Anna Park: Una historia de amor y sostenibilidad en cada mate
Anna Park la empresa misionera de yerba mate que sueña con un futuro orgánico
Annita tiene cien años y nos remite a una historia de amor entre Anna Nhylen y Erik Barney, dos inmigrantes suecos establecidos en Oberá, Misiones. Un amor pacientemente cultivado. Tal como lo es la yerba mate orgánica Anna Park, que en sincronía con la naturaleza, es cultivada con el más puro amor.
En 1923 el fundador de la empresa Anna Park, Erik Barney primero, se topó con un lugar sorprendente, dos bellas colinas rodeadas de tierra colorada, sin piedras. Lugarcito donde plantó el primer árbol y ocurrió el verdadero milagro del cielo; crecieron hojas, con propiedades excepcionales, energizantes y antioxidantes naturales, con vitaminas y minerales.
Su producción orgánica comenzó en los años 90, siempre fue selecta y limitada, el proceso de elaboración se prolonga por tres años y la cosecha se realiza cada dos años. Respetando el proceso biológico natural de la planta.
Una yerba mate única, con secado lento de barbacuá de cinta, sin humo y con sistema de combustión de alto rendimiento. Sus procesos de oreado y estacionamiento son únicos y privilegian el suelo y su calma. De suave sabor, leve amargor y buena duración en la cebada.
En su compromiso con la naturaleza su producción, no utiliza agroquímicos y tampoco agro tóxicos, como herbicidas, plaguicidas o fungicidas. La fertilización es natural, proviene de procesos de compostación de materia orgánica y harinas nutritivas. El riesgo asistido por goteo se obtiene con aguas puras de vertientes. Una elaboración realizada artesanalmente, según métodos implementados por los guaraníes en las épocas de las Reducciones.
La yerba orgánica Anna Park es la más elegida en el mercado, elaborada en Oberá, Misiones, y una de las pocas de producción limitada y por sobre todas las cosas con certificación orgánica. Todo el proceso de producción y elaboración sustentable lo hacen por convicción y tradición.
Una de las cosas más simples que marca la enorme diferencia de esta yerba con el resto, es la maduración de la hoja de la plata, que es gracias a tres años de procesos.
Desde la empresa entendieron que al cosechar la yerba cada dos años, las mismas tienen un proceso biológico más completo y con más propiedades, es decir que desde que la hoja brota en la planta hasta el día en el que se cosechan, pasan dos años, lo cual le da a la hoja un grosor y una consistencia totalmente diferente. A esto se le suma un año de estacionamiento de la hoja una vez canchada, y la suma de los tres años de procesos.
Buscando la correcta combustión y evitando las altas temperaturas que contaminan y son cancerígenos, esquivando de esta manera la contaminación con monóxido de carbono. Es la forma de producción la que caracteriza y diferencia un mate con yerba mate Anna Park, cuyo nombre es en memoria de Anna y Erik Barney. .
Su presentación es únicamente en paquetes de 500 gramos, exportan a los Estado Unidos y Australia, considerada la mejor yerba mate del mundo. Localmente se los puede adquirir en los mercados de Multi express o directamente de fabrica annaparkyerbamate@gmail.com.
Historia
La ciudad de Oberá es la tierra de los inmigrantes como bien se sabe, agrupa un grupo de inmigrantes agricultores llegados de Europa en diferentes épocas.
Después de la Segunda Guerra Mundial se produjo una intensa inmigración de alemanes, suizos, ingleses, daneses que constituyen unas 20 colectividades asentadas en Oberá.
Erik Barney nieto del fundador de la empresa Anna Park, es parte de la tercera generación de la familia Barney, en contacto con Economis contó cómo se inició esta empresa que sueña con un futuro orgánico. Se remonta a fines de 1800 cuando su bisabuelo Far Far viajó de Suecia hacia Alaska en busca de oro. Se hizo rico y volvió a Suecia, le dio parte de ese oro a Erik primero (fundador), abuelo de él más joven de los Erik, este recorrió el mundo en los veleros más grandes de cuatro mástiles.
Escapando de la guerra llegó al Puerto de Buenos Aires, donde se enteró que un grupo de Suecos se había asentado en la ciudad Misionera. Con el oro que le había regalado su padre compró dos chacras y se instaló en Oberá, y cada seis meses iba a Chile a trabajar en las minas de cobre para invertir lo ganado en más lotes de la tierra colorada, donde realizó las primeras plantaciones de yerba cuando lo llamaban Oro verde.
“América del Sur era para los Europeos que escapaban de la guerra, la tierra del futuro”.
Antes de venir a Argentina conoció a una tal Anna Nhylen en Estocolmo, habían quedado flechados y a menudo se escribían cartas durante mucho tiempo, hasta que Anna decidió venir a ver al amor de su vida. El plan funcionó a la perfección, vivieron felices y comieron perdices dice Erik. Fruto de ese matrimonio nacieron Eva, Erik segundo y su mellizo Ian ambos campeones sudamericanos e ingenieros.
Erik Barney segundo fue pionero en energías alternativas e ingeniero electromecánico, decano docente e investigador de la facultad de ingeniería, quien junto a su esposa María Rosa Fogeler antropóloga, decidieron crear la mejor yerba mate que el tiempo y el dinero pudieron realizar. Erik hijo se focalizó en la producción de la yerba mate orgánica, el cual lo inició en los años 90 y desde ahí fueron formando mercado.
“El genio de mi padre siempre dice “small is beatifull”, lo pequeño es hermoso. Hoy día él se encuentra destilando biocombustibles, haciendo ensayos para que los pequeños colonos que hoy pagan más de cuatrocientos pesos el gasoil puedan hacer sus propios combustibles”, contó Erik nieto.
Sostuvo también que hoy día hablan con el ejemplo, haciendo un producto premium de producción limitada, de años de proceso con certificación orgánica e internacional. “Mantenemos dos montes vírgenes en dos reservas privadas. Somos pequeños productores en un proyecto romántico casi inviable en Argentina”
“Somos una familia con principios de conservacionismo y estamos orgullosos de hacer lo que pensamos y decimos. Nuestro slogan es el futuro es orgánico. Como decía Ghandi somos el cambio que deseamos ver en el mundo”.
Cuidar la naturaleza no es una tarea fácil, pero desde Anna Park lo hacen con todo el amor del mundo, Erik nieto es la tercera generación de la familia Barney y Anna Park representa para él una joya que tiene que continuar y hacerla sobrevivir en el transcurrir del tiempo.
“Se siente un orgullo y una responsabilidad enorme. Admiración y respeto por los que vienen trabajando mucho por este proyecto. Se respira mucho amor”, destacó.
El anhelo de este joven Erik, es continuar en el tiempo, un sueño que depende de ellos culturizarse en la chacra con el conservacionismo. “Ver a mi hijo y a los hijos de mis hijos que sigan con esto que hacemos es un sueño”.
Informe Paola Czerevin