FILOSOFÍA

“Necesitamos alfabetizar en nuevos modos de pensar en tiempos turbulentos”, afirmó Piscitelli

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El encuentro se desarrolló en el Salón de las Dos Constituciones bajo la premisa “Diseñando escenarios de futuro en tiempos turbulentos”. Fue organizado por el Poder Legislativo y se transmitió a través del canal de Youtube Parlamento Misionero.

La apertura de la charla estuvo a cargo del vicepresidente de la Legislatura, Hugo Passalacqua; acompañado por el vicegobernador de la provincia, Carlos Arce, el diputado provincial Lucas Romero Spinelli; el disertante Alejandro Piscitelli, quien estuvo acompañado por el licenciado en Comunicación, Julio Alonso.

Participaron legisladores, funcionarios de los tres poderes del Estado, directivos y alumnos de establecimientos educativos.   

Passalacqua dio la bienvenida en nombre del presidente de la Cámara de Representantes, Carlos Rovira, a los participantes de la charla y al disertante, a quien consideró una “leyenda del pensamiento filosófico tecnológico latinoamericano”.

Refiriéndose a Piscitelli, Passalacqua manifestó que “su bibliografía termina en este concepto de diseños de escenarios de futuro en tiempos turbulentos: diseñando quiere decir, haciendo arquitectura de varios escenarios, parado en un lugar, en un momento inestable, y eso es lo que nos plantea como desafío; todo su pensamiento va direccionado a que, lo que ocurre hoy, va a ser el efecto de que mañana ocurran cosas. Lo que mañana ocurra, será lo que hoy hagamos”.

“Cuando uno toma acciones en el pensamiento, en la literatura, en la filosofía o en la política uno está formando el futuro, lo está diseñando; y eso es importante tenerlo en cuenta al tomar acciones en la política pública”, agregó.

Piscitelli es filósofo, experto en pedagogías híbridas, docente en la facultad Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires desde mediados de los 80.

Visita la provincia con frecuencia en contexto de las transformaciones que impuso la legislación vinculada, por ejemplo, a la Escuela Secundaria de Innovación, Escuela de Robótica, Polo TIC, Silicon Misiones, y otras iniciativas.

Para Piscitelli “en un mundo ultra inestable y súper frágil, nuestros modos de entender, y formarnos, deben cambiar drásticamente. No alcanza ya con ‘leer’ la realidad, sino que necesitamos entenderla vía los números, visualizar la información y generar narrativas de alta complejidad”. Los “alfabetismos aumentados” -tal como estamos desarrollando en el Programa Ecosistemas disruptivos-, explicó, “son un camino a emprender posible”.

“Acerca de los alfabetismos pospandémicos, cómo se va a enseñar y cómo se va a aprender después de la pandemia, estamos tratando de averiguar cómo es eso, ningún país lo ha resuelto; los países que tenían la pandemia totalmente controlada se encuentran ahora con niveles de contagio enormes, y en nuestro país la pandemia es un problema más de los que tenemos, el principal es la inflación que complica todo el panorama”, señaló Piscitelli.

El filósofo  explicó que  “la propuesta es aceptar que nos van a pasar estas cosas cada vez más seguido, no solamente una pandemia, sino guerras, problemas de cambio climático profundo, cosas que antes uno las veía en otro lado  y de repente, nos toca también a nosotros; y esta cuestión de que cosas anormales se vuelven cada vez más normales, pueden llevar al cinismo de decir ‘el mundo es así’ o uno podría pensar y decir, queremos seguir viviendo bien, en igualdad, en democracia y con cierta calidad de vida, y para ello tenemos que impedir que estas cosas vuelvan a pasar”.

“Necesitamos alfabetizar a los chicos, a los docentes, y a los políticos también, en nuevos modos de pensar, en nuevas formas de mirar estas cosas, analizar qué pasa día a día, entender más cuestiones que tienen que ver con la complejidad, aprender a usar la tecnología de otro modo, estar más despierto frente a los índices o indicios de que cosas malas pueden estar pasando”, expresó.

