Passalacqua visitó Cerro Azúl y Cerro Corá para habilitar obras de infraestructura

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El gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, en una amplia jornada de trabajo visitó las localidades de Cerro Azul y Cerro Corá para inspeccionar obras clave en infraestructura vial y comunitaria, incluyendo un nuevo polideportivo y la reconstrucción de una alcantarilla en la Ruta Provincial N° 3. Durante su recorrido, destacó la importancia de estas obras para el desarrollo y bienestar de la comunidad.

Esta mañana, en una jornada marcada por importantes visitas a obras de infraestructura, el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, recorrió las localidades de Cerro Azul y Cerro Corá, acompañado por autoridades locales y provinciales. En Cerro Azul, visitó el nuevo polideportivo, mientras que en Cerro Corá inspeccionó una alcantarilla recién construida en la Ruta Provincial N° 3, destinada a mejorar la conectividad y seguridad vial en la región.

En Cerro Azul, el gobernador visitó las instalaciones del nuevo polideportivo, un espacio destinado a la comunidad para el desarrollo de actividades sociales, culturales y deportivas. Esta obra, a cargo de la Dirección General de Arquitectura, cuenta con una superficie cubierta de 1.012 m² y espacios complementarios como accesos-halls, oficina-boletería, enfermería, sanitarios-vestuarios, cantina-parrilla y un escenario. El área principal es el Salón de Usos Múltiples, cuyas dimensiones permiten su uso como polideportivo. Las obras exteriores incluyen un pórtico de ingreso, playón deportivo, gradas, tanque de reserva de agua, veredas, cordones y dársenas para estacionamiento, cerco perimetral, señalética, pérgolas y parquizado.

Passalacqua recorrió las instalaciones del polideportivo junto al intendente de Cerro Azul, Gaspar Dudek; el director de Arquitectura, Sergio Bresiski; el arquitecto y dueño de la empresa constructora Oscar Kunz, entre otras autoridades. 

En ese sentido, el intendente de Cerro Azul, Gaspar Durek expresó que “es un honor y un orgullo que tener este polideportivo prácticamente terminado que cuenta con 18 o 19 horas de actividades diarias, de lunes a lunes” . A su vez contó: “hoy visitamos y recorrimos todo lo que es el estadio y la cancha que va a poder albergar casi a 2.000 personas en las tribunas y aseguró que “este era un anhelo la necesidad que teníamos hace muchos años”.

A su vez el jefe comunal se refirió al deporte como un pilar para la formación de los jóvenes y el futuro de la comunidad: “lo que todos pensamos, sabemos y aprendimos desde Cerro Azul es que la capacidad deportiva y la capacidad cultural, estamos seguros de que el deporte es una manera de prevenir, el deporte, la cultura y la educación va a ser la base de nuestro futuro y va a ser la base de nuestros hijos y de nuestros nietos”, destacó. 

Tras finalizar la visita al polideportivo en Cerro Azul, el gobernador se dirigió a la municipalidad de Cerro Corá, donde se reunió con el intendente Diego Pedrozo.

Durante la visita a Cerro Corá, el gobernador recorrió la zona de la RP 3, donde la Dirección Provincial de Vialidad completó la ejecución de una alcantarilla completamente nueva. Esta estructura reemplaza a la anterior, que había sido afectada por las intensas lluvias de los últimos meses y la consecuente suba del caudal de los cursos de agua en la región. La construcción de la nueva alcantarilla se realizó en la calzada principal de la Ruta Provincial N° 3 y se incluyó una nueva conformación de base estructural y capa asfáltica de rodamiento, permitiendo el tránsito de todo tipo de vehículos respetando las velocidades permitidas.

Al respecto el intendente de Cerro Corá, Diego Pedrozo, destacó que este paso ya estará habilitado para el tránsito así como resaltó la voluntad del gobernador “que estuvo también escuchando nuestras propuestas, ya que Cerro Corá es un municipio con una extensión bastante grande, con muchos productores, con cuatro colonias y comentándole al gobernador que estuvo escuchando de cerca la problemática que tenemos las colonias y realmente no deja muy contento de seguir avanzando y trabajando, como siempre digo es muy importante tener un gobierno que nos escucha que nos mira y está cerca de nosotros”, subrayó Pedrozo. 

