“Perdiendo el control…”
Queridos lectores, tengo que confesar que somos lo más parecido al emblemático éxito de Miguel Mateos, pero nuestra magistral estrategia es tan magistral que, derrota tras derrota, vendemos empates como jueces corruptos de Boxeo. Somos tan genios que transferimos el fracaso a la igualdad, con un dejo de triunfalismo.
Nuestra tremenda, aplastante e histórica derrota electoral en Misiones -por más de cincuenta y seis (56) puntos- no nos inquieta en absoluto. La multiplicación de fracasos no causa demasiada alarma en nuestro líder del descanso. Sólo tenemos como meta volver a ganar la presidencia. ¿Para qué? Estamos en una disyuntiva entre “no lo sabemos, o sí sabemos y no lo demostramos”. Nuestra consigna del ¡si se puede¡ se desvanece, aunque nuestra mente es inescudriñable.
Si bien fue la décima elección en el país que “perdimos el control”, desde que comenzó el año electoral salimos rápidamente a decir que “quienes ganaron fueron los líderes provinciales”, y si lo hicieron fue “gracias a que el país está mejor”. Esto es posta, no se me cague de risas amigo lector. No es irónico, juro que Rogelio Frigerio dijo esto.
Lo anterior debe servirnos para mediatizar algunas afirmaciones o para ubicarlas en su verdadero contexto. Por ejemplo, si la gente percibe que el país está de mal en peor y no vota al carismático presidente del PRO, no significa que –necesariamente- nosotros sintamos que el país está de mal en peor, situación que es similar a decir que “si la gente ve que los precios aumentan, que el dólar se dispara, que se quedan sin trabajo, que estamos cada vez más endeudados, que somos unos inútiles soberbios y otros etc.”, no es que nuestra realidad sea así. Todas las noticias de nuestros medios independientes nos indican que la gente no percibe lo que observa.
Lo importante aquí es el mensaje que nos envían esos medios, los tomadores de decisiones de lo que la gente espera para sentirse más tranquila en cuanto al manejo gubernamental. Para resumir la idea, perdimos 10 a 0 punto cinco (0,5), salvo Corrientes que “por suerte está muy bien”. Algo acorde a nuestro relato, nosotros decimos que estamos bien y que éste es el rumbo. ¡Basta por favor, estamos todos muy mal!
Las perspectivas de un Estado que vamos a transformar, refundándolo como dimos nuestra palabra, o refundiéndolo como lo venimos haciendo, hoy se transformó en algo así como la tierra prometida, para nada halagador.
La política se trabaja con hechos sociales y no con conceptos efímeros. La palabra puede servir para transmitir ideas, percepciones, versos, pensamientos… pero no crea realidades, ni menos aún las pruebas.
No sé si sabían, pero nuestro mesías del pasatiempo, Mauricio, prohibió mediante un decreto la utilización de listas colectoras en las elecciones de 2019. Es oportuno aclarar que el artículo 99 de la Constitución Nacional, inciso 3 dice: “El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo”. Pero bueno, dicen que “soldado que huye sirve para otra guerra”.
Usted me dirá ¿qué son las colectoras? Son listas de distintos partidos políticos que presentan diferentes candidatos para una determinada categoría de votación, pero adhieren a una misma lista para otra categoría. Por ejemplo: en las elecciones presidenciales de 2011, Cristina Fernández de Kirchner fue reelecta como presidenta, y en la Provincia de Buenos Aires había dos candidatos a gobernador que adherían a su candidatura presidencial, Daniel Scioli y Martín Sabbatella. Ganó el primero.
En 2007, dos listas de candidatos a diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires eran “colectoras” de la boleta presidencial de Elisa Carrió (Coalición Cívica). Una la encabezaba la actual ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y la otra el legislador socialista Roy Cortina. Son algunos ejemplos de “balanza” partidaria, aunque hay más…
Ahora, como la vemos negra y necesitamos de las listas colectoras para intentar quedarnos en el poder ni que sea en provincia de Buenos Aires, no sabemos qué hacer y queremos ir marcha atrás con ese “fucking” decreto que tampoco sabemos bien ¿A quién corno se le ocurrió violar la Constitución nacional? Peeeeero para no dar marcha atrás –porque ya cansamos con la reversa- estamos operando para que la Justicia diga que lo que pusimos en ese decreto NO VALE, que es inconstitucional. Y, aunque lo pida la oposición, estaremos todos felices, demostrando así, una vez más, que para tomar sopa de letras necesitamos un traductor!!!!
Mis amigos, la noticia es que pase lo que pase el 10 de diciembre y muchos antes, hay un país que gobernar y gente -población de carne y hueso- que debería estar mejor; sino ¿para qué estamos?
Mientras tanto, nosotros “los amarillos”, mal llamados “amarillentos” por algunos, seguimos poniendo las ventosas al hombre invisible, total el chiflete debajo de la puerta no para de sonar…. (Siiiii, fui a ver a Divididos).
Fiel a nuestra tónica improvisada, sé que les dejo nuevamente un hermoso quilombo para la reflexión, o sea, piensen y piensen hasta el reviente, mientras tanto nosotros seguimos con el retiro espiritual, meditando por ustedes.
Como siempre mis amigos, del otro lado de la reja está la realidad y de este lado también. Lo único irreal es la reja.