Piscitelli explicó que están haciendo “un trabajo de coordinación con un grupo de gestores que hay en la provincia que se ocupa de la relación tecnología- educación, como la Escuela Secundaria de Innovación, la Escuela de Robótica, el Polo TIC y Silicon Misiones. Son áreas que están trabajando en estas cuestiones, y en lo que estamos de acuerdo es en que hay que ser disruptivos, que es una ley que hay en la provincia, pero la disrupción pasa por un lugar inesperado, no tanto en hacer locuras con las máquinas o aparatos, sino básicamente que los chicos aprendan a leer, escribir, y aprendan matemáticas”.

“Las tasas de recibirse son bajísimas en Argentina, hay una correlación muy fuerte entre nivel socioeconómico y el hecho de terminar los estudios, y eso hay que reforzarlo con todas las herramientas. Lo curioso es que hoy lo disruptivo es lo más normal del mundo, por eso estamos trabajando para que los chicos aprendan a leer, aprendan a escribir y aprendan sobre todo, a entender el mundo matemáticamente”, concluyó.

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El precio del poder

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Estamos solos, vivimos solos y morimos solos. Solo a través del amor y la amistad podemos hacernos la ilusión, por un momento, de que no estamos solos.

Orson Welles (1915-1985) Director de cine estadounidense

Dijimos alguna vez que hablar de economía y filosofía nos conecta con otros conceptos: recursos, mercados, ética, poder. Tomaré este último para reflexionar con un breve relato.

Un hombre camina por un sendero de un valle, levanta su mirada y ve que la cumbre está muy lejos, parece inalcanzable pero sin embargo, un deseo ardiente lo impulsa a querer estar allí. Siente impulso pero también desazón, porque parece tan lejano ese mirador tan elevado. De repente se encuentra a otro hombre: un ropaje cargado de adornos y brillo pero con una mirada taciturna y extraviada. Ve llegar al caminante y antes de saludarlo le dice:

-Se ve bien la cima de la montaña ¿no? Apuesto  a que serías muy feliz llegando a ella.

– Y ¿por qué debería ser feliz alcanzándola? ¿Acaso está allí la fórmula para serlo? Y si es así, ¿por qué no estás tú allí? ¿No quieres ser feliz?

 -Aristóteles decía que todas nuestras acciones se llevan a  cabo, en última instancia, para alcanzar ese sumo bien, esa felicidad. Los emperadores romanos como Calígula comprendieron que ese camino era más fácil de transitar si me tenían con ellos. Pero hasta yo, tengo mis límites y mis consecuencias.

-¿Quién eres? Preguntó desconcertado el caminante.

– Soy el poder. El deseo de muchos, el ejercicio de pocos.

– Pues, perdón pero no te ves “tan poderoso” sentado solo aquí en una piedra.

El poder no lo sabe todo, no lo entiende todo, esa es la gran confusión que perturba a la mayoría que llega hasta mí sin conocer mis espinas. Esas que tampoco yo conocía, porque la sabiduría es la cuenta que llega cuando has perdido noción del banquete y allí su consecuencia es irremediable. Es una decisión: el gran Aquiles prefirió tenerme a su lado aunque viva una vida corta como león y no una larga como tortuga. Pero toda acción tiene una reacción decía Newton. Si quieres te acompaño pero debes saber que volveremos aquí.

-No lo creo, con toda esta información haré todo lo prudente por mantenerme allí.

Fueron juntos entonces. Pasaron por caminos donde la gente los apoyaba y regalaba mensajes de cariño y admiración. Luego de comenzar a ver la luz que anunciaba la meta el poder dijo al caminante:

-Hasta aquí puedo ir contigo, la sombra de mi figura te acompañará de ahora en más, pero recuerda que te advertí que hay espinas que no conocemos de nosotros mismos como el pez que tampoco sabe que las posee hasta que  es pescado y su comensal se entera.

