El desafío de Caputo: la deuda en pesos alcanza niveles récord y complica el desarme del cepo
La deuda en pesos alcanza máximos históricos y suma desafíos para Luis Caputo: cepo e inflación en la mira
Aunque la deuda en pesos permite al Gobierno cierto control, también plantea riesgos considerables que, sin una estrategia sólida, podrían comprometer la estabilidad económica y dificultar el levantamiento del cepo cambiario.
En comparación con 2023, el monto de la deuda en pesos se incrementó un 2,4%, y su nivel actual no se veía desde 2006. Aunque tanto el mercado como el Gobierno tienden a poner el foco en la deuda en moneda extranjera, para los analistas, este crecimiento en los pasivos en pesos añade complejidad a los desafíos económicos, especialmente en cuanto al objetivo de desmantelar las restricciones cambiarias y contener la inflación.
A pesar de que la deuda en pesos se percibe como “menos preocupante” que la deuda en dólares, el mercado financiero advierte que, sin un “rollover” efectivo de los vencimientos a corto plazo, la estabilización económica y el control de precios se tornarán más difíciles.
Deuda en pesos: bajo la lupa de la city
Sebastián Menescaldi, director de EcoGo, señaló que el incremento en los compromisos financieros en pesos responde, en parte, al traspaso de deuda del Banco Central (BCRA) al Tesoro, específicamente de pasivos remunerados. “Esto explica el salto a niveles históricos”, destacó el economista.
Además, Menescaldi advirtió que “el volumen de deuda en pesos del Tesoro con el mercado es históricamente alto, rondando los u$s90.000 millones”, lo que equivale aproximadamente a los compromisos en dólares con bonistas. Agregó que cerca del 80% de esta deuda vence en el plazo de un año, una situación que, según él, presiona al Gobierno, sobre todo si su objetivo es levantar el cepo.
El economista explicó que, con el cepo vigente, la deuda en términos del PBI no aumenta debido a que la tasa nominal negativa mantiene su ritmo con el crecimiento económico. Sin embargo, “liberar las restricciones cambiarias podría hacer que el pago de esta deuda a una tasa del 10%-12% desestabilice las cuentas fiscales”, analizó.
Ajustes por inflación y el impacto del cepo
Por su parte, Claudio Caprarulo, director de Analytica, destacó que gran parte de la deuda en moneda local está ajustada por inflación, aunque aumentó la participación de deuda a tasa fija. Señaló que, si se levantara el cepo, el impacto inflacionario aumentaría la carga de la deuda indexada. “Este efecto se compensaría parcialmente por la deuda a tasa fija de largo plazo, cuyos rendimientos serían más negativos en términos reales”, indicó.
Caprarulo también estimó que el fin de los controles de capital podría redirigir parte de la liquidez del sector privado hacia otros instrumentos financieros, dificultando el “rollover” de la deuda del Tesoro. “Esto pondría mayor presión en mantener un resultado fiscal favorable”, sostuvo.
La deuda en pesos, un arma de doble filo
Federico Glustein, economista, destacó que el endeudamiento en pesos es preferible al endeudamiento en dólares, ya que es más sencillo recaudar y gestionar obligaciones en moneda local. “El Estado tiene control sobre las tasas de interés en pesos, lo que otorga flexibilidad”, comentó.
Sin embargo, Glustein alertó que el “rollover” de deuda a tasas altas, como ocurrió en la última licitación del Tesoro, podría complicar la recuperación económica de 2025. Además, advirtió sobre el riesgo de que los pesos excedentes migren de la deuda local, generando nuevas presiones inflacionarias.
Una deuda en niveles máximos y con peso en el sector público
Adrián Yarde Buller, estratega jefe de Facimex Valores, señaló que, aunque la deuda en pesos del Tesoro alcanzó niveles récord, su aumento refleja también el esfuerzo del Tesoro por sanear el balance del BCRA. “Al considerar la deuda consolidada entre el Tesoro y el BCRA, las obligaciones en pesos, en relación al PBI, son actualmente menores que a fines del año pasado”, explicó.
Yarde Buller también recordó que cerca de la mitad de esta deuda está en manos del sector público, lo que disminuye la carga real de la deuda en pesos.
Así, la deuda en pesos se presenta como un arma de doble filo: permite mayor control y flexibilidad, pero también implica riesgos que, sin un plan sólido, podrían desestabilizar el frágil equilibrio económico actual.