Las bases para el crecimiento misionero en 2025
Se termina un año muy complicado para la Argentina, donde quedó en evidencia la fragilidad de nuestro sistema pero también la capacidad de resistencia y de resiliencia de su gente. Una crisis más que volvió a poner en el piso a la industria, a la capacidad productiva y la capacidad de compra, acompañado de políticas desregulatorias que atacaron actividades productivas enteras y de una nueva relación nación – provincias que se caracterizó por el desfinanciamiento a los programas distritales y el destrato directo hacia los mandatorios. Veamos cómo reaccionó Misiones a estos contextos.
Desde el punto de vista de las cuentas públicas, la provincia no abandonó el camino del equilibrio fiscal que ya mostraba desde hace muchos años atrás, aunque ello no fue sencillo. En términos de ingresos, el año se caracterizó por una fuerte contracción en todos los principales canales de recaudación. El 2024 va a cerrar con una caída cercana al 10% en los recursos por coparticipación, siendo el tercer peor año de los últimos diez. Este resultado es mérito de la recesión que afectó la recaudación aunque también tuvo una fuerte influencia la modificación del impuesto a las Ganancias de la cuarta categoría realizada en el último tramo del 2023. A la par, los envíos no automáticos de recursos nacionales van a cerrar el año con una baja del 83% para la provincia, una cifra que no tiene antecedente por su magnitud y que tiene su razón de ser en la decisión política del gobierno nacional de cortar la mayor cantidad de canillas de financiamiento a gobiernos subnacionales, incluso aquellas garantizadas por ley. A esto se le suma también una merma de la recaudación propia provincial, atado justamente al escenario recesivo generalizado del que ninguna provincia pudo escapar.
Ante este marco, y para alcanzar la meta de sostener el equilibrio fiscal, el gasto debió necesariamente ser ajustado, principalmente en aquellas partidas donde existía un importante componente de gasto no esencial y que son positivos para un año de expansión y no para un año de contracción como fue este. Lógicamente el gasto salarial sufrió mucho en el primer tramo del año con inflación todavía creciendo a fuerte ritmo pero logró cierta calma y estabilidad hacia el segundo semestre; y la inversión pública no pudo volver a niveles de años previos debido justamente al recorte de diferentes fuentes de financiamiento. La expectativa en este marco está puesta en lo que viene: ante un 2024 contractivo, se espera un 2025 expansivo. Se presupone que las cuentas públicas permitirán ello ante una mejora de los ingresos y un nuevo reacomodamiento del gasto que ya no implique estar mirando día a día el saldo de cuenta corriente.
En este marco, hay expectativa en la función social del Estado como podría ser lo salarial y las políticas de promoción social, pero hay mucha más expectativa en la función económica del gobierno provincial: que la inversión pública vuelve a ser un actor central de la dinamización económica provincial. Los datos de la construcción ratifican el año en extremo difícil que fue el 2024 para ese sector y aunque en los últimos meses Misiones presentó algunas mejoras en empleo, salarios y permisos de obra, todavía queda mucho por recuperar. El sector privado es un aliado imprescindible para ello, pero por características económicas, sociales e históricas, el Estado es la principal locomotora de dinamización de la construcción vía obra pública, algo que se comprueba en cada escenario post-crisis de las últimas décadas.
En relación con el consumo, el gobierno provincial ha hecho mucho para impulsarlo o, de mínima, contenerlo. Hace unos días se conoció el balance parcial del impacto de los programas Ahora que son sin duda una herramienta de alto impacto y de gran alcance que sirve para paliar impactos recesivos pero no para darles solución definitiva. No por falta de mérito, sino porque lógicamente se requiere una recuperación global que venga de la mano de la capacidad de compra de los salarios.
Por su parte, y como lo fue tras la pandemia, el empleo será un factor determinante para el crecimiento económico del próximo año. Misiones mostró sólidos escudos en un escenario nacional de fuerte caída del empleo, y si bien no escapó de la tendencia general, sostiene una estructura fortificada de la mano de matriz diversificada. El empleo en sector privado formal se mantiene en niveles altos y el objetivo está en volver a alcanzar los picos de puestos de trabajo que se vieron a mediados del 2022, de modo tal de que ese sea el nuevo punto de partida para el crecimiento. Dentro de esto, hay sectores que pueden ser protagonistas: algunos que han sido muy golpeado este año como la industria, cuya reactivación redunda fuertemente en el escenario global, y otros que son todavía chicos en relación con el mercado total pero que tienen alta dinámica y buena evolución como el mundo tecnológico.
El 2025 llega con muchas mejoras perspectivas de lo que pudimos haber pensado hacia mediados de este año, aunque no por ello debemos relajarnos y descansar en ellas. Se requiere un trabajo arduo y altamente articulado entre el sector público y privado para, luego de haber hecho altos esfuerzos de contención, poner en marcha la economía local e iniciar un proceso de crecimiento sostenible. Hay muchas alertas todavía, pero el sendero parece estar mucho más allanado. Feliz 2025 para todos.