Dicho esto se retiró. El caminante veía todo diferente allí arriba: todo era resplandeciente, lujoso, risueño. Sintió una alegría gigante y asumió que eso era la felicidad. Pero algo comenzó a pasar. A medida que su imagen se hacía más representativa, mas idolatrada, su entorno se hizo peligroso. Así como él quería llegar, otros comenzaron a hacerlo también y en la cima no hay lugar para tantos. Pensó en que la prudencia debería mantenerlo firme pero pronto la perdió. Comenzó a pensar en los complots para obtener ese lugar que había deseado tanto tener. Recordó que Hobbes decía que ni el más fuerte está seguro en la competencia por los deseos, porque ese otro que me mira puede que sea un lobo para mí y hasta el más fuerte “duerme”. Todo se volvió paranoia, caos interno, miedo, tensión.

Paso un tiempo y la opresión de su idolatría lo desgastó, lo debilitó, su vista se nubló y su corazón languideció. Tropezó por la ladera y cayó cuesta abajo. Había pasado mucho tiempo, pero el poder estaba ahí otra vez, solo, con la mirada llena de angustia.

Limpiándose las heridas, apenas levantando la cabeza, el caminante le dijo:

¿Qué paso? ¿Este es el precio por haber llegado a la cima? ¿Esta es la espina?

El poder le dijo: cada uno tiene la propia pero hay algo que suele ser demasiado común entre todos a quienes he acompañado. La idolatría es una estruendosa compañía, tan cercana como vacía, tan fuerte como temporal. Todos los que han caminado acompañado de mi sombra han conocido la soledad y no todos están listos para recibirla. ¿Ves aquellas personas? Allí esta Nerón, el emperador romano que mató hasta su madre por tenerme y enloqueció ordenando su propia muerte. El de al lado es Lennon, fue tan representativa su figura que alguien decidió que no debía vivir más en la cima y lo mató. El que viene haciendo jueguito con la pelota es Maradona, recién llegó, prácticamente todo el mundo lo amaba, pero murió solo en una cama. La soledad es el precio más duro, es la espina más grande de vivir con mi sombra.

 El poder es una bestia que puede emparentarnos con la felicidad pero sigue siendo un monstruo y como advertía Nietzsche: Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse en uno. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.

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El economista que no vemos

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Vivir es cambiar, ¡Dale paso al progreso que es fatal! ¡Chau, no va más!…

Simplemente la vida seguirá…

Homero Expósito

“Las ideas no se matan”. Cuan cierta nos resulta esta cita al entendimiento y que valor virtuoso otorgamos a quienes entienden que no se extinguen las ideas con imposiciones ideológicas ni persecuciones. El problema es que esta cita tiene al menos dos desdichadas consecuencias. La primera es la falta de memoria que tenemos para tomar en cuenta los aportes que, quienes construyeron nuestra historia, se han esforzado en legarnos; a  veces parece que muchos de ellos se convirtieron en ecos espectrales que resuenan ante una sociedad que los recuerda más por algunos hechos ilustrativos que por sus aportes sociales, económicos, culturales. La segunda consecuencia es que la frase no es de Sarmiento (a pesar de que los manuales se empeñen en enseñarnos lo contrario), es del escritor francés Constantin Francois de Chasseboeuf.

Los pensamientos tienen una doble dimensión: son hijos de un contexto, pero poseen un grado de atemporalidad que no debe ser desaprovechado por quienes aún pueden aplicar esas herramientas a su realidad actual. Vamos a nuestro ejemplo.

Belgrano es conocido por muchas cosas en la historia, pero quizás se deja de lado su verdadera formación de base que fue la economía y sobre todo la economía política.  A través del estudio de “La Riqueza de las Naciones” de Adam Smith, las lecturas de los fisiócratas que encontraban en la tierra el valor de la riqueza, nos ha legado frases que podrían haberse escrito ayer y pasar por el más lúcido de los economistas de hoy.

