Los espejitos de colores del libre comercio: a propósito del acuerdo Mercosur-Unión Europea

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Amplia y mayoritariamente maliciosa y falaz información, es la difundida acerca del acuerdo de “libre comercio” que los gobiernos neoliberales del Mercosur fueron a mendigar a la Unión Europea.
La catarata de loas, vertida por operadores periodistas, economistas y opinólogos del establishment, dispusieron de espacios preferenciales en muchos medios, para enunciar supuestos “grandes beneficios”, ocultando o minimizando los muy previsibles perjuicios severos, que serán consecuencia directa de la eventual plena aplicación de dicho acuerdo. Todo eso busca “crear clima” favorable a eso, y a la vez ampliar la cortina de humo presentando como “una gran acción diplomática del decadente y hoy impresentable gobierno neoliberal, dándole supuestas dotes de “estadista” que no posee ni en el mínimo grado.
En el caso del macrismo, se trata de otro de los golpes de efecto, a los que es tan adicto y a los que con relativa eficacia apela, para intentar tapar la desastrosa realidad de caos total en que nos ha sumido, pretendiendo ocultar a desinformados y a crédulos fáciles, que de mínima nos empujan a involucionar a aquella anacrónica e inviable economía primaria, en un contexto socio político de feudalismo campero del siglo XIX; y como objetivo de máxima nos conducen amañadamente a la disolución nacional.
El acuerdo de “libre comercio”, años antes rechazado por el último gobierno peronista, por ser muy nefasto y contrario a los Intereses Nacionales; va en cambio como anillo al dedo al esquema de país granja decimonónico y empujado al subdesarrollo crónico, que busca el establishment neoliberal interno, y el externo al cual está subordinado impúdica y gustosamente.
No se duda –y lo explicitó claramente por sus acciones y sus dichos- (como algunas de las tantas impresentables soberbias e incoherencias que con desparpajo pronunció la impresentable vicepresidenta) que el neoliberalismo macrista busca desindustrializarnos rápida y brutalmente acorde al modelo de economía primaria con desocupación masiva permanente y salarios de miseria, para lo que precisa, como herramienta adicional de presión, que el acuerdo sea ratificado totalmente, tanto por el Congreso Argentino, como por el órgano colegiado respectivo de la UE.
Pero lo que ocultaron como parte del buscado golpe de efecto, es el hecho real que esas dos ratificaciones están muy lejos de ser conseguidas, y más bien es casi un hecho que el acuerdo será rechazado tanto acá como en otros países del Mercosur, y en el viejo continente.
Ya Francia (la segunda economía de la UE post Brexit en curso, y la mayor potencia militar del bloque) puso paños fríos al eventual acuerdo, pues no está dispuesta a sacrificar a sus muy subvencionados productores agropecuarios, creando con ello desocupación y una potencial crisis política que agrave su delicada situación actual. Otros países de la UE, como Irlanda, Polonia y varios más, dependen en buena medida de sus subvencionadas producciones agropecuarias. Y según normas de la UE, la ratificación del acuerdo necesitaría 2/3 del total de los votos, algo muy improbable de conseguir.
Para lo poco que está quedando en pie, de la diversificada y poderosa industria argentina que llegamos a poseer, una eventual ratificación del acuerdo de “libre comercio” será el acta de defunción definitiva, que destruya aun más el empleo argentino y degrade los salarios a niveles de miseria; que nos entierre en el subdesarrollo crónico, o peor aun, que nos empuje a la disolución nacional.
Esa misma industria argentina, destrozada y atacada ferozmente desde el infame “proceso”, vilipendiada y atacada durante los años de la partidocracia cleptocrática que siguieron al citado nefasto período dictatorial cívico militar, y que como el Ave Fénix, había renacido de sus cenizas, al amparo de fuertes políticas proteccionista y de efectiva promoción, desarrolladas como políticas de Estado en los doce años peronistas precedentes, caracterizados por políticas económicas de fuerte orientación keynesiana; volvió a ser atacada, ahora con ferocidad inaudita y descaro total, por el actual gobierno enfocado a concretar el mayor y más perverso industricidio que recuerda la historia económica mundial, que pudo ser padecido por un país en tiempos de paz o de inmediata posguerra.
No es un dato menor que son los sectores más retrógrados de nuestro país, la oligarquía tradicional de tozudas políticas anti industriales y anti sociales; las ramificaciones industriales con mentalidad especulativa que derivaron de aquella,
los fugadores crónicos de divisas, los especuladores financieros y “guantes blancos” de operaciones impresentables, así como los que lucran con las importaciones desmadradas; son los que casi a coro cantaron loas de falsos y amañados argumentos, a favor de la desprotección total del mercado interno, cuya institucionalización sería la ratificación de ese acuerdo de “libre comercio”, al cual seguramente pronto seguiría el malhadado ALCA rechazado en la Cumbre de Mar del Plata en 2005; con los que se institucionalizaría nuestra vergonzoso y deleznable rol de mera colonia económica de las Potencias Atlantistas, y sumisos subordinados totales a las Potencias Neocolonialistas del Siglo XXI (tema del cual me explayé en el libro respectivo).
Todo eso y sus múltiples ramificaciones negativas, está en juego en este estratégico tema, del cual mucho se ocultó y muy pocas verdades se expusieron con la crudeza y fundamentación imprescindibles. El tema no se agota en estas pocas líneas, y es peor que lo brevemente expuesto.

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