La meta con el FMI que la sequía se llevó
¿Es posible, en este contexto, cumplir con el objetivo fiscal planteado en el acuerdo con el FMI? En principio, no según Analytica Consultora.
El compromiso asumido con el FMI de reducir nuevamente el déficit primario este año luce muy complejo. La “sequía del siglo” no sólo provoca que falten -muchos- dólares en el mercado cambiario, sino también que se proyecten menos recursos tributarios. Hasta febrero, el déficit primario fue de $432.072 millones (0,26% del PIB), el más elevado desde 2016 y a sólo $9.428 millones del tope de $441.500 millones establecidos como meta con el Fondo para el primer trimestre, límite que el Directorio del organismo ratificó en su último reporte esta semana. ¿Es posible, en este contexto, cumplir con el objetivo fiscal planteado en el acuerdo con el FMI? En principio, no según Analytica Consultora.
• El compromiso asumido con el FMI de reducir nuevamente el déficit primario este año luce muy complejo. La “sequía del siglo” no sólo provoca que falten -muchosdólares en el mercado cambiario, sino también que se proyecten menos recursos tributarios. Hasta febrero, el déficit primario fue de $432.072 millones (0,26% del PIB), el más elevado desde 2016 y a sólo $9.428 millones del tope de $441.500 millones establecidos como meta con el Fondo para el primer trimestre, límite que el Directorio del organismo ratificó en su último reporte esta semana.
• Si la meta se cumpliera en forma taxativa, el déficit primario de marzo debería ser inferior al de marzo de 2019 (mínimo de la serie iniciada en 2016), cuando el gobierno de entonces había aplicado un duro recorte sobre la obra pública y otras partidas. Aun así, el déficit de ese mes fue de $13.037 millones (a valores de febrero de 2023).
• Los ingresos fiscales no tuvieron alivio en marzo. La recaudación tributaria cayó 7,3% i.a. real, en gran parte, como consecuencia del desplome de los ingresos por derechos de exportación (-83% i.a., en términos reales), una dinámica que se repitió durante todo el trimestre. La pésima cosecha y la demora en la liquidación de algunos productores agrícolas, que especularon con mejores precios de venta ante la inminencia del “dólar soja”, terminaron por picarle el boleto a un fisco exhausto.
• ¿Es posible, en este contexto, cumplir con el objetivo fiscal planteado en el acuerdo con el FMI? En principio, no, aunque existen ciertas herramientas que permitirían morigerar el incumplimiento de la meta fiscal y, en cualquier caso, renegociar los compromisos, a saber:
- Los gastos primarios del primer bimestre, a precios constantes, resultaron muy elevados y fueron impulsados por partidas discrecionales.
- El FMI avaló en 2022 un incremento en la meta de deuda flotante (la diferencia entre el gasto base caja y el devengado), lo que daría margen para postergar hacia el segundo trimestre pagos comprometidos en los primeros tres meses del año.
- Si bien se anunciaron medidas con fuerte impacto fiscal, como la moratoria previsional (implicará un gasto cercano al 0,2% del PIB, que podría compensarse con criterios restrictivos de acceso), también se definió un nuevo tipo de cambio temporal para la soja y las economías regionales, que mejorará la recaudación por derechos de exportación en el corto plazo. En contrapartida, la emisión adicional perjudicará el balance del BCRA y reforzará la dinámica inflacionaria.
- La reducción del gasto primario requerida para cumplir las metas no difiere tanto de la velocidad de ajuste que hubo en el segundo semestre de 2022.
• Sobre el primer punto, el gasto real base caja se ubicó en el primer bimestre en niveles previos al de la crisis de 2018, incluso superiores a los de la pandemia. Eso se suma a que la recaudación fue especialmente baja.
• En cuanto a la composición del gasto, detectamos un componente discrecional significativo. En febrero, por ejemplo, mientras el promedio de gastos primarios creció al 95,0% i.a., hubo erogaciones con aumentos muy superiores:
o “Otros programas sociales” (+179,5% i.a.), que incluye los programas Potenciar Trabajo, Progresar, Tarjeta Alimentar, refuerzo de comedores, etc.
o “Otros” (+282,2% i.a), que representa el 36% del total de los Gastos de Capital y creció al 88% i.a real en febrero.
• Hacemos un punto sobre estas partidas ya que no tienen indexación automática y son extremadamente volátiles, debido a su naturaleza discrecional. En este sentido, podrían manejarse con mayor facilidad en comparación a gastos más inelásticos a las necesidades de caja, como las jubilaciones, las pensiones o los salarios públicos.
