El debate por la chacra sustentable: “Hoy tenemos plantas drogadictas”, advierte Otto Waidelich

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Tenemos plantas drogadictas”. La sentencia, inapelable, es de Otto Waidelich, un veterano productor misionero que apuesta desde siempre a una chacra sustentable. Aprendió en Línea Cuchilla. Fue uno de los pioneros de Andresito, donde crió ganado menor y plantó yerba. Pone énfasis en la producción sustentable más allá de las implicancias de la ley de bioinsumos recientemente sancionada, que prohíbe el uso del glifosato y que fue cuestionada por algunas entidades rurales. “Por el suelo, por la biodiversidad y por los mismos productores”, la ley es buena más allá de la ley, sino porque “agitó un debate”, dice don Otto, quien llegó a ser intendente y tiene una extensa trayectoria como dirigente productivo.

“Tengo yerba y estoy replantando con la experiencia que uno va teniendo y básicamente lo que estoy haciendo es producción con árboles de cobertura, siempre con especies nativas entremezcladas”, describe.

¿Qué experiencia tiene con el glifosato? ¿Usted lo utilizó alguna vez?

Voy a encarar el tema de una manera diferente. No es una cuestión de glifosato sí o glifosato no. Tampoco es una cuestión de rastras sí o rastra no, ni carpida sí o carpida no. Es que hay que producir sin matar. La azada si no se usa bien, mata. Destruye la tierra. Hace mal a la gente. La rastra hizo su daño. El herbicida hace lo mismo. Entonces hay que buscar otros métodos de producir. En vez de matar para producir hay que transformar para producir. Nosotros nos olvidamos como productores y en el asesoramiento técnico, es dar de comer a la tierra. Nosotros producimos y dejamos cada vez más pobres nuestros suelos bajo distintos métodos. El glifosato ayudó en gran medida y en grandes superficie, porque el hecho de matar todo lo que crece, que la naturaleza te provee para defenderse y en vez de retro nutrir al suelo ¿Qué se hizo? Cada vez se empobrecía y se sigue empobreciendo más a la a la despensa, que es nuestra tierra y hoy tenemos tierras sin actividad biológica, tierras limitantes en su producción, sustentadas exclusivamente en la insumos de dependencia. O sea, estamos dependiendo de los productos que tenemos que comprar para producir. Fertilizantes y todas las consecuencias que trae ese desequilibrio implementado por nosotros mismos.

¿Y se puede hacer una producción sin glifosato? ¿Se puede avanzar hacia eso? O ¿Cuál sería el camino? 

No solo creo. Estoy convencido y sobre todo en yerba mate, ni hablar, en yerba no hace falta meter un herbicida jamás. Ni meter una rastra tampoco, ni meter un tipo a carpir de mala manera o machetear. ¿Por qué? Porque el sistema transformar lo que crece, se puede hacer de muchas maneras. Nosotros dejamos de hacer cubiertas verdes cuando se aconseja cubiertas verdes ¿Y cuando se aconseja cubiertas verdes, qué le damos? Avena, regrass y son todas gramillas que extraen nitrógeno al suelo y nos olvidamos de las leguminosas. Nosotros no tenemos más lupinos que antes había en la provincia, no hacemos cubiertas o son muy pocas las cubiertas verdes con leguminosas, que incorporan nitrógeno ¿Por qué? El nitrógeno que tenemos posibilidad de producirlo en nuestra chacra, para nuestro suelo, cien kilos, doscientos kilos por hectárea, cuando no lo producimos, lo tenés que comprar. Y ahí empieza la insumo dependencia. Cuando usted empieza a transformar lo que crece, llámese Escobadura, Yacaré para decirte las básicas, pasto estrella, no hay problema, porque siempre hay alguien que lo transforma ¿Qué quiere decir transformar? Para mí hay el método indicado es hacer plata de lo que crece. Dale de comer a alguien. Dale de comer a un ternero, a una vaca, a una oveja, dale de comer a alguien que haga el abono que necesita nuestro suelo. De paso deja algo bajo el cuero, bajo la piel o podemos producir leche, producir un montón de cosas. No necesitamos en absoluto buscar métodos de matar para producir sobre todo en yerba. 

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¿Se puede volver a un modelo de producción más cuidado, más que en conexión con el medio ambiente? 

