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Los principales indicadores económicos de Misiones registran subas que se desmarcan del contexto nacional. Un dato del ministerio de Producción cruzado con las entidades bancarias, muestra la temperatura del consumo en la tierra colorada: durante julio, contando únicamente las operaciones con tarjetas de débito, crédito o billeteras digitales, las ventas aumentaron 109,2 por ciento con 1.557 millones. Los dos sectores que más crecieron en comparación con el mismo mes del año pasado, fueron los de materiales para la construcción con ventas por 293 millones, con un salto de 189,8% y el turismo, con un crecimiento de el 259% y ventas registradas por 189 millones. Los demás rubros, todos crecieron por encima de la inflación.

No sorprende. La economía misionera se muestra robusta y los indicadores consolidan una tendencia que coloca a Misiones como líder en el NEA y peleando posiciones en el Norte Grande. Los 104,7 mil empleos registrados en julio convirtieron a Misiones en la provincia donde más creció el empleo en blanco en la Argentina y pelea con Tucumán el liderazgo en todo el norte en relación empleo cada mil habitantes. Sin embargo, ya superó a esa provincia en el consumo de combustibles, un poco por la actividad interna y otro poco por la demanda en las fronteras.

Que el turismo sea uno de los sectores con más empuje pospandemia obedece a las ganas de recuperar tiempo perdido después de las restricciones obligadas, pero también a un despliegue de políticas públicas para generar las condiciones de inversión y de desarrollo de toda la provincia. Dejar de ser Cataratas dependiente. Esa decisión se traduce en que hoy haya destinos no tradicionales con un crecimiento exponencial. El Soberbio recibe visitantes como nunca antes. Santa Ana se prepara para inaugurar un nuevo hotel, donde antes no había nada más que una ciudad de paso. Más de 25 mil personas trabajan en forma directa o indirecta en el turismo. Y siguen llegando inversiones. Hard Rock Café desembarcará en Puerto Iguazú con uno de los locales más grandes del mundo, con capacidad para 600 personas y otros dos en el aeropuerto de las Cataratas, con una proyección de más de 80 empleos. El Estado asumió un rol activo, con obras que sirven como atractivos para que después se desarrolle el sector privado: pasó con la Costanera de Posadas, ahora con la de El Soberbio, la Cruz de Santa Ana y ahora la red de playas proyectada desde Posadas hasta San Ignacio. La zona sur bañada por el Paraná, con balnearios para atraer visitantes de toda la región. Generar las condiciones. 

Ese posicionamiento coincide con un rumbo político. Priorizar el desarrollo interno. Consolidar la economía local. Fortalecer la chacra. Son los resultados de los primeros pasos dados hace varios años. No son hechos aislados unos de otros, sino parte de un mismo esquema que se desmarca de los sinsabores que padece la Argentina, con una inflación galopante, un endeudamiento crónico que condiciona cualquier decisión y ahora una inusitada violencia política, azuzada por redes sociales y el prime time de la televisión porteña. Realidades que poco y nada tienen que ver con la de Misiones, aunque también hay aquí actores identificados con los extremos de esa grieta, que actúan en función de esos intereses. En un punto se unen esos extremos: ni los representantes de Cambiemos ni los del Frente de Todos juegan para los intereses de Misiones, cuyas demandas se mantienen sin respuestas con el paso de los años y los oficialismos nacionales. 

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Este año nuevamente se intentará conseguir la creación de la Zona Aduanera Especial, proyecto diseñado por el Gobierno de Misiones, superador a la promocionada reglamentación del artículo 10 de la ley Pymes. El proyecto fue aprobado en el Congreso en el presupuesto 2021 y luego vetado por el presidente Alberto Fernández. Fue incluido nuevamente en el 2022, en el presupuesto que fue rechazado por los diputados de Cambiemos, incluidos los misioneros Martín Arjol, Alfredo Schiavoni y Florencia Klipauka, que tampoco ejercieron mucha presión cuando Mauricio Macri estaba en el Gobierno y desconoció los pedidos misioneros, con los que la alianza había hecho campaña en la tierra colorada. 

