El cuidado de las cuentas públicas como política de Estado

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Pocos días atrás, la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales finalmente difundió los datos definitivos de las ejecuciones presupuestarias provinciales del año 2024, lo que permitió evaluar la situación de las cuentas públicas subnacionales y conocer con mayor profundidad el posicionamiento de ellas respecto a un año altamente volátil y con fuertes limitantes para las finanzas provinciales. Aunque parezca algo lejano el fin del 2024, no deja de ser un dato altamente relevante para entender no solo lo que pasó, sino lo que se viene.

En términos generales, el desempeño subnacional fue altamente positivo: en un año donde hubo una fuerte contracción de los ingresos (-12,7% real interanual), el gasto también tomó ese sendero (-15,1% real interanual), y esto provocó que el año cierre con superávits primario y financiero. En el caso del superávit primario, fue del 2,6% de los ingresos totales (mejorando respecto a 2023, que fue de 0,5%), mientras que el financiero fue del 0,9% de los ingresos totales (revirtiendo el resultado de 2023, que fue de -1,6%). En términos del PIB, el superávit primario fue del 0,4% del producto (0,1% en 2023) y el financiero del 0,1% del producto (-0,3% en 2023). Es decir, se mejoró de manera importante el desempeño de las cuentas públicas provinciales.

Vamos a detenernos particularmente en el caso de la provincia de Misiones. La provincia cerró el 2024 con ingresos por $2,63 billones y gastos por $2,62 billones. Ello generó que la provincia tenga un superávit primario por $8.913 millones (0,3% de los ingresos totales) y un superávit financiero por $4.467 millones (0,2% de los ingresos). En este último caso, es mejor que el registrado en 2023 (0,01% en ese año).

¿Cómo llegó Misiones a esos resultados? Para ello, cabe evaluar el desempeño de la ejecución presupuestaria. Veamos primero el caso de los ingresos: los totales, que fueron por $2,63 billones, tuvieron una caída del 12,3% anual en términos reales, lo que equivalió a una pérdida de unos $369.551 millones. El 99,7% del total corresponde a Ingresos Corrientes, cuya caída fue del 9,1% anual, y apenas el 0,3% corresponde a Ingresos de Capital, que registraron un descenso del 92,4%.
En términos relativos, los componentes del ingreso que tuvieron las mayores caídas fueron las transferencias de capital (-98,6%) y las transferencias corrientes (-61,0%), situación que se da como consecuencia del fuerte ajuste que aplicó el gobierno nacional sobre el financiamiento extracoparticipable a las provincias. Las bajas en esos dos conceptos explican, a su vez, el 54% de los fondos que perdió Misiones en el año. Los ingresos tributarios, principalmente por la fuerte recesión de la primera mitad del año, también tuvieron importantes bajas: -8,8% los de origen provincial y -8,1% los de origen nacional. En conjunto, perdieron unos $193 mil millones en el año. También se registraron bajas en las Contribuciones de la Seguridad Social (-1,2%), en los Recursos Propios de Capital (-20,3%) y en la Disminución de la Inversión Financiera (-33,0%).

Por el contrario, hubo dos conceptos al alza: los No Tributarios (principalmente por subas de regalías) crecieron 71,5% en términos reales (aportaron un excedente de $27 mil millones), y las Rentas de la Propiedad (por colocaciones financieras), un 10% (excedente por más de $2.500 millones).

En resumen: los dos componentes de los ingresos que tuvieron subas aportaron unos $29.832 millones, pero el resto tuvo caídas por un total de $399.384 millones, redondeando el saldo final negativo para la provincia de $369.551 millones perdidos en el año 2024.

Vamos al gasto. La provincia registró erogaciones por $2,62 billones. De ese total, el 94,5% correspondió a Gastos Corrientes (que sufrieron una caída del 7,0% anual) y el 5,5% a Gastos de Capital (que se contrajeron 56,5%). Solamente entre el pago de salarios y las transferencias corrientes se destina el 84% del gasto total de la provincia, y en 2024 tuvieron realidades dispares: mientras que el gasto en personal cayó un 18%, las transferencias corrientes crecieron 9,3%, empujadas principalmente por los envíos al sector público y a los municipios. Este fue el único concepto que tuvo subas dentro del gasto misionero del año 2024.

