El mejor asado del país se hace en Formosa

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Ganó el formoseño Germán Caballero. Cocinó lomo de surubí. Hubo 24 participantes, uno por provincia. La gente se acercó en el feriado a degustar el asado.

Representantes de 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires compitieron este lunes en la quinta edición del Campeonato Federal del Asado para definir al mejor parrillero o parrillera del país, donde la prueba consistió en cocinar bondiola, riñón y un plato característico de la región de cada asador. El ganador fue el formoseño Germán Caballero.

Miles de personas se acercaron hasta la avenida 9 de Julio, entre Corrientes y Avenida de Mayo, para celebrar la competición del plato más tradicional de Argentina, organizada por el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción porteño.

Desde las 10 de la mañana, 24 contendientes seleccionados por la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra) CABA, a través de una convocatoria abierta, compitieron divididos en tres grupos de ocho, donde tenían que realizar una bondiola, en el punto de cocción que quisieran; un porción de riñones y un plato característico de su provincia, además de verduras que podían presentarse como acompañamiento de los cortes anteriores o cuarto plato.

Entre los platos característicos de la región, el formoseño hizo lomo de surubí a punto, entre otros.

Los finalistas de esta edición fueron los representantes de Entre Ríos, San Juan, Buenos Aires, Formosa, Chaco y Salta, quienes en la etapa final debieron cocinar durante una hora tira de asado, chorizo, morcilla, medialuna de vacío y verduras.

Pasado el mediodía, miles de personas comenzaron a congregarse en el centro porteño para comer platos como bondiola braseada, choripán o sánguche de vacío.

Se vio a muchas familias sentarse en las plazoletas cercanas la Obelisco para degustar los platos de los 60 de stands que se colocaron sobre la avenida 9 de julio.

“La organización proveyó ceniza blanca, leña de algarrobo o carbón, a elección”, aclaró, y destacó que el asado como plato típico argentino “siempre se va modernizando”.

Héctor Germán Caballero, un maestro de las parrillas que nació hace 32 años en la localidad de Clorinda, provincia de Formosa, se consagró este lunes como el campeón del Campeonato Federal del Asado.

Según cuentan, cuando solo tenía 6 años dejó su lugar natal para trasladarse a General Lucio Mansilla, al sur de la provincia y en la rivera del Río Bermejo. Tan solo un año más tarde, dio sus primeros pasos en la gastronomía, ayudando a sus padres, Bety y Mingo, en la elaboración de panificados y comidas típicas para vender.

En la actualidad, Héctor trabaja en su emprendimiento Madretierra Gourmet. “Trabajo mucho en cocinas fusiones y cocina de autor”, contó en diálogo con la prensa.

El joven ganador del certamen le dedicó la victoria a su madre, y contó su dura infancia relacionada con la gastronomía. “Me sacó adelante y a mi familia”, agregó.

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Un aplauso para el asado

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Unos meses atrás, en las fiestas de fin de año, participé de una cena familiar en la que nos deleitamos con el típico asado acompañado de múltiples ensaladas instaladas en una mesa grande propiciando una conversación variada.

En un momento dado, alguien hace mención a el porque no había ningún corte de carne en su plato, cenando una conjunción de las ensaladas allí distribuidas. Matías, ya hace un tiempo, habría decidido volverse vegetariano debido a una razón curiosamente popular, tras encontrarse entre miradas cruzadas, dudas y murmullos, decide explicar el porqué. “…Un día, por pura curiosidad, decidí investigar cómo es que llega un producto cualquiera a nuestra mesa y particularmente me incliné por averiguar cómo eran sacrificados los animales para luego ser convertidos en cortes comerciales, conocidos por todos particularmente por su protagonismo en la dieta cotidiana del consumidor promedio”, comentaba, “Me dejó indescriptiblemente espantado la manera en la que le quitaban la vida a las vacas, las gallinas y demás. Sin piedad, sin consideración, como simple materia prima…”.

Gastronómicamente hablando, un filete obtenido de una vaca sacrificada de manera convencional o industrial es al paladar extraordinariamente inferior al de uno obtenido de un animal sacrificado por un pequeño productor de manera tradicional, o bien, como le enseñó su padre y a su vez el padre de su padre. Paso a explicar, cuando un animal crece en un criadero masivo, su alimentación estará sistematizada en función de abaratar costos y suplir los requisitos nutricionales del animal. Por este motivo, la composición de la carne será notablemente diferente a la de la carne de la vaca que, tranquila y feliz, pasta durante toda su vida en la libertad del campo. Mas allá de eso, al momento del sacrificio, el campesino o bien el productor que mantenga un mínimo vínculo con el animal, primero le tranquiliza, previo al momento dado. Esto con el fin de que en la carne no queden residuos de “Adrenalina”, la hormona de la alerta natural, desagradable al gusto y habitualmente dañino en los consumidores.

