Los precios internacionales de los alimentos cerraron 2023 con la mayor baja en ocho años
Los precios mundiales de las commodities alimenticias bajaron 1,5% mensual en diciembre y cerraron 2023 con un retroceso acumulado de 13,7%, el mayor descenso desde 2015, según consignó hoy el indicador de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El índice, que registra los cambios mensuales en los alimentos más intercambiados en el mundo, promedió 118,5 puntos en diciembre, 1,8 puntos menos que en noviembre, con subas en los lácteos y cereales que no pudieron compensar las caídas en los precios del azúcar, aceites vegetales y carnes.
En el acumulado anual, la tendencia fue a la baja, fruto de la recuperación de la oferta tras el impacto que tuvo la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022.
En el caso de los cereales, los precios subieron 1,5% mensual, aunque terminaron 2023 con una baja de 15,4%, la mayor de la última década, frente a los récords de 2022.
Tras cuatro bajas consecutivas, los precios del trigo en el cierre del año volvieron a recuperarse por disrupciones vinculadas con fenómenos metodológicos en algunos países exportadores, las tensiones en el Mar Negro y una demanda sólida.
El maíz también se situó al alza a causa de preocupaciones por la cosecha en Brasil y dificultades logísticas que dificultan los envíos desde Ucrania.
Entre los demás cereales secundarios, los valores internacionales de la cebada aumentaron, mientras que disminuyeron ligeramente los del sorgo.
El arroz, a contramano de todos los demás granos, tuvo un alza de 21% en 2023 tras terminar diciembre con una suba de 1,6% mensual.
El impacto de El Niño en la producción y las restricciones en las exportaciones impuestas por India alimentaron el alza en los precios.
En lo que refiere a los aceites vegetales, los precios bajaron en promedio 1,4% mensual en diciembre, borrando las ganancias de noviembre y terminando 2023 con un retroceso de 32,7% y los valores más bajos de los últimos tres años.
Los aceites de palma, soja, colza y girasol bajaron en diciembre frente a una menor demanda de los principales importadores, y a pesar de un descenso estacional en la producción.
En el caso de la soja afectó sobre todo la ralentización de la demanda del sector de biodiesel y las mejores condiciones climáticas en Brasil; mientras que en el de girasol y colza influyó la menor demanda en general.
Para los productos lácteos también fue un año negativo, con un descenso de 16,6% en el año debido a la débil demanda importadora especialmente en la oferta de “spot” (inmediata) y los amplios stocks acumulados en dichos países.
No obstante, el precio se fue recuperando en los últimos meses del año y diciembre, con una suba de 1,6%, marcó la tercera alza mensual consecutiva.
El precio de la manteca y el queso creció ante las fuertes ventas internas en Europa Occidental por la temporada de fiestas y una oferta reducida.
La demanda desde el Cercano Oriente también alimentó el precio del queso.
La leche entera en polvo subió por la fuerte demanda, en contraste con la descremada que cayó ligeramente.
En lo que respecta a la carne, el precio descendió 4,2% en 2023 por la mayor oferta de los países exportadores y una menor demanda, lo cual afectó a todas las carnes con excepción de la porcina que tuvo una suba.
En diciembre los valores cayeron 1% mensual con descenso en la carne porcina –por la débil demanda importadora de Asia pese al alza en el consumo interno de países exportadores- al igual que la bovina y aviar, donde también tuvo impacto el menor interés asiático.
Por el contrario, la carne ovina rebotó tras dos meses consecutivos de bajas por una mayor demanda ante las fiestas, y una menor oferta de los exportadores oceánicos.
Por último, el índice del azúcar de la FAO fue el único que finalizó 2023 con cifras positivas, al registrar un aumento de 26,7%, alcanzando así el mayor valor desde 2011 por el temor a una menor oferta global.
Sin embargo, en la comparación mensual, en diciembre hubo un descenso de 16,6% y el precio fue el menor de los últimos nueve meses.
Esto se debió a la fuerte producción y exportación en Brasil –con condiciones climáticas favorables- y el menor retorno que genera utilizar la caña para producir etanol, junto con una decisión del gobierno indio de limitar dicho uso.