“Me gustaría agradecer al Gobierno de Brasil por su cálida bienvenida y hospitalidad, y al Ministro de Hacienda, Fernando Haddad, y al Gobernador Roberto Campos Neto por su compromiso excepcional de guiarnos en una ambiciosa agenda del G20 para construir un futuro más equitativo, próspero, sostenible y cooperativo, con un sistema monetario internacional fuerte como base.La economía brasileña sigue funcionando bien, y sus reformas de política deberían ayudar a mejorar las perspectivas de crecimiento y el nivel de vida de los brasileños. Aplaudo los planes de las autoridades para dirigir la transformación de Brasil hacia una economía sostenible, inclusiva y verde. También quiero reconocer a Brasil como líder mundial en innovación financiera.Llegué a estas reuniones con un mensaje claro: con la reciente mejora de las perspectivas mundiales a corto plazo, los responsables políticos del G20 tienen la oportunidad de reconstruir el impulso de las políticas y cambiar su enfoque para abordar los desafíos económicos a mediano plazo”.Perspectivas mundiales, riesgos y desafíos en materia de políticas“A nivel mundial, estamos preparados para un aterrizaje suave, pero el avión aún no está en tierra. Se proyecta un crecimiento para este año del 3,1 por ciento frente al 2,9 por ciento de la última vez que nos reunimos. La inflación ha bajado más rápido de lo que esperábamos. En nuestro escenario de referencia, se espera que la inflación general mundial caiga al 5,8% este año y al 4,4% el próximo. Y esta mejora de las perspectivas también beneficia a las economías en desarrollo que estuvieron aisladas de los mercados durante bastante tiempo, como Costa de Marfil, cuya reciente emisión de bonos fue varias veces sobresuscrita, seguida de Benín y otras.Esto es alentador y, sin embargo, debemos ser conscientes de tres cosas.

En primer lugar, los riesgos a la baja. Una de ellas es una inflación más persistente debido a nuevos repuntes de precios que podrían derivarse de perturbaciones geopolíticas y otras perturbaciones de la oferta, como los fenómenos climáticos, o de unas condiciones financieras más laxas, que podrían ralentizar la normalización de la política monetaria. También podemos tener un riesgo al alza, en el que la inflación caiga incluso más rápido de lo esperado. Y eso, por supuesto, sería genial para todos nosotros.En segundo lugar, no debemos ser complacientes porque el crecimiento sigue siendo débil: 3 por ciento año tras año, frente a un promedio de 3,8 por ciento en la década anterior a la COVID. Y lo que es peor, en muchos lugares se debe a la baja productividad. Los países a los que les está yendo bien, como Estados Unidos y algunos países de mercados emergentes, han logrado aumentos de productividad.Y, en tercer lugar, debemos ser conscientes de que si los tipos de interés se mantienen más altos durante más tiempo, los riesgos del sector financiero podrían aumentar. Por lo tanto, requieren un seguimiento cuidadoso. Debemos estar atentos a los primeros signos de estrés y abordar sistemáticamente las vulnerabilidades, especialmente en las instituciones financieras no bancarias”.

Para los responsables políticos, 2024 se perfila como un año complicado. Los bancos centrales deben terminar el trabajo sobre la inflación calibrando cuidadosamente si recortan y con qué rapidez lo hacen, ante el riesgo de ser demasiado lentos y afectar negativamente al crecimiento. Las autoridades gubernamentales tienen que buscar la consolidación fiscal para reconstruir los márgenes de maniobra y prepararse para las perturbaciones que aún pueden producirse. Asesoramos planes fiscales a mediano plazo para ayudar paulatinamente a realizar esta consolidación. Cuando miramos alrededor del mundo, los países se encuentran en diferentes lugares en cuanto a política monetaria y fiscal, por lo que las autoridades no pueden simplemente seguir el ejemplo de otra persona. Tenemos que basarnos en los datos nacionales para fundamentar la orientación política adecuada. Y muchos funcionarios hablaron con razón en esta reunión sobre las reformas estructurales, que emprenden para aumentar la productividad, mejorar el crecimiento y mejorar los niveles de vida. Por último, en lo que respecta a la inteligencia artificial (IA), el personal técnico del FMI ha elaborado un índice nacional muy interesante sobre la preparación para la IA que puede ayudar a informar los esfuerzos de los gobiernos para hacer frente a la transición digital”.Un sector financiero para los 21c siglo“Las innovaciones se están acelerando y dan forma a los pagos y las finanzas. Generan tanto beneficios como riesgos. Tenemos que tener cuidado de concentrarnos en ambos y no solo en los riesgos.No obstante, para nosotros en el FMI, son los riesgos para la estabilidad macrofinanciera los que legítimamente tienen prioridad. Pero también analizamos dos cosas: cómo las innovaciones financieras pueden contribuir a la inclusión financiera y, a través de ella, al crecimiento, y cómo servir como línea de transmisión entre “los mejores y el resto”. Tenemos una membresía universal y tenemos la responsabilidad de no dejar que los países se queden atrás. Nuestra atención se centra en tres áreas:

