El empleo informal en América Latina ¿Qué significa?

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Por Pedro Coulter. El empleo informal ha sido una realidad que acecha en América Latina desde hace varias décadas. También llamado empleo no regulado o conocido coloquialmente como trabajo en “negro”, incluye todo trabajo remunerado (tanto autoempleo como empleo asalariado) que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de ingresos. Los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los trabajadores6.

Contexto de la informalidad en Latinoamérica

La informalidad laboral se ha desarrollado en la región por diversas razones, entre ellas, la falta de oportunidades laborales formales y la incapacidad de los gobiernos para regular el mercado laboral. Durante los años 70 y 80 del siglo pasado, la informalidad laboral comenzó a extenderse rápidamente en América Latina, impulsada por las crisis económicas que enfrentaron muchos países de la región. Durante ese periodo, muchos trabajadores se vieron obligados a buscar empleos informales debido a la falta de oportunidades laborales formales y la necesidad de obtener ingresos para sobrevivir.

En la década de 1990, con la implementación de políticas neoliberales en varios países de América Latina, se produjo una expansión de la informalidad laboral. La flexibilización del mercado laboral y la reducción de las protecciones sociales y laborales condujeron a un aumento del trabajo informal y la precarización del empleo formal existente.

Como podemos apreciar, el empleo informal ha sido una realidad persistente en América Latina durante décadas y sigue siendo un problema importante en la actualidad. Si bien la región ha logrado reducir la tasa de informalidad laboral en los últimos años, sigue siendo una de las regiones más afectadas por esta problemática en todo el mundo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la informalidad laboral en América Latina, exponiendo aún más la vulnerabilidad de los trabajadores informales en la región y resaltando la necesidad de abordar este problema de manera más efectiva.

La pandemia y el empleo informal

Desde mediados de 2020 la recuperación de los puestos de trabajo ha estado traccionada por el crecimiento del empleo informal. Como se observa en la siguiente tabla, las ocupaciones de tipo informal han dado cuenta de entre el 40% y 80% del aumento neto de trabajo entre el tercer trimestre de 2020 y el tercer trimestre de 2022.

Sin embargo, cuando se analiza la contribución de los puestos informales trimestre a trimestre desde fines de 2020 se observa que ésta ha venido disminuyendo en la mayoría de los países aquí considerados, si bien con fluctuaciones. Así, el promedio simple de la contribución del empleo informal entre estos países en el cuarto trimestre de 2020 era de alrededor del 90%, mientras que fue aproximadamente del 60% en el tercer trimestre de 2022.

En todos estos países los últimos registros son superiores a los de inicio de 2020. En la región se desplegaron inicialmente un conjunto de estrategias para sostener la relación asalariada formal; luego, especialmente en 2021, algunos países pusieron en marcha medidas específicas para incentivar la creación de nuevos puestos de trabajo formales.

A pesar de estos comportamientos favorables, un dato preocupante es que en varios países de la región la tasa de informalidad en el segundo o tercer trimestre de 2022 era similar o incluso más elevada que la observada en el cuarto trimestre de 2019. Ello se verifica en la mitad de los 10 países aquí considerados. Entre ellos, algunos países han recuperado el nivel de empleo total pre pandemia mientras que en otros no.

Por lo tanto, el panorama regional continúa siendo muy complejo. Más aun considerando que ciertas ramas de actividad con elevada incidencia de la informalidad aún registran rezagos en la recuperación del empleo muy significativos. A mediados de 2022 la tasa de informalidad regional (promedio de 11 países) fue de casi 50%, cercano al registro de 2019. O sea, casi uno de cada dos trabajadores en la región es informal.

En la mitad de los países considerados en el siguiente gráfico la tasa de informalidad es aún mayor, 60% o más. Ésta, a su vez, en la mayoría de los casos, es superior entre las mujeres que entre los hombres.

El empleo informal hoy

América Latina y el Caribe enfrenta en 2023 un mercado de trabajo “altamente complejo y cargado de incertidumbre” a causa de una conjunción de múltiples crisis que impactan los mercados de trabajo y hacen necesaria la aplicación de políticas para crear empleo formal, informa la oficina regional de la OIT.

