Brasil não tem fim

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Las elecciones presidenciales brasileñas están a la vuelta de la esquina, y los ánimos y humores políticos y sociales comienzan a manifestarse con mayor crudeza. Justamente, la recta final ya está siendo transitada, y una danza de nombres pesados pululan en Brasil: Jair Bolsonaro, Lula Da Silva, Dilma Rousseff, Michel Temer. Tensión, discusiones, polémicas, vaivenes judiciales y encuestas forman parte de este carnaval político que, en Brasil, no tiene fin.

 La reunión menos esperada

Casi como si fuese una situación protocolar, el vecino país brasileño celebró la asunción de nuevos jueces en el Tribunal Supremo Electoral, pero lo que era difícil imaginar que suceda, y terminó teniendo lugar, fue el mayor encuentro de la disonancia ideológica en Brasil. En un mismo recinto, y bajo esta actividad, Bolsonaro, Lula, Rousseff y Temer, compartieron espacio. Un momento de supina tensión, de miradas de reojo, de comentarios por lo bajo, y, sobre todo, fue una escena casi dantesca, en donde la divergencia de la sociedad brasileña se vio explicitada. 

La situación fue digna de una escena de serie y película, sobre todo por las miradas, las caras largas y la evidente incomodidad de los titanes políticos de Brasil. Ante esto, es fácil de dilucidar la disparidad ideológica y hasta moral entre Jair Bolsonaro y Lula Da Silva, pero más profundo e inclusive, más polémica fue la presencia de Rousseff y Temer. Este último fue quien la traicionó a Dilma, entendiendo que él oficiaba de vicepresidente de ella cuando tomó la iniciativa de pasarse a la oposición, apoyando el fatídico golpe de Estado en Brasil, conocido como Lava Jato. Esto sucedió en 2016, siendo también un momento cúlmine para la expansión de la guerra judicial o “lawfare”, una situación en la que, mediante causas judiciales a medias, sumadas a un omnipresente trabajo de los medios de comunicación hegemónicos, lograron derrocar gobiernos, perseguir políticos y encarcelar funcionarios, siendo el mismísimo Lula Da Silva, una de las víctimas. 

Lula – Bolsonaro, nuevo round 

Tras un aluvión de dilemas políticos, el actual presidente y el expresidente de Brasil vuelven a verse cara a cara. Dos expositores de la dualidad ideológica brasileña que se abrieron paso a una nueva oficialización de la campaña electoral. Por un lado, Jair Bolsonaro, apelando a los valores relacionados con la derecha y los sectores más conservadores de Brasil, con los conceptos de “Dios, patria y familia”, y apelando al voto religioso, lo cual también lo lleva a mantener un discurso relacionado al evangelismo político. Paralelamente, el actual presente brasileño apela a un fuerte incentivo económico hacia los sectores populares, entendido como una inyección monetaria de 8.000 millones de dólares, que serán propiciados mediante pagos mensuales para más de 18 millones de familias de Brasil, hasta el 31 de diciembre. La receta bolsonarista es clásica, apela a cierta mejoría o parche económico, en conjunto de un cóctel de discursos, debates y DNU de carácter moral, apelando al sentir más profundo de los sectores reaccionarios. 

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Lula Da Silva encabeza todas las encuestas preelectorales, en el marco de la intención de voto. Dichas proyecciones demuestran, a priori, una superioridad para el líder del Partido de los Trabajadores, la cual podría plasmarse en la primera vuelta. Sin embargo, el expresidente no la tiene fácil. Hoy por hoy, el bolsonarismo ha logrado captar una gran cantidad de votos que, previamente, hubiesen sido depositados en Lula. Esto se explica por la baja de precios en combustibles, energía y alimentos, encuadrado en el fenómeno de deflación que vive Brasil. Asimismo, Lula Da Silva cuenta con el voto de su partido y de gran parte de la izquierda, más allá de las disidencias a grandes rasgos. Lula apela, también, a recobrar la proyección de políticas sociales a largo plazo, inclusivas y elaboradas desde el Estado nacional. Sus conceptos más claros son “tierra, techo y trabajo”.

Más allá de esto, hay otros nombres, otros personajes, otros actores políticos en estas elecciones, los cuales pueden jugar un papel fundamental. La izquierda más presente podrá “quitarle” votos a Lula y la derecha más moderada puede “quitarle” votos a Bolsonaro. 

¿Qué te pasa Jair, estás nervioso?

En la última semana, el presidente brasileño ha demostrado inquietud y descontento ante la pérdida de popularidad. Ante esto, Jair Bolsonaro ha tenido una desconexión con las Fuerzas de Seguridad, ya que la cúpula de la Policía de Brasil pidió que el Supremo Tribunal de Justicia elabore un procesamiento del actual presidente. Esta situación tiene como argumento, que Bolsonaro promovió, desde el 2020, una desinformación constante acerca del COVID – 19. Esto guarda estrecha relación con las “fake news” y las constantes críticas infundadas de Bolsonaro sobre situaciones médicas y científicas, anteponiendo creencias y opiniones. Jair, el presidente, fue y es un ferviente detractor contra el uso de barbijo, el distanciamiento social y las vacunas contra el coronavirus. Un disparate que lo llevó a tener una de las situaciones sanitarias mas delicadas del mundo durante la pandemia. A esta última situación hay que sumarle que, durante esa asunción de jueces al Tribunal Supremo Electoral en donde se vieron las caras el actual presidente, Lula, Rousseff y Temer, uno de los jueces nuevos es Alexandre de Moraes, quien justamente investiga a Bolsonaro por su constante desconfianza en el sistema electoral y las urnas electrónicas. 

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Por otro lado, el polémico Jair, no tuvo una mejor idea que trenzarse en un forcejeo filmado contra un simple influencer brasileño. Esto sucedió fuera del Palacio de la Alvorada, en donde un hombre muy activo en redes sociales, filmó en su celular una pregunta que incomodó al presidente. Básicamente, Leao (el influencer), cuestionó que Bolsonaro se acercó a la coalición política criticada por corrupción en Brasil, denominada “centrao”. El influencer fue golpeado por un guardaespaldas, pero logró levantarse y tratar al presidente brasileño de “vago”. Esto enfureció a Bolsonaro, quien forcejeó y casi terminó esta escena en golpes de puño. Una microhistoria de Relatos Salvajes.

Ahora bien, pareciera ser que este nerviosismo con el que se está manejando Bolsonaro, podría ser un síntoma de incomodidad política, ante la posición secundaria en gran parte de las encuestas, y un posible retorno de Lula Da Silva. Lo cierto es que Bolsonaro siempre picaresco, irónico y hasta provocador, pero quizás hoy se encuentre arrinconado por un contexto interno y externo que es más proclive al retorno de los progresismos en la región, y esa misma situación se traslada al humor social de la población, en donde las manifestaciones, huelgas, protestas, peleas, e inclusive los “choques” en redes sociales son cada vez más evidentes y, cada vez se intensifican más. ¿Bolsonaro será capaz de revertir su imagen o Lula Da Silva será, nuevamente, el mandamás brasileño? Los próximos meses lo dirán.

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