Destrozando la universidad, la industria y la tecnología nacional con premeditación y alevosía
Clara, confesa y evidentemente, los “socios” (léase cómplices) políticos libertarios, neoliberales y arribistas varios, tienen el objetivo de mínima, de involucionarnos -a los empujones o al como sea-, a aquellas perimidas y hoy inviables estructuras sociales, políticas y económicas semi feudales, que caracterizaron a Argentina en el medio siglo largo de predominio del mitrismo y sus continuadores (1862 – 1916).
Pero de máxima, el objetivo real de los anarcos – ultra liberales es perpetrar la disolución nacional, acorde a los mandatos de los operadores del Poder Mundial Globalizante. Y para quienes tilden de infundado lo precedente, se recomienda analizar que ese es un objetivo muy preciso, de las estructuras del mega poder mundial. Además, son varios casos de naciones llevadas al caos y la disolución, en las últimas tres décadas, y otros en los que, por diversas circunstancias, se logró evitar tan infame objetivo.
Los dichos y acciones del presidente y sus secuaces directos, lo evidencian. Por eso los ataques y acciones ferozmente agresivos, contra las industrias, nuestros entes creadores de tecnologías, y las Universidades Nacionales; estas últimas como insustituibles estructuras básicas de múltiples efectos positivos muy relevantes, siendo puntales del desarrollo y entes básicos para la elevación del nivel cultural, la integración inclusiva de nuestra población y la movilidad social ascendente.
El verborrágico actual presidente, con impostada voz que evidencia su dudoso equilibrio emocional, dijo en un reportaje, que es un topo (operador encubierto), con el objetivo de destruir al Estado.
Y es muy claro que sin Estado no hay Nación, y sin Nación no hay Patria.
Pero, además, falseando datos y tergiversando conceptos (como evidencia ser su inveterada costumbre), expresó su admiración por el enclave semi colonial de economía excluyentemente agropecuaria sin industrias, bajo tutela anglosajona, con la mayoría del pueblo pobre y carente de derechos elementales; que éramos desde el mitrismo hasta que colapsaron y cambiaron las estructuras del Poder Mundial en la primera guerra mundial.
Entre las múltiples mentiras y tergiversaciones del hoy presidente, dijo que “Argentina fue potencia mundial en el siglo XIX”, para después aumentar el desatino conceptual, al afirmar que “fuimos primera potencia mundial”.
Esas gruesas falsedades, expresadas dentro de la retahíla de otras múltiples incoherencias que a diario se agregan, son las que pretenden justificar la brutal involución de nación digna que fuimos, al deleznable rol de factoría abierta al saqueo indiscriminado, al cual nos están empujando. Y en eso, el R.I.G.I. es pieza clave para institucionalizar el saqueo indiscriminado de nuestros recursos naturales.
Vergonzoso, pero muchos fingen no darse cuenta; mientras que otros, atiborrados de irracional odio contra todo lo Nacional y popular (como el grueso de los uniformados), no lo admiten ni razonan. Quienes pensamos y actuamos en “clave Nacional” (o en el marco del Pensamiento Nacional, como lo precisó Jauretche), somos conscientes de la enorme importancia que, para nuestra soberanía y desarrollo socio económico, revisten las Universidades Nacionales en particular; y el importante grado de desarrollo industrial que trabajosamente alcanzamos; así como los roles relevantes con altos efectos multiplicadores positivos de todos los entes creadores de tecnologías nacionales; en todo lo cual el accionar de las Universidades Nacionales fue básico e insustituible para sustentar el desarrollo en sus distintas facetas, sea económica en general, industrial, tecnológica y social.
La gratuidad de la enseñanza universitaria, fue establecida por Perón, en 1949, como una medida concreta para facilitar el acceso a la educación de nivel superior, a amplios sectores de nuestra población; siendo bien sabido que antes, al ser arancelada, era de hecho restrictiva para sectores socio – económicos medios y bajos. Como alguien lo definió breve y contundentemente, el acceso a la Universidad dejó de ser un privilegio acotado a las clases altas, para ser un derecho accesible para amplios sectores de nuestra población. En la misma línea de fortalecimiento de la institución universitaria al servicio del pueblo y del desarrollo nacional, en 1948 se creó la Universidad Obrera Nacional, transformándose en 1953 en la Universidad Tecnológica Nacional.
La institución universitaria pasó a ser una poderosa herramienta no solo igualitaria, sino también promotora de la movilidad social ascendente; siendo además un factor muy importante para la integración argentina, al incluir en sus cátedras y aulas, a argentinos de diferentes orígenes sociales y territoriales.
No menos importante es el hecho, irrefutable, que la capacitación técnica y científica de amplios sectores de nuestra población, constituye un factor de enorme importancia para sustentar cualquier proceso de desarrollo socio económico.
