La “narcodolarización” de Ecuador
¿Qué tienen que ver los dólares con el narcotráfico?, señalan algunos comentarios incrédulos en redes sociales, y no los juzgo, yo preguntaría lo mismo a priori. La realidad es que, parte del origen de la nefasta crisis de seguridad nacional que está viviendo hoy en día Ecuador, se debe a ello.
Hay hechos que marcan un antes y un después, y en el caso del país ecuatoriano es la dolarización. Como si se tratase de una campaña llena de atrocidades pseudo intelectuales y de falacias, en el año 2000, Ecuador asiste a la tan nombrada dolarización. Esta decisión se tomó para frenar una inflación galopante y que, hay que decirlo, era un verdadero dolor de cabeza. La inflación fue cesando, es cierto, pero esto allanó el camino para la llegada de los narcos.
A la economía, hay que agregarle el “efecto globo”, en Colombia. Durante los últimos años de los 90’s y los primeros del 2000, se asistió a una fumigación masiva y exterminio de los cultivos que luego son procesados para vender como drogas en el mercado narco. Lo que dicta este efecto es que, si se aplaca severamente la actividad de producción de drogas en un cierto territorio y en otro no hay prácticamente ningún tipo de medida, el narcotraficante va saltando de terreno en terreno, como si se tratase de un cazador – recolector, para poder garantizar que su negocio siga en pie.
Vuelvo a la economía, y a la famosa dolarización ecuatoriana. Hay un debate muy grande sobre sus efectos, ya que la inflación parece ser problema de los libros de historia y se redujo parte de la pobreza e indigencia, lo cual es importante desde todo punto de vista. La contraparte habla de la nimiedad con la cual se atienden las problemáticas sociales, y en un lugar donde todo tiene el símbolo del dólar, es un problema a atender. El debate está ahí, privilegiar la economía o la sociedad, como si se tratasen dos caras de una misma moneda. Mi idea no es decir que está bien o está mal, sino allanar el camino para entender el crecimiento del narcotráfico en la zona.
Llegan los 2000 y los narcos de Colombia huyen de partes fronterizas de su país para arribar a Ecuador, entre otras zonas. El país había tomado la decisión de utilizar el dólar como moneda oficial, y esta si es una afirmación: el caldo de cultivo para que crezca la actividad. La ecuación es simple, los narcos no tienen que preocuparse por lavar el dinero, simplemente lo envían a Panamá y listo, ni siquiera les interesa tener que cambiar el dinero nacional por la divisa extranjera, lo cual faculta que todo sea más fácil para ellos. De hecho, el actual presidente, Daniel Noboa, se encargó de explicar esto en la tv argentina.
A este contexto queda agregarle algo. Los gobiernos que fueron facilitadores del arribo de los narcos. Esto ya no es un debate meramente ideológico entre izquierda y derecha, tiene que ver con nombres y apellidos. El principal apuntado es Lenin Moreno, quien gobernó Ecuador entre 2017 y 2021. El se encargó de desarticular los departamentos de inteligencia militar para el control o seguimiento del narcotráfico. En este apartado también hay que nombrar que el año pasado se negó la posibilidad de extraditar a los mayores narcos a que sean juzgados en Estados Unidos, situación debatible desde todo punto de vista, por la cuestión de soberanía nacional, pero que, indudablemente, tiene su correlato con la actualidad ecuatoriana.
“Estado débil”, eso es lo que vieron los narcos de otras partes del mundo. Reflejaron allí sus posibilidades de hacer crecer la rentabilidad de su negocio. Era una zona no tan explotada, con salida directa al Océano Pacífico, algo que es muy importante para el camino de la droga, sumado a una economía en dólares y la fragilidad de un Estado sin control y que además padece de crisis institucionales contantes, al menos en el último tiempo. Las condiciones estaban dadas, y la mecha se encendió, y ahora, quien intenta apagarla (Daniel Noboa), la tiene brava desde todo punto de vista. A esto último hay que prestarle vital atención, ya que es la primera gran prueba de fuego del “Modelo Bukele”. Si este triunfa, en cierta medida, podemos empezar a pensar en una exportación y aplicación más presente en América Latina.
Traer esto a Argentina es complicado y puede herir susceptibilidades. Estamos en una etapa crucial, donde el actual gobierno pareciera ser que quiere dinamitar el peso para reemplazarlo por el dólar, sumado a una imperante inseguridad en ciertas zonas del país. Es penoso, pero hay que entender que el presente es Argentina, el pasado es el golpismo de Fujimori en Perú, con los acontecimientos del DNU y la Ley Ómnibus, y el futuro podría ser Ecuador con la dolarización. No llores por mí, Argentina.