El año de la desregulación yerbatera: producción en crisis y la industria en jaque por bajas ventas
“Hoy es un día histórico para nuestro país. Después de décadas de fracasos, empobrecimiento, decadencia y anomia, hoy comenzamos formalmente el camino de la reconstrucción”. Con esas palabras comenzaba el discurso del presidente Javier Milei, quien hace un año anunciaba el Decreto de Necesidad y Urgencia con el que se inició un proceso de desregulación de la economía. El texto del DNU incluyó al Instituto Nacional de la Yerba Mate, que después de 20 años perdió la potestad de fijar precios y regular el mercado. Un año después, se pueden apreciar las consecuencias. No fueron las esperadas, ni siquiera para el sector industrial.
El precio de la materia prima se desplomó. De 350, 370, hasta 400 pesos que se llegaron a pagar en los primeros meses de este año, a 180 en el último día de cosecha en octubre. Los pocos que están cosechando ahora no tienen mejores ofertas.
Sin embargo, el año puede terminar con una cosecha récord, cercana a los mil millones de kilos, un 30 por ciento más que la zafra de 2023. Un contraste que no oculta la pérdida económica para el sector productivo y una caída brutal en el consumo interno, que será uno de los más bajos de la década, lo que también pone en tensión al sector industrial, que celebra la desregulación, pero sufre por el aumento de los costos de producción. El sector exportador, que comenzó el 2024 equilibrando la balanza, cierra el año con el acumulado más bajo de los últimos cinco años.
Según los datos de octubre, el consumo interno de yerba mate acumulado de este año alcanzó los 215.331.111 kilos, el nivel más bajo desde 2016. Para la industria esto implicó un shock inesperado. La rentabilidad se queda en los supermercados y una o dos marcas que venden por debajo del precio de producción, hiperconcentrando las ganancias.
En octubre, el consumo interno fue de 22.424.232 kilos, con una disminución del 5,75% respecto a septiembre y del 10,05% en comparación con octubre de 2023. A nivel anual, el acumulado de 2024 muestra una caída del 8,91% frente a igual período del año pasado.
Por otro lado, las exportaciones de yerba mate entre enero y octubre totalizaron 36.930.192 kilos, el volumen más alto registrado desde 2019, cuando en el mismo período se exportaron 39,8 millones de kilos.
El desempeño de octubre refleja una desaceleración: se exportaron 3.756.455 kilos, lo que representa una baja del 22,7% respecto a septiembre, cuando los envíos al exterior alcanzaron los 4.863.858 kilos.
Asimismo, el acumulado entre mercado interno y envíos al exterior también da un resultado negativo con 252.625.237 kilos, el resultado más bajo de los últimos cinco años.
Los números son diametralmente opuestos a cómo cerró el 2023 la yerba mate. El mercado regulado cerró el año como la única economía regional de la Argentina con luz verde en el semáforo de Coninagro. Durante 2023 las ventas de yerba mate elaborada totalizaron 325.121.576 kilos, alcanzando así un récord histórico para esta economía regional.
A pesar de un contexto climático desfavorable que complicó la cosecha y una caída en la demanda de varios productos de la canasta familiar, la yerba mate se mantuvo firme y cerró el año pasado con una suba del 3,49 por ciento. La salida de molino hacia el mercado interno fue de 285.430.373 kilos (casi diez millones de kilos más que en 2022).
“La actividad yerbatera tenía muy buenos indicadores. Buen precio de la materia prima, de la canchada y también teníamos exportaciones altas. Lo que quiere decir que la cadena en su conjunto estaba funcionando muy bien con un producto de muy buena calidad. En este momento podemos ver que toda la cadena está resentida. La cosecha parada, los secaderos prácticamente sin trabajo, los productores al costado de la ruta reclamando por un precio justo y el sector industrial con una competencia muy grande con la apertura de importaciones y mayores costos”, analizó Juan José Szychowski, el último presidente del INYM antes de la desregulación.
“Esto habla de cómo hay determinadas actividades como es la yerba mate, que necesitan una economía regulada. Hoy tenemos problemas en toda la cadena productiva, porque secaderos y molinos también están con problemas”, afirmó.
Christian Klingbeil es conocido por su defensa del sector primario. “Fue un año tremendo, con la yerba y el té, no pegamos bien. Con la desregulación empezó a desmoronarse nuestro castillo de naipes. Cada semana escuchábamos que los precios iban bajando y los plazos de pago cada vez eran más largos hasta el punto de que todavía hay gente con que no tiene nada de la yerba cosechada ni siquiera un cheque ni idea de cuánto y cuándo van a cobrar”, aseguró el joven productor.
