Tres trimestres completos con déficit comercial

Compartí esta noticia !
  • La Argentina no puede salir del déficit comercial en el que entró desde marzo, producto principalmente de una sequía que continúa impactando en las exportaciones totales. Las mismas registraron un valor de USD 5.487 M en noviembre y mostraron una caída interanual del 31,6% (con productos primarios cayendo un 54,2% i.a. en el mismo mes). A su vez, las importaciones continúan presentando altos guarismos -a pesar de las fuertes restricciones- con compras al exterior por USD 4.872 M en el onceavo mes del año, mostrando una caída del 4,8% i.a. De este modo, el “rojo” comercial de noviembre fue de USD 615 M, y el acumulado en los once meses del año fue de USD 8.013 M cuando en igual período del año pasado se había anotado un superávit comercial de USD 5.821 M, marcando una reversión de casi USD 13.000 M. 

¿Qué pasó con las exportaciones?

  • Los valores exportados cayeron un 31,6% i.a. en noviembre, pasando de ventas externas por USD 7.122 M en noviembre de 2022 a USD 4.872 M en nov-23, y acumulan su doceava caída interanual consecutiva. Las mismas continúan siendo traccionados por los efectos (directos e indirectos) de la sequía, lo cual puede observarse tanto por la caída en las cantidades exportadas (-22,1% i.a.) como en la baja del precio de las exportaciones (-12,2% i.a.). Casi todos los rubros mostraron bajas tanto en precios como en cantidades, con Productos Primarios mostrando la peor disminución en ambos, ya que sus volúmenes bajaron un 47,9% anual, y los precios se redujeron un 12,6% i.a. En tanto, Manufacturas de Origen Agropecuario sufrió la segunda peor caída, con contracciones importantes en precios (-9,7%) y cantidades (-5,7%). La excepción a las bajas generalizadas fue Combustibles y Energía, que mostró una disminución de precios de 16,6% interanual que fue parcialmente compensada por una suba en las cantidades de 8,4% i.a., respondiendo a las mejores perspectivas del sector en Argentina. 
  • Las exportaciones a la región permitieron amortiguar la caída de las ventas externas: mientras que el Mercosur vio una disminución en las exportaciones argentinas de 13,6% i.a., y otros socios locales como el ALADI del 10,5%, destinos de peso, pero más distantes, exhibieron bajas mucho mas pronunciadas. Así, el promedio general (-31,6%) fue excedido por los guarismos en China (-63,5% interanual), India (-49,3%), ASEAN (-59,3%), o la Unión Europea (-55,9%). El fuerte peso de Manufacturas de Origen Industrial (cuyas cantidades bajaron solamente un 5,7% i.a.) pudo haber influido en el guarismo total, asimismo. 
  • Las exportaciones se redujeron en USD 2.250 M entre noviembre de 2022 y 2023, lo cual se puede atribuir en un 47% a la disminución de USD 1.053 M en Manufacturas de Origen Agropecuario, junto a un 36% producto de la reducción de USD 817 M en Productos Primarios – tal que la sequía dio cuenta, directa o indirectamente, de un 83% de la baja en las exportaciones. En tanto, las Manufacturas de Origen Industrial disminuyeron en USD 308 M, es decir un 14% del total, mientras que combustibles solo dio cuenta de un 3% (USD -71 M). 
  • El rubro de Combustibles mostró una dinámica contrapuesta, con las menores bajas de todos los segmentos (-9,5% i.a., versus -34,2% i.a. para el resto de las exportaciones). En este sector, los precios disminuyeron un 16,6% i.a., y las cantidades crecieron un 8,4% anual. La principal causa de esto es doméstica: el sector de Minería en general, y de hidrocarburos en específico, es uno de los únicos que está mostrando un buen desempeño en 2023, ya que se ha expandido la producción de gas natural en el yacimiento Vaca Muerta en los últimos cinco meses tras la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner. 

¿Qué pasó con las importaciones?