Más vale. El hecho de que se empiece a dar de comer a la tierra, o sea darle condiciones a la actividad biológica del suelo a través de la nutrición y la nutrición más fácil para el suelo, son los estiércoles en todo sentido. Entonces si tenemos una forma que podemos producir una transformación de lo que es nuestra competencia. Ni hablar del icipó y todas gramíneas que aparecen, todo esto es posible transformarlo dependiendo de un manejo correcto, no es cuestión de tirar un animal adentro de un yerbal y que haga lo que quiera. No. Hay toda una tecnología que está ahí, eso no hace falta inventar. Está todo inventado, está todo para mostrar. Y eso empieza a reactivar la actividad del suelo en forma instantánea. A los tres, cuatro meses vos ya ves un cambio, al año, ni hablar, a los tres años tener una actividad biológica si tu suelo te acompaña y tenés vecinos que te ayuden en tu propia chacra ¿Qué quiere decir? Si tenés actividad biológica en un cerca de un monte eso empieza a invadir las áreas dañadas porque le mejorás la condición ¿Y eso en qué repercute? En la calidad de la yerba. La calidad de la producción, la calidad de la hoja. Y eso te empieza a facilitar todos los elementos, sobre todo lo que más te facilita, es el costo. Dejás de tener costo en limpieza, en fertilizante. Mire, tenemos un sistema de insumo dependencia, tenemos plantas drogadictas. Drogadictas en todo sentido. Desde el fertilizante, desde los fitosanitarios para cuando le ataca a un animalito, le ataca a un a un hongo, una bacteria, un insecto, todo, pensamos que somos nosotros los que tenemos que curarle la planta, y no es así, menos en yerba, la planta se sabe defender sola, lo que pasa es que el sistema que nos han impuesto es tener una dependencia de productos porque hay un negocio impresionante detrás de eso. Lo cual a mí no me molesta. No me molesta el negocio de otro. Lo que me molesta es que se le engañe a la gente. Y lo que más molesta es que la gente quede pobre. El suelo queda pobre. Y ya hemos empobrecido muchas tierras de nuestra provincia y la gente se fue. ¿Cuántas taperas hay en la provincia? Y no es porque el suelo no sirve, sino porque el suelo quedó pobre. Entonces el joven no se quiere quedar en la chacra. 

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¿Sería un retroceso frenar la ley como plantean algunas entidades rurales?

No quiero entrar en la parte política de la ley, ¿Sabe por qué? Porque no es una cuestión de ley o no ley. Es cuestión de que cambiemos el método de producción. Lo que pasa que si no lo hacemos por las buenas, va a venir un garrotazo. Y el garrotazo puede ser imponer una ley porque no hemos capacitado a nuestra gente. Pero si la gente hace un buen negocio, la ley acompaña nomás. Estoy convencido que esta ley vino bien para sacudir en la reflexión. Y ojalá que la gente tome conciencia y los técnicos, sobre todo, en todo sentido, del ministerio, del INTA, de todo. Estamos haciendo asesoramiento técnico en un yerbal para hablar de la planta y del corte y de un montón de detalles y estamos parados sobre una tierra empobrecida por diez o cinco o veinte años de mal uso. Primero hay que darle de comer bien a la tierra para que la planta sea sana, entonces las producciones por más que sean menos en  volúmenes por hectárea… porque también hicimos otras barbaridades. Sabiendo que somos insumos dependientes, le hemos impuesto al productor una densidad impresionante por hectáreas que no se autosostiene. Con la densidad que está implantada solamente sirve para tener una dependencia de insumos externos, ya sea orgánicos o químicos, pero todo está pensado en el químico. Es un gran negocio. Pero el negocio no lo tiene el colono en la chacra. ¿Sabes lo que quiero dejar claro? No es el tema del negocio sí o del negocio no. El tema es que el joven se va. Cuando hay un negocio que no tiene actividad de vida y no tiene entusiasmo y un futuro, el joven no se queda. Entonces el objetivo es mucho mayor que la producción en sí. Ni hablar de la producción orgánica, el mundo nos va a pedir, nos va a obligar y ahí ya no será ley si o ley no. Nos van a rechazar los containers cuando tengan todos los productos que la gente rechaza. Nos van a analizar hasta el último hasta la última hoja ¿para qué vamos a hacer mal?”.  

Waidelich también desarma con sus argumentos el debate económico. “Si vos producís, ponele, diez mil kilos de yerba y gastaste seis mil en insumos, te quedan cuatro. Si vos producís seis mil kilos sin haber gastado en agroquímicos y podés producir 200, 300 kilos de carne por hectárea. Y fertilizar el suelo. Te quedan seis mil, más la carne y más la actividad de las personas, porque hay que reactivar la actividad de la chacra de alguna manera, lo cual también tiene condiciones, tiene que tener garantías, tenemos que modificar un montón de cosas. Pero no es ni siquiera una cuestión económica. La ecuación sigue siendo positiva”. 

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