Faltan pocas semanas para la elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y tras el cierre de las listas van teniendo lugar las presentaciones formales de cada espacio. En Posadas, el jueves 13 de julio a las 10 horas en el Hotel Continental, se hará el lanzamiento de campaña de “Hacemos Unidos”, la lista que representa al candidato presidencial Juan Schiaretti y que propone como candidato a diputado nacional al reconocido empresario Abel Motte, como candidata a senadora a Sabina Vetter y como candidata al Parlasur a Laura Jacobacci.
Bajo el slogan “Comprometidos con Misiones”, la lista 23P centra su propuesta en una agenda fuertemente vinculada al desarrollo de la producción, la generación de empleo genuino y la defensa irrestricta de los intereses reales del pueblo misionero.
“Aprovechar el potencial extraordinario que tiene Misiones”
Con amplia experiencia en el universo empresarial y exitosas gestiones al frente de la Cámara de Comercio de Posadas y en la función pública, Abel Motte apela a su experticia en materia de política tributaria, para llevar al Congreso de la Nación iniciativas transformadoras, considerando la especial situación geopolítica de la provincia.
“Misiones es una provincia con particularidades que deben ser atendidas de manera urgente, para poder aprovechar inteligentemente el enorme potencial que esta condición geopolítica conlleva. Es por eso que una de las primeras batallas que daré si tengo el privilegio de llegar al Congreso de la Nación, será pedir la Presidencia de la Comisión Bicameral del MERCOSUR, un espacio clave en materia legislativa para nuestra provincia y para el desarrollo de políticas de integración realmente efectivas para nuestro pueblo” expresó Abel Motte.
Más producción
“Creo firmemente en el aumento de la productividad al máximo como una herramienta para lograr el crecimiento económico en todos los sectores, reactivando y fortaleciendo a las empresas, a los productores agropecuarios, los comercios, las pymes y a los emprendedores, reactivando el consumo (hoy ferozmente diezmado) y generando un círculo virtuoso que termine con la inflación, equilibre el déficit fiscal y permita una recuperación sustancial y definitiva del salario y el poder adquisitivo de cada familia misionera” añadió el pre candidato a diputado nacional.
En materia económica, desde la lista que encabeza Motte plantean la importancia de generar mecanismos adecuados para fortalecer el mercado interno y las exportaciones de toda la producción misionera, agregando valor agregado, aportando mayores recursos a toda la cadena productiva, implementando normas de integración económica en el seno del MERCOSUR, activando un régimen de importación simplificada, y apostando a un crecimiento exponencial del empleo en toda la provincia.
Las propuestas e ideas centrales de “Hacemos Unidos” serán compartidas con medios de comunicación e invitados especiales durante el evento de lanzamiento. Las mismas, abarcan ejes que involucran al sector productivo, al comercio, la política económica y de integración regional, a los trabajadores de la rama activa y pasiva, el turismo, el sistema tributario, la educación y la salud pública, entre otros temas.
En cuanto a la candidata a senadora, Sabina Vetter, desde 2022 ocupa el rol de Directora Nacional de Desarrollo Foresto Industrial, es la primera mujer ingeniera forestal que asume el en el mayor cargo público y político de representación del sector forestal. Vetter tiene un Master en Energías Renovables (UNNEATLANTICO, España) y en Gestión y Auditorías Ambientales (UNINI, Puerto Rico). Desde el 2009 se desempeña en el desarrollo del mercado del uso de pellets de madera como fuente de energía renovable para calefacción y climatización para la empresa LIPSIA SA.
Martín Llaryora, de Hacemos Unidos por Córdoba, aventajaba por poco más de dos puntos porcentuales a Luis Juez, de Juntos por el Cambio, cuando se habían contado los votos emitidos en el 69,53 por ciento de las mesas en las elecciones de gobernador de la provincia mediterránea.
Llaryora -cuya postulación fue impulsada por la fuerza del actual gobernador cordobés, Juan Schiaretti- sumaba el 42,59 por ciento de los votos contra el 40,51 por ciento de Juez, a quien fue a respaldar Patricia Bullrich.
En tercer lugar figuraba Encuentro Vecinal Córdoba, con el 2,94 por ciento de los votos.
Juan Schiaretti, el gobernador cordobés que llevará a Florencio Randazzo como candidato a vice, presentó a su frente “Hacemos Unidos” en Misiones.
Como diputados nacionales irán el empresario de la carne Abel Motte y en segundo lugar, Vanesa Brito, vice rectora del Instituto Hernando Arias de Saavedra y rectora del Instituto de las Misiones en Wanda, además de Juan Carlos Olivera y la obereña Sandra Kizmik.
Como senadores irán Sabina Vetter, actual directora nacional de Desarrollo Foresto Industrial del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, Fernando Kowalsyk y Cyntia Gonzalez.
