Los consejos del productor “vanguardista” para el futuro de la yerba mate

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Lo llaman el “productor vanguardista”, pero él no se hace cargo del apelativo y afirma seguir las enseñanzas de Walter Reichert y Néstor Munaretto. Eduardo de Coulon es productor yerbatero y junto a sus hermanos lleva adelante la empresa De Coulon SA en Santo Pipó. Es miembro de la Cooperativa Pipore y del grupo CREA Tierra Colorada. 

Seguramente Eduardo sonreirá y puede que reniegue del mote de “productor vanguardista”, pero así le dicen por dos cosas: fue el primero en usar las tijeras electrónicas para poda, e incorporó (inventó) el guinche y la carga a granel. Estudiando e implementando un nuevo proceso de trabajo, recibió en el año 2012 el reconocimiento a la Orden del Mate de parte del Ministerio del Agro.

La innovación está en su ADN y por eso también charlamos con Eduardo sobre el futuro de la yerba mate, cual es el desafío de la producción madre. Pero eso más adelante. Antes, nos cuenta sobre poda, tijeras y guinches…

En los ‘90

Es ingeniero agrónomo, nació y estudió en Buenos Aires. Vino a Misiones luego de egresar de la universidad. Llegó con su esposa en 1990. Es que en esta tierra tiene sus raíces. Sus abuelos, inmigrantes suizos, fueron parte de la fundación de la colonia en Santo Pipó a principios del siglo pasado. También fueron los que iniciaron la característica marca yerbatera Piporé. 

Hace dos años el Instituto Nacional de la Yerba Mate inició el programa de tijeras automáticas. Desde hace un poco más se promueve el uso de guinche y carritos. Son mejoras del sistema de trabajo en los yerbales, mediante herramientas. Es que desde hace más de cien años el sistema de trabajo es el mismo, salvo por unas pocas industrias que usan máquinas cosechadoras, el resto de la producción tiene por sistema la “tarefa” manual, en la que los tareferos cargan en sus espaldas las “ponchadas” de yerba. 

Con ese escenario se encontró en los 90 Eduardo de Coulon cuando se inició en la producción de yerba.  

“Recién recibido a los 24 años me instalé con mi señora, comenzamos a trabajar en la chacra de mis padres y obviamente, no sabía nada. Tratamos de aprender y pensando en formas de mejorar la cosecha, mi suegro me ayudó a traer una tijera electrónica de Francia. Comenzamos a probar y fue un cambio importante. Eso me impulsó a realizar otros cambios en el proceso de trabajo. Hubo resistencias, algo que durante cien años se hacía igual, costó cambiar, pero fue interesante. Ahí, comencé con este sistema semi mecanizado de poda con tijera electrónica. Luego, viendo todos los problemas que traía cargar la ponchada, comenzamos con el sistema de guinche. Se me ocurrió viendo el sistema de poleas (a Eduardo le gusta la navegación). El primero era manual. Después hicimos un motorcito, luego otro más grande, y fuimos mecanizando la carga”. Siempre acompañado por un excelente equipo de personas. 

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Para poner en contexto: En 1992 comenzó a usar la tijera automática y tres años después, el sistema de guinches. Herramientas que recién hace un par de años comenzaron a recomendarse en las chacras misioneras.

A una persona capacitada le das la tijera electrónica y puede cortar (podar bien) tres mil kilos por día, sin cansancio. Esto cambia, jerarquiza el trabajo y aumenta la producción futura del yerbal”.

Eduardo pondera una y otra vez al Instituto Nacional de la Yerba Mate y al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. “Son muy importantes. En nuestra chacra seguimos los consejos de manejo del yerbal del INTA, de ‘rama madura o corte Munaretto”. 

“En cuanto a procesos de trabajo tuve el invalorable aporte del antropólogo Enrique Martinez de la UNAM. Esas personas son la base del conocimiento. Sobre lo que ellos me enseñaron, metimos las herramientas y los cambios en los procesos. Es muy importante la interrelación con el INYM y el INTA”. 

De Coulon fue entonces el primero en incorporar esas dos herramientas: tijeras automáticas y guinche para la carga. “Esta es la octava generación de tijera electrónica que utilizamos. Cuando comenzamos las baterías pesaban más de 3 kilos, hoy 800 gramos, y cortan ramas más gruesas y tiene un sistema de seguridad inteligente. Son herramientas que ayudan al trabajo como un tractor, como una computadora. Para cosechar se necesita algo más que dos fierros afilados y una ponchada. Hoy nadie usa un hacha para cortar un árbol, usan motosierras”.

Un futuro sustentable

Entonces, vale preguntar por donde pasa el futuro de la producción madre de Misiones. Eduardo responde:

“Hay un trabajo muy valioso que muchos no lo tienen en cuenta. Es el Plan Estratégico de la Yerba Mate. Lo trabajamos entre todos los sectores y lo terminamos hace cinco años. Ahí están todas las respuestas, pero hay que usarlo”. 

“La agricultura en general tiene que ir hacia una intensificación sostenible. Y eso tiene que poder certificarse”. 

El productor describe el significado de cada concepto que encierran esas palabras: “Intensificación en cada una de las variables que inciden en la producción, pero en equilibrio”. 

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“Debemos seguir aprendiendo a mejorar la técnica de manejo de suelo, potenciar y cuidar su microflora y fauna, gestionar las cubiertas verdes y malezas con menos agroquímicos, gestionar su nivel nutricional, su retención de agua, etc. Respecto a la planta de yerba, debemos poder conocer más su fenología. Pensar siempre mejoras de manejo, su necesidad nutricional, 

El trabajo debe estar asistido mecánicamente, con alta productividad y condiciones óptimas de trabajo”. 

“Falta que la cosecha se integre con la industria. Porque a esa hoja de yerba, tenemos que pensarla en cómo la trabajamos en la chacra y en la industria para cuidar la calidad y mejorar la productividad de ese proceso”, sentencia.

Lo sostenible: claramente son tres patas. La económica, la ambiental y la social. Hay que medir las procesos que hacemos, qué impacto tienen, qué productos usamos, y la sociedad en general nos lo pide y vamos a tener que certificarlo. En cinco diez años tenemos que estar certificados”. 

“Problemas de sanidad y plagas vamos a tener siempre, hay que ver cómo lo tratamos en equilibrio con el ambiente con un manejo integrado. La plantación tiene que estar hecha en curvas de nivel, los suelos no pueden estar desnudos, deben tener cobertura vegetal, buen nivel de nutrición. En el futuro habrá más productos de control biológico y parte de las plagas que tenemos se pueden combatir con ese sistema. Otra cuestión, es el trabajo: Las personas deben estar bien, tener alta productividad, sentir orgullo por lo que hacen en el yerbal”. 

¿El mercado de la yerba puede seguir creciendo fuera de la Argentina? 

-“Que se exporten 40 millones de kilos, no es poco y espero que siga creciendo. El mate es un bebida que se hace con un árbol de la selva tropical al lado de las Cataratas del Iguazú y eso gusta. El pedido de productos certificados sustentables en el mundo es cada vez mayor, pero acá también irá creciendo y no estamos avanzando como sector todavía.

“En algún momento el consumidor a través de leyes, cadenas comerciales o no se de qué forma va a exigir certificación de sustentabilidad y tenemos que estar preparados. De lo contrario se nos van a imponer cosas que no estamos de acuerdo y las decisiones son difíciles de revertir”. 

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