No voy a detallar la manera en la que se sacrifica a la vaca en el matadero, pero hay algo que puedo ratificar sin el menor rincón a la duda, no son tranquilizadas ni mucho menos. Este simple detalle, no solamente nos significará una nota diferente en el asado del 25 de diciembre, el problema es mucho más profundo y abarcativo que esto. Para averiguar el porqué, debemos remontaros a los años 60, donde el estereotipo de científico loco estaba personalizado en un profesor con orejas de duende y un galvanómetro conectado a una planta de interiores. Cleve Backster, fue el creador del convencionalmente conocido “detector de mentiras” o polígrafo. Justo detrás de este revolucionario invento, hay una historia poco contada, donde este mismo hombre lograría demostrarle al mundo la fascinante capacidad de las plantas de sentir cosas que, incluso hoy en día, se empujan hacia el rubro de la parafísica y “Esa gente rara que cree en telepatía y fenómenos extrasensoriales”.

Sin la intención de Juzgar a Matías, ser vegetariano no le permitiría evadir, por ejemplo, la razón por la que ya no come carne. Backster no solo lograría demostrar, mediante una minuciosa implementación del método científico, que las plantas podían intuir quien y de qué manera podría llegar a hacerle daño o a influir en ella de alguna manera. Sino que más tarde, accidentalmente, logra probar la aparente diferencia entre una planta o fruta que “Desea ser comida” y un trato más bien desaprensivo o mecanizado. Es decir, las células aún vivas en una manzana del super, preferirían ser comidas “Con amor”, “Algo así como lo ocurrido en el rito de la comunión cristiana” especifica Backster.

“Puede ocurrir – aventura el Científico – Que una hortaliza aprecie más convertirse en otra forma de vida, antes que pudrirse en la tierra, como el ser humano puede experimentar al morir cierto alivio al encontrarse en un nivel más elevado”.

Acercándonos al final de este recorrido por las profundidades de la neurobiología vegetal, quiero dejar en claro que hay veces en las que, incluso sin desearlo, subestimamos la inteligencia de una simple espinaca en nuestra huerta. Donde quizás diremos, si son tan perceptivas las plantas, quizás al cortarlas cree un cambio bioquímico que altere el vínculo con la misma, es decir, “se enoje conmigo”. Esa planta, creció hasta su punto culmine sabiendo perfectamente quien la mantuvo con vida y se encargó de que estuviera bien hidratada y a salvo de las plagas que le asechaban. El propósito de su vida, para ella, es ser comida por este ser. “Su planta quiere que se la almuerce” porque ve en usted una diferencia a quien quizás envasó el atún en su alacena, a quien arranco de su árbol la manzana en su mesa y al que cortó los árboles que conforman sus muebles. No habrá un final más satisfactorio para tu espinaca, que transformarse en una parte tuya, antes que quizás ser dejada ahí hasta pudrirse. Un sabio ejemplo a seguir por parte de todas las formas de vida, excepto nosotros, donde a veces no le tememos a la muerte, pero si a lo desconocido, a lo que hay después.

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Buscan al mejor asador de Misiones

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El domingo 26 de febrero será una nueva competencia para buscar al mejor asador o asadora. Las pre-inscripciones estarán abiertas hasta el 13/02 y se realizan virtualmente. Como en todas las ediciones anteriores, el evento será en el Complejo Salto Berrondo, en el marco de la XXII Fiesta del Verano.

El Gobierno de la Ciudad a través de la Dirección de Turismo lleva adelante la coordinación y organización de esta competencia, donde proveerá a los participantes de los productos para hacer el asado (carne, carbón, verduras).

Del total de los inscriptos se sortearán 10 titulares y 2 suplentes para participar de la competencia, donde el jurado seleccionará a los ganadores.

Los premios al Mejor Asador será dinero en efectivo y artefactos de parrilla.

Los jurados serán, el ganador de la última edición, Lucas Bremer y los cheff Maura Fuchs y Juan Pablo Koch; quienes tendrán la responsabilidad de seleccionar a los tres mejores teniendo en cuenta diferentes aspectos como la presentación, sabor y cocción; como así también la manera en que se organicen y preparen el corte de carne.

Para Inscripciones online:

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScfJD3lYCMhihO7TSB_DTYjAvNebZs3KMwgtxEg4OMt-YpEXw/viewform

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Cuáles son los aromas preferidos por los argentinos

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Por Adrian Bifaretti y Eugenia Brusca* – De acuerdo al Monitor de Consumo del IPCVA, el asado está en el podio de los “perfumes” que más nos movilizan, junto con el olor a lluvia y el café.

Cuando nos preguntamos sobre cuál es nuestro aroma preferido, ponemos en marcha nuestro imaginario olfativo y un montón de vivencias y recuerdos invaden nuestros pensamientos, ¿pero cuál resulta ganador entre tantas sensaciones?