Además del intendente local, durante la recorrida también lo acompañó el ingeniero encargado de la obra, Leandro Stoelben, quien compartió detalles a los funcionarios sobre el desarrollo del trabajo realizado de carácter clave para la zona.

Esta obra complementaria sobre la calzada de la Ruta Provincial N° 3 “es fundamental para garantizar la seguridad y la conectividad en la región, especialmente después de los daños causados por las recientes lluvias intensas”, destacaron desde la Dirección de Vialidad.

Al finalizar este recorrido, el gobernador Passalacqua y el intendente Pedrozo se reunieron con seis intendentes para dialogar sobre sus necesidades y preocupaciones. En este encuentro estuvo presente el intendente de Cerro Azul, Gaspar Dudek; la intendente de Almafuerte, Celia Smiak; el intendente de Andrade Gustavo Knebel; la intendente de Profundidad, Silvia Estigarribia y el intendente de Fachinal, Miguel Benítez. 

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Herrera Ahuad viajó a Cerro Cora y verificó tareas en el municipio

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Oscar Herrera Ahuad estuvo esta mañana en la localidad de Cerro Corá. Recorrió zonas afectadas por las lluvias y verificó tareas de reparación de caminos en la zona de la colonia.

Esta mañana, luego de la jornada de comicios vivida ayer, el gobernador Oscar Herrera Ahuad retomó su incesante agenda de trabajo junto a los intendentes de toda la provincia. En esta oportunidad, junto al alcade local Diego Pedrozo, visitó distintos puntos de la localidad de Cerro Corá afectadas por la intensa caída de agua ocurrida en las últimas horas.

Acompañado por el ministro de Gobierno Ricardo Wellbach, supervisó personalmente el estado de situación de varias familias que sufrieron los efectos adversos de la tormenta y que reciben asistencia.

En el marco de la visita de trabajo, recorrió zonas de la colonia donde se llevan a cabo tareas de reparación y mantenimiento de caminos terrados haciendo uso de una nueva maquina incorporada recientemente por el municipio a su parque vial. Y en general acompañó la planificación de las tareas en el municipio, con el fin de sortear los inconvenientes provocados por el temporal que desde hace unas horas afecta el sur de Misiones.

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No es un colectivo, es un derecho humano fundamental

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Juan Labandozka fue un vecino sexagenario que, allá por el 2019, decidió irse a vivir a uno de los parajes de Cerro Corá para iniciar una nueva vida en familia. Lleno de ilusiones y sueños no tardó en afincarse en su nuevo hogar, aunque sin sospechar que su salud estaba por jugarle una mala pasada. 

Comenzaban las primeras alertas y restricciones por la pandemia, mientras Juan asistía en colectivo a médicos que procuraban darle un diagnóstico. 

Para cuando se supo que aquello que lo afectaba era cáncer y que por lo cual sus visitas al médico debían ser regulares en pos del tratamiento pertinente, resulta que la empresa de colectivos toma la repentina decisión de suspender indefinidamente el servicio que prestaba por aquella zona. Dado lo cual, quedando en absoluto aislamiento, no tuvo más remedio que soportar su enfermedad sin asistencia más que aquella que con mucho amor pudieron brindarle sus allegados y vecinos.

Juan falleció y el parte nos habla de un deceso fruto de una cruel enfermedad. Pero las voces que recorren las chacras cuentan otra historia en la que se dice que Juan falleció de abandono por la avaricia inescrupulosa de una empresa de colectivos. 

“Nuestra Señora del Rosario” tiene esta línea adjudicada y dejó de prestar el servicio sin darle explicaciones a nadie, literalmente de la noche a la mañana desde que se impusieran las restricciones por la pandemia, allá por el 2019.

Hablamos aquí de un territorio olvidado al sur de la provincia de Misiones. El trayecto establecido por la ruta provincial 208 o “Ruta J”, que une la localidad de Cerro Cora con Cerro Azul y que afecta de manera directa a los parajes de Las Quemadas, Villa Venecia, Campiñas 1, Campiñas 2, Alberdi, Arroyo Tomas, Tacuaruzu, Colonia Alemana y Güemes. 

Territorio de chacras y campesinos pobres para quienes el colectivo significaba su único medio de movilidad e interacción con la ciudad.

