Vuelo propio
En Davos, donde no hubo molestas repreguntas, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, admitió que la economía cayó dos por ciento durante 2018 y que habrá una nueva contracción de al menos medio punto en 2019. Los datos de la actividad económica asustan, aunque todavía no se conocen los definitivos. En noviembre la actividad retrocedió 7,5 por ciento interanual y las actividades vinculadas al consumo sufrieron el peor revés. El comercio tuvo una caída del 17 por ciento, la industria 12,6 y la construcción completó el podio derrotero con 11,4 por ciento.
De los quince sectores que comprenden el índice sólo se “salvaron” el campo (+1,9%), Enseñanza y Servicios (sociales, salud, luz, gas y agua). Las perspectivas no son demasiado alentadores. La consultora Orlando Ferreres ya emitió el dato de diciembre y muestra caída de 6, 4% y de 2,1 en el 2018. En noviembre, había marcado una caída de 6,5, un punto por debajo de lo que reconoció el Indec.
Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional, que puso la plata para sostener esta política económica, está satisfecho: Christine Lagarde felicitó a Dujovne por “la sólida implementación del plan de estabilización”. Ni crecimiento, ni desarrollo. Apenas estabilización, a un precio elevadísimo. Un plan que disparó la pobreza a lo más alto de la década y el desempleo que acaricia los dos dígitos.
“Quisiera reiterar el firme apoyo del FMI a la Argentina y al plan de reforma económica de las autoridades”, dijo la buena de Christine. Pero por las dudas, el FMI pone el foco en “la incertidumbre relacionada con las elecciones en Argentina”.
En Punta del Este, Uruguay, el economista Carlos Melconian, simpatizante de la alianza Cambiemos, brindó un lapidario informe sobre la economía en la era Macri. Sin poder suavizar los datos ante la JP Morgan, Melconian describió que el “balance económico del cuatrienio 2016-2019” obtuvo “peores resultados” que el último “cuatrienio de Cristina Fernández”.
Y enumera: el acumulado de la variación del PBI entre 2012 y 2015 da una suba de 1,5%. Bajo el mandato de Cambiemos, el mismo índice exhibirá una caída de 3%.
Lo mismo con la inflación: los últimos cuatro años de Cristina dejaron un acumulado de 182%, mientras que Macri cerrará su primer mandato con 211 por ciento si se cumple el pronóstico de aumentos para este año, aunque el Banco Central ahora se niega a hacer proyecciones para evitar nuevos papelones.
El presidente del Central, Guido Sandleris se excusó: “La inflación de un dígito no se puede lograr en un año”, afirmó como si su gestión estuviera escindida de los últimos tres años.
El joven funcionario reconoció que la inflación de 47,6% en 2018 “fue muy alta”.
Pero en pleno año electoral, el Gobierno no parece molestarse en tomar medidas que aplaquen las subas. Por el contrario, no disimula los aumentos que dependen del propio Estado, como el nuevo aumento de 300 por ciento en la energía mayorista, regalo de despedida de Javier Iguacel a las distribuidoras.
Ese aumento se aplicará desde febrero y tendrá un impacto del 25 por ciento en la tarifa del usuario. No será el único: las tarifas ya tienen subas programadas para mayo y agosto.
Este aumento de febrero significará que Misiones por igual consumo debería abonar a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico entre 150 y 170 millones de pesos más. Aún así lo que más impacta en la boleta de los usuarios es la quita de los beneficios por parte del Gobierno nacional en diciembre pasado. En este contexto, cobra mayor relevancia la victoria conseguida al cobrar regalías de Yacyretá en energía, que no se desvaloriza y permite decidir qué hacer con el ahorro apareado.
En el caso de Misiones el gobernador Hugo Passalacqua decidió volver a usar recursos propios para aliviar al usuario, lo mismo que sucedió con el aumento de diciembre, que coincidió con otros tarifazos, como la quita de subsidios al transporte, que hizo disparar el precio del boleto. Sin el aporte provincial, los bolsillos no aguantarían.
La decisión de la Provincia de sostener parte de los beneficios de la Tarifa Social, eliminados por Nación, mitigará el aumento en las boletas de energía a pagarse en febrero.
Por la decisión de la Nación, las boletas de energía de enero tendrían un recargo de cerca del 300 por ciento. Con un impacto mucho mayor en los sectores residenciales de menor consumo. Por ello la Provincia decidió hacer un aporte extraordinario para preservar a los sectores de más bajos recursos. Aún así por los aumentos programados para este año las boletas viene con incrementos de hasta un 100 por ciento.
