Un billón de árboles, ¿pueden revertir el cambio climático?

Escribe Camilo Furlan

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Sin duda es este un tema que a menudo tiende a ignorarse en absoluto. Cuesta reconocerlo, pero apenas se menciona, nos vemos empujados a rechazar la posibilidad de que el clima vaya a cambiar para mal. Porque parece que no afecta nuestro día a día, o al menos no como esperamos que suceda, sino que se manifiesta de maneras indirectas.

El destino lineal de la humanidad, es decir, si seguimos exactamente cómo vamos hasta ahora, nos lleva a una catástrofe climática, regida por los desequilibrios, inundaciones, calor extremo, sequías, etc. Aun así, esto es a largo plazo, pero ¿Qué se nos dice al día de hoy sobre el cambio climático?

Estoy completamente seguro de que, en mayor o menor medida, todos sabemos que es y que implica el cambio climático, pero ¿Por qué? El tema es enormemente polémico al día de hoy, representando tendencias enormes en redes sociales, programas de televisión, titulares de revistas y artículos. Desde científicos que se encadenan a las puertas de corporaciones de renombre en modo de protesta, hasta “activistas” climáticos que buscan llamar la atención de los medios salpicando pintura de colores en obras de arte representativas. Es por ello, que, sin lugar a dudas, todos oímos hablar al respecto ¿No?

Pero ¿Por qué tanto escándalo, si aún no hay hambrunas masivas, ni radiación UV quemándonos vivos a todos, ni inundaciones en ciudades importantes? Como mencioné anteriormente, dicho cambio no solo se dará en etapas paulatinas, sino que se irá tornando parte de nuestra cotidianeidad. Donde ahora es normal que ciertos productos escaseen en las góndolas, mañana lo será que la harina de trigo sea un lujo que ni la clase media se pueda dar. Sin mencionar los atroces daños a la salud que provoca el exceso de gases de efecto invernadero, tales como el Co2, en nuestra salud. Si bien el petróleo representa la mayor parte de las emisiones de este tipo de gases (40.600 Gigatoneladas de CO2 en 2022), la misma eliminación de la contraparte (La deforestación) también representa parte importante de las emisiones (3.900 Gigatoneladas de CO2 en 2022).

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Solamente un automóvil, en promedio, produce al menos 250 gramos de Co2 por Kilómetro recorrido. El promedio de kilometraje recorrido por automóvil al año ronda los 12.500Km, esto significa que, al año, un solo auto produce no menos de tres toneladas de Co2. Un árbol promedio, absorbe entre diez a quince kilos de Co2 anuales, implicando por lo tanto que, con solamente el recorrido de un vehículo a lo largo de un año, ciento cincuenta y seis árboles tuvieron que absorber el Co2 producido. De esta manera, creo que no seria una idea muy descabellada exigir al Usuario poseer una certificación que acredite al mismo de ser cuidador de esta cantidad de árboles, equivalente a al menos tres hectáreas de bosque en optimas condiciones. Dicha acreditación sería tanto o mas importante que la verificación técnica vehicular o la licencia de conducir ya que, desde el punto de vista de la seguridad vial, la exigencia de estas credenciales es una manera de garantizar la integridad física y la salud del Usuario. 

Si pretendemos poder abrir las ventanillas del auto en el año 2050, tendríamos que pretender también que haya oxígeno ahí fuera, ¿No? ¿O acaso sería mas loable que se exija una credencial que garantice el correcto funcionamiento de los tanques de oxígeno que, sin duda alguna, va a tener que trasportar en su baúl?

Según constato el COP25 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático de 2019), el cambio climático podría revertirse si cada persona sobre la faz de la tierra plantase seis plantas al mes. Si, en última instancia, todo se reduce a algo “tan simple” como eso. Compensando, de esta manera, incluso las emisiones producidas por las grandes industrias y la maquinaria empleada para tareas de producción y extracción de materias primas en general. 

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Tengo que aclarar, algo obvio, que tiene que ver con un árbol; plantar un árbol no es tan fácil como suena, no podemos reducirlo a una simple tarea repetitiva tal y como cepillarse los dientes o lavarse las manos, sino que lleva sus cuidados, asemejándose mas bien a una mascota. A la que hay que suministrarle agua y alimento, al menos hasta que pueda arreglárselas por su cuenta, y sea lo suficientemente frondoso como para suplir la demanda de absorción de Co2 requerida a nivel planetario.

Otras fuentes, señalan que, si de alguna manera pudiésemos plantar un billón de árboles de un momento a otro, toda la problemática se revertiría y evitaríamos una catástrofe a nivel global. Mil millones suena a un gran número, pero no es imposible, se reduce a un cambio en el régimen de prioridades que establezcamos como especie. Ya hemos señalado muchas veces a las grandes corporaciones o a los gobiernos como los culpables del problema y los que deberían de establecer políticas destinadas a plantear y aplicar soluciones fiables. Pero la verdad es que, “El gobierno” o “Las corporaciones” son títulos que empaquetan un gran cúmulo de gente que intenta sentirse segura en una casa de paja. El único que puede salvar al mundo hoy, es usted, soy yo, lo son todos aquellos que quieran garantizar algo parecido a un futuro posible para sus hijos. No lo es nadie más. Plantar esos seis árboles, es más importante que todo en tu vida, porque tu vida de ello depende. Es tan simple, que cuesta entenderlo en toda su esencia.

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