La Feria del Libro cerró con números negativos

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La Feria Internacional de Libro de Buenos Aires cerró sus puertas hasta el año próximo con un balance acorde a la realidad del país en la era de la motosierra: números negativos en cantidad de público y en ventas. Para un sector que viene en crisis desde hace casi una década, la burbuja de la feria apenas si alcanzó para disimular la preocupación creciente frente a una política nacional que desprecia a la cultura e hizo añicos el ya pobre poder adquisitivo de los bolsillos argentinos. Durante la recorrida de Economis por la mayor reunión anual de la industria gráfica dialogamos con Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro y organizador del evento, con el ex vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia Álvaro García Linera y con numerosos editores, gestores culturales y escritores. 

El predio de La Rural, en el porteño barrio de Palermo, bajó este lunes el telón de la Feria más grande de libros del mundo hispano. Durante 19 días la visitaron 1.126.000 personas, casi un 10% menos que en el 2023. De todas formas, el dato es algo engañoso, ya que esa cifra se engordó con la entrega de miles de entradas gratuitas y con la inédita promoción de no cobrar el ingreso después de las 20 horas, durante los días de semana. Así y todo, se estuvo por debajo del público de los últimos años.

En cuanto a las ventas las caídas fueron del orden del 30 al 40%, según las estimaciones –todavía preliminares- de la mayoría de las editoriales y dueños de stand consultados. Hoy el libro no solo es un producto caro (el precio promedio de un lanzamiento ronda los 25.000 a 30.000 pesos), sino que tampoco es una prioridad de consumo para las familias, acuciadas por otras necesidades más inmediatas como el alimento, el alquiler, el transporte y los servicios. En este combo se explica buena parte de la merma en las ventas totales del sector.

Voces y palabras

Economis encontró a García Linera, uno de los intelectuales más brillantes del cono sur, caminando por uno de los pasillos del pabellón amarillo. Consultado sobre cómo veía a la feria en el contexto argentino, respondió: “Estoy sorprendido y hasta angustiado por los precios. Para mí siempre esta Feria fue un lugar en donde con un poco de dinero se podía llevar 10, 15 libros de distintas cosas. Ahora, con mucho esfuerzo, uno se lleva dos libros. Eso me ha sorprendido. Se vuelven prohibitivos, parece que los libros se van a convertir en algo prohibido para el ciudadano común. Me siento un poco herido por lo prohibitivo del precio. Y me imagino lo que estarán pasando otras personas no por un libro, sino por un alimento o por una ropa. Y eso es doloroso”, sentenció.

Por su parte, Vaccaro dialogó con este medio luego de finalizada la conferencia de presentación que hizo junto al alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, quien encabezó la delegación de la ciudad portuguesa, la invitada de honor en la feria. El presidente de la Fundación El Libro remarcó que “nosotros no compartimos las políticas culturales que impulsa el gobierno y lo hemos manifestado con todo respeto. La cultura siempre se deja para el final. Cada vez que se hace recortes, siempre se empieza por la cultura. Es una moneda corriente”, se lamentó.

Desde otra perspectiva, María José Bilbao, de la centenaria Biblioteca Popular de Posadas, detalló que este tipo de entidades, nucleadas en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), recibió cerca del doble de dinero que el año pasado por parte del gobierno nacional pero que con eso solo pudieron comprar la mitad de lo que habían adquirido doce meses antes. Bilbao sí remarcó “la falta del stand de nuestra provincia. Además, dijo, me pareció que hubo menos gente, tanto bibliotecas como público en general. Supongo que se debe al contexto generalizado del país, donde hay menos plata disponible para gastar en cultura”.

El páramo

El pabellón Ocre es el tradicional punto de reunión de los provincianos en la Feria. Ubicado en la entrada principal al predio, sobre la Av. Santa Fe y frente a Plaza Italia, tiene la particularidad del estar un tanto alejado del núcleo central del evento, que se ubica más próximo a la pista principal de La Rural. Como si fuera la imagen exacta del país, todas las provincias comparten el Ocre, salvo dos: la Provincia de Buenos Aires, estratégicamente instalada en la entrada al pabellón azul, y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyo espacio se encuentra en el pabellón amarillo. Ambas Buenos Aires tenían sus stands de siempre, no así el resto de las provincias, muchas de las cuales brillaron por su ausencia. Tan solo 7 provincias tuvieron stand y, tres de ellas, lo hicieron en forma conjunta, con la clara intención de ahorrar costos.

La realidad es que el pabellón Ocre se transformó en un páramo de espacios vacíos, entre ellos el triste y doloroso hueco dejado por Misiones. Como en ningún otro lugar de la Feria se sintió tanto la ausencia de stands, ya que en el resto del predio se disimulaban mejor estos claros. 

Consultado sobre esto, Vaccaro manifestó que “sin duda nos preocupa muchísimo la ausencia de tantas provincias por la crisis económica y que no hayan podido estar. Para nosotros la cultura es esto, pluralidad, diversidad. Como argentino me gusta conocer las diferencias que nos acercan, porque cuando uno va a las provincias, escucha otras músicas, otras letras. Este año, por ejemplo, abrimos un espacio para las lenguas originarias”. 

Por su parte, Pablo Avelluto, ex ministro de cultura de Mauricio Macri, expresó que es “una pena que Misiones no esté presente, debería estar. Para mucha gente es la oportunidad de conocer la producción literaria de las provincias y para muchos provincianos que viven en la ciudad de Buenos Aires es la ocasión de encontrarse con las manifestaciones culturales de sus provincias. La ausencia me parece un error que espero que el año que viene se subsane”.

Desde el stand de CABA, Ezequiel Martínez nos relató la experiencia capitalina: “El espíritu y el sentido es generar este espacio para que editoriales emergentes independientes puedan estar en la feria. No es fácil estar en la feria, en especial por los costos, y este espacio les permite exhibir y comercializar su catálogo, además de armar actividades en el auditorio del stand. Es para todas las editoriales radicadas en CABA que hayan publicado al menos 3 títulos en el último año”.

La Feria 2024 será recordada como la de peores números en mucho tiempo y la que deja la mayor incertidumbre en torno al futuro de la industria del libro en la Argentina. Existe un rechazo generalizado en este sector productivo hacia las ideas y las políticas desplegadas por el gobierno nacional, que atentan contra sus posibilidades de desarrollo y la generación de trabajo y riqueza en el país. Por su parte, para Misiones, fue una Feria agridulce. Es preocupante que Misiones no haya tenido el stand de todos los años, incluso más allá de las entendibles razones presupuestarias. Se trata de un lugar ganado por las letras misioneras que no se debió perder. La desazón del nido vacío la aplacó, un tanto, la corajeada del ministro Joselo Schuap, que se puso al hombro la realización del Día de Misiones en la Feria y logró los recursos necesarios para que la selección misionera diera el presente.

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