La definición final de la fórmula del peronismo encabezada por Sergio Massa y Agustín Rossi traslada el peso de la campaña al gobierno y desplaza del centro al kirchnerismo, que se concentra en la provincia de Buenos Aires. A diferencia del peronismo, las PASO de Juntos por el Cambio implican una disputa entre estilos y propuestas diferentes. El contexto en el que se desarrollan estos movimientos es el de una elección que, con la emergencia de Javier Milei, presenta un panorama de tercios: la elección del fin de la grieta.
Este año Argentina tendrá su cuarta primaria presidencial desde que rige la ley de PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) sancionada en 2010. Las de 2011 y 2019 fueron pérdidas de tiempo, ya que todos los frentes fueron con listas únicas. La de 2015 fue algo más entretenida, con la competencia Massa vs. De la Sota en el peronismo federal y la jubilación de Altamira a manos de Del Caño en la izquierda, aunque sin interna en el entonces Frente para la Victoria, y con una muy asimétrica en Cambiemos, donde Macri superó el 80% de los votos, frente a Ernesto Sanz y Elisa Carrió. En 2023 la competencia refleja un cambio de época. En la oposición, Patricia Bullrich como la candidata implícita del otrora capo indiscutido, Mauricio Macri, hoy enfrenta el desafío de un Horacio Rodríguez Larreta rebelde, que no debe ser subestimado. Y en el oficialismo, aún cuando Cristina Kirchner haya tomado la decisión final, o participado de ella, la definición de la fórmula Massa – Rossi traslada el eje y la responsabilidad de la campaña al gabinete de Alberto Fernández, donde los dos integrantes del binomio hoy ejercen funciones de “superministros”. El cristinismo decide evacuar la campaña presidencial, y concentrar sus esfuerzos en la provincia de Buenos Aires.
La batalla de Juntos por el Cambio
Un año atrás, la principal fuerza opositora parecía ganadora segura de la elección presidencial de octubre. Y Patricia Bullrich, si Macri no era candidato, se imponía cómodamente sobre Horacio Rodríguez Larreta en la intención de voto para la primaria. Además de popularidad propia, construida a fuerza de su gestión “anti-Zaffaroni” en el Ministerio de Seguridad, Bullrich tenía la carta del apoyo implícito de Mauricio, el líder espiritual del voto duro cambiemita. La única forma de revertir la situación era un arreglo Macri-Larreta, coronado por el respaldo explícito del patriarca al jefe de gobierno porteño. Es decir, tenía que repetirse la situación de hace ocho años, cuando Rodríguez Larreta, pese a su desventaja inicial, finalmente le ganó la interna porteña a Gabriela Michetti gracias al apoyo explícito del fundador. Pero no hubo acuerdo, y se desató una suerte de guerra entre ambos que se trasladó a la lucha por la sucesión en la Ciudad. La derrota de Rodríguez Larreta lucía inexorable, ya que tanto Jorge Macri como Patricia Bullrich lideraban las carreras porteña y nacional. De heredero pródigo a desheredado.
Pero pasaron cosas. Para empezar, todo el espacio electoral de Juntos por el Cambio se achicó. Lo que era un bloque electoral de más de 40 puntos, se convirtió en un tercio. Y los votos perdidos fueron hacia la novedad emergente por derecha, el libertario Javier Milei. Y luego llegaron los efectos incalculables del estallido jujeño. Gerardo Morales, presidente de la UCR y aliado de Rodríguez Larreta, y abiertamente enemistado con Mauricio Macri –quien no lo felicitó por su reciente triunfo electoral en Jujuy, y en cambio lo acusó de ser un “señor feudal del norte”– por estas horas se transformó en una figura relegitimada por toda la dirigencia cambiemita, y en el nuevo héroe del votante de Juntos por el Cambio. Morales es quien se enfrenta con el fantasma más temible de todos, mil veces peor que Cristina Kirchner: la mismísima Milagro Sala, síntesis humana del infierno liberal republicano.
La nominación de Morales como candidato a vicepresidente impulsa el sueño larretista, y probablemente, equilibra la competencia de Juntos por el Cambio. Morales no lo ignora, y seguramente se lo hizo saber a Larreta antes de reconfirmar su integración del binomio. Jujuy mediante, la presencia de Morales también implica un mayor compromiso de la alianza Larreta-UCR con la candidatura porteña de Martín Lousteau, y con otros candidatos provinciales que hacen valer cada vez más su identificación radical en las urnas. Morales advirtió, horas atrás, que reinstaurar el orden en Jujuy después del estallido le llevará, al menos, dos meses. Es decir, que su heroica recuperación de Jujuy de manos de los bárbaros se superpondrá con la campaña electoral de las PASO. De esta forma, Jujuy se convierte en una batalla de modelos y en una resignificación del sentimiento anticristinista, que ya no es solamente un pedido de liberación del yugo de las mayorías cristinistas, sino también una de la imposición de un orden republicano radical contra el caos populista territorial. Y esa será, también, la competencia por la superación de Mauricio Macri. Ganarle a Milagro Sala es el fin de la grieta, pero bajo la forma de una victoria. Finalmente, la alianza entre Larreta y la UCR encontró su relato, y puede ser más atractivo que el macrismo modelo 2015.
