¿Cuánto nos está costando a los argentinos la inflación?

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Esta semana se publicaron los datos de inflación para el mes de septiembre, la cual llegó al 5,9% mensual (la más alta del año) y acumula un 37,7% en lo que va de 2019. Sin dudas que no es una buena noticia para los bolsillos, ya que se sigue perdiendo poder adquisitivo, los trabajadores cada vez pueden comprar menos bienes con sus ingresos, ya que los salarios no pueden ganarles a la inflación. 

Además del dato actual, que ya es muy preocupante, en el debate presidencial, Mauricio Macri, había hecho referencia a que la inflación es un fenómeno de larga data en Argentina, y es verdad. Según datos de la consultora de Orlando Ferreres, la inflación de los últimos 80 años en Argentina (1939-2019) fue en promedio del 55,8% anual. Entonces, sin quitarle importancia al problema actual, tendríamos que preguntarnos ¿por qué Argentina es uno de los pocos países del mundo que no ha podido superar los problemas de inflación?

Según la teoría económica, existen múltiples causas para la inflación y entre las más importantes se destacan las siguientes:

  • Inflación por Exceso de Demanda: cuando la demanda de bienes y servicios en una economía supera la capacidad de producción de esa economía, entonces se elevan los precios.
  • Inflación Monetaria: Se da por una excesiva emisión de dinero en una economía. Es una de las principales casas de la inflación en los países sudamericanos, ya que los bancos centrales imprimen billetes para cubrir (pagar) los recurrentes déficit fiscales.
  • Inflación de Costos: la suba de precios tiene que ver con la puja distributiva entre diferentes sectores: por ejemplo, los trabajadores quieren mejores salarios y los empresarios suben los precios para no resignar parte de sus ganancias.
  • Inflación Inercial: cuando existe un largo periodo inflacionario, la gente busca protegerse de la inflación, por ejemplo indexando contratos, eso hace que los precios sigan subiendo.
  • Inflación Cambiaria: la falta de divisas internacionales genera devaluación de la moneda local, por lo que se encarecen las importaciones pero también los productos exportados (ya que los exportadores estarán dispuestos a vender en el mercado doméstico sólo si reciben el mismo precio que si vendieran en el mercado internacional).
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Obviamente, en Argentina la causa de la inflación es, probablemente, una combinación de todas las anteriores, ya que la misma es un fenómeno complejo. Sin embargo, una de las más importantes es la inflación monetaria generada a partir del exceso de pesos necesarios para financiar los recurrentes déficits fiscales. Entonces, para solucionar el problema de la inflación, lo primero que se debería hacer es ordenar el Gasto del Estado (no podemos gastar más de lo que recaudamos por más de 80 años y pretender que la economía funcione bien). Pero Argentina no lo ha podido hacer ya que:

  1. No se trata de ajustar por ajustar: en primer lugar es necesario determinar cuál sería el nivel de gastos sostenible con impuestos normales (sin ahogar al contribuyente con la presión tributaria) y luego analizar el gasto público y recortar gastos ineficientes, con criterios responsables y de manera sostenible.
  2. Se necesitan instituciones fuertes: arreglar las cuentas públicas no es algo que se pueda hacer en un mandato, debe ser política de Estado y se debe lograr a partir de consensos. Para ello se necesitan leyes y organismos de control  que limiten el déficit fiscal, venga el gobierno que venga.
  3. Estar dispuestos a asumir los costos políticos de corto plazo: ordenar el gasto público tiene un costo político, ya que si o si en algún lugar del presupuesto hay que ajustar y muchas veces el gobierno de turno no quiere cargar con dichos costos políticos.

Consecuencias a largo plazo de la Inflación

Cuando el gobierno aplica políticas expansivas (aumentando el gasto público), la economía logra crecer un poco más rápido por lo que genera una sensación de bienestar, ya que crece el consumo porque la gente tiene a su disposición dinero para consumir y crece la demanda agregada de la economía. Sin embargo, llega un momento donde la capacidad de producción del país está cerca de su límite máximo y entonces, ya no se puede satisfacer dicha demanda en crecimiento y los precios comienzan a subir (comienza el espiral inflacionario). Si bien esa inflación no parece perjudicial en el corto plazo,  a largo plazo si es un problema porque desalienta el ahorro y, por lo tanto, la inversión (la única fuente genuina de crecimiento en una economía). Las variables económicas fundamentales se vuelven volátiles (tipo de cambio, salario real, entre otros) y el crecimiento económico a largo plazo resulta castigado.

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Si además, el gasto público se financia con emisión monetaria, se genera cada vez más inflación (que no tiene ningún impacto sobre la actividad económica ya que la economía está “recalentada”). Si este proceso no se para a tiempo se vuelve un círculo vicioso del cuál es muy difícil salir.

Si observamos periodos más largos de tiempo, como los que se presentan en el gráfico, vemos que cuánto más alta es la tasa de inflación, el crecimiento del producto tiende a caer.


Conclusión:

La inflación a largo plazo tiene consecuencias muy perjudiciales, ya que socaba las posibilidades de crecimiento económico de un país. La buena noticia es que hay muchos países que lograron controlarla y hoy tienen economías fuertes, como por ejemplo los casos de Chile, Israel y Alemania. Si bien la economía Argentina es muy diferente a la de estos países, podríamos comenzar por analizar las medidas aplicadas en cada caso y comenzar a trabajar seriamente en superarla.

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