Perdedores del modelo: análisis del poder adquisitivo de las jubilaciones en 2018 y 2019
Desde el 2008, las jubilaciones y pensiones tenían por ley, un incremento garantizado dos veces por año, en marzo y septiembre, en base a un coeficiente que promediaba la variación de salarios de la economía con la variación de la recaudación tributaria semestral con un rezago de 6 a 12 meses.
A finales de 2017 el Gobierno propuso y logró la aprobación legislativa del cambio en la ley de movilidad jubilatoria. Esta nueva ley de actualización jubilatoria impuso una serie de modificaciones:
El coeficiente de actualización pasa a estar compuesto un 70% por la variación del IPC oficial y un 30% la variación de los salarios. Asimismo, se pasa de 2 a 4 actualizaciones anuales.
Se asegura, para los jubilados con al menos 30 años de aporte, que el haber no será inferior al 82% del salario mínimo vital y móvil (SMVM).
Se otorga un bono por única vez en marzo, de $750 para jubilados con ingresos menores a $10.000 siempre y cuando se hayan jubilado con la cantidad de años de aportes exigidos. El resto, básicamente los jubilados por moratoria, recibirán un bono de $375. Los beneficiarios de AUH percibirán $400.
En la práctica, esta nueva fórmula para la actualización de haberes tiene importantes efectos en dos sentidos. Por un lado, la consolidación de la pérdida en el poder adquisitivo de las jubilaciones experimentada durante los dos primeros años de la gestión de Cambiemos.
Por otro, sumado a otras medidas en torno al sistema previsional como la eliminación de la moratoria jubilatoria, la consolidación del quiebre de un sistema jubilatorio inclusivo, donde no todos los adultos mayores pueden aspirar a los mismos derechos, sino que consolida un esquema de jubilados de primera y de segunda.
La movilidad para la jubilación en marzo de 2019 alcanza 11,83%, mientras que según el mismo calculo, la actualización jubilatoria en junio llega a 10,74%.
Los datos de marzo coinciden con los valores inflacionarios del primer trimestre de 2019, que alcanzó 11,83%. Esto da por tierra las menciones del Gobierno de la recuperación del poder adquisitivo de las jubilaciones en este periodo.
Como mencionó CEPA en varias oportunidades, la recuperación del poder adquisitivo dependía de la reducción de la inflación, cosa que en virtud de los datos actuales, no se produjo. Resulta particularmente relevante el análisis de los índices de este año. Como se mencionó, la movilidad se conforma con 70% de variación de precios, y el restante 30% en relación a la variación de los salarios según el RIPTE.
Lo que se observa, es que, durante 2019, la inflación considerada para la movilidad (julio a diciembre 2018) habrá alcanzado un 27,24%, mientras que el RIPTE ascendió a solo 16,02%, lo que deriva en un aumento acumulado de las jubilaciones de 23,84%.
Es decir, la “fórmula Pichetto”1 , que incluyó la variación salarial, perjudicó a los jubilados en casi 3,5 puntos. Como mencionamos en otras oportunidades, esto debió haberse subsanado indicando que se utilizaría el mayor de los valores entre la fórmula prevista o la inflación.
En ambas actualizaciones es posible distinguir que son los salarios los que varían por debajo de la inflación. Si la movilidad se hubiese actualizado por inflación exclusivamente, las movilidades hubiesen alcanzado 14,11% y 11,51% en marzo y junio. En definitiva, en el semestre, la inclusión del RIPTE en la fórmula hizo perder a los jubilados $1.584 en los seis meses de vigencia.
A la vez es posible distinguir que el promedio del año, de todas formas, queda por debajo del promedio de 2018. El punto de cierre (diciembre de 2019) es aun 12% menor al promedio 2015.
La previsión en diciembre de 2018, considerando el REM BCRA, era una recuperación del poder adquisitivo de las jubilaciones de 7,4% pero según las estimaciones a mayo de 2019 en el mejor de los casos sólo podría recuperarse 0,4%. Adicionalmente, la recuperación del poder adquisitivo hacia el segundo semestre sucede siempre y cuando los precios varíen según las expectativas del REM BCRA, que son decrecientes en el tiempo, y donde la inflación del segundo semestre de 2019 se prevé sensiblemente menor a la del primer semestre de 2019 (14% contra 23%). Pero ¿qué sucedería si en el segundo semestre de este año la inflación fuese mayor a la prevista en las expectativas? Si se estimase una inflación anual del 50%, entonces la recuperación no sería tal, quedando las jubilaciones en la misma posición en el primer semestre (inflación y movilidad de 24%) y con una leve recuperación en el segundo (24% de movilidad contra 21% de inflación). Es importante mencionar que en el ejercicio planteado los salarios aumentan en línea con la inflación. Si estos se mueven por debajo del índice de precios, afectarían entonces negativamente la pendiente de la curva de jubilaciones reales.