Para graficar esto si un usuario que venía pagando 200 pesos por el consumo de 300 kWh, en febrero debería abonar cerca de 900 pesos por el mismo consumo con la “tarifa plana”. Sin embargo gracias a la decisión de la Provincia solamente deberá abonar unos 500 pesos.
Esta medida tendrá un costo anual para el erario misionero de 600 millones de pesos y abarca a un universo de beneficiarios actuales con consumos de hasta 500 kilovatios.
El lunes pasado la Provincia pagó 45,5 millones a las empresas de transporte en concepto del subsidio provincial previsto para cubrir el 50 por ciento del subsidio recibido en 2018 antes del abandono de la Nación que hasta ahora no giró un solo peso para cubrir su parte, lo que mantiene en estado de alerta a los empresarios del sector. Ahora trascendió que también se hará cargo del subsidio interzafra que cobraban los tareferos. La Nación sencillamente decidió no girar el dinero.
En el resto de las provincias no abundan políticas de contención semejantes. “Creo que gran mérito es del Gobernador que se anticipa a los problemas. Se los tiramos y enseguida nos habilita a buscar soluciones de antemano”, confió un ministro del Gabinete de Passalacqua.
¿Cómo pretende la alianza Cambiemos encarar el año electoral con tanto descontento en el bolsillo de los argentinos? Macri se muestra decidido a reafirmarse en su piso de votantes y apela a seducir al antiperonismo-antikirchnerismo, que podría ratificarlo solo para evitar un regreso anticipado.
El decreto de “necesidad y urgencia” de “extinción de dominio para recuperar los bienes del narcotráfico y la corrupción” es un regalo a sus votantes que no superaría ningún examen jurídico, aunque sean buenas las intenciones de recuperar más rápido los bienes obtenidos por delitos como narcotráfico, lavado de dinero, corrupción y trata de personas. Pero el Gobierno sabe que no podrá ser aplicado sin el aval del Congreso, aunque sirve para apurar un debate de campaña.
Macri repite que es el “único camino” y aprovecha cualquier circunstancia para diferenciarse del “populismo”. La crisis de Venezuela le viene como anillo al dedo. Nicolás Maduro es el tirano a destronar de acuerdo a un guión que se escribe en Washington, al que también se sumó el Brasil de Jair Bolsonaro. Pero si a Macri le sirve como argumento cohesionador, sorprende el alineamiento sin reservas de Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey o Miguel Ángel Pichetto. El consenso de Washington ya no necesita de los militares para imponerse. La política está bien dispuesta a cumplir sus dictados, aunque se muerda la cola. El doble comando aplaudido en Venezuela es sencillamente un golpe. Golpe blando, como el de Paraguay con Fernando Lugo, golpe blando como el que desplazó a Dilma Rousseff en Brasil. Golpe en fin, disfrazado de corrección política. Aceptar como el único camino semejante injerencia en asuntos internos de otros países es despreciar los principios básicos de la democracia.
Maduro, a esta altura, sirve más reteniendo el poder que fuera de él. A los efectos, es lo mismo que la amenazadora presencia de Cristina Fernández en las principales encuestas. Sirve como espejo en el que reflejarse.
La medición de enero de la consultora Poliarquía, registra caídas en los indicadores de apoyo al Gobierno nacional, como así también aquellos que miden la situación del país. La aprobación de la gestión de Macri cayó del 39 al 34 por ciento y vuelve a ubicarse cerca de los mínimos de la administración Cambiemos. “Con ese descenso, Macri pierde cinco de los siete puntos que había recuperado en diciembre”, puntualiza el informe.
“Entre los dirigentes opositores, Cristina Kirchner continúa mejorando, lenta pero consistentemente, su imagen favorable. Este mes subió medio punto y alcanza al 35 por ciento y atraviesa el punto de mayor popularidad desde que dejó el Gobierno”, agrega. Pese a ello, conserva una imagen negativa del 50 por ciento.
Otro estudio, realizado por la consultora de Estudios Sociales, Políticos y Territoriales, sólo en provincia de Buenos Aires, revela que el 63 por ciento de los encuestados no confía en que el Gobierno pueda resolver los problemas económicos y el 64,3 por ciento califica como mala o muy mala a la gestión presidencial. El 63,5 por ciento cree que las decisiones que toma el Presidente, “perjudican su situación personal”.