La tasa de desocupación regional promedio estimada a fines de 2022, de 7,2 por ciento “es significativamente menor” que la de 2019, antes de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, cuando registró un nivel de 8 por ciento. Esta baja en la tasa de desocupación fue impulsada por la creación de empleo (tasa de ocupación) que en el tercer trimestre de 2022 había recuperado los niveles pre pandemia, sumado a una recuperación aún incompleta de los niveles de la tasa de participación laboral, que siguen siendo levemente inferiores a los de 2019.

La baja de la desocupación es una noticia positiva en especial tras la crisis de grandes dimensiones que provocó la pandemia, pero al mismo tiempo este año esos progresos podrían estancarse. El escaso dinamismo de la economía pronosticada para 2023 podría afectar negativamente la generación de nuevos empleos y eso generaría que en 2023 la desocupación registre variaciones, llegando a niveles de entre 7,2 y 7,5 por ciento.

La recuperación laboral ha sido fuertemente traccionada por el aumento de las ocupaciones informales, que representaron entre 40% y 80% de los empleos generados. Aunque en los últimos meses esta tendencia se atenuó a favor de empleos formales, la tasa de informalidad regional ya llegó al 50% como era antes de la pandemia, aunque en algunos países es mucho mayor. La realidad es que una de cada dos personas trabaja en la informalidad, que suele estar acompañada inestabilidad laboral, bajos ingresos, sin protección social. La Directora Regional explicó que según estimaciones de OIT “los trabajadores informales tienen entre 3 y 4 veces más probabilidades de ser pobres que los trabajadores formales, a la vez que explican entre 70 y 90% de la pobreza laboral total”.

El impacto de la informalidad, sumado al de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, es fundamental para entender por qué debemos estar alertas al ‘fenómeno del trabajador pobre’, es decir de aquellas personas que aun teniendo un empleo, incluso un empleo formal, pueden encontrarse en situación de pobreza. Para enfrentar esta situación son necesarias las políticas de sostenimiento y creación de más y mejores empleos, especialmente de empleos formales.

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Los beneficios de que América Latina logre una economía de carbono neutral

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La transición energética podría implicar 15 millones de empleos nuevos netos y un 1% de crecimiento adicional del PBI para 2030, según un informe del BID.

Lograr economías libres de carbono es una meta lejana, o pareciera serlo, considerando que la mayoría de los países del mundo se encuentran por debajo de sus objetivos comprometidos en el Acuerdo de Paris de reducción de emisiones.

Para que América Latina y el Caribe pueda cumplir las metas de este documento, la región debería destinar entre el 7% y el 19% de su PBI colectivo hacia soluciones climáticas de cara a 2030. Esto representaría hasta U$S 1,3 billones del gasto público y privado al año, según cifras recientes presentadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, esos mismos datos muestran que a pesar del costo que representaría transitar hacia gobiernos carbono neutrales, será mucho más barato que asumir los costos de una crisis climática.

Emisiones de una fábrica en Polonia. Fotógrafo: Bartek Sadowski

Si los gobiernos no toman en serio estas acciones necesarias para llegar a una economía de carbono neutral, los impactos económicos del cambio climático serán iguales o peores que los efectos que provocó el Covid-19 en 2020. Donde aumentó la pobreza extrema en 5 millones de personas en la región, llevando la cifra regional total a 86 millones.

Pero ¿Cómo puede descarbonizarse una economía?

El BID en un estudio conjunto con el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), plantea que los países que quieran alcanzar la neutralidad deberán hacerlo en sus propios términos, teniendo en cuenta sus desafíos y prioridades de desarrollo, su espacio fiscal y su capital político. “No habrá una solución única para todos”, señaló Graham Watkins, jefe de Cambio Climático del BID durante la presentación del informe.

Pero, sin embargo, para el BID si hay iniciativas comunes que pueden implementar los gobiernos para acercarse a la meta. Entre ellas: fomentar el uso de energía solar y eólica, diseñar ciudades que faciliten los desplazamientos a pie o bicicleta, conservar bosques, promover dietas saludables bajas en emisiones, electrificar el transporte, los edificios y la industria, así como impulsar una economía circular con menos desperdicios y más reciclaje.

