La importancia del agua en América Latina y el Caribe

En los últimos veinte años, América Latina experimentó 74 sequías, que provocaron más de USD 13 000 millones en daños. Este fenómeno impacta en la producción agropecuaria y en los medios de vida de los agricultores, especialmente de aquellos que viven en condiciones de vulnerabilidad.
Según el Banco Mundial, en los últimos veinte años, América Latina experimentó 74 sequías, que provocaron más de US$13.000 millones en daños. Este fenómeno impacta en la producción agropecuaria y en los medios de vida de los agricultores, especialmente de aquellos que viven en condiciones de vulnerabilidad. Por ejemplo, más del 50 % de los 1,9 millones de pequeños agricultores viven bajo estas condiciones en el Corredor Seco, una región ecológica en la costa del Pacífico centroamericano afectada por la sequía y la inseguridad alimentaria.
En Argentina, los golpes de sequía son numerosos. Más del 90 % de las pérdidas económicas en la producción agrícola se deben a la variabilidad climática, en particular a las sequías. Para los habitantes de Paraje Pozo del Toba, en la provincia del Chaco, el acceso al agua potable siempre ha sido un desafío. Recientemente, la zona se ha enfrentado a sequías aún más frecuentes y prolongadas, así como a graves inundaciones, que afectan negativamente a la salud y las condiciones de vida de su población.
Para obtener agua, los miembros de la comunidad, en su mayoría mujeres y niñas, tienen que caminar varios kilómetros hasta una laguna, su única fuente de agua. En tiempos de sequía, las lagunas también se ven afectadas, dejando a la comunidad sin este recurso limitado. Bernarda, una de las residentes, mostró un cubo con agua ligeramente oscura de la laguna mientras comentaba los desafíos de la comunidad.
Argentina: Plan Belgrano, proyecto para el desarrollo de servicios de agua potable y saneamiento
Este proyecto del Banco Mundial aborda las brechas de infraestructura y problemas de sostenibilidad para dar lugar a mejoras a largo plazo en el desempeño del sector de suministro de agua y saneamiento de la región norte. El diseño del proyecto tuvo un fuerte enfoque en la pobreza para combatir la desigualdad y benefició a las comunidades indígenas más vulnerables y dispersas de las zonas rurales.
En la provincia del Chaco, el Banco Mundial financia los siguientes proyectos: El sistema de agua potable Presidencia Roca-Pampa del Indio, que sirve a siete localidades.El sistema de abastecimiento de agua Wichi que beneficia a cinco localidades. Un sistema de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales en la ciudad de Resistencia.Fortalecimiento institucional de las empresas regionales de agua.
El sistema Wichi I benefició a 16.500 personas, de las cuales 6.700 ahora cuentan con conexiones preexistentes con servicio mejorado. Además hay 603 conexiones nuevas; 750 sistemas de captación de agua de lluvia y 37 grifos comunitarios.
Se espera que el sistema Wichi II esté terminado para junio de 2023 y que beneficie a 11.700 personas, principalmente de las comunidades indígenas wichi y toba, que se encuentran entre los grupos más pobres, vulnerables y aislados del país.
Estos beneficiarios se distribuyen en aproximadamente 2 millones de hectáreas e incluyen personas de las comunidades indígenas wichi, qom y toba, algunas de las más vulnerables, aisladas y pobres de Argentina.
Agua y alimentos: el nexo para salvar vidas
La región es un importante productor agropecuario a nivel local y mundial; millones de hogares dependen de este sector. De acuerdo a información del Banco Mundial, la agricultura representa el 13,5 % del empleo total y el 4,7 % del producto interno bruto (PIB) de la región. La región también es responsable del 14 % de la producción agropecuaria a nivel mundial y es el mayor exportador neto de alimentos del planeta.
De esta manera, la irrigación es esencial para mejorar la productividad, las exportaciones y el empleo. De forma particular, la irrigación es crucial para la seguridad alimentaria en regiones áridas, como el Corredor Seco en América Central y las zonas occidentales de Argentina, Chile, norte y centro de México, y Perú.
- Chile: el 11 % de las exportaciones totales dependen en parte de productos agropecuarios de regadío.
- República Dominicana: la agricultura por irrigación representa el 26,8 % del área cultivada y el 5 % del valor agropecuario del PIB.
- Perú: el 53 % del área cultivada representa el 7 % del valor agropecuario del PIB.
En Dory, una pequeña comunidad en el municipio de Cavillion al sur de Haití, las personas saben de la importancia de los sistemas de riesgo para producir alimentos. Luego del impacto devastador del huracán Matthew y de un terremoto en 2021, la represa y algunos canales del pueblo, utilizados para la producción agropecuaria, sufrieron daños considerables. Más de 3.800 productores rurales del área dependen de estos sistemas de irrigación.
En la actualidad, la región cuenta con un mejor sistema de irrigación y distribución del agua de drenaje gracias a un programa financiado por el Banco Mundial que rehabilitó la represa y algunos canales, aumentando significativamente la producción de maíz, berenjena y frijoles.