  • Los valores importados se contrajeron un 4,8% i.a. en noviembre, traccionados por una caída en los precios internacionales de 2,0% i.a., y una baja en las cantidades importadas de 2,9% interanual. Las cantidades vienen mostrando un desempeño errático, con bajas en dos de los últimos cuatro meses y subas en los otros dos. 
  • En el interior de las compras externas, la mayor baja se registró en Vehículos Automotores de Pasajeros, que registró un descenso del 62,3% interanual, explicado casi enteramente por una disminución en las cantidades exportadas de 57,3% anual – una interrupción con la normalización del comercio exterior de este sector y más en línea con el desplome del 85% que se había registrado en el bimestre julio – agosto que con los guarismos más moderados de septiembre y octubre, lo cual implicó con vehículos que se habían acumulado y demorados en aduana. La segunda mayor baja fue en Bienes de Capital, cuyas compras externas cayeron un 19,2% respecto al año previo: los precios crecieron un 2,4% para este rubro, pero las cantidades se redujeron en un 21,3% i.a. Se dio una reducción similar de 14,9% i.a. en Combustibles y Lubricantes, aunque liderada por una reducción de los precios percibidos (-12,1% vs nov-22) y no en las cantidades, que cayeron solamente un 2,9% interanual. 
  • En contraposición, se observaron subas en el resto de los rubros, con la mayor variación positiva en el segmento de Bienes Intermedios: los precios cayeron un 7,4% anual, mientras que las cantidades crecieron un 11,4% i.a., implicando una suba neta de 3,4% contra igual mes del año pasado. Las subas en Bienes de Consumo y Piezas y Accesorios para Bienes de Capital fueron más leves (0,5% y 0,8% respectivamente), y obedecieron a dinámicas contrapuestas: los Bienes de Consumo vieron caídas en los precios (-4,4%) y crecimiento en cantidades (5,4%), en tanto que Piezas y Accesorios tuvieron una leve suba en los precios (1,0%) y una contracción en los volúmenes (-0,4%).

Perspectivas

  • Podría verse una reversión del saldo comercial al menos hasta el mes de diciembre, ya que comenzaría a impactar positivamente la cosecha fina de trigo. Asimismo, la devaluación del tipo de cambio de 118,3% del 12/12 afectaría tanto a importaciones como a exportaciones, para los cuales, el tipo de cambio real es extremadamente alto. Luego de la devaluación, en cuanto concierne a exportadores, el tipo de cambio efectivo sería de $717 (un 38% por encima del promedio de largo plazo), ya que se combinan una retención mínima del 15% (aunque mayor para ciertos productos agropecuarios, como la soja) con un nuevo esquema de liquidación al CCL en un 20%. En tanto los importadores tendrán un recargo a cuenta del impuesto PAIS de 17,5% en bienes que llevará el tipo de cambio que pagan a $940 – casi el doble del tipo de cambio real de largo plazo (en torno a $520, a precios de hoy). 
  • Hacia adelante, se verá una mejora de las exportaciones gracias a la recuperación del sector agropecuario en base al fin de la sequía, sumado al incentivo exportador que provee la devaluación del tipo de cambio. Aún así, quedaría pendiente monitorear una posible apreciación cambiaria – si se devaluara la moneda a 2% como fue anunciado-  el tipo de cambio real sería equivalente, en precios de hoy, a $600 en enero, y en dos meses quedaría en torno a $480; para marzo, sería inferior a sus valores pre-devaluación. 
  • A futuro se liberarían las exportaciones, eliminando controles sobre precios o cantidades, además del fin de cupos (aunque con un sistema de seguimiento estadístico).  En cuanto a las importaciones, se sustituiría el sistema de SIRAs por un nuevo mecanismo, el cual eliminaría el requisito de conformidad previa del BCRA: no se requerirán controles ni habilitaciones, pero sí habrá seguimiento estadístico. Los pagos serán diferidos en plazos de 30 a 180 días según el sector: para energía e hidcrocarburos serían inmediatos, laboratorios y fertilizantes (entre otros) tendrían hasta 30 días, y la industria automotriz y los bienes suntuarios recién accederían a dólares en 180 días.  Los pagos se realizarían en cuatro “cuotas” iguales dentro del plazo a pactarse, cada treinta días de corrido para la mayoría de los bienes. 
  • En resumen, se espera que 2023 cierre con un déficit comercial en torno a USD 6.900 M, con una reversión significativa en 2024, el cual tendría nuevamente un superávit comercial de USD 14.000 M – respondiendo a una disminución en las importaciones (por mayores precios y menor demanda, causada por la recesión) y mayores exportaciones.
Compartí esta noticia !

En marzo el Sector Público Nacional registró un déficit primario de $257.856 millones

Compartí esta noticia !

Durante el tercer mes del año, el Sector Público Nacional registró un déficit primario de $257.855,5 millones. Por otra parte, se registró un déficit financiero de $388.005,8 millones, producto del pago de intereses de la deuda pública neto de pagos intra-sector público, que alcanzó los $130.150,3 millones. De esta manera el déficit primario acumulado al primer trimestre alcanzo los $689.927,8 millones, mientras que el déficit financiero totalizo los $1.411.566,4 millones.

La peor sequía en décadas afectó notablemente la recaudación asociada a los tributos del comercio exterior del Estado Nacional, durante el primer trimestre. En este período, se estima una merma aproximadamente $350.000 millones respecto a las proyecciones contenidas en la Ley de Presupuesto 2023.