De acuerdo con el BID, los beneficios de estas transformaciones no solo son ambientales y sociales, sino también económicos. Para alcanzar las emisiones netas iguales a cero en 2050, los beneficios económicos que adquirirían los países serían de U$S 41000 millones en Costa Rica, U$S 140000 millones en Perú y U$S 7000 millones en Chile, de acuerdo a lo señalado en el informe.

Accede al informe completo en: BID

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Fernández consideró la llegada de Boric al poder en Chile como una “expectativa para toda América Latina”

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El presidente Alberto Fernández participó hoy en Chile del acto de asunción del flamante mandatario de ese país, Gabriel Boric, y consideró a la llegada al poder del líder de izquierda como una “expectativa para toda América Latina”.

Fernández participó este mediodía en el Congreso Nacional de Chile, en la ciudad de Valparaíso, de la ceremonia de traspaso de mando de Sebastián Piñera al presidente electo Boric, un dirigente de 36 años surgido al calor de las protestas estudiantiles de 2011 en el país trasandino.

A su arribo al lugar, el jefe de Estado argentino saludó la asunción de su par chileno, y aseguró -en declaraciones a los medios locales- que la llegada de Boric al gobierno de ese país es “no solo una esperanza para los chilenos sino también una expectativa para toda América Latina”.

“Con el presidente tenemos una mirada común sobre muchos problemas y pensamos parecido”, señaló Fernández en una renovada señal de acercamiento al país trasandino, tras la salida de Piñera del Palacio de La Moneda.

De la ceremonia de asunción participaron también representantes de Brasil, Colombia, Bolivia, Paraguay, Uruguay, México, Ecuador, Haití, Brasil, República Dominicana, Países Bajos, Perú y una delegación de España encabezada por el Rey Felipe VI.

Fernández llegó a Santiago de Chile cerca de las 9.15 de la mañana para participar de la ceremonia de asunción del mandatario chileno y luego mantener encuentros bilaterales con sus pares de Perú, Pedro Castillo; y de Bolivia, Luis Arce.

El mandatario argentino arribó a Chile junto a una nutrida comitiva integrada por funcionarios y legisladores nacionales, además de intelectuales y referentes de la cultura.

En el aeropuerto internacional Arturo Merino, en Santiago de Chile, fue recibido por autoridades chilenas y por el embajador argentino en ese país, Rafael Bielsa.

Luego se trasladó a la ciudad costera de Valparaíso, sede del Congreso Chileno -120 kilómetros al noroeste de la capital-, donde este mediodía se realizó la ceremonia de traspaso de mando.

Respecto de la asunción de Boric, Fernández manifestó que “los chilenos deben estar muy felices, porque han vivido momentos de mucha conmoción social y han resuelto la discusión respetando la institucionalidad, y eso es un mérito de todos los chilenos”.

“Nosotros tenemos una enorme expectativa, tener un presidente de 35 años en América Latina es una gran expectativa”, señaló Fernández y afirmó que es un mandatario que pone “en la mesa de debate lo que, tal vez, otros no ponen”.

“Boric es un chileno que piensa en América Latina y eso nos pone contentos”, ponderó el jefe de Estado argentino, quien también elogió al expresidente Piñera al afirmar que “siempre que hemos tenido que dialogar y buscar puntos de acuerdo, se ha esforzado”.

Sobre la relación bilateral, estimó que ambas naciones tienen “un vínculo indisoluble, que no se puede romper ni lastimar”.

Más tarde, el mandatario argentino participó del almuerzo de honor que ofreció Boric a los jefes de Estado y de Gobierno invitados, que tuvo lugar en la coqueta Residencia Presidencial de Cerro Castillo, en la ciudad de Viña del Mar.

Allí, el Presidente argentino fue recibido en la residencia por el mandatario chileno y su pareja Irina Karamanos, junto a la flamante ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola.

La buena sintonía personal entre Fernández y Boric pudo evidenciarse en la tradicional foto de familia que, tras el almuerzo, se realizó en los jardines de la Residencia Presidencial, en la que el gobernante argentino tuvo un lugar destacado junto al nuevo mandatario chileno.

