Tereré, pororó y good show país

Una mirada disruptiva sobre el coctel económico, para leer antes de la Navidad.

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Buenas amigos (no va más lo de amigas y que nadie se sienta excluida, es para todas y todos).

Antes que nada, saben y me conocen los que me conocen, soy libertario de la libertad libre, desde siempre. Dicho y aclarado esto, me confieso asesor de nuestro ex despeinado líder de la transformación que comienza siempre HOY -en cada discurso la primera parte esta copiada del texto original de asunción- , pero eso no importa, el público casi que ni escucha y él lo sabe. 

El Javi, el único político que no es político, pero que está rodeado de políticos para hacer política, y no es un juego de palabras, sino una realidad irreal, me llamó y me pidió asesoramiento. Sabiendo de mis dotes extremadamente ocultas y disimuladas, me dijo:  “Papu!! -así me dice el tierno- quiero saltarme el protocolo de la democracia y servir más de 300 platos exquisitos sin pasar por el filtro del debate parlamentario. Y, además quiero ser el chef de la hora. De este país cuya transformación comienza hoy, la casssta y bla bla.” Geniooo Javier Gerardo!!!!! -le dije-. Y manos a la obra.

En mi carácter de couch de vida, le comenté: “Javi, en el teatro de la política económica tenés que copar la escena plagándola de anuncios estratégicos que, como hábiles actores, desfilen con máscaras de optimismo y progreso”. A lo que agregué: “Perfeccioná el arte de presentar medidas económicas bajo la luz deslumbrante de otros anuncios, mientras la verdadera trama para los amigos se “cocina” a fuego rápido entre bambalinas. En suma, hacete un DNU más largo que la Ilíada”.

Y es así que hoy nos sumergimos en el fascinante mundo de las medidas por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), esa suerte de recetas express y de antaño, casi olvidadas, y  que sirven para cagarse en las instituciones y en la mismísima constitución que tanto defendíamos los libertarios. 

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Como todo buen amante de la cocina económica, el Javi nos sorprende con su menú de medidas “al dente”, perfectamente diseñadas para ser digeridas en tiempo récord, sin aperitivos. 

Al parecer, el método de preparación de estas delicias incluye un ingrediente secreto: un toque de rebeldía, una pizca de irreverencia y un mejunje escondido: cagarse en la clase media y baja.

En el primer plato, Javi nos presenta su famoso “Decreto de Necesidad y Urgencia: Edición Libertad”. Este plato principal es tan audaz que no sólo trae el sabor de la libertad, sino que también viene con un manual de instrucciones tan corto como la legalidad del propio decreto. “No necesitamos explicaciones, sólo acción”, parece ser la consigna.

Para acompañar, el economista nos sirve unas “papas escondidas de inflación y más pobreza”. Un clásico que nunca pasa de moda, pero con el toque anti casta: en lugar de ketchup, sugiere que condimentemos nuestras quejas con un poco de supuesta competencia y apertura económica. 

¿Quién necesita estabilidad cuando se puede tener emoción financiera y especulativa para el que puede? El Toto ya lo hizo, no hace tanto tiempo.

Desde una perspectiva sociológica, la concentración de riqueza se puede explicar a través de diversos mecanismos. Uno de ellos es el concepto de “acumulación de capital”, dónde aquellos que ya poseen recursos tienen mayores oportunidades para generar más ingresos, mientras que los menos favorecidos enfrentan barreras estructurales y limitaciones que dificultan su movilidad económica.  Con esta nueva estructura económica y política, se puede favorecer a los amigos más acaudalados, perpetuando así la brecha entre ricos y pobres. Por ejemplo, querida lectora, la yerbatera Las Marías va a pagar al chacarero que tiene 25 hectáreas de yerba poco y casi nada, y en pesos, hasta fundirlo. Cuando se funda, le compra la chacra dándole -con suerte- la chance de ser empleado con flexibilidad laboral. Y eso es sólo una muestra. 

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El postre no podía ser otro que el “helado caliente de agua del ahorro”. Milei nos invita a disfrutar de esta delicia mientras congelamos nuestras expectativas, sueños y sueldos, y nos resignamos a que el futuro es tan incierto como los precios sin subsidio que él mismo propone. ¡Ah, la magia de la libertad económica!

Pero como todo menú de alta cocina, hay quienes critican la falta de sustancia y el exceso de picante en estas medidas por DNU. Algunos comensales sugieren que, en lugar de saltarse el proceso legislativo, Milei debería abrir un debate constructivo. 

Sin embargo, el chef se defiende con su característico sarcasmo, argumentando que la democracia es como el pan integral: está bien en teoría, pero todos sabemos que lo que realmente queremos es que nos entre una buena baguette.

En resumen, la cocina política de Milei es todo un festín de sabores y sorpresas. ¿Qué nos deparará la próxima receta? ¿Una ley de oferta y demanda con salsa picante de libertarianismo? 

Sólo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, disfrutemos sin aire acondicionado del espectáculo y tratemos de no atragantarnos con tanta libertad económica. ¡Bon appétit, Argentina!

Volveremos con el próximo llamado, mejor dicho, con los próximos DNU. Me parece que se vienen varios.

Como siempre. De un lado de la reja está la realidad, del otro lado también está la realidad. Lo único irreal, es la reja.

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