La educación es un factor clave del crecimiento a largo plazo
Escriben Guillermo Knass y Martín Leiva Varela, ECONEA para Economis. Estudios económicos recientes, como el del autor Thomas Piketty en su libro “El capital del Siglo XXI” determinan que el retorno promedio del capital crece muy por encima del crecimiento de la economía, lo que genera que los propietarios del capital obtengan año tras año un incremento de su riqueza muy por encima del resto de la población implicando una acumulación y concentración en pocas manos.
Lo antedicho expresa en su plenitud un factor divergente en la distribución del ingreso a consecuencia de tal desfasaje por la evolución histórica propia del rendimiento de la riqueza privada (inmobiliaria, financiera y empresarial, neta de deudas), con lo cual se debe profundizar claramente en los factores convergentes.
Uno de los factores que atemperaría dicha divergencia sería la inversión en la formación de las habilidades del capital humano para generar la inclusión de los grupos sociales al desarrollo económico y por ende, una mejor distribución del ingreso para tal sector. Donde el autor referenciado considera que la difusión de conocimientos depende mucho de las políticas seguidas en materia de educación, y de acceso a la formación y las cualificaciones apropiadas, así como de las instituciones creadas en ese campo.
Asimismo, existe una correlación significativa entre una tasa elevada de capital humano medido por ejemplo, en función a la evolución de la escolaridad promedio con un nivel elevado del PBI per cápita, es decir, a mayor grado de escolaridad de la población mayor va a ser el crecimiento económico del país en el largo plazo.
Un indicador clave para ver este comportamiento también es el Índice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas que contempla una ponderación del índice de educación (tasa de alfabetización de la población absoluta), índice de esperanza de vida e índice de ingresos que a nivel nacional paso del 0,80 al 0,85 en los años 2006 y 2016 respectivamente, contemplando un incremento del 4 por ciento, donde Misiones pasó del 0,78 al 0,83 representando un incremento del 6 % en dicho lapso de tiempo.
La senda del incremento de dicho índice es claramente positiva porque a medida que se va acercando a 1 va obteniendo una mejora en cualquiera de las tres variables que la componen y por ende, el incremento que obtuvo la Provincia que fue por encima de la media nacional permitió reducir parcialmente la brecha existente con el promedio (Misiones tiene el IDH más alto del NEA), pero sabiendo que la Argentina está entre los 51 países que tienen un IDH alto, la brecha con respecto a los países desarrollados es aún significativa dado que Noruega, Australia, Suiza o Alemania contemplan un índice superior al 0,92, con lo cual queda mucho por hacer.
Ahora bien, la inversión en educación es un factor clave en las políticas fiscales que emplean los gobiernos a fin de reducir gradualmente esta brecha no solo en el desarrollo del capital humano brindándole accesibilidad para su capacitación, sino que la estimulación del mismo termina repercutiendo en una mejora en la distribución del ingreso.
La distribución del Ingreso puede medirse a través del Coeficiente Gini que asciende entre 0 y 1, en donde 0 representa la perfecta igualdad en la distribución del ingreso donde toda la población tendría un ingreso equivalente y cuando el indicador asciende a 1 representa una perfecta desigualdad.
Con lo cual se puede apreciar una clara reducción gradual en la inequidad de la distribución del ingreso tanto a nivel nacional como en Misiones, como así también, la distribución del ingreso de Misiones mejoró 26 por ciento si se compara el IV trimestre del 2003 con respecto al II trimestre del 2015 y en el ámbito nacional la mejora fue del 22 por ciento, permitiéndole reducir la diferencia que existía en el año 2003 de un 0,05 por encima (más desigual) del promedio nacional, a un 0,01 en el año 2015.
Reflotando, el gasto en Educación es clave con respecto a un desarrollo económico sustentable no solo en magnitud sino también en la calidad de la misma. En términos de magnitud, en el consolidado de las 24 jurisdicciones (23 provincias más CABA) el gasto en educación y cultura paso de $ 19.871 millones de pesos en el 2005 a $ 297.450 millones lo que representa un incremento de 1.397 %, donde al analizar en el mismo horizonte del tiempo, en Misiones paso de $ 409 millones de pesos en el año 2005 a $ 9.124 millones de Pesos, lo que representa un incremento de 2.130 %, estando el mismo un 733 % por encima del promedio de todas las jurisdicciones. A su vez, no puede obviarse que la magnitud del incremento de las erogaciones en educación claramente fue por encima de la evolución de las variables inflacionarias y cambiarias (valor del dólar).
En términos de calidad no puede descartarse que el mundo constantemente evoluciona y por ende, la educación debería ir de la mano para evitar en tal sentido que la formación y/o habilidades con las que cuenta el capital humano en un momento determinado queden obsoletas en función de lo que no solo demanda el mercado hoy sino también con una visión del futuro, con el fin de evitar por un lado el desempleo estructural asociado al mismo y por tal razón la inversión en educación debe ser el eje central de la discusión en el corto y mediano plazo.