La era digital para todos

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Escribe Axel Van Trotsenburg – Las tecnologías digitales están marcando el comienzo de una nueva era en el desarrollo, al transformar las economías, crear empleos y mejorar las vidas incluso de las poblaciones más vulnerables y remotas. Han cambiado drásticamente la forma en que nos comunicamos entre nosotros, cómo realizamos negocios y nuestra interacción con el medio ambiente. La comunidad internacional tiene una oportunidad sin precedentes de ayudar a los países en desarrollo a aprovechar los beneficios de la digitalización, mitigando al mismo tiempo los riesgos y garantizando que, trabajando juntos, mediante inversiones aceleradas y reformas de políticas, podamos cerrar la brecha digital.

Adoptar la digitalización ya no es una opción. Es una necesidad. Todos los servicios críticos que apoyan el desarrollo, como hospitales, escuelas, infraestructura energética y agricultura, funcionan con conectividad y datos. Sin acceso a Internet y sin las habilidades para utilizar las tecnologías digitales de manera efectiva, desafortunadamente, muchas personas quedan esencialmente excluidas del mundo moderno. Una nueva era digital accesible a todos tiene el potencial de dar forma a un mundo más inclusivo, resiliente y sostenible para las generaciones venideras.

Los datos son innegables. Cuando esté disponible Internet rápido, las personas tendrán un 13 por ciento más de probabilidades de tener un trabajo y las empresas podrán casi cuadriplicar sus exportaciones. Una cobertura de Internet más rápida también reduce la pobreza extrema. En Senegal y Nigeria, la cobertura 3G se ha relacionado con disminuciones de la pobreza extrema del 10 por ciento y el 4,3 por ciento, respectivamente. Al mismo tiempo, el análisis y la toma de decisiones basada en datos impulsan las ventas de las pequeñas y medianas empresas. Las tecnologías digitales también generan beneficios para el planeta, con el potencial de reducir las emisiones hasta en un 20 por ciento para 2050 en los tres sectores con mayores emisiones: energía, materiales y transporte.

En este contexto global, el progreso digital ha sido desigual, lo que ha exacerbado la brecha entre los que tienen y los que no tienen tecnología digital. Un tercio de la población mundial permanece desconectada, en marcado contraste con el 90 por ciento conectado en los países de altos ingresos. A medida que las empresas de los países avanzados integran la inteligencia artificial en sus productos y servicios, menos de la mitad de las empresas de muchos países en desarrollo tienen una conexión básica a Internet. Y cuando tienen acceso a Internet, suele ser lento. La banda ancha en los países más ricos es de cinco a diez veces más rápida que en los países de bajos ingresos. Estas brechas en la velocidad de Internet, el tráfico de datos y el uso digital están obstaculizando los avances digitales para las personas y las empresas en los países de ingresos bajos y medianos.

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La brecha digital en la producción es aún más pronunciada. Si bien el sector digital está creciendo casi dos veces más rápido que la economía global y creando decenas de millones de nuevos empleos, más de la mitad del valor creado es captado por solo dos países líderes. El uso de productos y servicios digitales como insumos de producción se ha duplicado en los países de ingresos altos y medianos altos durante las últimas dos décadas, pero apenas aumentó en los países de ingresos bajos.

Necesitamos saber qué países están liderando las tendencias digitales y apoyar a aquellos que se están quedando atrás en la era digital actual. El nuevo “Informe de tendencias y progreso digital 2023” del Banco Mundial, que se publicará la próxima semana, rastrea el progreso global de la digitalización, detalla las tecnologías emergentes y las tendencias del mercado, y destaca los cambios y debates de políticas, con un enfoque en los países en desarrollo. El informe también señala dos claras tendencias emergentes que están remodelando nuestro futuro digital: la importancia de la infraestructura pública digital y el surgimiento transformador de la inteligencia artificial.

También debemos prepararnos para gestionar los nuevos riesgos de la digitalización. La automatización acelerada puede desplazar a los trabajadores. Las redes sociales y los algoritmos pueden difundir información errónea. Cada dispositivo y sistema adicional conectado a Internet crea nuevas vulnerabilidades de ciberseguridad. Y la rápida digitalización está aumentando el consumo de electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Entonces, ¿cómo pueden los países en desarrollo posicionarse mejor para aprovechar los beneficios de la digitalización y al mismo tiempo mitigar los riesgos y garantizar que no se queden atrás?

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La clave es centrarse en los fundamentos y un sentido de urgencia.

Acelerar la inversión en conectividad de alta velocidad y centros de datos es imprescindible para impulsar la economía digital. África no puede prosperar en la era de la inteligencia artificial con el 2 por ciento de la capacidad de los centros de datos del mundo para el 17 por ciento de la población mundial. Pero la infraestructura por sí sola no es suficiente: el acceso a Internet y los dispositivos digitales deben ser asequibles para todos. También es necesario dotar a las personas de habilidades digitales para utilizar las tecnologías digitales de manera productiva y segura, acceder a servicios y mejorar sus medios de vida.

Esta situación está mejorando a medida que más personas se conectan a Internet cada año, pero el progreso es demasiado lento.

Ahora es el momento de que los líderes piensen creativamente y actúen con audacia para abordar obstáculos persistentes en materia de políticas y superar la situación habitual para desbloquear la inversión y la innovación digitales. El acceso digital debería verse como una necesidad para todos los ciudadanos y no como un lujo para unos pocos. Los líderes no pueden tener miedo de mirar más allá de sus fronteras, integrándose con los mercados digitales regionales y globales para ayudar a crear las economías de escala necesarias para atraer más inversiones digitales y abrir nuevas oportunidades de crecimiento para las exportaciones de servicios digitales. Ahora también es el momento de que los socios para el desarrollo, incluido el Banco Mundial, intensifiquen nuestro enfoque en lo digital, aumentando nuestro apoyo financiero y de conocimientos para ayudar a los países a aprovechar esta oportunidad y sortear los riesgos.

La transformación digital global avanza a la velocidad del rayo. La brecha digital está privando a demasiadas personas y empresas de oportunidades transformadoras para acceder a servicios, crear valor y reducir emisiones. Es hora de que la comunidad global trabaje junta para forjar un nuevo camino de desarrollo que le permita prepararse para la creciente disrupción digital que todos los países enfrentarán en las próximas décadas.

AXEL VAN TROTSENBURG Director Gerente Senior (SMD) del Banco Mundial

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