Sueños inocentes, pesadillas inminentes

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Ray Kurzweil, ex ingeniero de Google, predijo que en ocho años la humanidad alcanzara la inmortalidad gracias a “Nanobots” que podrían revertir la edad. Según Kurzweil, la creación de esta tecnología será posible gracias a la expansión en genética, nanotecnología y robótica. En un debate realizado por el canal de YouTube Adagio, Kurzweil mencionó que los “nanobots” tendrán la capacidad de reparar las células y los tejidos dañados que se deterioran a medida que el cuerpo envejece. Para el ingeniero, dicha función permitirá quelos humanos sean inmunes al envejecimiento, la muerte y enfermedadescomo el cáncer.

Este autoproclamado futurista consiguió gran parte de su prestigio gracias a, años atrás, haber acertado en varias de sus predicciones. Una de ellas se cumplió en 1990, cuando el hombre advirtió que el mejor jugador de ajedrez del mundo perdería ante una computadora en el año 2000. Su “visión” se volvió realidad en 1997, cuando la IA Deep Blue venció a Gary Kasparov.

Asimismo, en 2005 indicó que para la década de 2010 las soluciones virtuales serían capaces de realizar traduccionesde idiomas en tiempo real. Con respecto al futuro, además de la inmortalidad, el ingeniero manifestó que los nanobots provocarán “una inmersión total de realidad virtual desde dentro de nuestro sistema nervioso”. “Al igual que hoy podemos ampliar de forma inalámbrica el poder de nuestros smartphones 10.000 veces en la nube, vamos a ser capaces de ampliar nuestra neocorteza en la nube”, precisó al respecto.

En tanto a la cuestión de predecir el futuro, nos vemos ante una situación ya vivida por nuestros padres y abuelos. Un claro ejemplo de ello sería la película de ciencia Ficción “Volver al Futuro”, donde para el año 2015 habría autos voladores circulando con total naturalidad por las ciudades. Al día de hoy, somos perfectamente capaces de desarrollar este tipo de tecnología, pero bien sabemos que de hacerlo, los costes de mantenimiento, energía, combustible y seguridad vial serían abismales e insostenibles por el usuario promedio. Y de esta manera se nos fue dando a entender que los avances tecnológicos no son directamente proporcionales a una mejora visible en nuestro estilo de vida, sino que hay otras cuestiones que engloban la cuestión, tal y como la disponibilidad de recursos y combustibles, o los costos de fabricación de dichos equipos.

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Existe un blog que se ha dedicado en los últimos años a recopilar imágenes que representen una visión futurista en el siglo XIX, es decir, un conjunto de cuadros en los que determinados artistas plasmaban sus “alocadas” visiones de como seria el año 2000. Empezando por los dibujos del artista francés Jean-Marc Côté, iniciados en 1899, cuando el largo y convulso siglo XIX tocaba a su fin. En él, Côté plasma sus ideas sobre el año 2000 (el equivalente a nosotros tratando de adivinar cómo será el mundo en 2115). Las obras se encuentras en la Biblioteca Nacional de Francia, y se fueron publicando durante la primera década del siglo XX.

Côté pensaba que en el año 2000 las máquinas aún serían de hierro, pero que serían capaces de acelerar el nacimiento de los polluelos en apenas un segundo. Una máquina también permitiría a un sólo hombre tocar todos los instrumentos de una orquesta a la vez. Y por supuesto, para entonces el ser humano ya habría sido capaz de volar (en unos muy rudimentarios cacharros).

El desarrollo de los famosos “nanobots” es una cuestión prácticamente descartada por toda la comunidad científica, porque se sabe que la construcción de componentes electrónicos capaces de cumplir con lo que se espera de un nanobot milagroso, significaría un dispositivo de algunos centímetro, algo que sin duda no cabría en nuestro sistema como para revertir el cáncer o el mismísimo envejecimiento. Quizás pienses “pero los componentes se hacen más y más diminutos y complejos año tras año casi exponencialmente”. Pero se tiende ignorar el trasfondo del dilema, estos “componentes” están formados por “transistores” un pequeño dispositivo encargado de las ecuaciones matemáticas que desencadenan en respuestas más complejas. Hace varios años ya, que es de publico conocimiento el limite de construcción de transistores, donde esros son tan diminutos que se componen de unos pocos átomos y de hacerlos más pequeños, las ejecuciones del ttransistores ven afectadas por la mecánica cuántica, un rubro de la física singularmente complejo de predecir.

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Creo que si viéramos a el desarrollo de nuevas tecnologías como un concepto lineal, en el que el ritmo de desarrollo actual no se va a ver afectado por el paso de los años, pecamos de una extrema arrogancia y estupidez. Hay factores que, hace décadas, vienen siendo una cuestión más importante que el desarrollo tecnológico en sí mismo, pero hoy dejan de ser “una cuestión” y pasan a ser un factor inevitable. Hablo del cambio climático, la escasez de recursos, sequías, incendios, inundaciones, hambrunas masivas y esta lista podría seguir por horas.

En lo personal, espero que esta vez no sea nuestra fascinación por las “lucecitas de colores” lo que nos ciegue frente a la catástrofe (aún evitable) que se nos avecina. Pero a simple vista, la sociedad, el común de la gente hoy, no está preparada para un cambio en las prácticas mínimas que hace 70 años hubiesen sido suficientes para frenar el cambio climático. No estamos listos para lo que se viene, no sabemos que implica, no dejamos de soñar con un futuro lleno de autos voladores y posibilidades para todos.

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