Aquí hace ya casi cuatro años que a la tragedia de falta de lluvias y la apatía municipal se le suma la condena de estar absolutamente aislados del mundo y por ende con la carestía cercenada de sus derechos humanos fundamentales.

Hacer compras o visitar un médico se convirtió en literales privilegios de quienes aún pueden, ante la falta del transporte público, pagar un remis o flete a un precio realmente astronómico. 

Graciela Daneluk, vecina de la zona nos cuenta que “hay docentes que tuvieron que dejar de venir a dar clases… si se nos enferma un hijo tenemos que pagar un flete de $4000 para poder llegar al hospital o esperar que venga la ambulancia, pero si no está convulsionando, o no se está muriendo la ambulancia no llega, y si llega igual tenemos que caminar 2.5 km hasta la ruta porque no vienen hasta la casa… Tenemos un abuelo de 70 años que camina 25 km con una sonda médica a cuestas desde su casa hasta Cerro Azul para recibir su tratamiento y poder llegar al banco y así poder cobrar”.

La gestión municipal de Cerro Corá y Cerro Azul se han desentendido totalmente del tema agravando aún más el desamparo pero esto no ha sido suficiente para frenar la indignación. Los vecinos se reúnen, debaten y gestionan igual, aún en estas denigrantes condiciones. Con infinito amor a su tierra se plantan ante la injusticia porque para ellos, abandonar la chacra no es una opción.

Me tocó ser testigo de que en reunión vecinal, recibiendo la presencia de un concejal en funciones por Cerro Corá y con mandato casi cumplido, se supo tolerar en calma discursos sobre su supuesto interés y compromiso. Un tal Márques, del Frente PAyS, para quien los escrúpulos no parecen fundamentales y para quien, a su vez, en su mandato popular no pareció necesario contemplar la calamidad que esas chacras sufren.

Infinita paciencia e infinito amor de más de 100 familias que hoy reclaman por su derecho al transporte, a la salud, a la dignidad. 

Familias campesinas a quienes la sociedad les debe gratitud por ser quienes producen los alimentos para nuestras mesas. Seres humanos maravillosos, honestos, trabajadores, sufridos, que no viven de subsidios ni de limosnas. Seres humanos que solo piden poder pagar su boleto en una línea de colectivos que para ellos lo es todo.

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Fiesta Provincial del Chivito Serrano, este domingo en Cerro Corá

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Como anticipo de los festejos de su 129 aniversario, la localidad serrana anuncia la 7ma edición de esta fiesta popular que abarca danzas, música, gastronomía y artesanías. Dara inicio a las 10 de la mañana, como entrada libre y gratita.

La fiesta Provincial del Chivito Serrano, que este año tendrá su séptima edición, es un evento cultural que concentra la tradición misionera en el espacio público con entrada libre y gratuita. Se podrá disfrutar de la gastronomía tradicional con asado de chivito a la estaca, asado vacuno y una diversidad de platos regionales con el detalle de la carne de chivito, brindada por los productores locales que pertenecen a la Cuenca Ovino Caprina Zona Sur.

Es una fiesta del pueblo en la que Cerro Corá se viste de fiesta junto a sus parajes para recibir al público de todas partes de la provincia, el paisaje de los cerros genera un marco natural que cautiva y abraza a sus visitantes, que mientras degustan buena comida acompañados por la música en vivo con artistas de toda la provincia que actuarán frente a una gran pista para dar rienda suelta al baile, junto a Cristian y la Ruta, Los Menchos del Chamamé, Los Dorados, Selenia, Susana Gala, Los Troperos de Misiones, y muchos más.

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La utopía de los mercados de cercanía: el caso Cerro Corá

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De que los campesinos del mundo están sufriendo un silencioso éxodo hacia las urbes no es noticia, como tampoco lo es el desastre medioambiental que las aglomeraciones generan. Metrópolis gigantescas que no descansan en su afán de parasitar el planeta con sus tentáculos insaciables de recursos naturales no renovables. 

Los registros históricos de ésta disfunción ecosistémica nos transportan hacia finales del medioevo, en lo que Adam Smith llamó “previous accumulation”. Fenómeno mediante el cual, campesinos y artesanos, siervos de su señor, pasaron a ir formando parte de un inmenso ejército de mano de obra disponible con la libertad suficiente para vender su fuerza de trabajo y así procurar su supervivencia y la de su prole.