Luego, otros componentes como los Bienes de Consumo y Servicios (-18,7%), Prestaciones de la Seguridad Social (-13,6%) e Inversión Real Directa (-59,2%) mostraron considerables recortes. A su vez, también cayó el gasto destinado al pago de intereses de la deuda (-69,5%). Por ende, el gasto se achicó de manera importante en casi todos los componentes que lo forman, aunque con razones distintas: en la obra pública, naturalmente, tiene su impacto por el desfinanciamiento nacional; en los servicios de la deuda, por desendeudamiento; en lo salarial, por impacto recesivo.

A raíz de lo detallado, el recorte del gasto público fue por $373.866 millones en 2024, un poco más fuerte de lo que fue la pérdida de ingresos. Si quisiéramos tomar la lógica de la prudencia fiscal, es correcto indicar que Misiones no solo no gastó (a cuenta) lo que perdió por baja de ingresos, sino que además recortó genuinamente el gasto en unos cuatro mil millones más. Esto no es menor para pensar en lo que puede deparar un 2025 con expansión del gasto, pero sobre eso vamos a volver después.

Previo a seguir con el detalle de los resultados fiscales, comparemos el desempeño de ingresos y gastos respecto a las otras provincias de la región del NEA. En relación con los recursos, la caída misionera fue la segunda más leve: queda adelante de Corrientes con -11,5%, pero detrás de Chaco (-16,1%) y Formosa (-19,4%). En estas dos últimas, impactó más profundamente la merma en las transferencias nacionales extracoparticipación, dado que fueron dos distritos altamente beneficiados en años anteriores. Respecto al gasto, la caída misionera fue la más leve: es decir, fue la provincia del NEA con el menor ajuste del gasto, en un contexto donde todas han tenido recortes importantes. En este punto, se destaca que Misiones fue la provincia donde más cayó el gasto destinado a pagar intereses de deuda (punto positivo), y fue la única donde crecieron las transferencias al sector público y municipios; sin embargo, estuvo entre las que más recortó erogaciones destinadas a inversión.

Sigamos con el detalle misionero, viendo ahora los resultados fiscales. En primer lugar, el resultado económico/operativo (ingresos corrientes menos gastos corrientes) marcó superávit por $140.723 millones, equivalente al 5,4% de los ingresos corrientes, un resultado positivo aunque algo menor que en 2023 (fue 7,5%), lo que era previsible a la luz de la caída de los ingresos. El resultado primario (es decir, ingresos totales menos gasto primario, que excluye intereses) presentó superávit por $8.913 millones (0,3% de los ingresos totales, cuando en 2023 había sido del 0,5%) y el resultado financiero (que incluye los intereses de la deuda) presentó superávit por $4.467 millones, equivalente al 0,2% de los ingresos, mejorando respecto a 2023, cuando fue 0,01%. La diferencia en este último caso, que explica la mejora contra 2023, fue el hecho de que los pagos de intereses no solo cayeron fuerte contra ese año, sino que incluso fueron nominalmente inferiores, un fuerte hito en el sendero de desendeudamiento.

De este modo, Misiones acumula tres años consecutivos con superávits financieros y llega a cinco de los últimos siete con ese resultado, ubicándose como una de las provincias con mayor sostenibilidad de las cuentas, logro no menor si se consideran las fuertes volatilidades que tuvo el país en 2018 y 2024: crisis cambiaria, recesión, disparada inflacionaria, pandemia, recuperación, nueva disparada inflacionaria, devaluación y nueva recesión.

Más atrás decíamos que Misiones no solo no gastó lo que perdió por baja de ingresos, sino que aplicó un recorte genuino del gasto, aspecto clave para delinear políticas en este 2025 que, se supone, será expansivo debido a que las provincias recuperarán gran parte de los recursos perdidos el año pasado (por fin de la recesión, principalmente), y ello permitirá volver a volcar recursos en áreas que quedaron más postergadas (como la inversión pública), pero con un saneamiento de las cuentas más fortalecido por haber cortado gastos superfluos que no solo garantizan sostener presupuestos equilibrados, sino también ser más eficientes en poner el peso donde más se necesita: ahí va a estar la clave de la recuperación económica local.

