EURO

En el contexto de volatilidad ¿Es momento para invertir en euros o dólares?

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La divisa de la Zona Euro, medido a través del cruce del dólar acumula una pérdida de 17,2% desde abril del año pasado hasta la jornada del 26 de julio.

Entre los elementos que profundizaron las pérdidas del euro se encuentran los anuncios de política monetaria por parte de la Fed frente a la postura que ha adoptado el Banco Central Europeo.

En lo que va del año, el banco central estadounidense realizó 3 movimientos al alza por 150 puntos base para establecer el referencial en un rango de entre 1,75%.

El Banco Central Europeo, a cargo de Christine Lagarde, comenzó a moverse pese a las presiones inflacionarias que presenta la Unión Europea. Después de 11 años, el BCE incrementó la tasa de interés en 50 puntos base y el mayor desde 2000. La cifra contrasta con la aceleración inflacionaria que mostró un disparo de 9,6% en junio.

Se suman el factor de la guerra entre Ucrania y Rusia. Europa es la zona con mayores afectaciones por el conflicto bélico, de acuerdo a lo enunciado por James Salazar, subdirector en CiBanco.

El dólar estadounidense acumula una apreciación casi del 12%. Además, el índice que mide el desempeño de la moneda estadounidense frente a una canasta de divisas recientemente alcanzó su máximo nivel interanual de 109,140 unidades, niveles observados hace 20 años.

Humberto Calzada, jefe de Rankia para Latinoamérica señaló que hay “una fortaleza del dólar frente a las demás divisas”, explicando que la tendencia de la paridad euro-dólar es de tendencia bajista, pese a los rebotes de los últimos días. “Sería cauteloso de poder tomar posiciones en el euro. La coyuntura sugiere que vendrá más volatilidad en el mercado” remarcó.

Para Salazar, la inversión es a mediano plazo, ya que también se considera la fluctuación de la divisa. “En el inter se puede bajar un poco más, pero por lo mismo tiene mayor espacio para un rebote a mediano plazo”, expresó el estratega de CiBanco.

En este aspecto desde Rankia se considera un aumento en U$S1,20 por euro, que representa un alza esperada de 18,28% frente al dólar. “Se mantendrá en esos niveles rumbo a fin de año ya que la Fed mantendría una tendencia hawkish y el aumento por parte del BCE”.

Calzada expresó que este tipo de inversiones deben ser enfocadas como coberturas para las empresas y, en su defecto, los compradores deben presentar un expertise, dejando a la consideración de los inversores el riesgo ante el contexto que viven los mercados.

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¡Hasta la vista, baby!

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Una nueva semana en la que la política internacional demuestra la voracidad de los cambios abruptos en el viejo continente. Desde Gran Bretaña, Italia y la azotada Ucrania, han dado muestras de giros de 180 grados que no se suelen ver con naturaleza en Europa, que, además, está atravesando una tremenda ola de calor histórica que golpea a su población. Días en los que los europeos añoran los años de estabilidad que gozaron durante décadas.

Boris dijo adiós

Pareciera ser que el Boris Gate no tiene fin, aún cuando el mismo proceso judicial se dio por cerrado y con un resultado político más que caro para el saliente primer ministro. Sin embargo, como si fuera poco, Boris Johnson volvió a ser tapa de los diarios del mundo al despedirse de su parlamento. En un escatológico y enérgico discurso, el representante de los tories, hizo una breve reflexión de su gestión, de los puntos a favor y de las adversidades que tuvo que afrontar su gobierno. A pesar de eso, la frutilla del postre estuvo en el final de su discurso, donde se despidió de los parlamentarios británicos con un irónico ¡Hasta la vista, baby! Esta parodia evidente de Terminator 2, colmó de aplausos y risas del parlamento del Reino Unido, aunque, por otro lado, y pensando en clave política y comunicacional, fue una nueva demostración de lo enajenado que se encuentra el poder político en ese país. Aunque, otra respuesta podría ser que “Boris fue Boris”, es decir, que se despidió con la misma postura hilarante que lo caracteriza, y que de manera explícita lo llevó adelante en sus prácticas políticas con esas animosas fiestas en Downing Street. 

Ahora bien, Boris Johnson se va definitivamente el 6 de septiembre, y un día antes se conocerá finalmente a sus sucesores. Se trata de dos nombres fuertes dentro del seno conservador de Reino Unido: Liz Truss y Rishi Sunak. Arranquemos por el último, quien es considerado por los analistas políticos británicos como el sucesor por naturaleza de Boris Johnson. En este sentido, Rishi Sunak fue miembro y funcionario activo del gobierno del dimisionario primer ministro. Detentó el cargo de ministro de finanzas y tuvo la ardua tarea de lidiar con dos problemáticas económicas de gran tamaño para el Reino Unido. Efectivamente, Sunak afrontó el proceso del Brexit, esa salida paulatina de la Unión Europea, que cosechó un gran número de críticas y de defensores, y con ello la restructuración del comercio exterior británico. Por otra parte, Sunak también fue el encargado de coronar una serie de medidas económicas para solventar los efectos de la cuarentena estricta y el cese de actividades comerciales, industriales y productivas en el Reino Unido, a causa, lógicamente, de la pandemia de COVID – 19. Rishi Sunak, además, podría transformarse en el primer premier británico no blanco y con raíces de la India. 

Además de Sunak, la otra candidata es Liz Truss. Se trata de una conservadora del ala más derechista, fanática de Margaret Thatcher y fiel defensora del libre comercio. Truss se caracteriza por ser confrontativa y con un carácter avasallante, eso le valió una posición considerable en el partido conservador. Al igual que Rishi Sunak, Truss también formó parte del gabinete del saliente Boris Johnson y tuvo una durísima tarea como ministra de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña. La situación más complicada que tuvo que atravesar fue, lógicamente, la Guerra en Ucrania y todo lo que se desprenda de la misma. De esa forma, fue encargada de modelar la postura británica en este conflicto, en las sanciones labradas hacia Moscú y en el sistema de alianzas que busco construir y consolidar en este tiempo de mandato. 

El drama de las exportaciones ucranianas

Finalmente pareciera ser que se destrabó la problemática económica que aflige a gran parte del mundo. Fue Turquía precisamente, quien ofició como mediador entre Ucrania y Rusia para poder volver a poner en marcha una inmensa cantidad de producción de granos que tendrán destinos variados y que saldrán por el Mar Negro. 

Aquí pareciera ser una obviedad entender que, en plena guerra, la producción entera de Ucrania se paralizaría. Sin embargo, este país es primordial en el mercado internacional de los granos, sobre todo del trigo, que sirve para abastecer a regiones del globo que no cuentan con producción propia. Asimismo, también parecía una obviedad que Rusia iba a impedir que se efectivicen esas exportaciones, poniéndole un cepo financiero y alimentario a Ucrania y los países que se valen de esa producción. Sin embargo, el impedimento de esa salida de granos hacia el mundo podría provocar una enorme crisis alimentaria, la cual, aparentemente se pudo evitar. 

Fue justamente Erdogan, el presidente de Turquía, quien sirvió de moderador en este conflicto. Gracias a la intervención turca, Ucrania y Rusia llegaron a un acuerdo o pacto que consiste en el establecimiento de corredores humanitarios para que la producción del grano ucraniano llegué al Mar Negro y se distribuido al mundo. Nuevamente, una simple guerra demuestra la fragilidad de un sistema de completa dependencia del capital transnacional, y queda a las claras, que esto también es un arma que Vladimir Putin puede utilizar a su favor. 

¿Draghi Gate?

Italia no es la excepción ante este cisma político que está viviendo actualmente Europa. Fue justamente Mario Draghi quien pagó las consecuencias de un evidente debilitamiento del poder y la institucionalidad en el viejo continente. Luego de su fallido primer intento de dimisión, Draghi afrontó un voto de confianza que logró atravesarlo de manera positiva, aunque perdió la mayoría de su respaldo en el parlamento italiano, por lo que volvió a presentar su dimisión, esta vez aceptada por Sergio Mattarella, presidente de Italia. 

La situación de Draghi no pareciera ser algo aislado, sino más bien el síntoma de una época. Europa entera está comenzando a cuestionar sus propias decisiones en un trajín de debilidad propinada por la hegemónica dependencia del gas ruso. A partir de allí y de una galopante crisis económica, el viejo continente comienza a demostrar signos de ablandamiento institucional y de, quizás, nuevos modelos de orden político. En el caso de Italia, el 25 de septiembre se conocerá quién lleve las riendas del país. Aunque nadie esté tocando el violín, Roma arde junto al resto de Europa. 

La naturaleza también golpea a Europa

El viejo continente está pasando por una de las olas de calor que, con brutal fiereza, está azotando a la isla británica, la península Ibérica y también a Francia. Con temperaturas récord que superan los 40ºC, Europa suma un nuevo problema que no es controlado, directamente, por el ser humano. El abrumador calor afecta al humor social del viejo continente, el cual suma todos los días, un nuevo número de fallecidos por esta ola de altas temperaturas. Asimismo, es el escenario propicio para que se generen focos de incendios, los cuales dijeron presente en Portugal, España y Francia, arrasando con todo a su paso. Una gran cantidad de hectáreas de bosques fueron consumidas por el fuego en esos países, y también sembrando la incertidumbre del alcance de los focos ígneos, y del evidente temor de que pueda acercarse a zonas residenciales, con todo el riesgo que eso implica. Parece ser que ni siquiera la naturaleza puede respaldar a Europa en estos días. 

Allá también pasa

Una lección interesante, con una lectura en clave internacionalista, de lo que sucede en Europa es la destrucción del mito de la idealidad de ese continente. Día tras día, ante las inclemencias económicas que vive Argentina y la región, es común escuchar frases como “en Europa no pasa esto”, “en un país serio no pasa esto”, “me voy a Europa porque allá sí se puede estar tranquilo”. Es claro que esa afirmación se transforma en una endeble falacia con el simple hecho de poder visualizar los acontecimientos que sacuden al viejo continente en estos días. Un combo de problemáticas hace que Europa no pareciera ser el oasis idílico que venden los relatos preelaborados, sino todo lo contrario, allá también existen las crisis económicas, las devaluaciones, el aumento de precio, las guerras, los gobiernos débiles, las renuncias de políticos, las crisis migratorias y el abrumador abrazo de una ola de calor histórica. Esto no es en detrimento de Europa, sino todo lo contrario, sirve para entender como se han naturalizado una serie de ideas que son alimentadas día tras día, cuando la realidad dice otra cosa. Por otro lado, es una oportunidad para que la Unión Europea y la la OTAN comiencen a pensar cómo reconstruir el sistema de alianzas y los mercados en la Europa post guerra en Ucrania, post caída del Euro y post debilitamiento de jefes de Estado. Es un llamado de atención para un continente, que, de querer seguir manteniendo la postura hegemónica construida desde la operatividad del Plan Marshall, deberá tomar las riendas y, junto a ella, un volantazo que explique y solucione las cuestiones nombradas. La multipolaridad llegó al mundo para quedarse.

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Efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania ¿fin de la hegemonía europea?

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La guerra en Ucrania continúa golpeando y fuerte al mundo, pero principalmente a Europa. Justamente fue la Unión Europea y todo el corredor occidental europeo el que decidió responder con efusividad al Kremlin en su avance militar sobre el suelo ucraniano. Lo que quizás no lograron prever los europeos, fue la gran situación crítica que debían afrontar en consecuencia. La última semana fue reveladora para la política y la economía europea, en varios países, con sus particularidades, pero todos con un génesis en común.

El Euro en declive 

En el plano económico es, sin lugar a dudas, la baja del Euro, la noticia de mayor preponderancia. Con justa razón, es un fenómeno que no se veía hace 20 años. El Euro, una de las monedas más estables del mundo y que mayor confianza y fiabilidad genera en los inversores, padeció un golpe económico y financiero que lo posicionó en una relación de “1 a 1” con el Dólar. Esto significa que un Euro, pasó a valer un dólar, e inclusive por momentos llegó a descender aún más el valor de la moneda de la Eurozona, por debajo de la barrera del dólar. Esto se explica principalmente como una consecuencia de la guerra en Ucrania. Es decir, que la incertidumbre de la seguridad nacional y continental, en conjunto con la imposibilidad de la exportación de granos ucranianos, fueron uno de los desencadenantes de esta baja del Euro. 

Otra problemática que se desprende de la conflagración en Ucrania es la crisis energética que afectó duramente a los mercados europeos, y por supuesto que se ha sentido y fuerte en la Eurozona. Ante esto, el “súper dólar”, fogoneado por las medidas de la Reserva Federal de Estados Unidos, también jugó su carta para que el Euro toque su punto más bajo en 20 años.

Sin embargo, estas cuestiones económicas están sujetas a situaciones políticas. Retomando el concepto de “crisis energética”, esto es, lisa y llanamente, un contragolpe de Vladimir Putin contra Europa. Fue la UE la que rubricó una gran batería de sanciones económicas y hasta deportivas contra Rusia desde que se consumó el avance del ejército de la Z sobre Ucrania. Pareciera ser lógico que la respuesta de Rusia hubiese sido inmediata, sin embargo, Putin sirvió la venganza en frío

Paulatinamente, el Kremlin fue cortando el gas a Europa, y con eso, el desbalance económico y social. Es decir, a medida que Rusia vaya cortando cada vez más el gas al resto de Europa, más va a profundizar su crisis económica. Además de esto, los líderes de la UE deberán buscar mercados emergentes de gas o llevar adelante un plan veloz de culminación de la dependencia del gas ruso. Sea como sea, pareciera ser que esto no es provechoso para Europa, y es justamente, el Euro, uno de los eslabones que comenzó a sentir la herramienta política más fuerte de Putin. 

Esta incertidumbre en Europa, genera a su vez un fuerte temor a una recesión de tiempo de las guerras mundiales y el período entreguerras. Esta situación de alto índice inflacionario, expuesto por la Comisión Europea, preocupa a los inversores y las empresas que tienen actividades en Europa, como así también al europeo de a pie, quien debe hacer sus compras diarias en cualquier mercado de barrio. 

La Madre Patria comunista 

Entre tantos vaivenes económicos y sobre la imposibilidad de ver un horizonte claro en el cual se termine esta crisis en Europa, pareciera ser que el caso español comienza a mirar con cercanía a ideas y políticas que, históricamente, fueron asociadas a la izquierda. En este punto, las dos medidas tomadas por Pedro Sánchez en pleno proceso inflacionario en marcha, y con una ola de calor que también afecta al humor social, han causado revuelo. España comenzará a cobrar un impuesto extraordinario a los bancos y las empresas energéticas. Dos medidas en una, por un lado, lo relacionado a lo impositivo, y por otro, la redistribución en base a lo obtenido mediante el fisco. El presidente Sánchez logró tener la aprobación para llevar adelante esto, y consiguió una medida ejemplar que en Argentina todavía está en veremos. A partir de ello, la banca y la industria energética, mediante el aparato impositivo estatal, podrían dejar 2000 millones de Euros para España, en una medida que, en principio, sería por dos años. 

¿España se hace comunista? La respuesta más rápida es que, una medida de un Estado presente y con decisiones fuertes contra el empresariado no significa comunismo, sino más una sensación de estatismo español. Por otra parte, no sería novedad si la situación de España se replica en otras partes de Europa, en caso de verse exitosa en un corto plazo. Además de entender la situación de “extraordinarias” que tienen estas medidas, con el fin de poder ponerle un parche a la evidente crisis europea.

El dominó político llegó a Italia

Su nombre es Mario Draghi, y por ahora, es una incógnita saber si continuará con su cargo de primer ministro de Italia. Él mismo presentó su dimisión esta semana. Días difíciles vive Europa.

Precisamente, luego de una sesión parlamentaria en donde se discutió por un voto de confianza de los decretos impartidos por Draghi durante su experiencia en el cargo de premier, se da esta situación rupturista que mantiene en vilo, no solo a Italia, sino a toda Europa. Todo comienza cuando el Movimiento Cinco Estrellas decidió quitarle su respaldo a Draghi durante el voto de confianza. Esta situación fue tomada como la gota que rebalsó el vaso en Roma, aunque el presidente italiano, Sergio Mattarella, aún no aprobó la dimisión del premier. Esta situación fue vista como el debilitamiento político final que tuvo Mario Draghi, sumado a todas las decisiones económicas tomadas desde que asumió el cargo a principios del año pasado. Asimismo, Italia viene advirtiendo hace varias semanas que su situación con el gas y el petróleo ruso es cada vez más crítica y que los faltantes comenzarán a afectar al grueso de la población próximamente, si el país no encuentra una salida rápida y emergente. Finalmente, es un debilitamiento político que tiene como raíz, a la ya nombrada guerra en Ucrania.  

Crisis post G7-G20 

Europa se vino abajo luego de las cumbres de los grandes países defensores de las democracias occidentales y capitalistas. El recrudecimiento de las crisis sociales, políticas y económicas europeas coincide, casi con inmediatez, con el fin de estas reuniones diplomáticas. Podría ser obvio si es que uno piensa en una situación de revanchismo tomado por Rusia contra Europa, y es que, justamente, esta razón podría ser la primordial. 

Sin embargo, el efecto dominó en las problemáticas integrales que está viviendo la comunidad europea, desnuda una cuestión: la situación de rehén del viejo continente. Rehén del fuego cruzado entre Rusia y la Otan y con espectadores de lujo como China, Norcorea e Irán. A esto hay que sumarle un interrogante no menor y que causa revuelo. ¿Será el fin de la hegemonía europea? Cuando hablamos de hegemonía, nos referimos no solamente a lo económico, sino al debilitamiento de la construcción del modelo de sociedad ejemplar que ha pregonado Europa, y con buenos indicadores que lo respaldan, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente. 

Sin embargo, pareciera ser que la imagen del gran continente que es una potencia en múltiples rubros, es presa de una situación externa, y a la vez, lo enfrenta a retos que varias generaciones no supieron visualizar: inflación, aumento de precios, faltante de energía, inestabilidad política y fragilidad social. Una nueva Europa se abre camino, ante una Europa resquebrajada. 

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El euro llega a su nivel más bajo en 20 años frente al dólar

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Las dos monedas llegaron al mismo valor este martes, marcando un simbólico 1:1, que supone un descenso de 15% del euro en el último año.

Esto ocurre mientras aumenta el temor en los mercados de una recesión económica en Europa, en un contexto de alta inflación y una creciente incertidumbre sobre la continuidad en el suministro de gas ruso.

Atrás quedaron los años en que el euro era tan fuerte (1,6 veces el dólar durante la crisis financiera mundial de 2008) que muchos europeos iban de vacaciones a Estados Unidos por los bajos precios en hoteles y comida, volviendo a casa con las maletas llenas de productos electrónicos y ropa.

Pero ahora la situación es completamente distinta, con Europa sufriendo las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania y la decisión del Banco Central Europeo de mantener las tasas de interés.

La depreciación del euro ocurre en medio de una crisis energética en Europa provocada por la invasión rusa en Ucrania.

Existe inquietud frente a la posibilidad de que esta crisis cause una recesión de consecuencias insospechadas, una sombra que se intensificó el lunes ante la reducción del suministro de gas ruso y la preocupación de que la inflación siga aumentando.

Éste no es un proceso reciente sino que, en total, el euro ya acumula una depreciación de alrededor del 12% respecto del dólar en lo que va del año.

La creciente inflación mundial, que alcanza los niveles más altos en décadas por el aumento de los precios de la energía, y la postura de la Reserva Federal de subir las tasas de interés en Estados Unidos de manera más agresiva que el Banco Central Europeo (BCE) son factores clave para la pérdida del valor del euro.

De hecho, mientras que el BCE anunció que a finales de julio aplicará su primera suba en las tasas de interés desde 2011, con un alza de 25 puntos básicos, la FED ya comenzó la normalización de su política monetaria el pasado mes de marzo, con un incremento de 25 puntos básicos, a la que siguieron alzas de 50 y 75 puntos básicos, respectivamente, en las dos reuniones siguientes.

A esto se suma que en los últimos meses la guerra en Ucrania puso en jaque el acceso de Europa al gas y petróleo rusos, principal fuente de energía de la zona euro, mientras que la empresa rusa Gazprom inició un mantenimiento en su gasoducto Nord Stream 1, con Alemania y otros países europeos, que se extenderá por 10 días

Si bien se trata de un trabajo que se programó con mucha anticipación, el temor es que, dado el nivel de tensión entre Rusia y Occidente, Gazprom podría aprovechar la oportunidad para simplemente no abrir las válvulas de nuevo y afectar de esta forma el suministro del Viejo Continente.

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La guerra en Ucrania golpea la economía europea: inflación récord, huelgas y temor a una recesión

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La inflación récord no cede en Europa, con un futuro marcado por la incertidumbre sobre cuánto tiempo más durará la guerra en Ucrania y la velocidad para cortar la dependencia del gas ruso, dos de los factores principales que explican esta alza de precios que provocó huelgas históricas, elevó la inseguridad alimentaria, devaluó el euro frente al dólar y genera el temor por una recesión en una economía que buscaba recuperarse del golpe de la pandemia.

La suba de precios en los 19 países que usan el euro como moneda única alcanzó el 8,6% interanual en junio, la marca más alta de la historia, en una escalada de la tasa que se aceleró desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero.

La mayor causa de estos números inéditos es el precio de la energía por las sanciones y contrasanciones entre la Unión Europea (UE) y el Kremlin, que redujeron la oferta de suministro de petróleo, pero sobre todo de gas ruso, que hasta antes de la guerra representaba más del 40% de las importaciones de ese combustible en el bloque.

“El gas ruso está subiendo de precio y esto está golpeando duramente a Europa, que ahora tiene toda esta inflación vinculada a la energía. Esto significa que todos los ciudadanos pagan enormes facturas, pero además, si el precio de la energía sube, también lo hace el de todos los bienes”, explicó a Télam Maria Demertzis, directora adjunta de Bruegel, un think tank con sede en Bruselas que se especializa en economía europea.

“Esto genera una enorme desorganización. Las empresas no pueden tomar decisiones porque no saben qué cobrar, los consumidores se quejan porque cada vez que van al supermercado tienen que pagar más dinero. Así que los sindicatos están muy descontentos, exigen aumentos y convocan a huelgas”, añadió.

En ese marco, los ferroviarios británicos realizaron su mayor paro en 30 años, los trabajadores portuarios alemanes bloquearon la actividad de las mayores terminales del país y empleados de las compañías aéreas y de aeropuertos de toda la UE frenaron el tráfico aéreo, en lo que son solamente algunos ejemplos de las protestas de las últimas semanas que tienen un denominador común: la exigencia de mejoras salariales ante el aumento del costo de vida.

También debido a este aumento de precios, casi la mitad de los británicos recortó sus compras habituales de alimentos, de acuerdo a cifras oficiales, mientras que en España crece el consumo de las marcas propias de los supermercados, generalmente más baratos, que ya copan más del 40% del mercado.

En Alemania, la demanda de los bancos de alimentos en todo el país aumentó “significativamente” desde principios de año y se duplicó en algunas zonas, según una vocera de Tafel, una red de estas instituciones que vienen sintiendo un crecimiento de su actividad desde la pandemia de Covid-19.

“Podemos datar el inicio del aumento de la curva de inseguridad alimentaria con la crisis de 2008. Luego se estabilizó y comenzó a descender en 2019, pero hubo un repunte con la llegada de Covid-19. El 2022 empezó de forma positiva, pero lamentablemente el estallido de la guerra trajo una ola de millones de refugiados a muchos países europeos”, indicaron a esta agencia desde la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA), una entidad con sede en Bélgica que nuclea a organizaciones que brindan asistencia en 24 países del continente.

“Esta emergencia estuvo acompañada de un aumento de la inflación, que, sobre todo en los países europeos más frágiles -este y sur de Europa-, crece mucho más rápido que en los de mayores ingresos. Así que sin dudas la guerra en Ucrania está afectando la seguridad alimentaria en Europa”, agregaron.

En un plano monetario, la preocupación que genera la economía europea llevó a que el euro cotice por debajo de 1,01 dólares por primera vez desde fines de 2002, elevando la presión para que el Banco Central Europeo suba las tasas de interés, tal como hizo la Reserva Federal (Fed) estadounidense para valorizar la moneda de ese país.

De fondo están los temores de recesión en la zona euro y de las turbulencias financieras alimentadas por un nuevo aumento de los precios de la energía en la región ante más reducciones en la importación de gas ruso.

“Como medida paliativa, los países estuvieron ayudando directamente a los hogares dándoles dinero para pagar su factura energética, pero más allá de eso, lo único que puede ayudar es bajar los precios de la energía, y para eso la guerra (en Ucrania) debe terminar”, indicó Demertzis.

“Europa está desvinculando muy rápidamente su dependencia energética de Rusia. Será cuestión de meses, no de años. Pero aún son meses y mientras la guerra continúe, el precio de la energía seguirá siendo alto”, reafirmó la economista, que trabajó en la Comisión Europea y en el Banco Central de los Países Bajos.

El gigante energético ruso Gazprom redujo en un 31% sus exportaciones de gas hacia los países no pertenecientes a la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI), entre ellos los europeos, según cifras de los últimos seis meses, que dan cuenta de los cambios que produjo la invasión, con un redireccionamiento del suministro hacia China e India.

El tránsito de gas ruso a través de Ucrania cayó en junio a su nivel más bajo, de acuerdo al operador de los gasoductos ucranianos, mientras que el Nord Stream 1, que va por el mar Báltico hasta Alemania, está funcionando en un 40% de su capacidad y desde el lunes dejará de operar, según Moscú por tareas de mantenimiento.

Esta caída del volumen de gas amenaza con elevar aún más los precios de la energía e incrementar la inflación, a pocos meses de que Europa empiece a demandar más suministro por el comienzo del frío.

Pero todavía en el verano boreal, hay señales que ofrecen cierto optimismo para la economía del continente: el resurgimiento del turismo tras levantarse las restricciones de la Covid-19, una tasa de desempleo baja en la UE (6,6% en mayo) y las políticas activas de muchos gobiernos para ayudar a los sectores que más lo necesiten.

Fuente Télam

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