Anteriormente, los rendimientos eran escasos, dice el productor de Dory Michel Soy. Por cada kilogramo de frijoles sembrados se cosechan 35 kilogramos, comparado con los 15 o 25 kilogramos producidos antes de mejorar o rehabilitar los sistemas de riesgo, explica Michel.
Un recurso cada vez más frágil
El agua es esencial para las personas, la biodiversidad y las economías de América Latina y el Caribe. El agua limpia y el saneamiento son cruciales para el crecimiento infantil y la salud de los adultos. La evidencia apunta a un vínculo directo entre un acceso mejorado al agua y saneamiento y un aumento en el capital humano y la productividad económica, debido a la menor incidencia de las enfermedades y la mayor expectativa de vida. El agua también es fundamental para los ecosistemas únicos hallados en América Latina, desde el poderoso Amazonas hasta los singulares páramos andinos.
Si bien la región cuenta con la mayor dotación de agua en el mundo, estos recursos hídricos no están distribuidos de forma igualitaria en términos geográficos o estacionales, lo que resulta en disparidades crecientes entre la oferta y la demanda. Regiones como Alta Guajira o el norte chaqueño en Argentina sufren de escasez de agua durante buena parte del año; mientras que buena parte de la actividad económica en México tiene lugar en la zona árida del norte del país, el agua abunda en el sur.
Asimismo, la gestión no sostenible de los recursos hídricos, la creciente demanda de agua y la contaminación son solo algunos de los factores que impactan la seguridad hídrica de la región, a lo que se suma la creciente incertidumbre a corto y largo plazo en torno a los patrones de precipitación.
Desarrollar la resiliencia climática para conservar los recursos hídricos
La seguridad hídrica debe ser uno de los ejes centrales de las políticas de adaptación y mitigación del cambio climático, con el fin de conservar los recursos hídricos y asegurar la resiliencia del desarrollo económico y social de la región, incluidos sectores clave como la agricultura, la industria, el transporte, el turismo y la energía.
Para una administración más efectiva y para orientar las políticas de adaptación y mitigación del sector, el agua debe ser considerada como un recurso estratégico, limitado y gestionable.
- Recurso estratégico: El agua es la base de la vida y es crucial para el crecimiento social y económico. El desarrollo de infraestructura hidráulica para capturar, almacenar y distribuir este elemento es fundamental para el progreso sostenido. Esto significa elevar el perfil político del agua, conservar las cuencas hídricas y salvaguardar y ampliar la capacidad de almacenamiento natural y artificial. Se deben ampliar las inversiones en áreas rurales y urbanas, asegurando que el agua llegue a todos. Esto, a su vez, requiere de un mayor acceso a información de calidad respecto a los recursos y uso del agua para orientar la toma de decisiones sobre inversiones estratégicas.
- Recurso limitado: La demanda de agua aumenta a medida que aumentan la población y las industrias, resultando en escasez. Debemos utilizar, reutilizar y valorar cada gota. La eficiencia en la prestación de los servicios de agua, saneamiento, irrigación y drenaje puede mejorarse. Es clave contar con una operación y mantenimiento adecuados, así como una política de fijación de precios apropiada, para fomentar la sostenibilidad financiera y agilizar la ampliación del servicio. Hay oportunidades para poner en marcha soluciones basadas en la naturaleza y adoptar principios de la economía circular con el fin de reutilizar las aguas residuales y reducir el consumo energético para el tratamiento y distribución del agua.
- Recurso gestionable: Con el fin de preservar y maximizar el uso de este recurso, la región debe establecer políticas, instituciones y marcos normativos con sistemas de gestión del agua robustos, y mejorar su autonomía tecnológica, rendición de cuentas y transparencia. Los países también deben trabajar en mejorar la información, modelar y planificar instrumentos para salvaguardar y aprovechar sus recursos hídricos y predecir y anticipar los riesgos que estos enfrentan. Las instituciones a cargo de las cuencas hídricas deben ser empoderadas de manera participativa para ampliar la gestión integrada de los recursos hídricos. Con el fin de promover la gestión de recursos, la tenencia de agua debe fortalecerse y los riesgos hídricos deben comprenderse y gestionarse de mejor manera.
El agua no conoce fronteras; de esta manera, para asegurar este recurso se necesita un esfuerzo multisectorial y regional, como la colaboración entre los diferentes sectores y partes interesadas de alto nivel para incorporar la temática a la agenda de desarrollo regional. Los distintos actores pueden mejorar la información regional y la gobernanza, además de promover el financiamiento innovador. Promover la participación de los ciudadanos en la gestión del agua también es esencial para elevar la concientización y abogar por prácticas de uso sostenible.
Con el fin de asegurar el recurso del agua, hoy y en el futuro, los países deben continuar elevando el perfil político de la seguridad hídrica, convirtiéndola en un eje central de sus políticas de desarrollo. Esto es crucial para que la región pueda continuar disfrutando de este recurso vital para su gente, biodiversidad y economías. Como dijo Elia Gómez, tener una red de riego para producir alimentos “nos da [a la comunidad] el coraje necesario para continuar y tal vez sembrar otros productos… Con la irrigación todo puede hacerse”. El agua mejora su situación económica y ayuda a sacarlos de la pobreza.