Europa: guerra, desastre y alerta nuclear
Las reglas del juego cambiaron. La famosa guerra en Ucrania pasó a un estadio tedioso, el cual nadie desearía vivir y que es la antesala de un cataclismo mundial. Hoy en día, estamos a dos minutos de la medianoche, entendiendo que la amenaza de un ataque nuclear está más vigente que nunca.
El as bajo la manga de Putin
Estados Unidos, bajo el manto de su presidente saliente, Joe Biden, dio el visto bueno de manera oficial para que Ucrania ejecute ataques aéreos con misiles desde su país hacia el territorio ruso, algo que no había sucedido previamente y que, indudablemente, genera controversia y un nuevo capítulo de esta conflagración. No solamente estuvo la aprobación, sino que el país dirigido por Zelenski atacó territorio ruso en una zona estratégica en términos bélicos, con misiles británicos, los famosos Storm Shadows.
Este escenario provocó que Putin saque a relucir su carga más valiosa. Como si fuera el truco, al mandatario ruso le cantaron “retruco”, sin pensar en que en su mano tiene al 1 de espadas: las armas nucleares.
Hay una realidad que es inobjetable, y es que Rusia es una potencia de carácter nuclear. Cuenta con una reserva de ojivas que son capaces de causar episodios de destruccion masiva. Gran parte de ello se lo debe al potencial industrializador puesto en lo bélico de tantos años de la Unión Soviética. Esa herencia, hoy le vale a la Rusia de Putin, el posicionamiento como uno de los países más fuertes del mundo.
No solamente Putin cuenta con el arma necesaria, sino que también cambió de estrategia. Esto se desprende a partir del cambio de protocolo para la utilización de este tipo de armas. Lo más destacable de esto es que ahora, Rusia puede defenderse con armas nucleares de cualquier ataque que viole o ponga en peligro su soberanía, sin que este sea irrestrictamente nuclear. El otro tópico que cambió y genera controversia es que, a partir de ahora, el mismísimo Putin es el único y último que decide cuándo se procederá a lanzar un ataque nuclear, sin tener que pasar por un proceso parlamentario de por medio.
Más allá de todos los tecnicismos que propone el nuevo panorama bélico en el este de Europa, la gran incógnita pasa por la decisión de Putin o el posible futuro de la guerra. El morbo sobre una potencial Tercera Guerra Mundial está latente y ciertamente, hoy hay condiciones para hablar de una escalada de tensiones con características mundiales, a diferencia de lo que se planteaba previamente con un contexto más de conflicto regional. Pese a eso, la posibilidad de ataques de Rusia con armas nucleares en lo inmediato sería algo apresurado e innecesario. Esto parte de la misiva de que juega con el tiempo a su favor, y mucho tiene que ver con el innegable ascenso de Trump al poder en Estados Unidos y su férrea posición para acabar con este conflicto.
Además de tener el reloj a su favor, si Rusia lanza una bomba nuclear en territorio ucraniano, o cualquier tipo de arma que se valga de lo nuclear, estamos hablando del inicio de una guerra mundial y de un enfrentamiento en donde la OTAN podrá responder con vital rudeza. No tiene que ver con qué Ucrania sea parte de la OTAN, de hecho no lo es y posiblemente no lo sea en el futuro, sino que tiene que ver con la peligrosidad de utilizar armas de destrucción masiva. La última vez que se lanazaron bombas atómicas, la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin y parte de esa herida en Hiroshima y Nagasaki aún no cierra.
Putin sabe que un lanzamiento de armamento nuclear sobre Ucrania desencadenará en un conflicto directo con las potencias que se dividen el poderío global. La duda pasa por si Rusia es capaz de soportar esto. Tal vez sus fuerzas puedan, junto a sus aliados, pero la realidad es que no le conviene. Putin está a las puertas de cerrar un conflicto con una eventual victoria sobre Ucrania, sin utilizar el 1 de espada que tiene en su mano, malgastarlo en la segunda mano, podría ser el determinante para perder el partido, y no sólo Rusia, sino arrastrar a todo el mundo a un decadente cataclismo de orden nuclear y bélico.
Estados Unidos, ¿ángel o demonio?
Impresionante es la movida que está realizando Joe Biden y que es el inexorable desencadenante de todo este lío internacional. El presidente saliente de EEUU, a quien tanto se le achacó por su condición cognitiva y sus evidentes fallos en público, hizo una jugada magistral para él y su partido pero que puede provocar un desastre sin parangón alguno.
Fue Biden quien oficializó ahora, en noviembre de 2024, el lanzamiento de misiles con armas occidentales desde Ucrania hacia Rusia. ¿Por qué ahora? ¿Por qué Biden no prestó semejante ayuda cuando el avance ruso era cada vez más evidente o cuando estaban en un punto crítico de la guerra? La respuesta es simple, Biden no hace esto por Ucrania, lo hace para la política estadounidense.
Casi como utilizando un elemento argentino de la política, Biden busca dejarle la cancha bien embarrada a Trump en su asunción a la Casa Blanca. Le deja una Ucrania envalentonada lanzando misiles a Rusia y un Putin con la sangre en el ojo. Es un desafío enorme el que tendrá Trump para subsanar esto, así que en tiempo récord, si es que no sucede alguna eventualidad desastrosa previo a su segundo arribo al poder en EEUU.
Una interpretación válida es que Biden le está dando una “devolución de gentileza” a Trump. Dado los acontecimientos ocurridos en enero del 2021 con el asalto al Capitolio por parte de los seguidores del republicano. Ese hecho bochornoso para la política internacional le valió un comienzo agitado para el gobierno de Biden, y con esta jugada de misiles en Ucrania, evidentemente se la está cobrando.
Si seguimos esta lógica, la cuestión es evidente. A Biden no le interesa Ucrania ni los ucranianos, sino que busca sacar provecho de esta situación. De hecho, sabe que es una derrota enorme para todo occidente, entendiendo que un país con los bloqueos y sanciones económicas como Rusia pudo mantener una guerra que puede llegar a su fin pronto. Putin tiene el reloj a su favor por la intención de Trump de acabar esto, por esa razón no está apresurado y también al entender que esta es una situación de pura pelea en la rosca política estadounidense. ¿Los rehenes de los caprichos de los mandatarios estadounidenses? Los ucranianos. ¿Los que pueden ligar de arriba? El resto del mundo, si hacen que Vladimir Putin presione el botón que nos lleve a un cataclismo nuclear de índole global.