En el marco de este escenario restrictivo, la administración de la política fiscal dispuesta por las autoridades del Ministerio de Economía priorizó las asignaciones financieras destinadas a jubilaciones y pensiones, a las políticas de inclusión social y a los programas de inversión pública con énfasis en la infraestructura energética. Así, la moderación sostenida para la ejecución del resto de los gastos presupuestados morigeró el impacto negativo en el resultado primario del período provocado por la referida caída de la recaudación. De hecho, la variación interanual real del gasto primario fue negativa (-6,0% i.a).

Durante marzo, los ingresos totales del SPN alcanzaron los $1.726.776,0 millones, afectados por los tributos al comercio exterior. Excluyéndolos, la recaudación tributaria presentó un crecimiento de +108,2% i.a., mientras que, si se contemplan los mismos, dicha variación alcanza el +77,3% i.a. En este sentido, los recursos asociados al mercado interno y a la seguridad social amortiguaron su desempeño.

Los ingresos correspondientes a los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social se aceleraron por tercer mes consecutivo (+110,6% i.a.), como consecuencia del aumento del salario medio del sector privado y sector público. Estos ingresos se encuentran disminuidos por la exención que alivia la carga tributaria de las provincias del Norte Argentino y el sector de la salud.

Dentro de los ingresos ligados a la actividad económica, se destaca la recaudación correspondiente al IVA neto de reintegros (+$208.954,4 millones; +118,2% i.a.) la cual también se aceleró por tercer mes consecutivo, el impuesto sobre Débitos y Créditos (+$97.017,7 millones; +125,7% i.a.) y el impuesto a las Ganancias (+$78.355,8 millones; +102,5% i.a.). Por su parte, los derechos de exportación evidencian una trayectoria diferente al resto producto de la grave sequía (-68,1% i.a; -$ 99.293,5 millones).

A su vez, las erogaciones primarias del Sector Público Nacional alcanzaron en el mes de marzo los $1.984.631,5 millones (+69,0% i.a.) priorizando durante el primer trimestre las políticas de inclusión social y la inversión pública en obras de infraestructura vivienda, transporte y con especial énfasis en infraestructura energética.

En lo que refiere a las prestaciones de la seguridad social de marzo, las mismas ascendieron a $745.573,3 millones (+91,1% i.a.). Esta dinámica se explica por el impacto de la fórmula de movilidad vigente (Ley N° 27.609), que arroja incrementos conforme crece la economía y los salarios. Cabe destacar que este concepto no incluye el refuerzo de ingresos previsionales (+$79.000 millones), el cual también será otorgado para los meses de abril y mayo. Por otra parte, la erogación asociada a remuneraciones alcanzó los $262.666,7 millones (+130,9% i.a.) producto de los incrementos otorgados en el marco de los acuerdos salariales alcanzados.

Las transferencias corrientes alcanzaron los $648.748,8 millones (+28,2% i.a.). Aquellas correspondientes al sector privado presentaron un crecimiento de +$93.880,5 millones (+22,2% i.a.) motorizado principalmente por el gasto en Seguridad Social. Entre ellas, se destaca el mencionado refuerzo de ingresos otorgado a jubilados y pensionados. Al mismo tiempo, los subsidios económicos cayeron en -$78.657,6 millones (-35,4% i.a.), explicados por la dinámica de los subsidios energéticos, (-$90.041,5; -48,5% i.a.), pese a la compra anticipada de GNL. A su vez, aquellos subsidios relacionados al transporte crecieron en +$8.389,3 millones (+23,8% i.a).

Por su parte, las transferencias corrientes al sector público realizadas durante marzo alcanzaron los $131.073,6 millones (+$48.836,6 millones), que incluye las transferencias realizadas por el Ministerio de Educación a las provincias en el marco del FONID por +9.825,3 millones (+134,9%).

Finalmente, el gasto de capital alcanzó durante el periodo de referencia los $168.649,3 millones (+146,2% i.a.), producto de la inversión asociada a obras de infraestructura energética, vivienda y transporte. En lo que respecta a Inversión Real Directa, la misma se incrementó en +$65.766,3 millones (+153,5% i.a.), destacando el gasto realizado por ENARSA (+$38.326 millones), para financiar la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner. Por su parte, las Transferencias de Capital a Provincias registraron un crecimiento de +121,4% i.a., entre las que se destaca el incremento de las transferencias realizadas por los Fondos Fiduciarios para la Vivienda Social y de Integración Socio Urbana.

Compartí esta noticia !

En febrero el Sector Público Nacional registró un déficit primario de $228.134 millones

Compartí esta noticia !

Durante el mes de febrero, el Sector Público Nacional registró un déficit primario de $228.134,0  millones. A su vez, se registró un déficit financiero de $485.590,9 millones, producto del pago de intereses de la deuda pública neto de pagos intra-sector público, que alcanzó los $257.456,9 millones.