A la par de haber cerrado el 2024 con superávits en las cuentas públicas, también hubo otro dato, vinculado, que conocimos estos días: Misiones tiene en la actualidad el menor nivel de deuda pública desde, por lo menos, 1996. Con un stock total de $78.038 millones al 31 de diciembre de 2024, no solo bajó fuerte la deuda respecto al 2023 (-41,7% en términos reales), sino que se ubica además muy por debajo de todos los años previos. Para tener una idea más gráfica de esto: entre 1996 y 2000, el stock promedio (medido a precios de 2024) estaba en torno a los $501.604 millones, mientras que el stock actual está 84% debajo de ese nivel. El pico máximo de la deuda misionera se dio en el año 2002, a raíz de la devaluación tras la salida de la convertibilidad, que impulsó fuertemente la deuda provincial tomada a mediados de la década de los 90: a precios de 2024, la deuda de ese año equivale a unos $1.244.773 millones (es decir, 1,2 billones de pesos actuales), por lo que el stock de 2024 se posiciona 94% por debajo.

Es notable observar el proceso: desde 2002 a 2024, la deuda registrada al final de cada año es inferior a la del año previo, con la sola excepción del 2016 (por devaluación tras la salida del cepo y por crédito con ANSES).

Particularmente en 2024, el stock total cayó 41,7%, con diferente fuerza según el acreedor: con el gobierno nacional, -69%; con el Fondo Fiduciario de Desarrollo Provincial, -100% (se canceló por completo el pasivo); con Bancos, -88,0%; en Títulos Públicos, -19,9%; y con Organismos Internacionales, -78,1%. El único con el que creció la deuda en 2024 fue con el Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional (FFFIR), que se alzó en 2,8% anual, pero acá viene lo relevante: ese pasivo (que alcanzaba los $14.292 millones) se canceló totalmente el pasado martes 15 de abril vía firma del Convenio del Régimen de Extinción de Obligaciones Recíprocas con la Nación, mecanismo por el cual Misiones resultó acreedora neta con la Nación.

Con esto en consideración, la deuda misionera en la actualidad está en niveles aún menores que los que nos muestran los datos recientemente publicados, dando un nuevo paso en el fortalecimiento del proceso que permitió que en 2024 Misiones sea la provincia con el sexto menor stock de deuda del país, la quinta con la menor deuda medida per cápita y la quinta con el menor nivel de stock respecto a los ingresos totales de la provincia.

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Porto Alegre declara emergencia sanitaria por epidemia de dengue

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Porto Alegre enfrenta una grave crisis sanitaria tras declarar el jueves 17 de abril una situación de emergencia en salud pública debido a una epidemia de dengue que ya ha dejado casi 20.000 casos sospechosos y 4.300 confirmados en 2025, incluyendo dos muertes. ​

El decreto, firmado por el alcalde Sebastião Melo y publicado en el Diario Oficial de la capital, permite agilizar la adquisición de insumos, prorrogar contratos, reasignar personal y suspender licencias de servidores municipales involucrados en el combate a la enfermedad. ​Como parte de las medidas de emergencia, se inauguró un hospital de campaña junto a la Unidad de Pronto Atendimento (UPA) Moacyr Scliar, en el barrio São Sebastião, en la Zona Norte de la ciudad. La estructura, operada por el Grupo Hospitalar Conceição (GHC), cuenta con 30 camas y funcionará las 24 horas del día, incluyendo durante el feriado extendido de Pascua y Tiradentes. El hospital está destinado al tratamiento de casos leves de dengue, enfocándose en la hidratación de los pacientes, ya sea por vía oral o mediante suero intravenoso.

La Zona Norte concentra casi la mitad de los casos de dengue en la capital, con más de 4.300 casos registrados hasta el momento. La situación se agrava por la circulación del serotipo DENV-3, que tiene el potencial de causar cuadros más graves de la enfermedad. 

​El secretario municipal de Salud, Fernando Ritter, destacó que el decreto de emergencia permite acelerar procesos y acciones que antes eran más burocráticos, ante la situación aguda que se vive actualmente.

Las autoridades locales hacen un llamado a la población para que colaboren en la eliminación de criaderos del mosquito Aedes aegypti, vector del dengue, y para que reciban a las brigadas sanitarias en sus domicilios. Además, se han habilitado líneas telefónicas para denuncias y consultas relacionadas con la enfermedad. ​

La emergencia sanitaria en Porto Alegre pone de manifiesto la necesidad de una respuesta rápida y coordinada para contener la propagación del dengue y proteger la salud de la población.​

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Tacuapí Lodge: dos décadas de turismo de naturaleza

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Enclavado en el corazón de las Sierras Centrales, sobre el Corredor Verde de Misiones, Tacuapí Lodge cumple 20 años como referente pionero del turismo sustentable en la región. Rodeado por 100 hectáreas de selva preservada y con un modelo de ocupación pensado para generar el menor impacto ambiental posible, este refugio natural conjuga experiencia, conservación y confort en estado puro.

