Guiños coincidentes
Los primeros días de Sergio Massa al frente de la economía argentina lograron aquietar el caos. Mucha actividad y señales políticas hacia el núcleo duro del poder económico, ese que se muestra reacio a negociar banderas con el Gobierno. Las primeras medidas estuvieron apuntadas a aquietar las aguas, algo necesario pero insuficiente. Sirve para ordenar variables, que, en paradoja, muestran indicadores positivos. Pero no alcanza para aplacar el principal problema para millones de argentinos: la inflación que asfixia a las familias y opaca cualquier otra señal positiva. La segmentación de tarifas y una posible suba de las naftas en los próximos días, proyectan que los precios seguirán en alza. El punto de equilibrio todavía está lejos de alcanzarse.
Sin embargo, a diferencia de la base de apoyo del Gobierno Nacional las expectativas económicas, mejoraron cuatro puntos respecto de junio para ubicarse en el 28%, señala un estudio de la consultora Analogías. Ese respaldo, claramente se refleja en Massa, aunque no en el Gobierno, cuya valoración sigue en descenso.
“Massa, efectivamente, logró remover opiniones en el segmento opositor moderado al Gobierno y restablecer un vínculo entre quienes hasta hace meses manifestaban apoyo firme o moderado al oficialismo. De hecho, el nivel de expectativas optimistas es muy similar en los segmentos moderados oficialista y opositor”, destacó Marina Acosta, directora de Comunicación de Analogías.
Según esta consultora, una mayoría opina que la segmentación en la aplicación de los subsidios a las tarifas de los servicios públicos y la energía no generará un importante ahorro fiscal, que es necesaria la fijación de precios máximos (53% ) e implementar con dureza controles a las empresas formadoras de precios (50%) y que el Gobierno debe dictar un aumento general de salarios por medio de una suma fija (58%). Sobre las dos últimas mociones, no hubo señales claras.
La evaluación económica no mejora la situación política del oficialismo, con Alberto Fernández en franco declive. El escenario electoral muestra aún muchos indecisos respecto a la elección presidencial 2023. Juntos por el Cambio, con Horacio Rodríguez Larreta como candidato, aparece primero con el 31% de las menciones. Javier Milei saca un 21% y Sergio Massa logra el 19% (sin la mención del apoyo partidario). Por coaliciones, marca Ricardo Rouvier, Cambiemos cosecha un 33 por ciento de adhesiones y el Frente de Todos un 28 por ciento, con una porción en ascenso de libertarios, con la figura de Javier Milei, que obtiene 23 por ciento de adhesiones.
El plan Massa presidente depende mucho de lo que se haga de aquí al inicio del Mundial. Llegar en calma, pasar las fiestas de fin de año con poder de compra en las familias y comenzar el 2023 dando buenas noticias, marca la hoja de ruta del tigrense. El espanto ante la derrota unificó posiciones en el oficialismo y, al menos por ahora, calló a los críticos de paladar negro, que no aportan votos, pero se saben los dogmas de memoria.
No es casual que los gobernadores, incluso los del oficialismo, intenten desmarcarse del lastre que significa el descalabro económico. La cumbre del viernes en La Plata, con Axel Kicillof como anfitrión y sin la presencia de Misiones, que se reservó para la reunión del Norte Grande en Jujuy, dejó dos demandas claras a Massa en medio del protocolo de respaldo: resolver las asimetrías en materia de subsidios de transporte público y ratificar un sendero de tarifas energéticas compatibles con el mayor consumo en zonas específicas del país, indicaron en el documento que adhirieron los trece gobernadores que participaron.