En el segundo mes del año, los ingresos totales del SPN alcanzaron los $1.570.391,1 millones, afectados principalmente por el desempeño de los tributos asociados al comercio exterior que incluye el imprevisto impacto de la sequía1. Excluyendo los tributos mencionados, la recaudación presentó un  crecimiento de +105,1% i.a., mientras que, si se contemplan los mismos, dicha variación alcanza el  85,6% i.a. En este sentido, los principales tributos que impulsaron la recaudación son los asociados al mercado interno y a la seguridad social.

Los ingresos correspondientes a los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social evidenciaron una aceleración por segundo mes consecutivo incrementándose un +106,9% i.a., como consecuencia del aumento del salario medio del sector privado y sector público. Cabe mencionar que estos ingresos se encuentran disminuidos por las exenciones para aliviar la carga tributaria al sector de la Salud (prorrogada hasta el 28/02/2023 según Decreto 577/2022) y de las provincias del Norte Argentino.

Dentro de los ingresos ligados a la actividad económica, se destaca la recaudación correspondiente al IVA neto de reintegros (+$159.425,4 millones; +107,2% i.a.) la cual también se aceleró por segundo mes consecutivo. Mientras tanto, la recaudación asociada al impuesto a las Ganancias presentó una variación de +$82.584,2 millones (+99,3% i.a.), impulsado por el incremento en el monto de las remuneraciones gravadas y el monto de las operaciones alcanzadas.

Como se mencionó anteriormente, los tributos del comercio exterior evidencian una trayectoria diferente al resto de los tributos con especial énfasis en los derechos de exportación producto de la
creciente sequía que afecta las exportaciones del sector agropecuario. En este sentido, la recaudación asociada a este tributo se redujo en un -45,0% interanual (-$ 42.606 M). Para dimensionar la magnitud de la sequía y su impacto en las cuentas públicas, vale mencionar que la recaudación de derechos de exportación medida en dólares alcanzó durante el primer bimestre del año valores cercanos a la mitad de lo recaudado en 2021 y en 2022 para el mismo periodo. Si se toma como referencia la recaudación promedio  de  enero-febrero  de  dichos  ejercicios,  en  2023  la  pérdida  bimestral  de  recaudación ascendería a $200.000 millones.

Si bien la evolución de los gastos primarios refleja la prudencia de la administración fiscal durante el primer bimestre de 2023, mejorando la focalización de los subsidios energéticos, al mismo tiempo que se prioriza la política de seguridad social y la inversión pública, la aludida caída de la recaudación proveniente del comercio exterior da cuenta de la severidad del impacto de la sequía en las cuentas públicas.

En tal sentido, las erogaciones primarias del Sector Público Nacional alcanzaron en el mes de febrero los $1.798.525,1 millones (+95,0% i.a.), impulsadas principalmente por la aceleración sostenida de la inversión pública en obras de infraestructura energética, vivienda y transporte, la cual se triplicó frente a febrero 2022, luego de evidenciar un incremento de +$125.598,0 millones (+246,6% i.a.).

En lo que refiere a las prestaciones de la seguridad social, las mismas ascendieron a $667.447,5 millones (+81,8% i.a.). Esta dinámica se explica por el impacto de la fórmula de movilidad vigente (Ley N° 27.609), que arroja incrementos conforme crece la economía y los salarios. Cabe destacar que este concepto no incluye  el  refuerzo  de  ingresos  previsionales  por  considerarse  “no  remunerativos”  (Decreto  N° 788/2022). Por otra parte, la erogación asociada a remuneraciones alcanzó los $232.079,6 millones (+104,5% i.a.) producto de los incrementos otorgados en el marco de los acuerdos salariales alcanzados.

Las  transferencias  corrientes  alcanzaron  los  $555.625,9  millones  (+69,5%  i.a.).  Aquellas correspondientes al sector privado presentaron un crecimiento de +$191.884,6 millones (+74,1% i.a.) motorizada principalmente por el gasto en Seguridad Social. Entre ellas, se destaca en el corriente mes el refuerzo de ingresos otorgado a jubilados y pensionados en virtud del aludido Decreto, el incremento de Políticas Alimentarias (+104,3% i.a.) vinculado al incremento de la prestación de la Tarjeta Alimentar en noviembre de 2022, como así también el incremento en la Asignación Universal por Hijo (+105,0%). Mientras tanto, el comportamiento en el gasto de Asignaciones Familiares se debe a que aún no contempla el impacto del Decreto 101/2023 que iguala el tope de ingresos para percibir las Asignaciones Familiares con el piso del Impuesto a las Ganancias.