“El hombre, por su naturaleza, aspira a lo mejor, y, por consiguiente, desea tener comodidades y no se conforma sólo con comer”. Los seres humanos deseamos más que cosas porque somos conscientes de que lo hacemos y de que podemos conseguir eso que nos desvela, por eso la economía es un devenir constante de modelos, nuevos recursos, nuevos desafíos que  asfaltan el camino hacia nuestro bienestar. Los animales desean cosas y por lo general lo que desean se lo comen, están vinculados al mundo, no abiertos como nosotros.

Ahora: ¿Cómo escapar a la vorágine de correr tras los deseos? ¿Qué vale más? Se escucha el eco de su voz: “Ninguna cosa tiene su valor real, ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se liga precisamente a la necesidad que tengamos en ella; a los medios de satisfacer esta inclinación; a los deseos de lograrla y a su escasez y abundancia.”

La vida es un devenir constante como lo anuncia la letra del tango de Expósito, darle paso al progreso que es fatal, lo es sino somos capaces de tomar de él un aprendizaje, una ayuda, una perspectiva, porque olvidar las reflexiones de estos hombres es sepultarlos de nuevo. Debemos servirnos de lo que esa historia nos brinde, debemos usufructuar sus aportes, sus miradas y entender que en un momento podemos decir “chau…no va más”, pero nada se detiene, el mundo “yira y yira” como escribía Discépolo. Las problemáticas económicas no se resuelven como una ecuación matemática, sino que se construyen caminos para atravesarlos con las condiciones de cada época, pero abajo, quizás no tan abajo como creemos, hay un suelo común. Temas, ideas, preocupaciones que la economía ha tenido siempre. Belgrano nos deja alguna de sus huellas marcadas en ese suelo político – económico.

“Los países civilizados no exportan materia prima sin antes transformarla localmente, de lo contrario estarían creando ocupación en el país comprador y desocupación en el país proveedor”. No, no se escribió ayer, fue a principios del siglo XIX. Los países que en nuestros debates aparecen como modelos nos dan la sensación de haber escuchado a Belgrano y puesto en práctica esa transformación a través de una educación de alta calidad (especialmente técnica científica). Por lo general son países sin recursos naturales abundantes, con el bienestar más grande del mundo entre otros países obviamente.

La crisis económica producto de la pandemia es estruendosa: las Pymes y su problemática, las fuentes de trabajo, la inflación, los sectores en lista de espera para reactivarse y una lista interminable de etcéteras. El mundo sigue, el consumo  sigue, las deudas se acumulan, tal vez esta última frase del prócer nos de alguna esperanza:

“Los hombres no entran en razón mientras no padecen”.

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Pensar la economía desde la fábula

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“Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.”

Esopo

Pensar la economía desde las fábulas, un desafío que requiere reflexión pero que demuestra la atemporalidad de este estilo literario y de las problemáticas humanas que no se cierran jamás en una respuesta y que nos invitan a explorar diversos modos de analizarlas. ¿Qué es una fábula? Es una composición literaria narrativa breve, generalmente en prosa o en verso, en la que los personajes principales suelen ser animales o cosas inanimadas que hablan y actúan como seres humanos y que siempre dejan un mensaje, un consejo, una moraleja como resultado final. Son grandes disparadores de pensamiento.

Esopo es el nombre de un gran fabulista griego que nos ha legado una vastísima producción. Poco se sabe de su vida: algunos lo ubican en el siglo V a. C pero no hay mayores precisiones sobre él salvo las menciones que le hacen Platón, Aristófanes o Herodoto, inclusive algunos dudan de que haya existido. Lo cierto es que sus contenidos literarios han recorrido el mundo occidental regándolo de máximas y enseñanzas morales. Para traerlo a nuestros días, mencionaremos algunos de sus relatos y veremos cómo nos ayuda a pensar los recursos y las tensiones económicas actuales desde su mirada ocre sepia.