Los analistas aseguran que sólo quedará en el mundo rural el 30% de la población mundial para el año 2050, lo que implica que 6.700 millones de personas exijan, entre otras cosas, la provisión de alimentos sanos y nutricionalmente completos, pero cuyos garantes, los campesinos, habrán desaparecido del todo.

Todo lo concerniente a la comida quedará en manos absolutas y definitivas de Multinacionales latifundistas con amplio desarrollo tecnológico, transgénico y biocida.

Una agricultura sin agricultores, sin humanos y sobre la base de una dramática profundización de la desigualdad. Para mediados del presente siglo se deberá aumentar en un 70% la producción de alimentos y la vía del transhumanismo nos conduce hacia un futuro de seres enajenados de todo rastro de naturaleza. 

Sainsbury ‘s, el segundo supermercado más grande del Reino Unido, contrató a un equipo de científicos para predecir qué vamos a comer y cómo se producirán los alimentos, según indicadores económicos, demográficos, ambientales, tendencias sociales e innovaciones tecnológicas. De esta forma, predijeron que en 50 años predominarán las dietas personalizadas que combinarán nutrientes y vitaminas (a través de parches, píldoras adhesivas o goteo intravenoso) con alimentos fortificados, a veces con aditivos naturales. Según el mismo informe, será común desayunar con pan hecho de proteína de insecto y medusa regada de leche de algas, almorzar un kit de carne “cultivado en laboratorio” y cenar lo que el drone te traiga del supermercado, según tus necesidades nutricionales detectadas por un microchip personal incrustado debajo de tu piel y las actividades planificadas en los próximos días de tu agenda. 

Una humanidad en la que un puñado de inversores, agentes, empresarios, intermediarios y exportadores internacionales impondrán “dietas de adaptación al cambio climático” explotando lo que se pueda explotar de un planeta agotado. Todo lejos, ya muy lejos de una alimentación saludable como son verduras y hortalizas, frutas, cereales integrales, aceite de oliva, legumbres, frutos secos, pescados y mariscos, huevos, lácteos y las carnes blancas.

Se piensa en un negocio vertebrado sobre alianza empresarial del tipo Bayer-Monsanto, es decir, quien produce alimentos nutricionalmente deficitarios y quien responde con medicamentos químicos a los desbarajustes que éstos propician en nuestros débiles cuerpos. 

Todo este paisaje perturbador no es otra cosa muy distinta al presente que a diario padecemos. Se trata de una continuidad lógica pero con los condimentos de la crisis energética, la agudización de fenómenos como la escasez de agua dulce y la desertificación de los suelos, la concentración económica, la pérdida de soberanía de los Estados Nacionales, la multiplicación de las guerras en pos de los recursos aún disponibles, la apatía y el embrutecimiento de la sociedad civil, etc.

La última línea de defensa de una humanidad con anhelos de conservar cualidades físicas, mentales y espirituales alineadas con la naturaleza son, justamente, los pequeños productores campesinos minifundistas que aún resisten en el mundo. Clase social en peligro de extinción pero que aún conserva el conocimiento milenario, la sabiduría ancestral capaz de extraer de la tierra las energías vitales que la evolución dispuso como nuestro alimento y medicina. Son ellos hoy los partisanos del Siglo XXI, con las condiciones materiales de sostener el cableado de nuestra especie con su hermana tierra. Ejército disperso e inconexo de hombres y mujeres heroicos sometidos a los regímenes y exigencias del agronegocio,  pero que aún guardan las llaves del retorno a la sensatez y la cordura, ambas claramente opuestas a las ofertas transhumanistas en boga.

Vemos así las inconmensurables desventuras que acarrea este singular proceso al que llamamos “éxodo rural”. Vemos cómo se escurre entre nuestros dedos la esperanza por cada campesino que abandona la chacra día a día. 

Según el último Censo Nacional Agropecuario hay en Argentina 75.193 viviendas deshabitadas en chacras abandonadas, desapareciendo a un promedio de 5.166 chacras por mes. Así de vertiginoso es el drama que se vive y del cual nada se dice en medios de comunicación ni redes sociales.