Ambas demandas son materia pendiente. Los subsidios al transporte siguen concentrados en Capital y Buenos Aires y relegan al resto de las provincias. Pero especialmente las tarifas no pueden ser medidas con la misma vara. No es lo mismo el consumo del Norte, donde el verano exige, que el del centro del país. Ahora se estableció un techo más alto para el NEA de un consumo subsidiado de hasta 550kwh donde no hay gas natural, contra 400 para el resto del país, pero claramente no es suficiente. Las provincias del NOA también exigen el mismo tratamiento. E incluso en el NEA, los costos de producción sin gas natural no son los mismos que para una pyme del centro del país. Equidad es uno de los principales reclamos de los gobernadores del norte.
En medio de la escalada inflacionaria, Misiones puso en marcha otro programa propio para cuidar el bolsillo: el Ahora Canasta implica el reintegro de un 17 por ciento en la compra de alimentos a través de la devolución del IVA. La iniciativa diseñada por la Provincia resulta clave para mitigar en algo un problema que no ha generado, pero que, como todos los argentinos, padece, con todas las distorsiones que genera. La aceptación fue contundente.
Entre junio y julio, la leche aumentó 11,7%, el pan 12, los huevos 20 y la yerba otro diez por ciento, sólo en supermercados de Misiones, según datos del Instituto de Investigación social, Económica y Política Ciudadana, que coinciden con una inflación general del 7,6 por ciento, relevada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos. La suba de precios es desde hace años el problema central de una economía que, sin embargo, muestra otras señales positivas, de crecimiento y de expansión.
Misiones desde hace varios años lleva adelante políticas propias para aplacar la suba de precios, desde el original Ahora Pan hasta distintos programas que buscan el ahorro para los misioneros. El Ahora Niño, este fin de semana, por ejemplo, otorgó reintegros del 20 por ciento en la compra de regalos para los más pequeños. La Nación se sumó después con el Ahora Misiones+21, que otorga en conjunto un reintegro del 41 por ciento. Los distintos programas no funcionan únicamente como bálsamo para los bolsillos, sino que al mismo tiempo dinamizan la economía en tiempos difíciles. El impacto de la inflación sería aún peor sin estas herramientas.
En ese escenario, Misiones sostiene una de las economías más pujantes, con un despegue que se potenció con el cierre de las fronteras provocado por la pandemia y que aprovecha ahora el tipo de cambio que al mismo tiempo que provoca alteraciones internas, atrae a compradores y turistas de los países vecinos, como Paraguay y Brasil. El turismo es una de las actividades beneficiadas por ese aluvión. Las Cataratas del Iguazú se preparan para alcanzar el turista un millón a mediados de septiembre sin haber recibido todavía a visitantes extra Mercosur, que por ahora llegan a cuentagotas.
Pero la actividad turística no sólo se recuperó, sino que ya se pasó a la etapa de crecimiento. No está concentrada únicamente en torno a las Cataratas del Iguazú y atrae inversiones en distintos puntos de la provincia. El feriado del 17 de agosto terminó con una ocupación superior al mismo fin de semana largo antes de la pandemia, lo mismo que la ocupación hotelera de las vacaciones de julio, que en Misiones cerró un balance superior a 2019. Ese año las Cataratas del Iguazú habían marcado un récord con más de 1,6 millones de visitas.
Posadas también crece en actividad turística, a pesar de. El gobernador Oscar Herrera Ahuad puso el grito en el cielo ante el desdén de Aeropuertos Argentina 2000 y el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos, que, sin aviso previo, pospusieron hasta octubre la habilitación de la pista de Posadas, un mes después de lo previsto. Adujeron “lluvias” y faltante de materiales. Poco consistente. Un mes perdido para el turismo y actividades ya organizadas por el sector privado, con el respaldo del Gobierno provincial.
La economía se sostiene con una fuerte intervención del Estado, que incentiva cuando tiene que hacerlo y no duda en fijar posiciones en favor del pequeño productor. El gobernador Oscar Herrera Ahuad lo hizo explícito hace algunos días en un foro organizado por el diario Clarín, con la Mesa de Enlace y el secretario de Agricultura como testigos. Por eso no sorprendió la visita de Juan José Bahillo a Misiones. El flamante secretario de Agricultura eligió a la tierra colorada como primer destino después de atender, justamente a la influyente Mesa de Enlace.