• El segundo punto merece especial atención debido a su relevancia para el comportamiento fiscal proyectado para marzo y abril. En nuestra Mirada #78 analizamos cómo parte del elevado nivel de gasto de enero se debió a “un ajuste de cuentas” que había quedado de diciembre de 2022. En concreto, la cancelación de deuda flotante explicó unos $ 400.000 millones adicionales de gasto ese mes. El último dato disponible a febrero muestra que el stock de deuda es de $699.077 millones, en tanto el acuerdo con el Fondo permite que este guarismo se ubique en $1.17 billones. Por ende, hay espacio para que el gasto base caja pueda postergarse en los próximos meses, por debajo del devengado, hasta acumular una deuda flotante máxima de $508.323 millones.
• El punto 3 hace referencia a la sucesión de anuncios y “shocks” que afectarán a la recaudación. A saber:
o Como contamos en el Mirada #81, los efectos directos e indirectos de la sequía -asociados a los encadenamientos del agro y a los ajustes necesarios para contener la pérdida de reservas- nos llevan
a proyectar una caída de 3,1% del PIB. Teniendo en cuenta la estacionalidad de la recaudación fiscal y la dinámica esperada para la actividad económica, es de esperar una caída de 3,3% en los ingresos reales del primer semestre respecto de igual período de 2.022. Que la caída no sea mayor se explica por el comportamiento de los impuestos sobre el mercado interno en el primer trimestre, como por ejemplo el IVA-DGI, que creció 20,4% interanual real.
o Recientemente, la AFIP emitió la resolución 5339, por la que suspendió la exención para empresas importadoras sobre las retenciones de IVA y Ganancias hasta diciembre de 2023 que, a efectos prácticos, implicará una suba de 20% de la recaudación por IVA-DGA y del 6% por Ganancias-DGA. En pesos corrientes, la AFIP proyecta una recaudación adicional de $979.000 millones.
o Respecta de las retenciones, se observan dos efectos contrapuestos:
▪ La sequía implicará una caída en la recaudación, especialmente de los derechos vinculados a la soja, del 40,3% en términos reales.
▪ El nuevo “dólar soja” de $ 300 generará una recaudación adicional de $200.000 millones. Esto surge de considerar que existiría un saldo de liquidación de la cosecha 21/22, principalmente de soja, de unos U$S 2.400 millones, y que entre abril y mayo de años anteriores se liquidaron cerca del 20% de las tenencias de la oleaginosa, previendo que este año sea superior por el diferencial cambiario. Así, estimamos un ingreso de divisas del orden de los U$S 5.200 millones.
o En términos netos, la recaudación por derechos de exportación moderaría la caída al 21,8% en el primer semestre.
o Resta definir cuál será el impacto fiscal expansivo de la moratoria previsional. Si bien se estimaba un gasto adicional de 0,2% del PIB, el Gobierno limitó en la reglamentación de la ley el acceso al plan de pagos a personas de nivel socioeconómico más bajo. Es que, más allá de que el FMI haya sido muy crítico de la moratoria, el Gobierno tiene serios problemas para financiar más gasto. Lo más probable es haya recortes en otras partidas para compensar las nuevas jubilaciones.
• Finalmente, para explicar el ajuste necesario para alcanzar la meta fiscal con el FMI planteamos dos escenarios. En el primer escenario (Cumplimiento FMI) se alcanzan las metas de déficit primario hasta mitad de año y, en el segundo (Tendencia primer bimestre), el gasto se mantiene constante en términos reales respecto de los niveles del primer bimestre hasta mitad de 2023.
• En el escenario de Cumplimiento, el gasto de marzo debería contraerse en 24,3% para alcanzar la meta del trimestre (-8,5% i.a. real) y, en el segundo trimestre, el ajuste debería ser de -7,2% i.a. real. Según nuestro Monitor de Ajuste de Gasto semanal (MAGs), el gasto devengado de marzo fue 5,7% real más bajo que el del mismo mes del año pasado, por lo que se está lejos del objetivo. Aun así, la discrepancia entre el stock de deuda flotante de febrero ($669.077 millones) y el objetivo que impone el acuerdo de $1.17 billones da cierto margen de maniobra para que el gobierno aplique un “tirón fuerte” en el base caja de marzo que permita el cumplimiento.
• En síntesis, existe algún margen de maniobra para hacerse de recursos fiscales (suspensión de exenciones, nuevos tipos de cambio y/o ajuste de partidas de gasto) y contables (deuda flotante) para no desviarse tanto del límite de déficit. El impacto de la sequía y el ajuste por inflación podrían ser argumentos válidos para negociar nuevas metas con el Fondo en la próxima revisión. Aun así, la incertidumbre política, las demandas de recursos en tiempos electorales y la asistencia social para paliar los efectos de una inflación que viaja a una velocidad bien superior al 100% anual., ponen en duda para este semestre la viabilidad de un recorte de gasto similar al del segundo de 2022, del 9,4% i.a. real