En el territorio bonaerense, la imagen positiva de María Eugenia Vidal alcanza a 26,4 por ciento, apenas por encima del 25,4 que tiene una muy mala percepción. Pero desempata la mala imagen. Otro 21,2 en contra de la gobernadora. En cambio, Cristina tiene 38,1 de imagen buena o muy buena y 49,2 de mala o muy mala.
En un año que tendrá por lo menos a diez provincias en elecciones antes de octubre, Misiones aparece en el tablero de la Nación como una de las “muy difíciles” para obtener un triunfo, en un mapa en el que el color amarillo no predomina.
La equilibrada equidistancia, pese a la garantía de gobernabilidad dada a la Nación, permite a la Renovación tener vuelo político propio y desmarcarse del rumbo económico con la impronta misionerista, que encuentra soluciones a los problemas sin pedir auxilios desesperados ni atinar al endeudamiento, salida fácil.
Passalacqua, quien estuvo junto al ministro de Turismo, José María Arrúa en Madrid presentado en la Feria Internacional de Turismo el vuelo que unirá a Iguazú con la capital española, pidió a cada miembro del gabinete salir a trabajar cara a cara.
El propio Gobernador mantiene una agenda intensa, junto a Oscar Herrera Ahuad, secundados por el entusiasmo de los ministros Marcelo Pérez, Lisandro Benmaor, Rafael Morgestern, Juan Manuel Díaz, Ivonne Aquino o jóvenes como Lucas Romero Spinelli, entre otros, figuras del Gabinete que fueron convocados por sus conocimientos y ahora se prueban en la arena política, custodiados por una Legislatura que marca el norte.
La irrupción en el debate electoral del plan de Nación para transformar a Misiones en una cuenca productora de maíz con unas 250 mil hectáreas sembradas, marcó un punto de inflexión en el que nadie podrá hacerse el distraído. Es un debate hasta ahora dominado por organizaciones sociales y ambientales sin ataduras con partidos políticos y que, por eso mismo, los interpelan. Es fundacional, a la misma altura que las discusiones por la energía hidroeléctrica que vuelven a estar en la agenda.
En el Gobierno las voces vinculadas a la agricultura ya salieron a marcar distancia y el ministro de Ecología, Juan Manuel Díaz, aclaró que hace falta mucha más información del programa planteado por Agricultura Familiar de la Nación, como para admitir su discusión dentro de la provincia, por el uso de los agrotóxicos que trae aparejado.
El proyecto presentado por Jerónimo Lagier encuentra pocos defensores incluso en Cambiemos, donde optaron por el silencio. En cambio, el peronismo se manifestó en contra y en la Legislatura presentó una iniciativa para frenar la iniciativa -firmada también por Héctor Escobar-.
Pero es en las chacras donde más ruido hizo. “Se pone interesante , tal vez mi aporte no modifique actitudes ni formas de pensar: Pero si queremos una producción agropecuaria insumo dependiente y usar a la tierra como un sustrato casi (hidroponía) ya sabemos qué hacer. Claro, es otra actitud producir con un suelo vivo en este clima y ambiente especial y único en Argentina donde producimos alimentos que nutren a los seres vivos empezando por el suelo, los vegetales y los animales. Esto dará mucha mano de obra digna, todos formados, casi especialistas, con exportación sin aranceles. Todo depende de una política de Estado. Cambiará la motivación de muchos. Tecnología no nos falta”, indicó un histórico productor del norte misionero.
Ahora ¿en Santa Catarina -modelo a seguir según el plan de la Nación. están todos contentos? Esto escribió un productor del otro lado de la frontera al leer la columna Milho Quente publicada la semana pasada: “Aqui no Brasil a ganância humana está ultrapassando os limites da sensatez, pois estão matando a biodiversidade brasileira por dinheiro-”.
La ministra de Agricultura de Bolsonaro, Tereza Cristina, es conocida popularmente como “musa do veneno” por ser adepta al plantío con agrotóxicos.
Cuarenta nuevos productos comerciales con agrotóxicos recibieron permiso para llegar al mercado en los próximos días. El Ministerio de Agricultura publicó en el Diario Oficial de la Unión de Brasil del 10 de enero el registro de 28 agrotóxicos y principios activos. Entre ellos un adictivo inédito, el Sulfoxaflor, que ya causa polémica en Estados Unidos por la muerte de abejas.
De los 28 productos, uno es considerado extremadamente tóxico, el Metomil, ingrediente activo usado en agrotóxicos para algodón, papa, soja y maíz. Cuatro fueron calificadas como altamente tóxicos, catorce “muito perigosos” para el medioambiente y doce considerados “perigosos”.