El entrerriano coincidió con esa mirada de Herrera Ahuad sobre el pequeño productor, pero esencialmente, marcó diferencias con sus antecesores. Punto a favor. “Vamos a escuchar a las autoridades provinciales”, prometió Bahillo, con voz pausada y pidiendo perdón por recién empaparse de las realidades de cada economía regional. Lejos de la frialdad de sus predecesores que venían con una comitiva más abultada que las respuestas que daban.
Bahillo dejó varios guiños a la economía misionera y un atisbo de la posición sobre el precio de la yerba mate, en línea con lo que piensa la Provincia y el presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate, Juan José Szychowski. “No tiene que haber sectores dominantes que terminan asfixiando o haciendo inviables, a otros eslabones de la cadena. El nivel primario, industrial, el comercial, cada uno tiene que tener su participación necesaria y adecuada, que permita la sostenibilidad de la cadena en el tiempo. De nada nos sirven, las coyunturas de corto plazo, que un sector dominante se lleve la rentabilidad del otro, porque después ese sector necesita del otro, el sector industrial necesita del primario, el comercial necesita del industrial, por lo cual hay que lograr un sano equilibrio entre todos los actores”, definió ante una pregunta de Economis.
Esa posición será clave en la discusión de precios actual. La producción pide 84,96 pesos por el kilo de hoja verde. La industria ofreció un incremento del 18 por ciento sobre el precio actual, de 46,89 pesos. Eso equivale a 55,33 pesos por el kilo de hoja verde, más de diez pesos por debajo del valor actual de mercado. Esa diferencia abismal anticipa que nuevamente habrá que ir al laudo. Solo que esta vez el secretario de Agricultura parece pensar más allá de la góndola de Buenos Aires.
Lo cierto es que aún con lo que paga “el mercado” por la hoja verde, muchos pequeños productores están en aprietos por la suba del costo de vida.
De acuerdo a los cálculos de costos y rendimiento promedio por hectárea, a un pequeño productor, con una cosecha según el promedio ponderado en la grilla del INYM de 4800 kilos por hectárea y con el precio actual de mercado de 65 pesos por kilo de hoja verde, descontando cosecha y flete, le quedarían 47 pesos de bolsillo por kilo de esa materia prima, con lo cual estaría con un ingreso mensual de 10.291 pesos por hectárea por mes (descontando todos los costos de impuestos y tareas culturales que conllevan producir esa cantidad de kilos de hoja verde).
O sea, un productor de yerba mate para no ser indigente, necesita tener en producción más de cinco hectáreas y para superar la línea de pobreza debe tener más de 10 hectáreas. Con esta realidad, hoy más de 4.000 productores están en la indigencia y más de 6.000 en la pobreza, según estratificación por hectárea. “De ésta forma, ¿cómo podemos ser generadores de mano de obra de calidad y buena remuneración?”, detalló Claudio Marcelo Hacklander, uno de los directores por la Producción en el INYM. Es la misma posición que sostiene la Provincia.
No es casual que Herrera Ahuad haya sido el primero en interceder ante el Gobierno nacional cuando se conoció el despido de 97 trabajadores de Dass, que, según sus directivos, se vio afectada por las trabas a las importaciones que impuso Nación para contener la fuga de dólares. Gracias a la intervención rápida, el grupo brasileño dejó sin efecto los despidos y se espera que Economía libere un cupo mayor de importaciones en los próximos días. Fue sonoro el silencio de los representantes misioneros del Frente de Todos, que habían presentado a Dass como uno de los bastiones de la recuperación del modelo industrial después del ocaso que casi llevó a la empresa al cierre durante el macrismo. Ambos espacios hoy están ocupados en sus rencillas pensando en 2023.