática”.

En línea con el presidente colombiano, la secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación del Ministerio de Ambiente argentino, Cecilia Nicolini, ve con buenos ojos la posibilidad y la necesidad de una unificación de la región. Esto me dijo aquí en Sharm El-Sheikh: “Es una propuesta que venimos hablando. Cómo podemos traducir eso que tiene África a la hora de negociar, que nos va a beneficiar para ser más potentes, nos va a beneficiar porque nuestras delegaciones también a la hora de negociar somos menos. Es un desafío que tenemos, pero una oportunidad sobre la cual estamos dando la discusión”.

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Siendo América Latina y el Caribe una de las regiones más ricas en biodiversidad en recursos, más atractivas para los intereses extractivistas, más vulnerables a los impactos del cambio climático, resultaría un paso enorme si los gobiernos de sus países comienzan a trabajar en conjunto con la acción climática como la agenda en común. La presencia del recientemente elegido presidente de Brasil, Lula da Silva, la próxima semana aquí en la COP27 quizás sume algo más de esperanza sobre este tema.

Un punteo sobre otras cositas de esta semana. Mucho, pero mucho ocurre en cada edición de las COPs y saben que luego volveré a muchas de ellas y profundizaré en otras en las ediciones venideras de PLANETA. ¿O acaso creen que no conversaremos sobre cambio climático durante el Mundial? Aquí les dejo algunas cosas que tengo también marcadas en mi cuaderno de cobertura como interesantes.

 No todas las negociaciones son sobre pérdidas y daños. Los países discuten distintos elementos para avanzar en la implementación del Acuerdo de París. Las conversaciones de Koronivia sobre agricultura y las de mercados de carbono del artículo 6 se están poniendo tensas y extendiéndose más horas incluso que las de pérdidas y daños. Volveremos sobre ellas en la próxima edición.

 Un montón de reportes se presentan durante cada COP. El que me resultó más interesante en esta semana fue el de Naciones Unidas que busca que haya transparencia en los compromisos de carbono neutralidad de entidades no estatales. Esto incluye al sector privado, las instituciones financieras, las ciudades, las regiones. En pocas palabras, lo que busca es que un compromiso de carbono neutralidad sea cierto. Realizado por un grupo de 17 expertos independientes, ofrece 10 recomendaciones prácticas para mejores estándares y criterios en los compromisos. También da advertencias para evitar el greenwashing. La que más me gustó: greenwashing es decir que sos carbono neutral y sigues invirtiendo en combustibles fósiles. Se puede acceder al reporte, en inglés, aquí.

 ¿A qué estar atentos esta segunda semana de COP27? Definitivamente a cómo se resuelva pérdidas y daños, pero también es importante cómo el texto de Decisión Final de la conferencia representa las voces de todos los países, especialmente la de los países más vulnerables. Como nos dijo hace unos meses la ex secretaria ejecutiva de la CMNUCC; Patricia Espinosa: “El ritmo de las negociaciones climáticas tiene que acelerarse para que haya una correspondencia con el sentido de urgencia”. Y esta COP27 no puede perder tiempo…

En siete COPs que cubrí, ésta es la primera en que la movilización climática de la sociedad civil no se puede realizar, en la que las limitaciones a la libertad de expresión se hacen sentir, en la que hay un miedo previo a las escasas garantías de seguridad. Las voces de la sociedad civil no pudieron hacer eco en las calles, pero encontraron en una autorización de Naciones Unidas el terreno para movilizarse dentro del predio. Así que hoy sábado marcharon en un espacio de Naciones Unidas en suelo egipcio para exigir acción climática con justicia. La marcha la encabezó Sanaa Sief, hermana del activista egipcio preso político Alana Abdel-Fattah.

Detrás de ellas, el tradicional cántico que se repetirá hasta que se haga realidad.

¿Qué queremos? Justicia climática. ¿Cuándo la queremos? Ahora.

*Tais Gadea Lara – periodista de Red Acción

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