A diferencia del turismo convencional, Tacuapí ofrece una experiencia profundamente conectada con el entorno. Sus cabañas —distribuidas con un promedio de entre 4 y 5 hectáreas por persona alojada— brindan privacidad, silencio y armonía con la naturaleza. Para celebrar sus dos décadas, el lodge ya prepara promociones especiales y descuentos de hasta el 20% para el próximo mes de agosto.

La historia comenzó en 2004, cuando Julio Benítez y su esposa Alejandra, ambos viajeros apasionados por la naturaleza, decidieron fundar un espacio de alojamiento que fuera coherente con sus ideales. Tras recorrer en travesía 4×4 destinos como Moconá, Iberá, Iguazú, el Pantanal y Machu Picchu, sintieron que era hora de crear algo propio, sin cruzar el continente: un lugar auténtico, en plena selva misionera.

“En los años 90, Misiones no ofrecía alojamientos verdaderamente inmersos en la naturaleza. Había hoteles en los pueblos, pero nada que te permitiera vivir la selva desde adentro”, recuerda Julio. Ese vacío fue el germen de un proyecto que con el tiempo se convirtió en una empresa familiar con identidad y misión clara.

Tacuapí Lodge abrió sus puertas en 2006, tras un año de construcción lleno de desafíos. Hoy, no es solo un emprendimiento turístico, sino una propuesta de vida que sus hijos también abrazaron. En 2008, su singularidad atrajo a una productora alemana que filmó allí un reality show, y desde entonces sigue siendo elegido por productores audiovisuales que buscan escenarios selváticos reales y accesibles.

El reconocimiento llegó también en 2015, con la certificación en Turismo Sustentable otorgada por Rainforest Alliance, un hito que validó su compromiso con el ambiente y la comunidad. Para alcanzarla, Tacuapí debió cumplir exigentes criterios: gestión de residuos, control de huella de carbono, vinculación con comunidades aborígenes y proveedores locales, formalización laboral y cumplimiento de todas las normativas fiscales.

“No se trata solo de estar en un lugar lindo. Hacer turismo sustentable exige mucho más: implica responsabilidad, inversión continua y un enfoque empresarial serio”, subraya Benítez. De hecho, buena parte del personal que integra su equipo fue formado localmente, con énfasis en valores, sostenibilidad y adaptación al entorno.

“Prefiero contratar a personas de la zona. Tienen sabiduría natural: saben leer el clima, entienden el ritmo del monte. Un chef local conoce los productos y sus ciclos; un guía nativo interpreta la selva de otro modo. Esa experiencia es irremplazable”, dice.

Además de generar empleo directo, el lodge también impulsa el desarrollo de la economía local a través de alianzas con pequeños productores, mujeres emprendedoras que brindan servicios como lavandería externa —una opción elegida para reducir el uso de productos contaminantes dentro de la reserva— y proveedores de insumos regionales para su restaurante.

Las propuestas para los visitantes van desde senderismo interpretativo, rappel, cascadas y avistaje de aves, hasta viajes 4×4 a destinos como Machu Picchu o el Pantanal, siempre con seguros para pasajeros y empleados, y bajo un marco de seguridad responsable.

Tacuapí también forma parte de la Ruta de las Aves, un circuito que en los últimos años ganó notoriedad, aunque ornitólogos de Alemania, Holanda y Francia ya visitaban el lodge hace más de una década. “Tenemos reservas todos los años de turistas extranjeros que vienen a observar especies específicas. La selva preservada y los registros en blogs especializados nos posicionan entre los mejores destinos para birdwatching”, apunta Julio.

A pesar del reconocimiento, señala que en Argentina aún se confunden conceptos. “Muchas veces se cree que un lodge es simplemente una cabaña más. Pero no. Un lodge es un refugio inmerso en un entorno natural, lejos de la ciudad, con servicios de alto nivel y una filosofía de sustentabilidad real. Y eso tiene un costo”, advierte.

La diferencia de Tacuapí está a la vista: cabañas construidas con maderas implantadas y nativas, diseño respetuoso del ecosistema, alimentación regional de estación, visitas a comunidades originarias, agua potable con bajo contenido de cloro, energía, internet, aire acondicionado, calefacción, piscina con jacuzzi… Todo esto en medio de una selva viva y protegida.

