El mundo según Milei
Argentina dio un vuelco ideológico, y con él, también un giro en las relaciones exteriores. ¿Qué le depara al país con la conducción nueva? La región, Estados Unidos, China, la Unión Europea, Rusia, Medio Oriente y hasta África, esperan por el nuevo orden de la Casa Rosada.
El actual mandatario, un anarco-capitalista que se denomina como “libertario” y es producto moldeado en la parafernalia tiktokera y mediática, se mostró desde siempre como un defensor a ultranza del capitalismo y su significante vacío de la “libertad”. Asimismo, el comunismo y el socialismo parecen ser las némesis de “Javo”. Desde el vamos, Mr. Milei aclaró que nunca haría tratos con países de izquierda y que se alinearía desde el primer minuto con el orden hegemónico occidental.
Claro está, que Milei decía esto cuando era un exótico panelista de televisión y hasta, inclusive, en su rol como candidato presidencial, pero la cosa cambió. Hoy está sentado en el sillón de Rivadavia y el mundo espera por cuestiones específicas. Sin ir más lejos, la región. Paraguay y Uruguay, por connivencia ideológica se ven muy esperanzados por hacer negocios con la nueva Argentina de Milei, pero la gran incógnita es Brasil. Milei se cansó de denostar al vecino país bajo la conducción de Lula, pero es el principal socio comercial de nuestro país. Cortar relaciones con Brasilia es solamente un decir demagógico, ya que separar este matrimonio geopolítico sería una catástrofe para nuestra golpeada economía, además de que como provincia compartimos la mitad de la frontera con Brasil.
Más arriba, la alineación con Estados Unidos y el eje Occidental. Milei fue muy claro y habló de una cercanía casi carnal con Washington y Tel Aviv, a tal punto de que quiere mudar la embajada argentina a Jerusalén, un hecho que, más allá de los simbólico, es una posición totalmente gravitante en cuanto a relaciones internacionales. El posicionamiento pro Estados Unidos, también tiene como ingrediente al FMI. La gran deuda nacional, tomada en los años de Macri, es hoy un dilema que el gobierno de Alberto Fernández no supo resolver, y con lo que Massa no logró conciliar. Ahora es Milei y su “cintura política”, aunque todo indica que el ajuste no es un problema para el gobierno del libertario electo.
En ese mismo eje Occidental, es obvio que el apoyo explícito del oficialismo a Israel y sobre todo en este conflicto bélico en ciernes. En el mismo apartado, ingresa Ucrania, país beligerante que también recibió el espaldarazo público de Milei, a tal punto de que Zelenski dejó su tierra natal, que se encuentra en guerra, para venir a su asunción. Es sabido que, posiblemente, Argentina no tenga nada que darle ni a Israel ni a Ucrania. De hecho, el primero de ellos no necesita nada. Pero esta posición es un claro mensaje al Nuevo Orden Mundial del posicionamiento presidencial, en donde busca ser un débil escudero de los intereses de Estados Unidos. A esta altura, el argumento de “defender la democracia” ya no vale ni en las redes sociales. Todo esto, va más allá de que los civiles israelíes y ucranianos padezcan severamente estos conflictos, y cae de maduro que Rusia y los enclaves palestinos no son del agrado del mandatario nacional.
La Unión Europea está en veremos. Hace tiempo que se está estirando el famoso acuerdo entre Bruselas y el Mercosur, y, aparentemente, hay un tema en agenda que podría ser un escollo para Milei, y que a mandatarios como Macron le preocupa: el ambientalismo y el cambio climático.
El presidente argentino es un negacionista confeso de este último concepto. Es obvio que, al vivir en un multilateralismo latente, hay que comerciar con todos, aunque lo climático es algo de relevancia para los europeos. Otra vez, la cintura política de Milei será clave.
China… ¡qué tema para Javo! El actual mandatario argentino había tenido declaraciones muy duras contra el gobierno de Xi Jinping. Sin embargo, todo cambió a horas de asumir. Milei terminó acercándose al gobierno chino por cuestiones económicas. China es la segunda economía más grande del mundo, lo que significa un cúmulo vital de inversiones, sobre todo para un proceso de desregulación económica que plantea su gobierno, al menos a priori. Asimismo, el swap con China es clave para la recuperación de la pálida economía argentina. Pelearse con Xi Jinping no es, ni por asomo, una opción. ¿Comunismo afuera? Claro que no.
Hasta África espera por el giro diplomático de Milei, ya que el sur global hoy en día cambió y ese continente comenzó a tener mayor relevancia en el entramado internacional. Hablando de alianzas estratégicas, ¿qué pasa con el BRICS? Milei y su gente fue tajante con el no ingreso al bloque de economías emergentes, sin embargo, habrá que esperar hasta el 1 de enero para saber si la postergación es una realidad o no. Si no ingresa, Argentina queda mal parada en términos diplomáticos, ya que estas alianzas son transversales a los gobiernos y también a las tendencias ideológicas. Lo importante es hacer negocios. En contraste a esto, Mr. Javo plantea el ingreso a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Se trata de un bloque de 38 países de prosperidad económica bajo el ala y la tutela de Estados Unidos. El club de los países ricos, como denominan a la OCDE, garantiza una transformación económica en 25 años como promedio, aunque su ingreso es muy complejo. Además de exponer garantías económicas, institucionales y de bienestar social, hay que pagar 200 mil euros al año por la membresía. El proceso de ingreso dura aproximadamente 6 años y es un viejo anhelo de Macri.
Equidistante a la visión internacional del gobierno de Alberto Fernández y lo que había cosechado Cristina Fernández y Néstor Kirchner, el gobierno de Milei, en cuanto a política exterior, parece encaminarse a un tutelaje total bajo Estados Unidos. ¿Está mal? No, en absoluto. Lo que sería imprudente es mantener relaciones carnales con ese país. Esta receta está demostrada que no funciona para los menos poderosos. Y, por otro lado, Milei es uno de los mandatarios que más interesado se encuentra por la política internacional, al menos en los últimos tiempos. El tablero geopolítico parece ser clave para Javo y su “ajustado” gabinete, aunque siempre va a cargar con la piedra de Malvinas por su nefasta admiración a Margaret Thatcher, la criminal de guerra británica.