Al mismo tiempo, los subsidios económicos crecieron en +$75.520,3 millones (+67,8% i.a.). Mientras que los subsidios energéticos se incrementaron en +$53.646,8 millones frente a 2022 (+70,5% i.a.), el cual contempla el pago por la compra anticipada de GNL para el periodo invernal a fin de generar ahorros futuros en consecuencia de los precios más favorables debido a la estacionalidad. A su vez, aquellos subsidios relacionados al transporte crecieron en +$21.296,3 millones (+63,3% i.a).

Por su parte, las transferencias corrientes al sector público realizadas durante febrero alcanzaron los $104.191,2 millones  (+$36.074,9  millones  i.a.).  Dentro  de  éstas,  las  transferencias  corrientes  a provincias, alcanzaron los $44.955,5 millones (+$11.132,9 millones i.a.). En este concepto es menester mencionar el incremento en las transferencias realizadas por el Ministerio de Educación en el marco del FONID por +9.735,0 millones (+135,2%). Asimismo, las transferencias a Universidades ascendieron a $56.823,0 millones (+$28.316,4 millones i.a.).

Finalmente, como se mencionó anteriormente, el gasto de capital alcanzó durante el periodo de referencia los $176.538,5 millones (+246,6% i.a.), producto de la inversión asociada a obras de infraestructura energética, vivienda y transporte. En lo que respecta a Inversión Real Directa, la misma se incrementó en +$45.658,0 millones (+144,1% i.a.), explicada en su mayoría por la mayor inversión de las empresas públicas (+$39.107,1 millones). Dentro de este grupo destaca el gasto realizado por ENARSA (+$25.900 millones), principalmente para financiar la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, que permitirá reducir el costo de la energía en la segunda mitad del año y así fortalecer la consolidación fiscal en el mediano plazo. Por su parte, las Transferencias de Capital a Provincias registraron un crecimiento de +371,2% i.a., entre las que se destaca el incremento de las transferencias realizadas por los Fondos Fiduciarios para la Vivienda Social y de Integración Socio Urbana.

Compartí esta noticia !

En enero el Sector Público Nacional registró un déficit primario de $203.938 millones

Compartí esta noticia !

Durante el primer mes del año, el Sector Público Nacional registró un déficit primario de $203.938,3 millones. A su vez, durante el mes de enero no se registraron ingresos provenientes de las rentas de la propiedad vinculadas a las emisiones primarias de títulos públicos. Por otra parte, se registró un déficit financiero de $537.969,7 millones, producto del pago de intereses de la deuda pública neto de pagos intra-sector público, que alcanzó los $334.031,4 millones.

En el mes de enero, los ingresos totales del SPN ascendieron a $1.723.204,5 millones y presentaron una variación interanual de +92,4% i.a. Los ingresos tributarios alcanzaron los $1.584.591,3 millones (+93,5% i.a.), motorizados principalmente por los recursos asociados a la actividad económica. Sin embargo, dicho comportamiento se vio afectado por la severa sequía que impacta de sobremanera en el rendimiento de principales productos exportables, ocasionando una gran merma en la recaudación asociada a los tributos del comercio exterior del Estado Nacional.

Los ingresos correspondientes a Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social evidenciaron un incremento de +101,5% i.a., como consecuencia del aumento del salario medio del sector privado y sector público. Cabe mencionar que estos ingresos se encuentran disminuidos por las exenciones para aliviar la carga tributaria al sector de la Salud (prorrogada hasta el 28/02/2023 según Decreto 577/2022) y de las provincias del Norte Argentino.

Dentro de los ingresos ligados a la actividad económica, se destaca la recaudación correspondiente al IVA neto de reintegros (+$167.026,3 millones; +103,3% i.a.), como así tambien la recaudación asociada al impuesto a las Ganancias, la cual presentó una variación de +$84.907,2 millones (+104,4% i.a.), impulsado por el incremento en el monto de las remuneraciones gravadas y el monto de las operaciones alcanzadas.

Por otro lado, los tributos del comercio exterior muestran una variación de +$49.131,3 millones (+48,7% i.a.). En particular, los Derechos de Importación se incrementaron en +63,8% i.a., mientras que los Derechos de Exportación registran un crecimiento de +41,1% i.a.

Respecto de las erogaciones primarias del Sector Público Nacional, las mismas alcanzaron en el mes de enero los $1.927.142,8 millones (+111,2% i.a.), debido principalmente a la inversión asociada a obras de infraestructura energética, vivienda y transporte, la cual presentó un incremento de +$93.442,3 millones (+151,6% i.a.), reflejando una vez más el compromiso del Gobierno Nacional con la inversión pública.

 En lo que refiere a las prestaciones de la seguridad social, las mismas ascendieron a $710.893,3 millones (+86,1% i.a.). Esta dinámica se explica por el impacto de la fórmula de movilidad vigente (Ley N° 27.609), que arroja incrementos conforme crece la economía y los salarios. Por otra parte, la erogación asociada a remuneraciones alcanzó los $267.832,3 millones (+116,3% i.a.). producto de los incrementos otorgados en el marco de los acuerdos salariales alcanzados.

