Qué dicen los datos de la pobreza
Más de 12,3 millones de personas que vivían en los aglomerados urbanos del país eran consideradas pobres hacia finales del 2023, según el INDEC en su reporte semestral que se conoció estos días. Es decir, el 41,7% de la población. Extrapolando este dato al total nacional, podría decirse que la pobreza afecta a 19,3 millones de personas en toda la Argentina.
Esa tasa de pobreza mostró una suba de 1,6 puntos porcentuales respecto al semestre anterior y de 2,5 puntos contra finales del 2022. Por ende, 835 mil personas pasaron a ser pobres en los aglomerados urbanos de la Argentina en el último año, de los cuales 531 mil cayeron a la pobreza en los últimos seis meses. Si volvemos a extrapolar esos datos al total nacional, estamos hablando de que en la Argentina se generaron 1.200.000 nuevos pobres en el último año.
Nada de esto fue ni azaroso, ni sorpresivo. El muy fuerte deterioro de la economía generalizada, que se profundizó en el segundo semestre del 2023, permitía avizorar un escenario como el que finalmente se confirmó. En clave económica, la gestión de, por lo menos, los últimos seis meses de gobierno de Alberto Fernández terminó por desequilibrar toda la macro con su consecuente impacto en la economía real. En clave política, ese desequilibrio permitió (podemos discutir en qué volumen) el triunfo electoral de un personaje como Javier Milei.
La tasa de pobreza de finales del 2023 se ubica, de este modo, como la segunda más alta desde la normalización del INDEC producida en 2016 cuando asumió el gobierno de Macri y cuya primera publicación de la incidencia de la pobreza correspondió al segundo semestre del 2016. Ese 41,7% quedó a tiro del mayor nivel de pobreza registrado en la nueva serie histórica, que corresponde al segundo semestre del 2020, un período altamente impactado por la recesión heredada y los golpes producidos por las restricciones sanitarias en el marco de la pandemia del Covid.
Si tomamos punta a punta esa serie histórica, vemos que en el segundo semestre del 2023 la tasa de pobreza creció 11,4 puntos porcentuales respecto a igual semestre del 2016, cuando marcó 30,3% y afectaba a 8,3 millones de personas en los aglomerados urbanos nacionales. Entonces, en ocho años, se crearon 4 millones de pobres en el país. Puesto de otro modo: entre 2016 y 2023, la población en los aglomerados urbanos creció en 8,1%; pero las personas consideradas pobres crecieron en 48,6%.
La falta de un criterio unificado en la elaboración de estadísticas argentinas no nos permite comparar de pleno los resultados de hoy contra los de, por ejemplo, el año 2001. En el medio, hubo cambios de metodología, intervención política del organismo y períodos en los que directamente no se publicó la información (2013 a 2015). Por caso, si se toman los datos publicados por el organismo nacional, vemos que el récord de pobreza en la Argentina está en octubre de 2002 con el 57,5%, cifra a la que se llegó tras el estallido económico y social del 2001 y la salida de la Convertibilidad con devaluación del 2002. Ahora la Universidad Católica Argentina estima que la pobreza saltó al 57,4 por ciento desde que asumió Milei, pero no se trata de un dato comparable en un sentido estrictamente técnico por contar con metodologías distintas. Pero, en términos políticos, se lo puede tener como una referencia.
La pregunta que surge hoy es: a la luz del presente, ¿Qué tan lejos estamos de un 57%? Si, estamos lejos, pero no tanto.
En este contexto, el aglomerado de Posadas mostró subas esperables en los niveles de pobreza, aunque en ritmos menores. La tasa, que fue del 38,4%, creció en 2,5 puntos respecto al semestre anterior. Estos datos nos muestran una serie de particularidades para el caso misionero.
En primer lugar, tiene la tasa de pobreza más baja de todo el Norte Grande y la décima menor de país. Además, es uno de los únicos 12 aglomerados (sobre un total de 31) que sostiene tasas inferiores al 40%.
Por otro lado, la variación de 2,5 puntos intersemestral es la séptima más baja del país, lo que equivale a decir que la aceleración de la pobreza fue notoriamente menor en Posadas que en la gran mayoría de los aglomerados urbanos del país. En el Norte Grande, Posadas mostró la segunda suba más leve de la tasa, sólo detrás de Jujuy-Palpalá (+1,4 p.p.).
En la comparación estrictamente regional del NEA, se verifica entonces que Posadas tiene la menor tasa de pobreza y la menor suba. Esto evidencia ciertas potencialidades propias que protegen en mayor medida a los habitantes posadeños en contexto de crisis como el que vivimos.
Cuando se analizan los cuadros de ingresos de los hogares, se observa que Posadas muestra un papel muy destacado dentro de la macrorregión, situación que explica su posicionamiento detallado previamente. En relación con el ingreso medio per cápita familiar, el aglomerado misionero exhibe el más alto del Norte Grande; en relación con la evolución semestral de ese ingreso medio per cápita familiar, mostró la segunda mayor suba del Norte Grande (detrás de Jujuy) y la más fuerte en el NEA.
Similar situación se observa respecto a la media del ingreso de la ocupación principal: Posadas muestra el mayor ingreso medio de todo el Norte Grande y la segunda suba más alta en el semestre.
Considerando que la medición de pobreza del INDEC es estrictamente monetaria, se entiende el posicionamiento final de Posadas en el plano regional, macro regional y nacional. El aglomerado misionero muestra no solo los mayores ingresos medios sino también las mayores evoluciones; aunque la variación fue menor a la suba de la canasta regional, la brecha entre ingresos y canastas en Posadas fue significativamente menor que en los otros aglomerados de la región.
¿Qué nos muestra la serie histórica de la medición de pobreza en Posadas? Analizando la serie iniciada en 2016, se observa que en todos los semestres, con la sola excepción del segundo del 2019, la tasa de pobreza de Posadas es menor a la del NEA, lo que muestra una marcada y sostenida diferenciación respecto a los otros aglomerados del nordeste. Pero además, desde 2020, la tasa posadeña es menor también a la nacional, una situación que podría explicarse por una recuperación más rápida y fortalecida tras la pandemia. De hecho, mientras que el nivel nacional mostró récord de pobreza justamente en el medio de la pandemia, Posadas registró disminución en ese 2020, reduciendo los niveles de pobreza tras el pico de 2019.
No son solo números, es una realidad provincial de fortalecimiento del Estado junto a una robustez de la actividad productiva y de los principales actores de la economía provincial que permiten tener un escudo mucho más grande de protección en etapas de crisis; y de impulso en épocas de crecimiento.
Es importante destacar este proceso porque a nivel histórico no siempre fue igual. Si nos remontamos al principio de siglo, con la repetida aclaración que los números no son comparables técnicamente con los de hoy, el contraste es evidente. El aglomerado de Posadas exhibía niveles de pobreza superiores a los del total país. A finales del 2002, así como el país veía un récord de pobreza con el 57,5%, también se veía lo mismo en Posadas con el 71,5%. Casi quince porcentuales separaban la realidad socioeconómica misionera con la nacional; hoy, esa relación se invierte con Posadas mostrando niveles menores al país.
Aún con todo esto, lejos está de celebrarse el dato. La pobreza sigue golpeando a lo largo y lo ancho del país y no tenemos un presente que nos permita creer que existe un camino a la baja de esa tasa; por el contrario, no puede negarse que hoy el número podría ser mayor a los conocidos estos días. Justamente en este contexto tan complejo, cobra relevancia la acción del Estado como actor central no sólo del ordenamiento de la vida social y económica, sino también como impulsor de medidas tendientes a la protección de la ciudadanía.