Unión por la Patria: el gabinete de Alberto, al rescate del oficialismo
En una entrevista reciente en televisión, además de confundirnos –hasta último momento– con su planteo sobre “el hijo de la generación diezmada”, Cristina Kirchner admitió que las presidenciales de 2023 serán una elección de tercios. Notable ejercicio de honestidad para quien se percibía, hasta no hace mucho, como una representante de mayorías. Agregó también una lectura táctica a la dura realidad de ser un tercio: ahora importan más los pisos que los techos. Es decir, afianzar el núcleo duro. Esto tal vez fue tomado en consideración a la hora de plantear la necesidad de una sola fórmula presidencial.
La información disponible nos sugiere que, a diferencia de lo que sucedió en 2019, cuando el diseño de la boleta presidencial del Frente de Todos estuvo dominado por Cristina Kirchner, en esta oportunidad se trató de una elaboración colectiva. Alberto Fernández –presidente de la Nación y también del principal partido de la alianza oficialista, el Justicialista–, Cristina Kirchner, el propio Massa y varios gobernadores formaron parte del debate interno. Una decisión colectiva, participativa y única, tendiente a generar una sola fórmula. Pero eso no es, necesariamente, una fórmula de unidad. No, al menos, como se suele entender la unidad en el análisis de las fórmulas presidenciales.
Con frecuencia, a la unidad se la relaciona con su composición representativa. Una unidad entre las corrientes políticas, y los diferentes segmentos de un electorado. Alfonsín-Martínez era representativa de dos sectores del radicalismo, Menem-Duhalde las dos geografías clave del justicialismo; De la Rúa-Álvarez o Cristina-Cobos dos partidos dentro de una alianza. En cambio, Cristina-Boudou, Macri-Michetti o, ahora, Patricia Bullrich-Luis Petri no son fórmulas de unidad, sino que priorizan la homogeneidad y el alineamiento del vice. ¿Qué significan Sergio Massa y Agustín Rossi? Uno viene del AMBA y el otro de Santa Fe; uno es más liberal, o pragmático, y el otro siempre perteneció al peronismo y se asume como kirchnerista -aunque los camporistas lo consideran un foráneo. Sin embargo, lo que verdaderamente los define, hoy por hoy, es que son los ministros principales del gobierno nacional. Massa es el ministro de Economía, que además controla las áreas de energía, minería, agricultura y producción. Rossi es el jefe de Gabinete, que dejó parte de su equipo en el ministerio de Defensa y en la AFI.
Esto cambia mucho el sentido de la campaña. En las hipótesis que se manejaban antes del anuncio final, los protagonistas eran personas que estaban alejadas del presidente. Scioli era embajador… y es Scioli; Wado De Pedro era ministro, pero camporista y leal a CFK. Ahora, la oferta de Unión por la Patria es el corazón del gobierno nacional. Ineludiblemente, su mensaje será una defensa del gobierno. Y ello repone al gobierno en el lugar central: un partido lo defenderá, el resto lo atacará. El gobierno del Frente de Todos se hace cargo de la elección presidencial de Unión por la Patria. Y el cristinismo sale del centro de la escena, y se concentra en la provincia de Buenos Aires: allí estarán Kicillof, Cristina y Máximo Kirchner, La Cámpora, todos defendiendo el territorio -y compitiendo por él con los intendentes peronistas.
El año de Milei
Amén de las transformaciones en marcha en el seno de las dos coaliciones principales, sin dudas este año electoral también le pertenece a Javier Milei. El libertario no tiene techo, por la sencilla razón de que pesca en un océano cada vez más grande. Lo que veíamos en los dos apartados anteriores es que la grieta ordenadora de la política nacional durante quince años se está esfumando, y el derechista libertario fue un pionero de este descubrimiento. Es el que aprendió a hablarle a los argentinos que se sienten por fuera de la grieta K-M. Y, por ahora, es el único que lo viene haciendo. Se dice, con razón, que no tiene estructura ni experiencia, pero es el único pescador de la laguna.