Sin duda, contar con población altamente capacitada ha sido uno de los poderosos pilares en los que se sustentó el desarrollo nacional, y en eso también fue crucial el rol muy positivo de las Universidades Nacionales.
Más allá de los cambios políticos (muchas veces perpetrados por la fuerza bruta), resulta evidente que el desarrollo fue un proceso ininterrumpido desde la irrupción del peronismo (1946), hasta que con la fuerza de las bayonetas nos impusieron la destructiva ideología político – económica neoliberal, en el nefasto “proceso” cívico militar de 1976.
A la vez, no se ponía en discusión la gratuidad universitaria, ni siquiera en gobiernos liberales (léase cipayos) y oligárquicos, como el de “la fusiladora” (1955 – 1958), y paulatinamente fueron creadas nuevas Universidades Nacionales. Las de mayores trayectorias son: la Universidad de Córdoba, creada en 1613, UBA (Buenos Aires) en 1821, UNLP (La Plata) en 1897, UNT (Tucumán) en 1914, UNL (Santa Fe) en 1919.
Después, se crearon otras, como la UNNE (Nordeste) en 1956, UNR (Rosario) en 1968, y en la década del ’70, la UNaM (Misiones), y las de Jujuy, La Pampa, Lomas de Zamora, Entre Ríos, Luján, Catamarca, Salta, San Juan, San Luis y Santiago del Estero. La UNLa (Lanús), creada en 1995, además las de La Matanza, Quilmes, General San Martín, General Sarmiento y Tres de Febrero, en esos años.
En el período 2003 – 2015, fueron creadas 16 nuevas Universidades Nacionales, además de invertirse fuertemente en infraestructura y equipamiento en las preexistentes.
También se implementaron importantes estímulos a la industria y al desarrollo tecnológico, en particular el nuclear y el satelital.
Para entender el odio y desprecio al “pueblo de a pie”, a los sectores populares, que destilan encubierta o claramente, los sectores oligárquicos, siempre cerradamente clasistas, y por lo general llenos de racismo apenas disimulado; así como la cerrada aversión y desprecio contra la industria y el desarrollo tecnológico nacional, se citan algunos casos muy evidentes.
El dirigente agropecuario devenido en político ultra conservador, Alfredo De Angeli, se manifestó a favor de reimplantar el trabajo infantil, incluso como prioridad antes que la escolaridad. Se refirió, palabras más o menos, a “los pícaros que, por ir a la escuela, no colaboran en las tareas del campo”. ¡Eso implica desprecio total hacia los derechos elementales de los niños y la reimplantación de estructuras de cerrado feudalismo, como añoran los oligarcas!
El entonces presidente multiprocesado (que zafó de las causas por simple proscripción por transcurso del tiempo, pues no habría probado su supuesta inocencia, en ningún caso); se mostró “escandalizado” por las creaciones de nuevas Universidades Nacionales, diciendo “¡que es eso de andar creando Universidades por todos lados!”.
Que esas Universidades faciliten el acceso a muchos jóvenes que de otra forma serían excluidos, eso no les importa a los que aborrecen todo lo Nacional y popular.
El mismo expresidente ultra endeudador, refiriéndose al gran Astillero Río Santiago, dijo que, si fuera por él, lo haría demoler con explosivos…tal el desprecio a nuestro desarrollo tecnológico e industrial.
La por entonces gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, disertando en el Rotary Club, dijo, muy “suelta de cuerpo”, que “todos sabemos que los pobres no llegan a la Universidad” … ¡lo cual es falso, mentira total! Muchas personas pobres llegan a las Universidades Nacionales, y se gradúan. Pero esa gruesa mentira de la hoy legisladora parece tener vinculación con las fuertes restricciones al acceso a las Universidades Nacionales, que los sectores apátridas y oligárquicos, quieren reimplantar.
Es la misma que no pudo justificar la compra de un muy oneroso departamento, ni otros hechos muy dudosos (como un helicóptero de la Provincia de Buenos Aires, cuyas fotos en Asunción -Paraguay-, tuvieron alguna difusión pero no justificativo).
Algún oficial de alto rango de las FFAA, se refirió despectivamente a las Universidades Nacionales, como que son “el huevo de la serpiente”. No pareció darse cuenta ni razonar que de ellas salen capacitados los médicos que los atienden, y muchos otros profesionales cuyos servicios con seguridad lo beneficiaron.
¡Ante los arteros ataques con claro sadismo y odio a la argentinidad, en perpetración por el gobierno oligárquico – libertario, defender a las Universidades Nacionales, públicas y gratuitas, es un deber moral de todo buen argentino!
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos