Elecciones e inversiones

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¿Habrá perdido Javier Milei la bala de plata para dominar las turbulencias de la economía? ¿Donald Trump terminó de sepultar sus chances de recuperar el control? 

La frase del presidente de Estados Unidos generó más zozobra que la calma que debería haber generado la promesa de un respaldo de 40 mil millones de dólares. “Si un socialista o un comunista gana, te sentís diferente sobre hacer una inversión. Si (Milei) pierde con un candidato de extrema izquierda, no seremos generosos con Argentina”, fue la frase del inquilino de la Casa Blanca que desconcertó a los argentinos y, especialmente, a los mercados, que reaccionaron en forma negativa. Una intromisión inocultable e intolerable en asuntos de otros países. Braden o Perón ya es un capítulo superado.

Si Milei pierde, no habrá ayuda para la Argentina, lo que conlleva a la lectura de que Trump está más interesado en sostener a flote al anarcolibertario que en respaldar a la Argentina. Está claro que el interés geopolítico es mucho mayor incluso que la simpatía que pueda despertar la sumisión libertaria. El objetivo es erradicar a China del sur -“mentalidad arraigada en los tiempos de la Guerra Fría”, había retrucado la embajada de ese país en la Argentina- y que las empresas de Estados Unidos ganen protagonismo. 

El mensaje de Trump deja mucho para el análisis. Parece contar con una versión distinta de la historia y estar convencido de que Milei enfrenta una elección como candidato en una batalla crucial contra “el comunismo” o una extrema izquierda que en Argentina prácticamente no tienen representación y -mucho menos- posibilidad de triunfar. 

En cambio, ignora el Presidente del norte el escenario electoral real, que tiene al peronismo vivo, sobre todo en Buenos Aires, y a provincialismos fuertes, que enfrentan a las huestes libertarias en el resto del territorio. 

Si Milei pierde las elecciones de la semana próxima, no será contra una extrema izquierda, sino contra una suma de espacios decidida a frenar la motosierra después de dar innumerables señales de respaldo y gobernabilidad a cambio de nada. Y a costa de asumir el peso del ajuste que a esta altura, se hizo insoportable: desde diciembre de 2023 cerraron 18 mil empresas y se perdieron 250 mil puestos de trabajo -416 empleos formales menos por día-, configurando uno de sus peores momentos de la economía desde la crisis de 2001.

Para ser un economista especialista en generar riqueza con o sin dinero, el fiasco es relevante: es el segundo auxilio al que debe apelar para evitar el colapso. El FMI le dio un préstamo de 20 mil millones de dólares en el amanecer del año y ahora el swap por 20 mil millones de Estados Unidos, más otros 20 mil millones de los contribuyentes de ese país. Son 60 mil millones de dólares “auxilio” que ya posicionan a Milei como el máximo receptor de ayuda, superando los 57 mil millones que pidió Mauricio Macri para salvar su Gobierno y los 45 mil millones que consiguió Alberto Fernández para refinanciar la deuda heredada de Cambiemos. La debacle de la alianza fue por mucho menos, aunque el blindaje fue de casi 40 mil millones de dólares. En la década menemista se firmaron cuatro acuerdos con el FMI, por un monto total de US$ 10 mil millones. En 2005, Néstor Kirchner había cancelado toda la deuda con el organismo. 

Hay otra expresión que desmantela el entusiasmo juvenil con el que volvió Milei de su visita a Washington: Trump utiliza la palabra “inversión” para referirse a la Argentina. El significado de inversión es “expectativa de obtener beneficios futuros”. No es un respaldo. Es una búsqueda de ganancias, similar a la de un Fondo Buitre que compra deuda barata para después reclamar el valor nominal. No tiene nada de amigable. Business are business. Comprar barato, vender caro, como se sinceró el secretario del Tesoro, Scott Bessent, el principal promotor del salvataje a Milei. 

Bessent se juega su credibilidad como secretario del Tesoro y miles de millones de dólares de los contribuyentes en la apuesta monetaria que incluye la intervención directa en el mercado argentino para contener al dólar, aunque hasta ahora no haya tenido el efecto buscado. 

Es que más allá de las promesas de salvataje, lo que no hay es paciencia con el plan de ajuste que no encuentra fin. Y ese parece ser el principal escollo que deberá superar el Gobierno en las elecciones del próximo domingo. 

Las encuestas, más que ofrecer certezas, encendieron una verdadera guerra de interpretaciones. Dos de las principales consultoras del país, CB Opinión Pública y Nueva Comunicación, difundieron sus estudios casi en simultáneo y dibujaron un escenario tan polarizado como incierto, donde cada espacio parece leer un país distinto.

El relevamiento nacional de CB Consultora Opinión Pública, entre el 11 y el 15 de octubre sobre 1.668 casos, muestra a La Libertad Avanza en el primer lugar con 45,5% de intención de voto, seguida muy de cerca por Fuerza Patria, con 42,1%. Sin embargo, el escenario cambia radicalmente al mirar hacia la Provincia de Buenos Aires, donde Nueva Comunicación realizó su propio estudio, también entre el 11 y 15 de octubre, con una muestra de 2.089 casos. En ese territorio clave, Fuerza Patria, encabezada por Jorge Taiana, lidera con 44,5% de los votos, frente al 32,3% de La Libertad Avanza, que lleva la fórmula de última hora Santilli-Reichardt. Detrás se ubican el Frente de Izquierda (5,5%) y Provincias Unidas (3,5%). El rechazo hacia Javier Milei es contundente: el 55,7% de los bonaerenses consultados respondió que “no quisiera que gane La Libertad Avanza”, frente al 35,7% que expresó lo mismo sobre Fuerza Patria.