Las transferencias corrientes alcanzaron los $655.528,0 millones (+119,9% i.a.). Aquellas correspondientes al sector privado presentaron un crecimiento de +$287.549,8 millones (+123,1% i.a.). Entre ellas, se destaca en el corriente mes el refuerzo de ingresos otorgado a jubilados y pensionados en virtud del Decreto N° 788/2022, el incremento de Políticas Alimentarias (+99,6% i.a.) vinculado al incremento de la prestación de la Tarjeta Alimentar en noviembre de 2022, como así también las transferencias al programa ACOMPAÑAR (+$1.138,2 millones).

Al mismo tiempo, los subsidios económicos se incrementaron en +$113.925,9 millones (+133,6% i.a.). Mientras que los subsidios energéticos se incrementaron en +$72.778,5 (+118,8% i.a.) respecto a enero del año anterior, aquellos relacionados al transporte lo hicieron en +$25.588,7 millones (+114,4% i.a.).

Por su parte, las transferencias corrientes al sector público realizadas durante enero ascendieron a $133.732,4 millones (+116,2% i.a.). Dentro de éstas, las transferencias corrientes a provincias, arrojaron una variación de +$37.719,7 millones. En este concepto es menester mencionar las transferencias realizadas por el Ministerio de Educación en el marco del FONID (+$8.272,1 millones). Asimismo, se registraron aumentos en las transferencias a Universidades +$32.283,3 millones (+117,6% i.a.), dentro de los cuales, el aumento vinculado a los nuevos acuerdos salariales vigentes alcanzó el +100,3% i.a.

Finalmente, como se mencionó anteriormente, el gasto de capital alcanzó durante el periodo de referencia los $155.092,7 millones (+151,6% i.a.), producto de la inversión asociada a obras de infraestructura energética, vivienda y transporte. En lo que respecta a Inversión Real Directa, la misma se incrementó en +$52.170,9 millones (+177,2% i.a.), explicada en su mayoría por la mayor inversión de las empresas públicas (+$37.866,1 millones) entre los que se destaca el gasto realizado por ENARSA (+$31.868,8 millones). Por su parte, las Transferencias de Capital a Provincias registraron un crecimiento de +123,4% i.a., entre las que se destaca el incremento de las transferencias realizadas por los Fondos Fiduciarios para la Vivienda Social, de Infraestructura Hídrica y de Integración Socio Urbana.

Compartí esta noticia !

Nubarrones en el horizonte: se recrudece el frente externo 

Compartí esta noticia !

En informes recientes hemos dado cuenta de los principales desafíos a los que estará expuesto el frente externo de la economía en el largo camino a 2023, en medio de la incertidumbre propia del proceso electoral.  

Los principales focos de riesgo se encuentran asociados al 1) impacto que la sequía tendría sobre la cosecha 2022-23, que reduciría el valor de la producción en relación a la campaña previa tras dos ciclos de mejoras de la mano de shocks de precios internacionales, junto con el riesgo de que las expectativas de devaluación -o de eliminación de retenciones- post-elecciones presidenciales puedan incentivar una demora en la comercialización de la misma; y 2) la necesidad de poner en marcha el Gasoducto Néstor Kirchner previo a la próxima temporada invernal a los efectos de ahorrar un monto considerable de dólares en el pago por importaciones energéticas.   

A estos se le sumará un tercer factor: 3) un contexto internacional que ha venido agravándose y cuyas perspectivas lejos están de mostrar mejoras. 

¿Cuáles son los principales factores detrás de este deterioro? ¿Existen riesgos de un empeoramiento mayor al esperado? Y más importante aún, ¿cuáles son los principales canales de contagio para la economía argentina? 

Tres focos de tensión en la economía global 

La actividad económica global ha venido desacelerándose, aumentando los riesgos de una recesión, mientras que las presiones inflacionarias se han intensificado. A lo largo de los últimos meses siguieron operando -con diversa intensidad- los tres principales focos de tensión que le dan forma a los enormes desafíos que enfrenta la economía global en la actualidad y que continúan generando incertidumbre a futuro:  

1) El conflicto bélico en Ucrania, con su impacto en la actividad económica, el cual es principalmente transmitido por la abrupta reducción del suministro de gas de Rusia a Europa, los mayores precios de las materias primas (principalmente alimentos y energía) y la disrupción en los circuitos de comercio. Si bien la reactivación parcial de la oferta (ayudada por la iniciativa de Granos del Mar Negro) y el riesgo recesivo han llevado los precios de las materias primas agrícolas y los metales a sus niveles previos al conflicto, estos se mantienen en niveles históricos elevados.  