“Cuando logramos la certificación de Rainforest Alliance supimos que íbamos en la dirección correcta. El mundo pide esto: naturaleza, autenticidad y responsabilidad”, concluye.

Hoy, con las hectáreas propias y alianzas con vecinos de Alemania e Italia que también preservan sus tierras, Tacuapí Lodge es un escudo contra el avance de la agricultura intensiva, los desmontes y la caza furtiva. Es, en definitiva, un ejemplo de que es posible hacer turismo con conciencia, sin resignar confort ni belleza.


Contacto
🌐 Sitio web: www.tacuapi.com.ar
📸 Instagram: @TacuapiLodge
📞 Teléfonos: +54 3743 15501645 / 3743 422484

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Gaza contra Hamás: el nuevo frente interno

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El 7 de octubre de 2023 se abrió un nuevo y funesto capítulo en la conflictividad entre el Estado de Israel y las organizaciones de resistencia palestina. Comenzó así la denominada “Guerra en Gaza”, un combate directo y encarnizado entre Israel y Hamás, organización considerada terrorista por gran parte de la comunidad internacional. En este contexto, surge un hecho inesperado: los propios habitantes de Gaza, una región reducida a ruinas, comenzaron a alzar su voz contra Hamás.

En las democracias occidentales protestar es un derecho, una práctica común del ejercicio cívico. En los regímenes autoritarios, en cambio, levantar la voz se paga con la muerte. Pero ¿cómo se rebelan los civiles contra un grupo armado considerado terrorista? La pregunta es inquietante y plantea un escenario de incertidumbre.

Hamás bajo crítica

Desde el inicio del conflicto murieron más de 50.000 personas y Gaza quedó prácticamente devastada. Israel golpeó con fuerza a Hamás, que hoy está acorralado. La ayuda humanitaria no llega y la población sobrevive en condiciones desesperantes. En ese marco, comenzaron las manifestaciones. Sin tintes ideológicos ni religiosos, son protestas nacidas del dolor de un pueblo al que le han destruido su vida por completo.

“¡Fuera Hamás!”, rezan los carteles y gritan los manifestantes con furia contenida. Hamás gobierna Gaza con mano de hierro desde 2007, pero nunca había enfrentado una crisis de autoridad como la actual: derrotas militares, cuestionamientos internacionales y ahora, el rechazo de su propia gente, en una suerte de primavera palestina.

Este rechazo no implica un acercamiento a Israel. Simplemente, los gazatíes entienden que mientras Hamás exista, habrá guerra. No pueden protestar ante Israel porque no serán escuchados, ni siquiera por la comunidad internacional. Y saben que Netanyahu irá hasta el final: erradicar a Hamás es parte de su política y su narrativa.

Los habitantes de Gaza no reniegan de la causa palestina. La sienten, la padecen. Pero ya no creen que Hamás los represente. Entre sus errores más graves se cuentan la falta de protección de las zonas civiles, la nula apertura internacional y el manejo fallido de los rehenes israelíes. La desconexión con su pueblo es cada vez más evidente.

Gaza post Hamás

¿Qué pasaría si estas protestas triunfan? ¿Si Hamás deja el poder? No es probable que eso ocurra sin una fuerte presión, pero el mero hecho de imaginarlo ya plantea múltiples escenarios.

Hamás no abandonará Gaza voluntariamente: hacerlo significaría perder el escaso crédito que aún conserva. Pero si cae, lo que se abre es una enorme disputa por el poder.

Una posibilidad, la más utópica, es la convivencia de dos Estados: Israel y Palestina. Para ello, Hamás debería desaparecer y Gaza dejar de ser una zona de influencia iraní. También podría tomar fuerza la Autoridad Palestina, aunque sin apoyo internacional no tiene viabilidad.

Otra hipótesis es el surgimiento de un sistema de clanes o emiratos, como sucedió en otros países árabes. Esta vía requiere financiamiento y legitimidad para evitar el caos. La peor alternativa para Gaza sería quedar bajo control israelí, lo que sepultaría la idea de un Estado palestino independiente.

También podrían intervenir países como Egipto o Qatar para la reconstrucción, aunque eso no garantiza estabilidad. De hecho, la salida de Hamás podría abrir la puerta a otras organizaciones extremistas como Hezbolá. Por eso Israel mantiene múltiples frentes abiertos.

Sea cual sea el futuro, quien gobierne Gaza después de Hamás necesitará algo clave: fuerza militar. Sin armas no hay control posible. Y sin control, no hay diálogo ni paz. Si la transición cae en manos de otra organización violenta, solo se renovará el ciclo del terror.