En ese ámbito se observó además a ambos jefes de estado mantener un fluido y distendido diálogo mientras posaban junto a representantes de otros países ante los fotógrafos acreditados en el almuerzo.

Luego, el presidente Fernández mantuvo sendos encuentros bilaterales con Castillo y Arce, para reunirse a continuación con Boric.

En tanto, el canciller Santiago Cafiero, quien integró la comitiva presidencial, destacó que al Gobierno de Alberto Fernández “lo une una agenda muy importante” con el de Chile y remarcó que coinciden en “resolver las desigualdades que hay en nuestro continente”.

“Nos une una agenda muy importante y tenemos mucha expectativa por desplegar”, expresó Cafiero en declaraciones a Télam tras participar junto al presidente Fernández de la asunción de Boric en Santiago de Chile.

En ese sentido, sostuvo que “en términos regionales, nosotros tenemos una mirada muy parecida a la agenda que expresa el presidente de Chile en cuanto a, fundamentalmente, resolver las desigualdades que hay en nuestro continente”.

“Las posibilidades de avanzar con políticas férreas respecto a los derechos humanos y la democracia, pero también sin olvidar la necesidad de un desarrollo económico para que esos derechos y para que esos valores se puedan desarrollar de un modo pleno en nuestra región”, apuntó.

Asimismo, resaltó que la ceremonia de la asunción presidencial fue “realmente una muestra de que América Latina es un territorio de paz”, porque “hoy aquí se reunieron presidentes y referentes que tienen trayectorias muy distintas, que piensan diferente y que tienen ideología distinta y sin embargo se pueden sentarse juntos”.

“Creo que es una gran muestra, en estos tiempos de tanta incertidumbre a nivel global, de que América Latina y el Caribe es un territorio de paz y de que resolvemos los problemas, los conflictos, de modo pacífico y con diálogo”, agregó Cafiero.

El jefe de la diplomacia argentina, por otra parte, señaló que con el flamante presidente chileno “vamos a poder trabajar porque hay una mirada similar sobre la integración latinoamericana y caribeña”.

“La Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) es un ámbito que, como lo planteó Alberto Fernández, es un foro sin exclusiones”, destacó en ese sentido y dijo que “en un momento donde se empieza a excluir al que piensa distinto en el mundo, eso no es bueno porque favorece a los extremos y eso no es un buen camino para la integración latinoamericana y caribeña”.

En esa línea, Cafiero concluyó: “Para nosotros, es esencial seguir con la Celac (cuya presidencia Pro Témpore está actualmente en manos de la Argentina) porque es un foro sin exclusiones, vienen todos y pueden opinar”.

La visita de Fernández a Chile se produce en el marco de una relación bilateral “fluida y profunda”, según destacó ayer Cerruti en su habitual rueda de prensa de los días jueves en la Casa de Gobierno.

“Aunque se conocen desde hace mucho tiempo, en este corto tiempo de compartir las responsabilidades de gobernar de un lado y del otro de la cordillera, la verdad es que la relación entre ellos es fluida, es profunda; y esperamos que eso también sirva también para seguir profundizando las relaciones entre Chile y la Argentina”, señaló la portavoz.

La importante comitiva que acompañó a Fernández evidenció la relevancia que tiene para el gobierno nacional la relación bilateral con Chile, potenciada ahora por la llegada del líder izquierdista a La Moneda.

La delegación argentina estuvo integrada por el gobernador de San Juan, Sergio Uñac; el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández; las ministras de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta; de Salud, Carla Vizzotti; y la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti.

También formaron parte de la comitiva los secretarios General de la Presidencia, Julio Vitobello, y de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; los diputados nacionales Victoria Tolosa Paz; Ana Carolina Gaillard, María Liliana Paponet y Leonardo Grosso; la presidenta del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Victoria Donda; la asesora presidencial Dora Barrancos y las Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto y Buscarita Roa (quien es chilena).

Otros argentinos que viajaron para la asunción son los músicos Víctor Heredia y Pedro Aznar, así como la escritora y activista feminista Rita Segato, que fueron invitados especialmente por Boric.