El Monitor de Consumo de Carnes del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) indagó sobre la predilección por distintos aromas y olores de los argentinos. El café, el olor a lluvia y el del asado se encuentran en el podio. En el listado de los aromas preferidos siguen en orden de importancia el olor de las flores, las milanesas y el chocolate. En último lugar, quizás con alguna sorpresa, aparecen el olor a mar, a pasto recién cortado, a tostadas y a leña. 

Más allá de estos promedios, los aromas a asado y milanesas despiertan suspiros más profundos entre los hombres que las mujeres. Así, mientras que un 22% de los varones menciona al olor asado como el preferido solo un 8% de las mujeres lo hace. 

Más que interesante es el análisis generacional, ya que mientras el olor del ritual del asado fascina a la generación millennial (26 a 35 años), el olor de las milanesas (¿las milanesas de mamá o de la abuela?) moviliza sensorialmente a los centennials (16 a 25 años).

Cuando se indaga por la preferencia de olores entre distintas comidas, el asado le saca varios cuerpos de ventaja a otras opciones de carnes, como el pollo o pescado, e incluso hasta las pastas. Esto, al menos desde el punto de vista olfativo, deja bien en claro quién gana la batalla de los domingos. Mientras que un 45% de las respuestas mencionan como olor predilecto al asado, sólo un 6% se inclina por las pastas.

Respecto a la química de la carne, quizás muy pocos tengan en cuenta a la famosa “Reacción de Maillard”, que es la que tiene lugar en procesos de cocción cuando se expone al fuego a altas temperaturas a la carne. En este caso, acontecen importantes cambios a nivel molecular en el alimento y la compleja mezcla de moléculas hace que el asado se vuelva por ejemplo más sabroso y que se añadan más matices en la degustación de sus aromas y sabores. Algunos estudios demuestran por ejemplo, que el sabor de la carne lo forman hasta seiscientos componentes diferentes.

Si de cocinar asados se trata, la leña le gana al carbón. Mientras el 61% de los argentos piensan que se cocina mejor con leña, el 39% sostiene que el mejor asado se cocina con carbón.

Alguien está haciendo asado y tu nariz lo sabe…

*Adrian Bifaretti y Eugenia Brusca del Departamento de promoción interna del IPCVA.

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Verano y uso del fuego: qué tener en cuenta

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Columna de la Cámara Misionera de Consultores Ambientales. Las temperaturas se elevan a medida que avanza la temporada estival y desde la Cámara Misionera de Consultores Ambientales nos brindan una serie de consejos para evitar ponernos en peligro o a quienes queremos al momento de utilizar el fuego. 

El fuego es utilizado para cocinar de manera extendida en nuestra provincia, pero es un elemento que puede desencadenar verdaderas tragedias ambientales de no ser manipulado correctamente. 

Los pastizales y áreas verdes en general van perdiendo humedad y se transforman en depósitos de combustible que quedan expuestos a la acción de los humanos.

En este escenario, con pastos secos y leña acumulada (combustible), uno de los tres componentes del llamado “triángulo de fuego” está a disposición y podría desatar un incendio. Si a esto se suma el viento (oxígeno) y una fuente de calor (fogata, chispa, colillas), el ciclo se completa aumentando el peligro.

RECOMENDACIONES PARA COCINAR CON FUEGO 

Hacer fuego solo en los lugares habilitados

Si estás haciendo fuego en los lugares habilitados, nunca lo pierdas de vista. El lugar debe estar despejado de pasto, ramas, árboles o elementos que puedan arder. Tené siempre a mano recipientes con abundante agua. Nunca hagas fuego debajo de los árboles. 

Controlá que el viento no arrastre chispas a los árboles y pastizales cercanos. Utilizá sólo leña seca y caída que pueda cortarse con la mano. No cortes ramas verdes. Delimitá la zona del fuego (considera arena, ladrillos, zanjas) para impedir o evitar que se propague.

Para apagar el fuego correctamente

Hacelo con abundante agua. Remové las cenizas para verificar que no queden brasas encendidas. Echá agua sobre la fogata y sus alrededores. Asegurate que los restos de la fogata queden fríos.  Si vivís cerca de bosques o en el campo, mantené los alrededores de tu vivienda despejada de arbustos y desechos.No enciendas fogatas ni fuego en zonas cercanas a pastizales y bosques.

Qué hacemos en caso de incendios forestales

Evacúa inmediatamente el área del incendio. Para evacuar, procurá cubrirte boca y nariz con un paño, para no inhalar humo. Mientras evacúas, observá permanentemente el comportamiento del fuego y llamá al 911 para solicitar asistencia. 

Si la autoridad determina la evacuación, acatá las indicaciones. Procurá caminar cerca de aguas abiertas poco profundos (ríos, lagos o lagunas), que podrían servirte como vías de evacuación. No vuelvas a un área quemada. Los sitios calientes pueden reactivarse sin previo aviso.

Recordemos que el 98% de los incendios son provocados por la acción humana. Es preciso generar conciencia para cuidar nuestro bien más preciado: el ambiente. 

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