Misiones quiere que la tercera sea la vencida, para blindar a la provincia de las fluctuaciones de la economía nacional. La tierra roja padece las cíclicas crisis de un modo particular. La cuestión fronteriza la convierte en un territorio distinto que merece ser atendido de manera particular. Si bien es cierto que hoy por las fronteras ingresan más que los que egresan, cuando los vientos cambian, la sangría de dinero no afecta únicamente a la economía local, sino que los dólares se fugan hacia Paraguay y Brasil como sucede ahora con la soja de contrabando atraída por los dólares cash del otro lado de la frontera. Más de mil toneladas decomisó sólo la Policía de Misiones de soja en negro. La punta de un ovillo que corrompe todo a su paso y que no es un riesgo únicamente económico, sino también para la sociedad. La Administración Federal de Ingresos Públicos desarticuló, en lo que va del año, maniobras de evasión en la comercialización de granos que involucran 53.318 toneladas. De acuerdo con lo informado por el organismo, la cifra representa la carga de más de 1.778 camiones con acoplados que, puestos uno detrás de otro, alcanzan los 35,5 kilómetros de extensión. Al ritmo de la soja. De la evasión o de los dólares que ingresan a un valor especial, para conformar a la patronal del campo y que liquide para mejorar las reservas. Negocios que tienen en vilo al país y que no benefician en nada a Misiones. El “dólar soja” no alcanza a la exportación de yerba, de madera o de té. Misiones debe seguir intentando convencer de que los precios de las materias primas locales deben valer más, para que el productor tenga la misma rentabilidad que exige “el campo”. 

Para poder reclamar es necesario mantener equidistancia del poder central, que está, por estas horas, dividido entre las gestiones de Sergio Massa para intentar calmar a la economía y los esfuerzos  y el ala política, concentrada en cómo retener el poder más allá de 2023, con Alberto Fernández o la idea instalada de Cristina candidata.

Para Misiones, Massa es un interlocutor mucho más cercano que el resto de los integrantes del Gobierno nacional. Desde hace varios años el tigrense cultiva el vínculo con el gobernador Oscar Herrera Ahuad y con el conductor de la Renovación, Carlos Rovira y fue uno de los principales respaldos al pedido de creación de la Zona Aduanera Especial. La supervivencia del Gobierno nacional está atada a la suerte que tenga en domar la economía. Hasta ahora, en poco tiempo, mostró una gestión mucho más dinámica que la de Martín Guzmán. Tomó decisiones y está consiguiendo respuestas. Su antecesor parecía estar esperando el milagro que no llegó. 

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Pero la buena sintonía con el ministro de Economía no aplaca la intensidad de las demandas misioneras. Por el contrario, las fortalece. Herrera Ahuad fue uno de los que más alzó la voz en el encuentro del Norte Grande que se celebró en Chaco, para exigir que las provincias de este lado del mapa tengan tarifas eléctricas diferenciadas más allá de la segmentación definida para la quita de subsidios y que los 750kwh tomados como piso, sean aplicables todo el año, no solamente en el verano. Misiones es una de las provincias que carece de gas natural y no tiene acceso a otra energía, por lo que siempre corre en desventaja. 

La cumbre de Resistencia marcó un hito que pasó casi desapercibido. Los medios se concentraron en la declaración de repudio al atentado contra Cristina Fernández. Pero hubo un consenso que puede ser determinante para el futuro de la región: se exigió que en el Presupuesto 2023 se incluya una cláusula que regirá por los próximos 15 años y que obligará a los sucesivos presidentes a destinar al Norte Grande no menos del 40 por ciento de los recursos volcados a la obra pública para ir equilibrando paulatinamente las asimetrías históricas que padecen las provincias olvidadas por el poder central. 

El jefe de Gabinete, Juan Manzur captó el mensaje y prometió hacer las gestiones en el Gobierno y con las demás provincias. Habrá que redoblar la exigencia, aunque se supone que no debería haber contrariedades. Pero lo cierto es que los principales partidos están tan enfocados en sus rencillas internas que no sorprendería ver a sus legisladores ningunear los planteos. A Misiones ya le pasó con la Zona Aduanera Especial, cuando los diputados de la alianza Cambiemos votaron en contra.

De hecho, los representantes nacionales del Frente de Todos y de Cambiemos, hoy están ensimismados en sus internas pensando en 2023. El FdT está fragmentado en la tierra colorada y el sector más radicalizado no hace pie más que en los convencidos. Comienza a pagar los costos de la ruptura con los aliados que quedaron fuera del armado en 2021. 

En Cambiemos pasa lo contrario. Hay más candidatos que cargos por cubrir. Todos pugnan por la bendición de alguno de los halcones en disputa en Buenos Aires y se avizora que la interna dejará heridos. El ala dura quiere romper lanzas incluso con los socios radicales, que no están dispuestos a regalar espacios. 

En la Renovación se mantienen al margen de esas disputas. Pero el silencio no implica falta de movimiento. En cada rincón se trabaja para armar los esquemas de 2023. Sorprenderán algunos nombres que se incorporarán desde vertientes distintas.

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