En la lucha por el desarrollo y el bienestar de cada país, se establece una carrera que a priori parece desigual: algunos poseen una ventaja cualitativa y cuantitativa en tanto que la naturaleza le ha proporcionado una amplia suma de variados recursos valiosos; por otro lado, están los países que priorizan ser constantes en su desarrollo ya que no han sido agraciados por el entorno. La pregunta es ¿Cómo pueden países en desigualdad de recursos, en comparación con otros, ser competentes en la carrera? Esopo nos dará una pista con su fabula de la liebre y la tortuga:

La liebre, animal veloz y ágil se mofa de la tortuga, quien con su aspecto cansino soporta el peso de su caparazón. Cansada de las chicanas, la tortuga desafía a una carrera a la liebre quien acepta de manera burlona esta propuesta. Al día siguiente ambas se reunieron en el lugar que habían convenido. Muchos animales asistieron como público, pues la noticia de tan curiosa prueba de atletismo había llegado hasta los confines del bosque.. Cuando todo estuvo a punto y al grito de “Preparados, listos, ya”, la liebre y la tortuga comenzaron la carrera. La tortuga salió a paso lento, como era habitual en ella. La liebre, en cambio, salió disparada, pero viendo que le llevaba mucha ventaja, se paró a esperarla y de paso, se burló un poco de ella.

– ¡Venga, tortuga, más deprisa, que me aburro! – gritó fingiendo un bostezo – ¡Como no corras más esto no tiene emoción para mí!

La tortuga alcanzó a la liebre y ésta volvió a dar unos cuantos saltos para situarse unos metros más adelante. De nuevo la esperó y la tortuga tardó varios minutos en llegar hasta donde estaba, pues andaba muy despacito.

A lo largo del camino, la liebre fue parándose varias veces para esperar a la tortuga, convencida de que le bastaría correr un poquito en el último momento para llegar la primera. Pero algo sucedió…  A pocos metros de la meta, la liebre se quedó dormida de puro aburrimiento  así que la tortuga le adelantó y dando pasitos cortos pero seguros,  se situó en el primer puesto. Cuando la tortuga estaba a punto de cruzar la línea de meta, la liebre se despertó y echó a correr lo más rápido que pudo, pero ya no había nada que hacer. Vio con asombro e impotencia cómo la tortuga se alzaba con la victoria y era ovacionada por todos los animales del bosque.La liebre, por primera vez en su vida, se sintió avergonzada  y jamás volvió a reírse de la tortuga. Los países que siempre han sido ricos en recursos coquetean con la idea de que estos son inagotables y que esa ventaja, llamada en economía “comparativa”, le bastará para posicionarse siempre por encima de aquellos que prefieren las ventajas “competitivas”. La historia nos ha mostrado que son estas últimas las que se alzan en punta en el mercado mundial que premia la constancia por sobre la cualidad. Alemania es un ejemplo de estabilidad económica en Europa siendo que fue una nación de unificación tardía y que debió levantarse de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial. Muchos países sudamericanos de geografías favorables se han confiado  en sus recursos y hoy son las más endeudadas, precisamente le deben a los países que a paso lento siempre fueron constantes. Así como, en otra fábula de Esopo, la cigarra se reía cantando de la hormiga que trabajaba en el verano y necesitó luego de su clemencia para combatir el frio, las naciones que han cultivado la perseverancia manejan el mercado económico. Nobleza obliga recalcar que muchas veces abusan de su condición de prestadores y siempre miran de reojo los bienes de aquellos que ahora, como la liebre, sienten que han hipotecado su autonomía. De allí proviene la crisis que empieza por darse puertas para adentro al aumentar la inflación, la deuda, la desconfianza política, el desempleo, la pobreza y que aleja a quien más concentra de quien menos posee. Tal vez Einstein suponía esto cuando dijo: “No sé con qué armas se combatirá la tercera guerra mundial, pero la cuarta se peleará con palos y piedras”. ¿Lucha por recursos naturales?¿crisis social que enfrente pobres contra pobres? Esperemos que se equivoque.