2) Las restricciones a la movilidad en China para lidiar con la pandemia y el debilitamiento de su sector inmobiliario (1/5 de su PIB), con su efecto sobre el crecimiento del Gigante Asiático, el comercio internacional y las cadenas globales de suministro; y 

3) Con un peso cada vez mayor, el ciclo monetario contractivo de la mayoría de los bancos centrales (BC) de países avanzados en respuesta a la elevada, persistente y diseminada inflación, con una FED aplicando la suba de tasas de interés más veloz desde los 80s, buscando inducir un menor nivel de actividad económica y generando condiciones financieras globales más adversas para los países emergentes y un marcado fortalecimiento del dólar a nivel mundial hacia los mayores niveles desde inicio de los 2000s.  

Estos tres elementos se han montado sobre una dinámica previa que ya venía generando presiones inflacionarias crecientes a la salida del momento más agudo de la pandemia. Sobre ella venían influyendo las políticas fiscales y monetarias expansivas que favorecieron una demanda pujante en medio de los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro. Sobre este último punto cabe señalar que, si bien las limitaciones de las cadenas de valor han venido disminuyendo, aún permanecen por encima de sus niveles “normales”, mientras que su continuidad dependerá en buena medida de la evolución del COVID-19 en China. 

Nuevas proyecciones: mayor desaceleración económica y más persistente inflación 

En este marco, el FMI publicó en su World Economic Outlook (WEO) de Octubre la actualización de sus perspectivas económicas para el año en curso y los venideros, dando cuenta de un nuevo deterioro en las perspectivas económicas: la inflación será más alta, la política monetaria más estricta y el crecimiento más débil de lo previsto en el informe de Julio. De hecho, el organismo no dudó en ser tajante al decir que “lo peor está por venir”, y que para muchos el año 2023 se sentirá como una recesión. 

En concreto, el Fondo proyecta un crecimiento del 3,2% para la economía mundial en 2022 (sin cambios respecto a la última estimación) y una desaceleración al 2,7% en 2023 (-0,2 p.p. respecto a lo proyectado en Julio pasado y -0,9 p.p. vs. lo calculado en Abril). Cabe destacar que el pronóstico para 2023 es el más débil desde el crecimiento del 2,5% observado durante la desaceleración mundial de 2001, exceptuando las crisis financieras mundiales y de COVID-19. Asimismo, el pronóstico está muy por debajo de la media histórica: el crecimiento económico global promedió 3,6% durante 2000–21 (y lo mismo durante 1970–2021). 

Si bien el FMI se encargó de aclarar que no prevé una contracción del PIB mundial, prevé que los países que explican más de un tercio del PIB global muestren contracciones de sus economías por dos trimestres consecutivos (una “recesión técnica”) en algún momento de 2022 o 2023. 

La mayor desaceleración en 2023 tendrá lugar en Europa. La Zona del Euro crecería sólo 0,5% el año que viene (-0,7 p.p. en relación a lo esperado en Julio), donde incluso se prevé que su locomotora, Alemania, exhiba una contracción del -0,3% (corrigiendo la estimación previa de un crecimiento de 0,8%), acompañada por una caída del -0,2% en Italia. Esta dinámica responderá principalmente a la continuidad de la grave crisis energética desatada por la guerra en Ucrania, en virtud de la cual Rusia redujo sus exportaciones de gas por gasoducto al Viejo Continente en cerca de un 80% i.a. en septiembre, llevando a una realineación geopolítica de los suministros energéticos. 

Pese a la desaceleración económica, las presiones inflacionarias vienen siendo más generalizadas y persistentes de lo previsto. En medio de registros de inflación que en economías avanzadas alcanzan los mayores niveles en cuatro décadas, el FMI elevó al 8,8% la inflación mundial esperada para este año (vs 8,3% en Julio y 7,4% en Abril), lo que marcará el segundo año consecutivo de aceleración y el mayor ritmo en 25 años. Para 2023 se espera una desaceleración al 6,5% (en Abril se esperaba un 4,8%), que no obstante significaría una inflación muy superior al promedio del lapso 2000-21 (3,9%). 

Riesgos de mayor inflación y menor crecimiento a lo previsto siguen dominando  

Se destacan 6 principales factores de incertidumbre que podrían conducir a un empeoramiento del escenario previsto1) La capacidad de los BC para calibrar las alzas de tasas a fin de no quedarse atrás (desanclando las expectativas), pero tampoco para elevarlas más de lo necesario (propiciando una recesión más aguda), en medio de mercados de trabajo (como el de EE.UU.) que se mantienen firmes e indicadores de actividad mixtos; 2) un mayor fortalecimiento del dólar producto de la divergencia en las decisiones de política monetaria entre países desarrollados; 3) presiones inflacionarias persistiendo más tiempo, derivando en respuestas monetarias más duras; 4) estrés en el mercado de deuda de emergentes frente a un sobreendeudamiento generalizado tras la pandemia; 5) interrupción del suministro de gas de Rusia a Europa; y  6) un empeoramiento de los problemas inmobiliarios de China. 