En primer lugar, las CBDC. Tienen el potencial de mejorar la accesibilidad. También tienen el potencial de mejorar la estabilidad y la eficiencia de los pagos, tanto a nivel nacional como transfronterizo. Y este potencial ya se está realizando. Pero debemos asegurar la interoperabilidad por adelantado, no tratar de ponernos al día más tarde. Y tenemos que ser conscientes de los riesgos de la desintermediación bancaria a nivel nacional y de las salidas de capital a nivel internacional. En el Fondo, nuestra contribución consiste en sumar experiencias. Hemos elaborado un manual de CBDC para ayudar a compartir conocimientos y lecciones. Es un documento vivo, y contamos con su ayuda para que sea lo más útil posible para los miembros.En segundo lugar, está el crecimiento de los criptoactivos. Requieren una respuesta política y reglamentaria integral. Y también hemos oído hablar de los riesgos del uso indebido con fines delictivos. Continuaremos apoyando a los países en la implementación de la hoja de ruta que fue respaldada por el G20. El Consejo de Estabilidad Financiera y los organismos de normalización están trabajando en ello. Lo que tratamos de hacer es ser una línea de transmisión para unos 150 supervisores en cuatro regiones a través de eventos de divulgación y asistencia técnica.Y, por último, estamos muy interesados en cómo avanzar en los pagos transfronterizos y las innovaciones del mercado financiero, incluida la tokenización de activos. Nuestro trabajo consiste en hacer que los sistemas de pago existentes funcionen lo mejor posible. Y, en eso, colaboramos estrechamente con el Banco Mundial. Pero, paralelamente, vemos valor en las nuevas clases de plataformas transfronterizas para pagos y el intercambio de activos financieros en forma de tokens. Reconocemos que la infraestructura de pago tiene que ser compatible con todos esos nuevos activos, para que podamos hacer el mejor uso de ella. El trabajo es enorme y no tenemos tiempo que perder”.

Desigualdad“En el FMI, nos centramos en fundamentos macroeconómicos sólidos, para que las economías puedan crecer y ofrecer más oportunidades a sus ciudadanos. Pero también nos fijamos en la desigualdad porque socava la cohesión social y también afecta a la productividad y el crecimiento. En ese sentido, hemos aprendido lecciones importantes sobre el papel de las redes de seguridad social. Esperamos refundirlos en cuerdas de seguridad social; para ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas. Sobre el papel de los mercados laborales y la inclusión financiera, prestamos especial atención a la participación de las mujeres en la fuerza laboral. También tenemos una política que establece un piso de gasto social en nuestros programas, para que se protejan los recursos para educación y salud, que son objetivos sociales clave.También quiero subrayar la importancia de una economía mundial integrada, porque sabemos que el comercio es bueno para todos los países, pero es particularmente bueno para los países de bajos ingresos. En el FMI, nos tomamos muy en serio las oportunidades que debemos aprovechar. Obviamente, la inteligencia artificial es una oportunidad. Pero también es un riesgo de aumento de la desigualdad si no se maneja correctamente.Por último, los datos. Mejores datos significan mejores políticas. Desempeñamos un papel importante en la Iniciativa de Brechas de Datos del G20, incluso en este tema: cómo proporcionar datos completos para abordar la desigualdad”.Financiación para el desarrollo y deuda“Doy las gracias a la Presidencia por destacar la financiación para el desarrollo como el reto de nuestro tiempo. Desgraciadamente, estamos perdiendo terreno en lugar de ganarlo. Necesitamos un paquete extraordinario de acciones internas y apoyo externo.En el frente de la política interna, en el FMI trabajamos en estrecha colaboración con el Banco Mundial y otras organizaciones para ayudar a nuestros países miembros a establecer fundamentos macroeconómicos sólidos. Esto les permite alcanzar mayores tasas de crecimiento y mejorar el nivel de vida. Nos tomamos muy en serio la importancia de la movilización de recursos internos, que es la fuente más importante de capacidad financiera de los países para ayudar a sus pueblos. Junto con el Banco Mundial, hemos puesto en marcha una gran iniciativa de movilización de recursos internos, en la que ayudaremos a nuestros países miembros a abordar de manera integral cómo aumentar los recursos del erario público, cómo utilizar este dinero de la manera más eficaz, cómo dar confianza al sector financiero para que los ahorros puedan convertirse en inversiones productivas y cómo crear mercados nacionales de capital para aumentar la eficiencia y la eficacia de cada centavo.Con respecto al apoyo externo, nuestro papel es estar ahí para los países miembros que necesitan apoyo para la balanza de pagos, y quiero agradecer a los miembros del G-20 por ayudar a fortalecer financieramente al FMI al respaldar un aumento del 50% de las cuotas en las Reuniones Anuales de Marrakech. Ahora necesitamos que nuestros países miembros finalicen los procedimientos internos para ponerlo en práctica. Con las contribuciones a nuestras cuentas de subsidios y préstamos del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP), hemos alcanzado nuestra meta de recaudación de fondos de la primera etapa en Marrakech. Y los 40.000 millones de dólares prometidos para el Fideicomiso de Resiliencia y Sostenibilidad (RST, por sus siglas en inglés) ahora están entregando 17 programas en un corto año. Estamos trabajando de manera muy eficaz con los bancos multilaterales de desarrollo –el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, las demás instituciones de desarrollo– porque reconocemos que solo juntos podemos tener un impacto más fuerte.Por último, en cuanto a la deuda, como hemos escuchado de muchos, el elevado servicio de la deuda es un problema para varios países muy vulnerables, lo que limita los recursos que podrían destinarse al desarrollo. Aplaudo los esfuerzos realizados hasta ahora por los miembros del G-20 para que el Marco Común dé resultados. Ahora tenemos cuatro países que están llevando a cabo la reestructuración de la deuda, cada uno más rápido que el anterior. Me comprometo a ayudar a avanzar en la labor de abordar las vulnerabilidades de la deuda a través de la Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana, de modo que abordemos mejor cuestiones como la oportunidad, la previsibilidad y la comparabilidad del tratamiento. Juntos podemos marcar la diferencia”.

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