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Podría ser rico… si quisiera

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La sabiduría sirve de freno a la juventud, de consuelo a los viejos, de riqueza a los pobres y de adorno a los ricos.

Diógenes.

La filosofía y la economía parecen caminar por veredas diferentes. La primera circunscripta injustamente a un ámbito meramente especulativo y subjetivo; la segunda en la primera plana de las preocupaciones de gran parte de la población, con un matiz lleno de práctica y objetividad. Sin embargo podemos encontrar varios puntos de encuentro entre sus sinuosos caminos históricos.

No hace falta mirar tan cerca en el tiempo: tanto en la modernidad de Locke como en la escolástica de Santo Tomas de Aquino, la economía aparece siempre desde un foco filosófico y reflexivo. Pero les propongo viajar más atrás, allá en ese siglo VI a. C en Grecia, en donde se dice empezó a darse el paso de la explicación mitológica a la racional y con ello, el origen de la filosofía occidental.

¿Cuál es la relación entre un filósofo y la riqueza? ¿Qué lugar ocupan el dinero y el poder en esa majestuosa antigüedad griega? Veamos algún ejemplo y con él, los puntos de contacto entre la filosofía y la economía que tranquilamente podrían servirnos para pensar nuestro presente.

El viaje comienza en Mileto, actual Turquía. Allí vivía quien fue considerado uno de los 7 sabios de la antigüedad y pionero del pensamiento racional: Tales. La vida de estos pensadores antiguos generalmente nos llega por intermedio de anécdotas que otros autores como Aristóteles o Platón recogen de sus contemporáneos. Se dice que Tales era un pensador casi constante, inquieto, que miraba mucho los astros y que conocía los alcances intelectuales de Egipto. Ustedes se preguntarán ¿Qué tiene que ver esto con la economía? Ahí vamos.

Mucho tiempo se estigmatizó al saber filosófico como “inútil” ya que sus alcances parece que estaban más en las ideas que en las prácticas mismas, sin embargo Tales demostró que el poder de la observación y la deducción son tan fuertes que si uno se preocupara más por cultivarlas, hasta podría vivir mejor. ¿No es acaso el corazón de la economía velar por los recursos necesarios para la supervivencia? Resulta que Tales caminaba un día mirando los astros con tanta pasión que cayó en un pozo y una esclava que pasaba por allí le recriminó, que de tanto mirar el cielo olvidaba lo que estaba en sus pies. La anécdota está llena de simbolismo porque para el griego el esclavo no puede más que mirar sus pies, está vinculado solo a lo mundano, el filósofo puede ver más allá. Cansado de ser blanco de este tipo de comentarios decidió hacer lo siguiente: realizo cálculos de astronomía y llegó a la conclusión de que en un futuro no tan lejano, existiría una gran cosecha de aceitunas. Comenzó a vender lo poco que tenía y a alquilar todos los molinos de aceite de Quíos y Mileto a módico precio ya que nadie competía con él. Cuando el momento oportuno se presentó, todo el mundo lo buscaba para acceder a sus molinos, y él se los alquiló al precio que quiso abrazando una considerable suma de dinero. Su mensaje fue: “ es fácil para los filósofos enriquecerse, si quieren, pero que no es eso por lo que se preocupan” (la cita se encuentra en la Política de Aristóteles)

Esta sería la primera mención histórica de la creación y uso de opciones (un tipo de contrato que da al comprador el derecho, pero no la obligación de vender o comprar bienes a un precio pactado de antemano en una fecha futura). (Guillermo Carvajal)

Aristóteles recoge estas ideas aunque él también sabía que por más altruista que sea el pensar, hay que tener todas las necesidades básicas cubiertas para poder hacerlo. No se puede reflexionar sobre temas universales con hambre o ¿sin un esclavo? Lo charlamos la próxima columna.

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