También se dice que se desinfla, pero tal vez el problema fue de los operadores que lo habían inflado demasiado. Milei nunca lideró la intención de voto, ni tuvo el 40%: siempre fue una tercera fuerza, en crecimiento sostenido, que se abre paso a medida que la grieta lo pierde. Sus tropiezos provinciales cuentan poco, porque esta es una elección presidencial esencialmente nacional. Y es el candidato de las propuestas, que se enfrenta a dos espacios políticos que tienen mucha dificultad para enunciar sus soluciones. Milei es un problema para todos.
El fortalecimiento de Larreta – Morales lo ayuda, porque Milei se ha preparado durante un año para combatir al jefe de gobierno porteño. Su archienemigo retórico, símbolo de la Argentina paloma y tibia que él viene a arrasar con su motosierra liberal. A su vez, a Massa le conviene que Larreta y Milei suban, porque su principal amenaza es Bullrich. Un eventual ballotage Milei – Bullrich es un enigma, pero en uno Massa – Larreta, el antilarretismo de Milei dificulta la transferencia de votos desde La Libertad Avanza hacia Juntos por el Cambio (o “por el Kargo”, como dice libertario), ya que el libertario seguramente sugerirá a sus seguidores que se abstengan Y en uno Massa – Milei, es posible que el candidato de Unión por la Patria atraiga votos larretistas. En cambio, en un ballotage Massa – Bullrich, el votante de Milei se va a inclinar por la única mujer en competencia, garantizando su triunfo.
El senador y precandidato a gobernador de Córdoba por Juntos por el Cambio (JxC), Luis Juez, expresó hoy que la Mesa Nacional de esa coalición opositora realizó “un cuarto intermedio” en el debate por la incorporación del peronismo no kirchnerista representado en el mandatario cordobés, Juan Schiaretti, propuesto por Horacio Rodríguez Larreta, una idea que personalmente le provoca “una extrema incomodidad”.
“Me junté con Gerardo Morales, Miguel Ángel Pichetto, Maximiliano Ferraro y Federico Angelini. Les planteé la inquietud. Sumar a Schiaretti en Córdoba trae una complejidad en medio de la campaña y es una extrema incomodidad. Han pasado a un cuarto intermedio”, dijo Juez al salir de la sede de la UCR, en Alsina 1786 de esta capital.
Pese a que no estaba prevista su participación en la reunión, Juez se presentó en la sede de la UCR para repudiar el ingreso de Schiaretti, líder de un espacio al que deberá enfrentar en 20 días en los comicios de esa provincia.
“No tenemos forma de explicar lo inexplicable. Vamos a confrontar contra un modelo que a mi provincia la tiene de rodillas hace 25 años y la incorporación de Schiaretti complejiza absolutamente el tema. El candidato de Schiaretti expresa todo lo contrario que le planteamos a la sociedad cordobesa”, explicó.
Sobre la postura que tomará al respecto la Mesa Nacional de JxC, afirmó: “Las definiciones le corresponden a los presidentes de los partidos”.
Juez sostuvo que se acercó a la reunión para mostrar su repudio a la iniciativa y que entiende que fue “escuchado”.
“Había que venir a decir lo que pensamos. Era oportuno que todos sepan que banderas levantamos y cuales no estamos dispuestos a arriar”, detalló.
Del encuentro participan los titulares partidarios Federico Angelini, del PRO; Morales, de la UCR; Ferraro, de la Coalición Cívica, y Pichetto, de Encuentro Republicano Federal, además de los principales referentes de cada espacio.
Al llegar a la sede de la UCR, Juez habló ante la prensa e indicó que el arribo de Schiaretti “nos perjudica, nos lastima, nos agravia, nos desorienta, confunde al electorado. No encontramos explicación”.
Juez resaltó que no le pidió “permiso a nadie” para participar de la reunión y que se presentó como “candidato a gobernador por Córdoba” para “defender los intereses” de su provincia.
“Sería bueno que nos consultaran, los que ponemos la cara en Córdoba somos nosotros”, se quejó.
Juez exigió que “no interpreten desde acá lo que tenemos que hacer en Córdoba” y subrayó que perdió “un día de campaña” para acercarse en auto hasta el centro porteño.
“No vamos a tolerar una incorporación que confunda al electorado y que cambie la mirada de la gente. Llevamos un cuarto de siglo con el mismo gobierno. Queremos otra salud, otra seguridad, otra previsión social. No estamos dispuesto a arriar ninguna de nuestras banderas y convicciones por oportunismo político”, destacó.
La incorporación del sector de Schiaretti es promovida por los dirigentes de JxC Larreta y Morales, que consideran necesario ampliar el espacio para los comicios de este año.
Pero esa intención es resistida por el ala más ortodoxa del PRO, representada por Patricia Bullrich y el expresidente Mauricio Macri, quienes consideran que incorporar a un sector del peronismo atenta contra la identidad de la oposición.