Corina Machado, el terror de Maduro

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Venezuela parece ser un país que se quedó enquistado en un túnel del tiempo donde la historia siempre es la misma. Una nación que ha visto como en más de 20 años, su gobierno guarda un único color político, y donde se han erigido un puñado de nombres como los mandamases. Pese a eso, vientos de cambio parecen soplar en el país bolivariano.

Una mujer entre la multitud, se encamina como la esperanza de un cambio en Venezuela. María Corina Machado es su nombre. En las últimas semanas se la ha visto rodeada de multitudes en cuanto localidad vaya. Mítines políticos que llevan consigo la voluntad de derrocar el régimen de Maduro mas que de consolidar un ideario político. Sea como sea, el clamor popular por esta dama, se ve explicitada en cada esquina que transite.

Machado tiene 56 años. Es ingeniera industrial y profesora, además de haber ocupado banca como diputada en la Asamblea Nacional de Venezuela. Su pertenencia política se ubica, evidentemente en la derecha, aunque con más precisión, forma parte de VV (Vente Venezuela), un partido orientado hacia el perfil liberal – republicano. Más allá de esto, lo cual suena bastante prometedor, parece ser que, con mucho tino, Nicolás Maduro vio el potencial de Machado, razón por la cual se ejecutó su proscripción o inhabilitación para ser candidata a presidente en Venezuela. Esta situación, obviamente, cayó como un baldazo de agua fría pero no impidió que la avalancha de popularidad de Corina Machado crezca a pasos agigantados.

Dada la peculiar situación de estar proscripta como candidata a la presidencia, está claro que es la cara visible de la oposición en Venezuela, aunque el nombre en la boleta que deberán colocar los venezolanos en la urna para quitarse de encima el régimen chavista, es distinto. Su “candidato”, por así decirlo, es Edmundo González. Este hombre es un internacionalista que encabeza la coalición Plataforma Unitaria Democrática. Dicha figura fue embajador por Venezuela en Argelia y Argentina durante la década de 1990.

La era Machado

Las elecciones en este país serán el 28 de julio, paradójicamente, el mismo día del cumpleaños de Hugo Chávez. Más allá de la evidente fortaleza que tiene el entramado chavista, construido con más de 20 años de presencia, el poder de Maduro puede verse un tanto cuestionado. Es lógico, su economía es desastrosa desde hace muchos años, provocando una crisis humanitaria a simple vista, apoyado por un aparato represivo hacia la libertad de expresión. Las presiones a los opositores fueron moneda corriente en Venezuela, ni hablar de lo que sopesa sobre el simple ciudadano a pie.

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Claro está que el cambio puede ser efectivo. Sin embargo, caben varios interrogantes ante el modelo de país que propondría Corina Machado como la líder opositora, más allá que en una hipotética derrota de Maduro, sería Edmundo González quien gobierne. Sea como sea, la referente ha esgrimido en varias ocasiones cuales serían los cambios a implementar en caso de llegar al poder. Las consignas lejos de ser sorprendentes, parecen una receta que en varios países latinoamericanos ya fueron probadas y que tuvieron mayor o menor éxito variando las circunstancias y particularidades de cada uno.

La economía está a la orden del día, y, como si fuera un juego de palabras, lo que busca Corina Machado es justamente “ordenar” la economía. De hecho, el nombre que recibe su plan es “Estabilización Expansiva de la Economía”, y tiene como principal eje priorizar a la macroeconomía. Parecen conceptos que los argentinos conocemos con sangrienta experiencia.

Entendiendo el apartado económico, Machado también habló en varias ocasiones de la reestructuración de la deuda pública, a partir del auxilio de organismos multilaterales, los mismos serían el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo). A la par de ello, propone la privatización paulatina de PDVSA, la empresa petrolera del Estado. Cabe recalcar que Venezuela es uno de los mayores productores de petróleo del mundo.

Si bien el impacto de una privatización como la de PDVSA sería fuerte, Machado habló de otras empresas del Estado que podrían pasar a manos del privado, si ella accede al poder. Aparejado a eso, piensa en una reducción significativa del Estado, entendiendo esto como el “achicamiento”. La idea es acortar la cantidad de empleados estatales y de reducir al mínimo la intervención del mismo en la economía.

Viejas recetas, viejos resultados

No hay nada que reprocharles a los venezolanos. Son quienes han sentido en carne propia los desmanes del socialismo y, sobre todo, el despotismo en manos de Nicolás Maduro. Aún hay quienes que recuerdan con añoranza los primeros años de gobierno de Hugo Chávez con cierta perspectiva positiva. Sin embargo, lo que propone Corina Machado es un viaje elocuente al pasado y, por qué no, al presente. Recetas de privatizaciones, ajuste estatal y enfoque único en la macroeconomía ya existieron en la región con mucha fuerza desde la década de los 70’s en adelante. Es más, digo presente, porque parece sacado de un discurso de Milei. El actual mandatario argentino solo se enfoca en la macroeconomía de manera engañosa, busca llevar a toda costa una reforma del Estado con despidos en paralelo y una buena dosis de privatizaciones de empresas que no son efectivas, sino que son cajas políticas, al menos para el presidente Milei.

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Fórmulas como estas demostraron el fuerte costo social que traen consigo. El crecimiento sobredimensionado de la pobreza y la indigencia es lo más notorio, por así decirlo. Pero, como dije previamente, no somos quienes para sobreanalizar o intentar intelectualizar la necesidad de un giro repentino en su país.

Situaciones parecidas se dieron en Rusia, durante la gestión de Boris Yeltsin. La caída de la Unión Soviética con la perestroika y la glasnost, llevó como resultado un descomunal desequilibrio económico con fuertes consecuencias en su sociedad. De hecho, las famosas mafias rusas con conexión con los oligarcas petroleros, tuvieron lugar en esa época. Quizás esa es la experiencia que deberían mirar los venezolanos.

También hay que decir que Corina Machado dice todo lo que la gente quiere escuchar. ¿Qué quiere escuchar el venezolano? Todo lo contrario de lo que dice o piensa Maduro. Entendiendo esto, también se lo puede percibir como una estrategia política previa a las elecciones y, quizás, con la estructura adecuada, en un tiempo considerable pueda ejecutar las reformas. Le salga bien o mal, llegue o no llegue al poder, hay algo que parece inevitable: Maduro está mas afuera de que adentro.

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