Bolivia en tensión: cambio militar y desafío político a horas de las elecciones

Arce renueva el alto mando militar a tres días de las elecciones y Morales llama a la “rebelión democrática”

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La Paz vive horas decisivas entre la tensión política y la crisis económica, con un cambio estratégico en las Fuerzas Armadas y un llamado opositor al voto nulo.

A solo tres días de las elecciones generales en Bolivia, el presidente Luis Arce designó este jueves a un nuevo alto mando militar, con la misión explícita de “mantener la paz y la gobernabilidad” en un clima político y económico convulsionado.

En un acto en el Palacio de Gobierno, Arce tomó juramento a Gustavo Primitivo Anibarro Escobar como comandante interino de las Fuerzas Armadas, junto a Sherman Sempértegui (Jefe del Estado Mayor), Roberto Delgadillo (Ejército), Marco Antonio Choquehuanca (Fuerza Aérea) y Freddy Pozo (Armada).

El mandatario subrayó que los nuevos jefes castrenses deberán garantizar la estabilidad de los gobiernos democráticamente constituidos, en medio de una campaña marcada por la confrontación política y una economía debilitada.

Arce instó a los bolivianos a concurrir este domingo a las urnas para concretar “un tránsito de Gobierno pacífico y democrático”. “Quienes ingresamos por la puerta de esta Casa Grande también salgamos por la puerta y dejemos un legado democrático para todo el pueblo boliviano”, afirmó.

El presidente aseguró que su gestión “nunca levantará las armas contra el pueblo” y que las diferencias deben resolverse “en las urnas, no en las calles”. El mensaje llega en un contexto de alta sensibilidad institucional: en 2024, Bolivia vivió un intento de golpe de Estado encabezado por el excomandante Juan José Zúñiga, episodio que el oficialismo calificó como asonada militar y parte de la oposición como “autogolpe”.

Evo Morales endurece el discurso y llama al voto nulo

Paralelamente, el expresidente Evo Morales cerró su campaña por el voto nulo en su bastión de Entre Ríos, Cochabamba, proclamando que si el Estado no respeta al pueblo, “es un derecho la sublevación y la rebelión”.

Morales, inhabilitado para competir y distanciado de Arce tras su salida del Movimiento al Socialismo (MAS), definió el voto nulo como una “rebelión democrática” contra lo que considera un “Estado corrupto” y un Gobierno aliado a la derecha.

“Si el voto nulo gana este 17 de agosto, el país hará historia”, desafió ante miles de simpatizantes. También instó a sus bases a “estar preparadas” en caso de un triunfo opositor.

Crisis económica y clima electoral

Las elecciones del domingo se desarrollarán en medio de la peor crisis económica en décadas, con escasez de dólares, falta de combustibles y un incremento sostenido de la inflación que encarece los productos de la canasta básica.

A este escenario se suma la polarización política, el desgaste del modelo económico del MAS y las tensiones internas entre las facciones de Arce y Morales.

El Tribunal Supremo Electoral recordó que desde este jueves rige el período de silencio electoral y, a partir del viernes, la ley seca hasta el mediodía del lunes 18 de agosto.

La decisión de Arce de renovar el mando militar busca proyectar control institucional en una etapa de máxima exposición política. Para analistas, el movimiento también pretende evitar fracturas internas en las Fuerzas Armadas en caso de un resultado electoral ajustado.

En paralelo, el llamado de Morales al voto nulo introduce un factor de incertidumbre adicional, al movilizar a un electorado crítico tanto con el Gobierno como con la oposición tradicional.

Los comicios definirán no solo el próximo presidente y vicepresidente, sino también la composición del Parlamento para el período 2025-2030, en un contexto donde la gobernabilidad dependerá tanto de la aritmética legislativa como de la estabilidad social y económica.

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