Principales vías de contagio para Argentina 

El deterioro del escenario global implicaría riesgos de potenciales contagio sobre la economía argentina a través de 4 principales vías: 

  1.  Menor crecimiento mundial. Una menor expansión económica de los principales destinos de nuestras exportaciones podría inducir una caída en la demanda de exportaciones. En este sentido, el crecimiento esperado para nuestros principales socios comerciales en 2023 fue ajustado al 2,4% frente al 3,5% que se estimaba en Abril, al tiempo que la expansión de los miembros del Mercosur (excl. Argentina) sería de sólo el 1,2% (vs 1,5% en Abril). Esta dinámica pondrá en jaque el supuesto de un mayor dinamismo de las exportaciones contenida tanto en el Presupuesto como en la segunda revisión del FMI como uno de los pilares en la necesidad de seguir acumulando reservas el año que viene. Por otra parte, la pérdida de dinamismo de la economía global podría influir negativamente sobre el precio de las commodities
  2. Fortalecimiento del dólar. Históricamente un dólar más fuerte ha estado asociado a un debilitamiento en la cotización de las commodities. Si bien esa relación se ha debilitado este año producto de la restricción de oferta que significó la guerra en Ucrania -y la persistencia de ciertos cuellos de botella- constituye un riesgo latente, pudiendo ejercer una presión a la baja sobre el precio de las materias primas. En este sentido, el FMI espera que el precio de las commodities no-energéticas se reduzca parcialmente en 2023 (-6,2%) luego de haber crecido 7,3% en 2022. Un segundo efecto está asociado a presiones a la depreciación de las monedas emergentes, lo cual complejizaría la necesidad de Argentina de no seguir apreciando el tipo de cambio real, empujando al BCRA a acelerar el ritmo del crawling peg, con la contribución al proceso inflacionario que esto podría acarrear. 
  3. Suba de tasas y salida de capitales. Si bien el mayor costo de endeudamiento y un mayor “flight-to-quality” a nivel mundial no nos afectaría directamente producto de nuestro aislamiento financiero (un riesgo país en torno a los 2.800 puntos nos mantiene fuera de los mercados voluntarios de crédito), sí podría impactarnos indirectamente a través de su incidencia sobre nuestros socios comerciales (ej. Brasil), que tienden a estar más integrados al mundo en esta materia. En este sentido, no sólo han subido los rendimientos de los activos de países avanzados y se ha apreciado fuertemente el dólar, sino que también aumentó el diferencial de riesgo de los emergentes. 
  4. Costos de energía y fletes aún elevados. Las preocupaciones sobre el suministro en Europa han estado impulsando los precios del gas natural, llevando a los países europeos a aumentar la dependencia de los suministros globales de gas natural licuado y a discutir un precio tope para el gas ruso. Se espera que los precios se mantengan altos hasta finales de 2023: el Natural gas index del FMI de octubre muestra que si bien a finales del año que viene los precios se reducirían 14% respecto a finales de 2022 (en Julio se esperaba -32%), seguirían estando 210% por encima de los ya elevados precios de 2021 (en Julio se esperaba que se mantuvieran 50% por encima). Esta perspectiva torna casi indispensable la puesta en marcha del gasoducto NK prevista para junio 2023.

Conclusiones 

De cara a 2023 el balance de riesgos apunta a una economía mundial desacelerándose en un contexto de condiciones financieras más adversas. Las perspectivas descansan fundamentalmente en la calibración exitosa de la política monetaria en su batalla contra una inflación elevada, difundida y más “pegajosa” a lo esperado y sus potenciales efectos sobre la actividad económica y la estabilidad financiera global.  

¿Será posible controlar de manera “suave” (soft landing) a la inflación? Por lo pronto, esta incertidumbre supone la posibilidad de que continúe la volatilidad en los mercados frente a una mayor aversión al riesgo de los inversores. 

Asimismo, seguirá pesando el curso de la guerra en Ucrania y la posibilidad de más interrupciones del lado de la oferta relacionadas con la pandemia, principalmente en China. 

En suma, el deterioro esperado para el desempeño de la economía mundial tornará más desafiante y compleja la hoja de ruta del Gobierno y la estabilidad del mercado cambiario de cara a 2023, en un año en el que la meta de acumulación de reservas será aún más desafiante que la de este año y donde la construcción del gasoducto NK resultará fundamental para evitar una mayor sangría de divisas vía pagos de importaciones de energía, conduciendo a pensar que las restricciones a las importaciones seguirán operativas durante este periodo. 

Compartí esta noticia !

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin