Charly García: ese gran narrador de la historia argentina

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(Por Hernani Natale) Aunque no caben dudas de que toda obra artística, de una manera u otra, es un producto emergente de la realidad socio-política y cultural de su época, no siempre es posible reconstruir la historia de un país a partir exclusivamente de las creaciones de un artista, como ocurre en el caso de Charly García y el devenir del país en los últimos 50 años.

El reconocido periodista especializado Alfredo Rosso suele decir que si en la Argentina ocurriera una quema de libros como en la novela “Fahrenheit 451”, de Ray Bradbury, un análisis de la obra del músico que este sábado cumple 70 años permitiría conocer con exactitud lo ocurrido en esas tierras en las últimas décadas.

Sucede que, ya sea de manera explícita o con giros retóricos, según el nivel de censura oficial que se vivía, Charly García siempre tuvo la capacidad de contar lo que estaba aconteciendo de este lado del mundo y de graficar la idiosincrasia argentina.

A pesar de que esta afirmación pareciera ser un lugar común o una frase hecha producto de subjetividades marcadas por afectos personales compartidos, su revalidación por parte del historiador Felipe Pigna le otorga un estatus académico.

“Charly nos viene contando la historia desde la época de Sui Generis con discos como `Pequeñas anécdotas de las instituciones´ o `Confesiones de invierno´, en donde hay temas muy explícitamente políticos que hablan de la censura, la mediocridad o situaciones que tienen que ver con lo que estaba pasando. Letras muy comprometidas y muy narrativas de lo que estaba sucediendo”, señaló Pigna ante la consulta de Télam.

Precisamente, de esa época datan temas como “Las increíbles aventuras del Señor Tijeras”, una pintura de la censura que imperaba en aquellos años; “Botas locas”, con su divertida pero feroz crítica al Ejército y al trato que recibían los conscriptos; o “Juan Represión”, una evidente descripción de la creciente violencia política.

A modo de ejemplo, Pigna recordó una vivencia personal cuando en septiembre de 1975, con 16 años, asistió al famoso recital “Adiós Sui Generis”, en el Luna Park.

“Tuve el honor de estar ahí y cuando se despidieron, todos los que estábamos sentimos que algo estaba terminando y que estaba viniendo algo muy oscuro. Fue una sensación muy rara, una sensación de desazón, de `¿ahora qué?´, que era lo que estaba en el aire en esos momentos. Todos sabíamos que se venía algo muy funesto”, rememoró.

En este punto, el historiador fue más allá al señalar que en el caso de Charly García, no solo son las letras las que pintan la época, sino también las portadas de los discos, sus actitudes y su música.

En el plano lírico, obviamente recaló en “Canción de Alicia en el país”, registrada por Serú Girán en 1980, cuando la dictadura militar llevaba a cabo uno de los mayores genocidios de nuestra historia.

“Es un tema impresionante que habla de nuestra historia, de `La Morsa´ Onganía, `La Tortuga´ Illia. Habla de lo que hay delante y detrás del espejo, que es todo un símbolo extraordinario. Es una letra que ilustra por sí misma un momento histórico de la Argentina”, manifestó.

De la misma manera, se refirió a “Inconsciente colectivo”, de 1982, y “Los dinosaurios”, de 1983, como “canciones de la vuelta a la democracia”.

Pero también hizo hincapié en la portada de “La grasa de las capitales”, de 1979, a la que calificó de “extraordinaria, con una enorme ironía, emulando a Gente, que era la revista emblemática de la dictadura en ese momento”.

Allí es donde Pigna aclaró que “a un artista como Charly no hay que juzgarlo solamente por sus letras comprometidas, sino por su atención a los momentos musicales y a las situaciones que ocurren al lado de la música”.

Esto permite el estudio de expresiones políticas o culturales de cada momento de la historia, de la misma manera en que lo habilitan sus letras.

Probablemente no sea casual que uno de sus mayores momentos creativos se haya dado cuando el país recuperó la democracia y la esperanza se apoderó de los argentinos, tal como advirtió el historiador.

También señaló como un momento clave la grabación de su versión del Himno Nacional Argentino, en 1990, cuando la ilusión de que la democracia por sí sola solucionaría todos los problemas había sucumbido ante la espiral inflacionaria que derivaría en años de neoliberalismo, con el consecuente traspaso a manos privadas del patrimonio nacional.

“Todos esos son momentos altamente interesantes de Charly como hombre que ilustró y le puso banda sonora a nuestras vidas en distintos momentos de la historia”, sentenció Pigna.

En definitiva, un vuelo rasante por la trayectoria del genial artista nos habla de un inicio con Sui Generis que plantea la problemática de las diferencias generacionales para luego derivar en la advertencia en torno a la censura y a la creciente violencia política.

La continuación con La Máquina de Hacer Pájaros aludió a los años más oscuros de la dictadura en canciones como “Hipercandombe”, “Qué se puede hacer salvo ver películas” y “No te dejes desanimar”, entre otras.

Serú Girán con su tema homónimo escrito en un lenguaje inventado nos recordó que no se podían decir públicamente muchas cosas, además de otros casos ya citados como la tapa de “La grasa de las capitales”, las letras de “Canción de Alicia en el país” u otras como “Los sobrevivientes” o “No llores por mí, Argentina”.

En los primeros años democráticos, Charly también habló de la nueva situación política, pero sin dejar de señalar la mediocridad del medio pelo argentino en canciones como “Bancate ese defecto”.

En la debacle neoliberal puso su propio cuerpo como símbolo de los tiempos que corrían y, cuando en 2001 todo estalló, lanzó un disco atravesado por el concepto de “El aguante”, manifestado incluso desde el título.

Su última producción hasta el momento, “Random”, de 2017, también pintó desde la autorreferencialidad un cuadro de situación en el que subyacen la post-verdad y el predominio de lo virtual, entre otras cuestiones. Mientras tanto, nos recordó que él, que nació “para mirar lo que pocos quieren ver”, sigue siendo el portador de “La máquina de hacer feliz”.

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El chamamé y el rock argentino se encuentran en el universo sonoro propuesto por Yacaré Manso

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El músico y compositor correntino Yacaré Manso publicará el viernes su séptimo disco “YacaRock Nacional- chamamé de la humanidad” donde reúne sus raíces chamameceras con singulares versiones de clásicos del rock local que comparte con figuras como Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu, el grupo El Plan de la Mariposa y Loli Molina, entre más.

“Por sobre todas las cosas es una síntesis para las músicas argentinas que parte desde una travesura: Enlazar ese repertorio sonoro de mi vida que parecía ir por senderos diferentes”, señala Yacaré Manso sobre su inminente álbum durante una charla con Télam.

El músico, productor y gestor cultural nacido como Rauly Martínez el 14 de octubre de 1982 en Santo Tomé, Corrientes, está radicado en Buenos Aires desde hace 16 años y “YacaRock Nacional” viene a conciliar esos dos pasajes sonoros y territoriales.

La aventura de cruzar chamamé y rock empezó a develarse en 2020 con el lanzamiento de “Canción para mi muerte”, con la participación de Hilda Lizarazu, y entregó otras cinco pistas hasta la versión de “El Oso” que lo unió a Ricardo Mollo.

La nómina de canciones y aportes se completa con “Muchacha”, instrumental por Enzo Demartini; “Imágenes paganas”, con Clara Cantore y Enzo Demartini; “Jilguero”, con Tajy; “Muy despacito”, con El Plan de la Mariposa; “Al lado del camino”, con Noelia Recalde; “Hoy reggae”, con Loli Molina; y un homenaje a Pau Donés, Jarabe De Palo de la mano de “Agua”, junto a Lucas Avellina.

La banda que acompaña a Yacaré tiene guitarras de Juampi Espina (La Plata), el acordeón de Lucas Monzón (Chaco) y el arpa de Fernanda Peralta (Buenos Aires).

Télam: ¿Cómo nace la idea de cruzar al chamamé con el rock argentino?

Yacaré Manso: Estando en Diamante, Entre Ríos, guitarreada con amigos del litoral, y entre vino y ronda me quedé sin chamamés para cantar, entonces empiezo a rasguear “Muy despacito” de Los Piojos en 3×4 y calzó justito. Ese momento lúdico de ronda y amigos, fue un disparador clave para el desarrollo de este gran proyecto de rock en chamamé.

T: ¿Son géneros que te habitan? ¿De qué manera cada uno y desde cuándo?

YM: Sin dudas, más allá de mi raíz litoral correntina, el chamamé viene en la sangre, mi abuelo paterno y mi padre, ambos acordeonistas chamameceros. De chiquito tocaba un bandoneón chiquito que aún conservo, luego cuando mis viejos se separan lo dejé de lado (creo que hubiera sido un gran fueyista si mi viejo no se hubiera alejado así). El rock llegó allá por el 95 con “Circo Beat” de Fito Páez, yo estaba en séptimo grado, y ese disco me cambió la vida. Con los años llegaron Charly, Spinetta, Sumo y Lennon.

T: ¿Cuáles creés que son las características que acercan al rock y al chamamé?

YM: No sé muy bien cuáles son, lo que sí sé es que una vez que encontré el camino que unifica ambos géneros, podemos versionar (no todas) muchas canciones del rock en chamamé. Las letras del rock están como en un polo muy opuesto en algunos casos, se usan. Creo que es un lindo descubrimiento el haber podido unirlos. Además de enriquecer a la música de mi región, creo que el chamamé también le trae un poco de río al rock.

T: ¿Sería posible hacer esta experiencia a la inversa, vale decir temas chamameceros llevados al rock?

YM: ¡Sin dudas! De hecho Divididos algo ya hizo, al igual que Ciro junto con Los Alonsitos. Es bueno imaginarme esas versiones, es como jugar a la inversa de lo que estoy haciendo y me genera mucha ansiedad, pero sí, todo es posible cuando la música se siente. Es la parte más hermosa de ser músico, jugar, romper estructuras, desmenuzar y volver a armar algo nuevo de algo viejo.

T: Cuando se encara un cruce de géneros siempre está latente que el resultado sea un híbrido ¿qué recaudos tomaste para que cada canción halle su versión sin perder fuerza ni frescura?

YM: En principio el lema era respetar la sonoridad del chamamé clásico: guitarras y fueyes, sin percusiones. En su defecto solo guitarra, o solo acordeón. Con el pasar de las grabaciones e invitadxs, aparecieron otras propuestas que en el grueso del concepto no alteraban tanto la sonoridad que buscaba. Por ejemplo en “Imágenes paganas” Clara Cantore (tremenda música cordobesa) vino con su bajo de cinco cuerdas, y fue hermoso armar la base del chamamé con el bajo tocado como guitarra si se quiere, así que decidí dejar bajo y acordeón con voces increíbles grabadas por ella. O en el caso de “Jilguero”, de Spinetta, que la hicimos con Tajy, un trío chamamé de Corrientes, que dentro de su formación usa violín. Los recaudos, básicamente, fueron respetar la obra, dándole tintes litoraleños muy acentuados, por eso convoco a Juampi Espina, un tremendo guitarrista quien diseñó casi todas las cuerdas del disco.

T: ¿Cómo fuiste seleccionando a cada artista para las diferentes versiones? ¿Qué te respondían ante el carácter de la propuesta?

YM: Intenté compartir el sonido de mi región con artistas que quizá no habían hurgado tanto en el chamamé. Sobre todo con los más contemporáneos, como Loli Molina o El Plan de la Mariposa. Creo que fue un lindo desafío para cada unx de ellxs porque era como entrar en una zona desconocida o poco habitual, sumada a la intriga de las versiones que les iba proponiendo.

Fuente Telam

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La Renga estrena nueva canción y video y anuncia su primer streaming

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La banda de rock La Renga lanzó hoy “El que me lleva”, el sexto adelanto de su esperado nuevo disco que viene acompañado de un videoclip, y anunció su primer streaming en vivo desde su estudio, “Inventa un mañana”, este sábado 28 a las 23.

El popular trío de Mataderos llega a fin de año con novedades para sus seguidores y continúa estrenando material de su nuevo trabajo de estudio.

Hasta el momento presentó “Llegó la hora”, “Parece un caso perdido”, “Para que yo pueda ver”, “Flecha en la clave”, ”En bicicleta” y esta nueva canción, por lo que se presume que el disco podría ver la luz en los primeros meses del 2021.

“El que me lleva” fue grabada y mezclada por Matías Gonçalves en los estudios de Ezeiza durante el 2019 y el 2020, y está acompañada por un video dirigido por Diego Stokelj, Sebastián Arcidiácono y Gustavo Cataldi , habituales realizadores audiovisuales con los que trabaja el grupo. y que puede verse desde su canal de YouTube.

La otra gran noticia de La Renga es que el próximo sábado desde las 23 realizará su primer show por streaming, “Inventa un mañana”. El concierto se realizará en su estudio en Ezeiza y se podrá seguir a través de la propia plataforma de la banda integrada por Gustavo “Chizzo” Nápoli y los hermanos “Tete” y “Tanque” Iglesias.

Las entradas pueden conseguirse en la misma página arteinfernal.com, aunque los que compraron su pase para ver el recital de Huracán que la banda hizo hace dos años y se transmitió hace algunas semanas, tendrán un descuento en el valor del acceso.

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Medio siglo sin Janis Joplin: el desgarrador alarido que estremeció al “verano del amor”

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Como un inexorable final acorde a su tumultuosa vida, el 4 de octubre de 1970 moría a los 27 años, por una sobredosis de heroína, Janis Joplin, la artista que convulsionó a la era del hippismo con su visceral voz exponiendo los tormentos internos que atravesaban su vida.

En una especie de gran catarsis, la intérprete de clásicos como “Cry baby” y “Me and Bobby McGee”, entre otros, fue capaz de expresar de manera inconfundible con sus desgarrados alaridos, el dolor y el deseo como un fiel reflejo de la propia existencia de la artista, marcada por la discriminación y la soledad.

“Cuando canto es como si le hiciera el amor a 25.000 personas, pero luego me voy a mi casa y estoy sola”, lamentó alguna vez la intérprete, que también buscaba exorcizar sus demonios internos con un hedonista estilo de vida, que incluía alcohol, drogas y una desenfrenada actividad sexual.

Justamente, esas acciones la convirtieron en un símbolo femenino de la llamada “revolución del amor” que llevaban adelante los hippies, en ese breve lapso entre 1967 y 1969 en que la juventud pareció marcar el pulso de la vida social mundial.

Con una breve pero fulgurante carrera, que incluyó tres discos junto a distintos grupos y uno póstumo como solista, y actuaciones memorables en los icónicos festivales de Monterey, de 1967, y el de Woodstock, de 1969, Janis Joplin simbolizó por todo esto un modelo de mujer nuevo para el rock.

En tal sentido, su figura resultaba novedosa en una industria en donde la presencia femenina se había repartido entre los abnegados espíritus torturados del jazz, el blues y el góspel; las condescendientes integrantes de los llamados “grupos de chicas” y el compromiso político representado en Joan Baez.

A pedido de Télam, cinco músicas de distintas generaciones y estilos dentro del rock recordaron a esta artista que encontró en el blues y en la movida hippie de San Francisco, la válvula de escape –aunque más tarde, también su sentencia de muerte- al bullying sufrido en su Texas natal.

CLAUDIA PUYÓ: “Janis es como una condena (risa). Desde que soy chiquita me comparaban con ella, aunque lo único que tuve en mi infancia de ella fue un simple que traía `Cry baby´. Como me comparaban siempre, empecé a comprar sus discos para ver de qué se trataba y ahí pude apreciar su música, porque yo era más de seguir a las cantantes negras hasta entonces. Es una cantante apasionada, con una voz extraordinaria, con armónicos como si fueran dos voces en una. Lamentablemente, vivió muy poco tiempo para darnos más cosas maravillosas. Una cantante con el poder del apasionamiento como pocas cantantes blancas en la historia del rock. Sus referentes eran Etta James y Bessie Smith, ambas negras, o sea que tenía mucha influencia por ese lado. Admiro profundamente a la Joplin, fue una pérdida terrible y esa voz única en el mundo se distingue entre todas. Su discografía es breve pero interesantísima y su versión de `Summertime´ es de las más desgarradoras que escuché en mi vida”.

LULA BERTOLDI: “La figura de Janis es para mí, sobre todo, avasallante. Fue un ícono, no solo musical sino tambien en cuanto a su personalidad. Y lo más loco es que fue una mujer súper maltratada y bastardeada por sus parejas, por sus colegas. Pero arriba del escenario se notaba que lo dejaba todo, sus dolores, sus tristezas. Su música era alegría y descontrol, pero también era catarsis. Incluso, esos descontroles tenían que ver con sus penurias y la búsqueda constante de amor y aprobación. Ser mujer, tener esa voz y esa actitud en esa época…¡Mamita, qué desafio! La admiro y siempre la admiraré mucho por su coraje”.

ISABEL DE SEBASTIÁN: “La primera vez (y quizás la única) que me presenté a un casting fue a los 21 años. Era para una ópera rock cuya música la iba a dirigir Miguel Zavaleta. Recuerdo que entre las elegidas quedamos Fabi (Cantilo) y yo. Elegí una canción de Janis, “Mercedes Benz”, porque era a capella en el original y porque solía cantarla desde los 15 años. Era la primera artista de rock mujer que había conocido, aún no había llegado al gospel que en realidad le había dado origen al rock, ni a la sofisticación armónica y melódica de Joni Mitchell. Janis encajaba perfecto con mi momento adolescente. Era cruda, rebelde, hippie y desafiante. No podía comprender cómo se podía cantar así, como un río furioso y libre. Su voz de “piedras rodantes”, de aullido primal, me acompañó mucho en esos tiempos, que también coincidieron con la dictadura militar. Quizás lo que más me queda de su imagen es su eterna y enorme sonrisa, bajo la cual posiblemente ocultaba mucho dolor”.

MARIANA BIANCHINI: “Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en ella es la frase `mirá lo que me pasa, mirá lo que hiciste, mirá lo que soy´. Es decir, esa idea de no buscar llamar la atención en lo bien que canta o en escuchar su música, sino utilizar la música como excusa para interpretar las historias que cuenta. Como mujer en el rock es una figura indiscutible porque es una de las primeras que no piensa en ser prolija. Lo único que le importa es lo que le pasa. Se nota que no está actuando, que no está falseando, que está ahí en un cien por ciento, y eso es súper seductor en una artista”

CRISTINA DALL: “Realmente no recuerdo bien cuándo la vi por primera vez pero seguramente fue allá por los `60, en plena explosión del movimiento artístico generacional que nos atravesó a tantos. No he sido fan, no he escuchado su obra completa e incluso me alejé cuando la empecé a ver en remeras, llaveros y `comercios adheridos´. También me fastidié ante un `modelo´ que estaba arrasando con la voz de muchas chicas que querían cantar y, probablemente, terminar como ella. Fue recién hace un par de años, que asistí al inolvidable ciclo “Cine Hippie”, que la volví a ver tan genuina, en ese trance vocal inimitable que debo confesor que caí en una especie de hipnosis. Una artista”.