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El problema de la inflación en América Latina

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Por Maximiliano Appendino – La inflación se ha disparado en las economías más grandes de América Latina, y eso ha llevado a los principales bancos centrales a elevar las tasas de interés antes de que la actividad económica se haya recuperado por completo.

Nuestro último informe sobre las Perspectivas económicas: Las Américas muestra la rapidez del aumento de la inflación. En el primer año de la pandemia, la inflación media en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú (AL-5) estaba por debajo del promedio de otras economías de mercados emergentes. Ahora es más alta, con un promedio interanual de 8% en octubre, y de más de 10,5% en el caso de Brasil.

El aumento obedece en parte a la escalada de los precios de los alimentos. Empezaron a subir incluso antes de la pandemia y han aumentado más de 18% en promedio en los países de AL-5 desde enero de 2020.

En América Latina, los precios de los alimentos representan casi una cuarta parte de la cesta de consumo media. Para los hogares que aún están recuperándose de la crisis del coronavirus, la carestía de los alimentos deja menos recursos para gastar en otros bienes. En una región que tiene los mayores niveles de desigualdad del ingreso, la carga es más pesada para los hogares de bajo ingreso, que destinan una mayor proporción de sus ingresos a alimentos.

Incluso la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, ha rebasado la tendencia previa a la pandemia este año, y en octubre registró un promedio interanual de 5,9%.

Las presiones inflacionarias deben ser temporales y la inflación a mediano plazo probablemente retornará a los niveles fijados como meta por los bancos centrales. Pero reina una gran incertidumbre. El shock de la pandemia es peculiar, y resulta difícil determinar su impacto en los precios de las materias primas, los cuellos de botella de la oferta y los crecientes costos de transporte.

La región también está combatiendo una larga historia de inflación alta e inestable, algo que constituye un desafío para los bancos centrales que tan solo recientemente han afianzado su credibilidad. Estos antecedentes pueden haber dado lugar a prácticas de indexación (contratos cuyas condiciones se modifican automáticamente con la inflación) que podrían acelerar aún más los precios.

También existe el riesgo de que las condiciones financieras internacionales se endurezcan rápidamente en respuesta a la evolución de la inflación en las economías avanzadas, lo cual provocaría una salida de capitales. Este posible shock podría poner en peligro la estabilidad financiera y depreciar las monedas en América Latina, exacerbando las presiones inflacionarias.

Gestionar las expectativas, ya sea mediante declaraciones o aumentos de las tasas, es una medida clave para detener la espiral inflacionaria, y es por eso que los bancos centrales de la región no han tardado en actuar para preservar su credibilidad, ganada a base de mucho esfuerzo, en un entorno incierto. Todos los países de AL-5 ya han subido sus tasas de política monetaria, y las autoridades monetarias han emitido mensajes más alcistas sobre la orientación de la política monetaria.

Pese a las subidas recientes de las tasas de interés, la orientación de la política monetaria sigue siendo generalmente acomodaticia y continúa respaldando la recuperación que está en curso. Pero aun así la región se enfrenta a difíciles disyuntivas, y tiene que encontrar un punto de equilibrio entre las inciertas perspectivas inflacionarias con niveles de empleo aún muy inferiores a los observados antes de la pandemia y una recuperación desigual del mercado de trabajo en América Latina.

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Para poder combatir el cambio climático, América Latina necesita canjear su deuda

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La pandemia de COVID-19 ha puesto a prueba la capacidad de los gobiernos de América Latina para pagar sus crecientes deudas externas y ha empujado a países como Argentina y Ecuador al riesgo de incumplimiento. Este fenómeno no es único de la región: la deuda, en 2020 y 2021, ha costado más de 3,000 millones de dólares en las economías emergentes.

América Latina, además, es una de las regiones más afectadas del mundo por el cambio climático. Si a eso se suma una caída del Producto Interno Bruto de 7.7% en 2020, y que este no volverá a los niveles previos a la pandemia hasta 2024, estamos frente a un problema serio. Ante ello, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) —que ya se realiza en Escocia— los gobiernos de la región buscan instalar una posición casi unificada sobre este tema: no hay política de mitigación climática posible mientras exista una deuda externa que deje a los países sin margen de acción.