En Misiones los sondeos marcan una ventaja para la Renovación. La figura de Oscar Herrera Ahuad al frente de la lista amplió la distancia con la oposición. En segundo lugar se ubicaría el espacio libertario y muy lejos, el kirchnerismo y el radicalismo residual. 

Herrera Ahuad articuló un mensaje firme en defensa de las economías regionales en el Congreso, con la yerba mate como principal elemento, y la autonomía política en relación con la Nación. “Reciprocidad”, remarca en cada entrevista. Lo avala no sólo la experiencia en la gestión, atravesada por la pandemia, en la que Misiones logró sostener la economía en marcha, sino la trayectoria de finanzas saneadas y Estado activo. 

Los datos oficiales de la Nación marcan que no necesariamente hay que blandir la motosierra para lograr resultados sólidos. Según cuenta en su columna Alejandro Pegoraro, la Subsecretaría de Coordinación Fiscal Provincial de la Nación dio a conocer los datos de las cuentas públicas de las provincias, donde se observan resultados diferentes en los distritos, ya que a diferencia de lo que observado el año pasado, hay varias que han caída en déficit

Misiones está en el lote con saldo a favor. Ante un avance muy leve de los recursos, el gasto fue prudente: los ingresos de Misiones, que totalizaron $ 1,75 billones, crecieron apenas en 2,5% real; por su parte el gasto total, que fue por $ 1,74 billones, creció al 6,5%. En Misiones el gasto en personal (salarios públicos) creció al 22,9% real interanual; mientras que las Prestaciones de la Seguridad Social lo hicieron en +33,5% real. Por ende, dos de las cuestiones más sensibles del gasto tuvieron un desempeño positivo que impacta en el territorio. Además, reforzó el apoyo al sector privado, con alzas en las transferencias. Otro punto clave. 

En cambio, otros rubros menores estuvieron más contenidos, permitiendo así que la mayor parte del gasto, y el esfuerzo presupuestario por expandirlo, se concentre en las áreas que más aportan al desarrollo local. A la par, el gasto por servicios de deuda pública sigue en niveles bajos: apenas el 0,4%, ratificando el importante proceso de desendeudamiento que encara la provincia.

¿Cómo quedó el resultado fiscal misionero? Tuvo un superávit primario por $ 18.211 millones que representa el 1,0% de los ingresos totales y un superávit financiero por $ 12.084 millones equivalente al 0,7% de sus ingresos. Cabe señalar que dichos ratios de superávit respecto a los ingresos son algo menores que los que se observan en otros puntos del país, pero aquí viene una clave: el equilibrio se mantuvo eficientizando el gasto de manera de aplicar cada peso disponible en las áreas más importantes de la gestión económica. Ese equilibrio, que es constante, más allá de algunas turbulencias de ocasión, desarma los argumentos de los críticos.

Con recursos propios, Misiones logró cubrir la retirada de la Nación e incluso comenzó a ejecutar obras públicas que quedaron a medio hacer cuando asumió Milei. Nunca perdió esa conexión con las necesidades primarias de la sociedad. El gobernador Hugo Passalacqua fue ahora uno de los primeros en reclamar al Gobierno nacional la prórroga urgente del Decreto 514/2021, medida que había establecido la compatibilidad entre el empleo rural temporario y los programas sociales.

Passalacqua expresó que “la caída de dicho decreto perjudica seriamente a miles de trabajadores. Esperamos una pronta respuesta positiva por parte de Nación”. Lo mismo al ir a la Justicia en defensa de las personas que contaban con pensiones por invalidez, birladas por la Nación en el marco del plan de ajuste y que ahora un juez federal ordenó devolver en forma urgente. Ningún otro espacio ha hecho reclamo alguno por los costos sociales del ajuste.

Las oposiciones, en cambio, no han hecho más que repetir las fórmulas que bajan desde Buenos Aires, con un sonoro silencio de los candidatos de la Libertad Avanza, que buscan eludir tener que dar respuestas sobre el “desbarajuste” económico, como calificó Ramón Puerta a las consecuencias del plan económico.

La insistencia en defender el efecto positivo del “ajuste”, por parte de los candidatos libertarios se derrumba ante los derrapes de las figuras centrales del partido: “Hago el paralelo con la economía familiar de un presupuesto. Imaginate una familia en la que trabaja uno solo y son seis. Tienen autos, lanchas, casa de fin de semana, un caserón fenomenal, y cuando presupuestan, empiezan con delirios: uno quiere cambiar el equipo de audio, otro comprar otra lancha, y mandan al que trabaja a conseguir cinco empleos o a falsificar billetes. Eso es la Argentina”, expresó Alberto Benegas Lynch, el músico de la Banda Presidencial que ahora ocupa el lugar de José Luis Espert en la presidencia de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, a la que el economista tuvo que renunciar envuelto en el escándalo del financiamiento narco, que lejos está de terminar. 

Según Berty, el gobierno libertario busca “poner fin a esos delirios” mediante un reordenamiento del gasto público y un presupuesto orientado al equilibrio fiscal. “Lo que está haciendo Milei es, muchachos, reordenar. En paralelo a que vendés autos, lanchas y bajás la estructura, te reordenás porque tenés la casa llena de agujeros y goteras. Necesitás un presupuesto importante para salir del paso de la emergencia y del naufragio que ha dejado el kirchnerismo”, sostuvo. 

Está claro que los argentinos no tienen “lanchas y autos” para vender, sino que la mayoría a duras penas está llegando a fin de mes, pero la expresión no es sino un  calco del “le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior””, de Javier González Fraga, investigado ahora por el fraude al Estado por más de U$S 260 millones en la administración de la cerealera Vicentín.

Ese contraste entre la economía real y los “delirios” se pondrá a prueba en las elecciones del próximo domingo.

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