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Cuando el rock es más fuerte

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Grabar un disco, tocar en vivo, ensayar, hacer el video, promocionar… la vida del rockero es sinuosa y los aplausos suelen ser más que el rédito económico. Lo cuenta Héctor Acosta de la banda Fa Sostenido que desde hace diez años compone este grupo. Son tres: Héctor en el bajo, Nelson Acosta en batería y Jorge Franco en guitarra y voz.

Fa Sostenido finalizó recientemente de grabar su primer disco y ahora iniciaron la fase de hacer los videoclip para promocionar el trabajo. Tener una banda cuesta y lograr monetizar ese trabajo es otro trabajo. Los rockeros en Misiones, son los emprendedores de la música.

“Estamos remando en el ambiente del rock. Logramos instalarnos en el circuito de casinos y hoteles” cuentan. Ellos son de Leandro N. Alem y generalmente viajan. Interpretan canciones de rock nacional e internacional, música de los años 60 a esta parte. En poco tiempo estará en la calle un disco con temas propios.

“Nos contratan en Iguazú, Foz, también tocamos en cumpleaños, eventos privados, pubs; se viaja mucho”, cuenta Héctor. Todo eso significa trabajo constante para darse a conocer y conseguir los contratos. “Es un trabajo de todos los días, por eso estamos cerca de tener un mánager, porque no se puede estar en todo”, explica.

Héctor además tiene un trabajo formal, de lunes a viernes. Como la mayoría de los músicos del rock, el sustento debe ganárselo fuera de la música.

Si bien el rock en Misiones tiene sus años, (sobre todo en Posadas es donde más prosperó), cuesta aún que exista un circuito para esta cultura. “Si comparamos con el folclore, estamos uno a diez. Nosotros tocamos una vez, ellos diez. Es otro ambiente, ellos tienen otro cache, cobran entrada. En el rock hay mucha competencia. Hay una diferencia entre tocar en un lugar donde se cobra derecho de espectáculo, a otro donde se cobra la entrada”, remarca Héctor.

La vida del rockero en Misiones remite más a la imagen de una “piedra rodante” en un camino sinuoso, que a esa de la “autopista del oeste” donde “vas bien por la 66”, como dice la canción.

“Es un mercado limitado. Nosotros nos propusimos como banda, no tocar gratis. Tenemos muchos años en este ambiente, ya pagamos el derecho de piso. Hay muchas bandas y sobre todo en Posadas, es mucha la competencia”, remarca Héctor.

Evidentemente, “el amor es más fuerte” y las ganas de hacer rock se impone a todos los obstáculos. “Tenemos una camioneta, cargamos los equipos y con eso viajamos. Si el evento es grande, y necesitamos alquilar sonido extra, se cobra un poco más caro”, relata.

Para muchos será escribir un libro, para los músicos, el momento más importante es el de grabar un disco. Si bien, la era de los CD es casi historia, la lista de temas que identifica a una banda, sigue siendo la brújula del rock.

Para promocionar el trabajo, Fa Sostenido inició una etapa de grabar videos.

“El disco tiene 8 temas. La parte del estudio, grabamos en Alem; ahora hicimos el clip de la primera canción para promover en las redes sociales”, cuenta Héctor. Hasta ahora, este trabajo les costó 100 mil pesos, pero aún falta camino por recorrer. “Es toda una inversión”, dice Héctor.

“Y expectativas hay miles, las mejores. Alguno de los temas, está sonando en radio. La idea es que se pueda darse a conocer el trabajo en varias plataformas”. Oveja Negra es el nombre de la primera canción que promueven. El disco está siendo analizado por SADAIC que les dará la patente por las canciones. (La Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música permite patentar el primer disco de manera gratuita y las gestiones se hacen personalmente en la sede de Posadas). Trámite mediante, la banda Fa Sostenido, estará lista para vender y mostrar al mundo sus canciones.

El video de Oveja Negra ya se grabó y está en proceso de edición, en poco tiempo podremos verlo en las redes sociales del grupo: fasostenido10 en facebook y “bandafa_sostenido” en Instagram.

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