La yerba mate es un árbol nativo que en su estado natural crece bajo la sombra del monte. Inspirados en esa dinámica, investigadores del INTA Montecarlo estudian cómo responde el cultivo a diferentes niveles de luz, con el objetivo de diseñar sistemas agroforestales más sostenibles que combinen yerba y árboles, cuidando el ambiente y mejorando la productividad.

En ensayos realizados junto a productores de Caraguatay, el equipo técnico —coordinado por las ingenieras Nardia Bulfe y Paola González— evaluó plantas jóvenes de yerba mate bajo tres condiciones: 30%, 60% de sombra y a cielo abierto. Los resultados fueron contundentes: con una sombra intermedia del 30%, las plantas lograron un 33% más de eficiencia que las que crecieron a pleno sol.

Además, en condiciones de sombra parcial, las hojas fueron más grandes y delgadas, una señal de adaptación que mejora el aprovechamiento de la luz y el crecimiento.

“Un manejo que combine yerba con árboles que aporten sombra mejora el rendimiento del cultivo y, al mismo tiempo, protege los recursos naturales”, destacaron las investigadoras del INTA Montecarlo.

Este tipo de sistemas no solo favorece el ambiente —al conservar biodiversidad, regular el microclima y proteger el suelo—, sino que también diversifica los ingresos de los productores al incorporar especies madereras como cultivo complementario.