“Lamentablemente, creo que va empeorar, porque cada vez que habla alguien del Gobierno nacional y hace referencia a la yerba, no se cansa de repetir que lograron bajar de 500 pesos a 125 pesos el precio. Hay una obsesión con que la yerba sea barata”, cuestionó.
“Me preocupa esa obsesión que tiene el Gobierno nacional y por otro lado, la contradicción. Es un Gobierno que vino a decir que nos va a sacar el Estado de encima y lo que yo veo es que nos tiró el Estado por completo encima. Toda la cuestión de tarifas de energía, impuestos, no bajaron nada y aumentaron los costos de una manera tremenda y tirándonos al piso el valor el valor de nuestra producción. O sea, del Estado realmente nos tenemos que hacer cargo. No nos tira un centro. Espero estar totalmente equivocado, quiero equivocarme, pero la verdad es que no le veo un punto positivo al sector. Sumado a esto, todo el conflicto de Siria que paralizó importaciones. Ni siquiera del exterior nos viene alguna noticia alentadora”, remarcó.
Ajeno a los avatares de la producción y la industria misionera, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger celebra cada vez que puede el impacto de la desregulación. La yerba mate suele ser citada como ejemplo de su visión de la economía. Hace unos días, en una entrevista con La Nación, Sturzenegger volvió a poner como ejemplo del éxito de su gestión, la quita de facultades del Instituto Nacional de la Yerba Mate y su impacto en los precios. Además, anunció que intentará eliminar el cobro de la estampilla del INYM, lo que terminará por suprimir las herramientas para lo que fue creado.
Sturzenegger -sin repreguntas- celebró como una una anécdota el desplome del precio de la yerba mate, nuevamente confundiendo góndola con materia prima: “En el DNU, nosotros dispusimos que el Instituto Nacional de la Yerba no iba a fijar más el precio. En estos días me llamó una persona y me dijo ‘Federico, te olvidaste de la hoja de ruta yerbatera’. ¿Qué es la hoja de ruta yerbatera? Hay una resolución de la ex-AFIP que dictamina la entrega de un [informe] cuadriplicado cada vez que se sacaba un paquete de yerba, se movía un camión, etc. Eso también lo eliminamos. Poco después, me vuelven a llamar. ‘Federico, te faltó sacar la estampilla yerbatera’. Bueno, son esas cosas a las que apuntamos sacar y así simplificar los procesos”.
“…en Argentina cuando una industria es competitiva, ¿qué hacemos? La transformamos en monopólica. Creamos un instituto para lo que era competitivo”, aseguró, sin atender que el INYM fue creado en medio de una oleada de protestas de productores que estaban en la miseria y con precios de la hoja verde en picada. En la década desregulada, entre 1991 y 2001, el kilo de yerba mate al consumidor se mantuvo entre 1992 y 2001 en los $2 pesos. En tanto el kilo de la hoja verde puesta en secadero pagado al productor pasó de $0,20 al inicio del período, a $0,06 al cabo de los diez años. Lo que implicó pasar de una participación del sector primario del 30% en el valor final (3 kilos de hoja verde para producir un kilo de producto final), a una participación del 10%.
“Entonces, lo sacamos el Instituto (Nacional de la Yerba Mate), dejó de fijar el precio, los precios cayeron 30%”, remarcó el ministro, sin distinción entre góndola y materia prima. Pero siquiera en la góndola es acertada la expresión: el último dato de la inflación marca una suba del 0,2 por ciento en los precios de los supermercados. El precio de la hoja verde cayó no menos del 50 por ciento desde diciembre pasado.
“…me llama uno y me dice: “No, Federico, sacaste la hoja, te olvidaste la estampilla yerbatera”. Y entonces después otro me llama: “Federico, sacaste la estampilla, no, que todavía no la sacamos porque eso necesitó el Congreso”, me dice, “te olvidaste que hay una resolución que impide sembrar yerba”. O sea, Argentina es un país donde vos querés creer, acrecentar la producción y el Estado te dice: “No lo puedes hacer”, señaló Sturzenneger sin dar a conocer el nombre de su interlocutor. En rigor, la resolución 170 que limitaba las plantaciones, nunca se puso del todo en práctica, tras el reclamo de Las Marías y La Cachuera, dos de las principales industrias de la región. Lo que buscaba esa resolución era evitar que los grandes jugadores plantaran sin límites y terminaran expulsando a los pequeños productores.
Justamente, uno de los problemas que enfrenta el sector productivo es la sobreproducción: se espera llegar a una cosecha récord de mil millones de kilos con la zafriña de diciembre. En contraste, las ventas en el mercado interno están en baja.