En el “Diálogo de alto nivel sobre acción climática en las Américas”, que se realizó en septiembre y en el que participaron todos los países de la región con excepción de Brasil y México, el gobierno argentino logró el apoyo sobre la iniciativa de “canje de deuda por acción climática”, que busca acuerdos con organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reducir la deuda e invertir ese dinero en políticas de reducción de los efectos del cambio climático. La idea es que los países elaboren planes de mitigación y adaptación, conforme a sus condiciones y circunstancias nacionales, y que una porción de la deuda se oriente a su implementación.

En un contexto de pospandemia, la mayoría de los países latinoamericanos necesitan proteger sus activos naturales pero, debido a las crecientes deudas soberanas, hoy no pueden costearlo. La integración de los países de la región en estas propuestas, pese a las discrepancias ideológicas entre los líderes, es la única solución posible para el desarrollo e implementación de políticas climáticas económicamente sostenibles contra la crisis.

Sobre esta propuesta el presidente argentino, Alberto Fernández, dijo en la reunión: “Los canjes de deuda por acción climática, los mecanismos de pago por servicios ecosistémicos y el concepto de deuda ambiental son claves para la salida de esta crisis. Necesitamos que los organismos de crédito comprometan 50% de sus carteras de préstamos en acciones ambientales”.

Se sumó el presidente de Colombia, Iván Duque, quien pidió “herramientas más novedosas” de financiamiento por parte de los organismos de crédito y que los acreedores cancelen las deudas de los países cuando estos cumplan con sus metas climáticas. Además, sugirió crear un mercado de carbono latinoamericano.

Y el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, agregó: “Tenemos que endeudarnos para enfrentar las consecuencias del cambio climático, que aumenta cada vez más. Estamos en un ciclo perverso y a ello ahora se suma la pandemia. El cambio climático tiene emisores importantes y ellos tienen que poner su parte”. Esta iniciativa también fue propuesta ante John Kerry, enviado especial de Estados Unidos para el clima, quien acudió a la reunión.

El FMI ve la propuesta como algo factible: “Las economías en desarrollo con capacidad fiscal limitada podrían beneficiarse de instrumentos alternativos, como canjes de deuda por actividades de protección del medio ambiente, diseñados para movilizar recursos para inversiones en infraestructuras y medidas de conservación medioambientales y, al mismo tiempo, reducir la carga de la deuda”. Y organismos como el Banco Mundial también.

Este tipo de organismos son la principal fuente de financiamiento de los países en vías de desarrollo y, si ellos ya están de acuerdo, otros acreedores como China —principal socio comercial de casi todos los países de la región— podrían seguirlos.

Implementar estas políticas es necesario para América Latina, en donde la cuestión económica no es el único problema: el medio ambiente también está bajo mucha presión. La naturaleza representa más de una cuarta parte de la riqueza en los países de ingresos medianos. Pero estos activos, muchos de ellos insustituibles, se están perdiendo a un ritmo alarmante por las actividades humanas.

La región contiene 57% de los bosques primarios del mundo, alberga entre 40% y 50% de la biodiversidad mundial y un tercio de todas las especies de plantas. La sequía fue un factor determinante para que 2020 fuera el año con más incendios activos en el sur de la Amazonia, superando a 2019. La cuenca del río Amazonas, que se extiende a lo largo de nueve países de América del Sur y almacena 10% del carbono global, ha experimentado una enorme deforestación en los últimos años debido a la tala para crear pastizales para el ganado y la degradación producida por los incendios.

Por primera vez en la historia hay llamados de países y organismos multilaterales para una ronda de reestructuraciones de deuda que sean ecológicas e inclusivas. Esto debe marcar la hoja de ruta del integracionismo latinoamericano que muchos creían muerto: consensos para poner la agenda climática en el centro de la escena, a pesar de las disidencias ideológicas. Los mandatarios deberán actuar en consecuencia, si no, América Latina quedará relegada a ser la región que tuvo todo para ser vanguardia como un bloque regional y decidió mirar sus propios intereses sin pensar en las futuras generaciones.

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