Tomemos como ejemplo una localidad como Cerro Cora, Misiones. Esta localidad tenía, para 1935, 884 plantaciones de cereales, 180 de legumbres y hortalizas, 975.365 plantas de yerba, 3.200 vacunos, 1.500 equinos, 1.800 porcinos, 800 lanares, y 16.000 aves de corral. El sector yerbatero reunía a 181 productores para ese mismo año repartidos en los distintos parajes, mientras que en el pueblo, para ese entonces, florecían múltiples  comercios y emprendimientos de todo tipo, apalancados por la prosperidad creciente de su vasto campesinado. Por múltiples factores, la decadencia de la localidad creó  las condiciones para un lento  pero constante desplazamiento  de población. Aquí sucedió un éxodo rural específico y singular, dado que no se trató, en primer término, de una migración hacia las ciudades, sino más bien hacia tierras más fértiles, ubicadas más al norte de la provincia. Esta suerte de éxodo “rural-rural” fue el inicio de un ininterrumpido deterioro que, para mediados del siglo pasado, ya había convertido a la localidad en algo menos que un pueblo fantasma, quedando habitado sólo por aquellos que, dado sus escasos recursos, no tuvieron más remedio que quedarse. Se crean así las condiciones para el éxodo rural tradicional, que acompaña a esta localidad hasta hoy día. Hoy nada queda de aquellos tiempos de esplendor, y la producción  primaria pasó a ser, desde hace varias décadas, la del carbón vegetal, representado por un número cada vez más pequeño de chacras habitadas. En términos de potencial geopolítico, el sentido común indica que debería ser esta localidad quien abastezca, con frutas y hortalizas, a la ciudad capital, distante apenas unos 40 kilómetros. Sin embargo, las sucesivas administraciones municipales  nunca han podido ver que, en un pueblo eminentemente rural, sólo los campesinos pueden devolver la prosperidad que antaño sólo ellos fueron capaces de manifestar. Aquí anida la gran tragedia, porque que que a la opinión  pública no le importe en absoluto el éxodo rural no es lo mismo que que ese desinterés sea también observable en aquellos de quien se supone administran y planifican la cosa pública. Un desamparo crónico, en el que incluso se festeja el abandono de la chacra como señal socialmente compartida de progreso. De esta manera, quien aún resiste con su familia en el campo, experimenta sus vivencias cotidianas como condena, y no tiene por tanto más anhelo que el de lograr, algún día, que sus hijos puedan al fin escapar del suplicio. 

El caso de Cerro Corá es también fiel reflejo de un fenómeno que, como ya vimos, es también planetario, pero elegí exponerlo aquí porque reúne, también, características que lo hacen un modelo paradigmático. 

La expansión de la ciudad de Posadas amenaza seriamente en convertir a la localidad de Cerro Corá en parte de su conurbano para mediados del 2030. Una franja de masiva vegetación  y biodiversidad bajo la lupa de intereses inmobiliarios es hoy el destino de una ciudad, que debería ser parte de una verdadera agenda pública  provincial. El crecimiento descomunal de la ciudad capital debe obligadamente ser observado como un fenómeno que va a demandar una enorme producción de alimentos. Cerro Corá debiera ser la huerta de Posadas, pero si no les ofrecemos a sus campesinos algo mejor que la mera producción  de carbón vegetal, si no volcamos sobre ellos el respeto y la veneración que merecen, si no existe una administración  municipal que se empodere de un proyecto de desarrollo que vaya en este sentido, entonces, Cerro Corá al igual que todos los pueblos rurales del mundo cercanos a la ciudad terminaran por ser víctimas de la metástasis  metropolitana. 

Cada campesino que abandona la chacra en localidades como Cerro Corá acelera la cuenta regresiva del poco tiempo que ya nos queda para poder aún soñar con una humanidad distinta. 

Duele ver que vamos como en un auto a toda velocidad rumbo al colapso y no atinamos siquiera a soltar el acelerador.

Frenar el éxodo rural es vital y estratégico para la lucha contra el cambio climático, el restablecimiento de la integridad de nuestros sistemas inmunológicos, la soberanía alimentaria y el resguardo de la biodiversidad por solo mencionar algunos de los múltiples beneficios. 

Una batalla que se plasma en territorio, no en la virtualidad. Una batalla real y palpable donde cavar trincheras en pos de un futuro para nuestros hijos y nietos. Una batalla por la hermana tierra y la humanidad. 

Creo que se puede. Que estamos a tiempo aún. ¿Y usted?

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