Gaza ya no tiene nada que perder. Lo ha perdido todo. Solo le queda reconstruirse, en medio del fuego cruzado entre la potencia militar israelí y la amenaza permanente de Hamás. Un pueblo atrapado entre propios y ajenos, que hoy se atreve a gritar, aunque sea en voz baja, por un poco de paz.

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¿Qué significa realmente el trabajo sostenible? 

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Escribe Dominique Méda / ILO Org – Sobre la base del último número especial de la Revista Internacional del Trabajo, este blog explora por qué repensar el papel del trabajo es clave para promover la justicia social, el empleo decente y la sostenibilidad ambiental en el mundo cambiante de hoy.

El número especial de la Revista Internacional del Trabajo sobre el trabajo sostenible marca un momento importante en el esfuerzo en curso por redefinir lo que significa que el trabajo sea verdaderamente sostenible. Esta colección de investigaciones de vanguardia va más allá de las discusiones convencionales sobre la protección del empleo y el trabajo decente, ofreciendo una visión audaz e interdisciplinaria que integra las dimensiones económica, social y ecológica. En un momento en el que los mercados laborales están siendo remodelados por el cambio tecnológico, las crisis climáticas y las expectativas cambiantes de los trabajadores, las perspectivas presentadas aquí son más urgentes que nunca.

Durante décadas, la legislación de protección del empleo se ha debilitado en favor de la flexibilidad del mercado laboral, pero estas reformas a menudo no han tenido en cuenta las implicaciones más amplias para los trabajadores y la sociedad. Este número especial presenta una perspectiva crucial y oportuna: el trabajo sostenible no consiste simplemente en asegurar puestos de trabajo o mejorar las condiciones, sino en replantear el papel fundamental del trabajo en la vida humana. Nos desafía a ir más allá de los estrechos debates políticos y, en su lugar, plantearnos preguntas más profundas: ¿Qué tipos de trabajo contribuyen al florecimiento humano? ¿Cómo debe organizarse el trabajo para garantizar la sostenibilidad a largo plazo? ¿Y qué papel deberían desempeñar los propios trabajadores en la toma de estas decisiones?

Una de las contribuciones clave de este número especial es su exploración de la evolución del trabajo sostenible como concepto. Inicialmente enmarcado dentro de una perspectiva socio-técnica, se preocupó principalmente por mitigar la intensificación del trabajo. Con el tiempo, sin embargo, la dimensión ecológica, que era débil incluso en las primeras investigaciones, desapareció casi por completo. Los artículos presentados aquí rechazan esta omisión, argumentando que el trabajo sostenible no puede entenderse plenamente a menos que reconozcamos el agotamiento de los recursos humanos y naturales como crisis interconectadas. El trabajo sostenible, tal como se concibe en este número, integra la sostenibilidad social y ecológica, amplía los límites de lo que consideramos trabajo y reconoce las interdependencias mundiales que dan forma a las condiciones laborales actuales.

Las propuestas que se presentan en estos artículos son ambiciosas. Van más allá del enfoque tradicional en “empleos verdes” y “trabajo decente” para reclamar una repolitización del trabajo en sí. Como argumentan Herzog y Zimmermann en su contribución, el trabajo sostenible debe abarcar tanto las actividades productivas como las reproductivas, es decir, las que sustentan la vida humana y el medio ambiente, al tiempo que fomenta las capacidades que permiten que los individuos y las sociedades prosperen. Esto significa dar a los trabajadores una voz no solo en la forma en que trabajan, sino también en lo que se produce y con qué propósito. Significa replantearse la gobernanza empresarial, los derechos laborales y las estructuras económicas para garantizar que el trabajo sirva a objetivos sociales y ecológicos más amplios.

Esto plantea preguntas apremiantes: ¿Cómo pueden los trabajadores participar en la deliberación colectiva sobre la naturaleza de su trabajo? ¿Qué marcos jurídicos se necesitan para hacer del trabajo sostenible una prioridad mundial? ¿Se pueden democratizar las empresas de manera que empoderen a los trabajadores para que den forma tanto a sus condiciones como al impacto de su trabajo? ¿Y qué papel deben jugar los sindicatos en esta transformación? Los artículos de este número especial ofrecen una base sólida para abordar estos debates críticos.

En esencia, este número especial es un llamado a un replanteamiento fundamental del trabajo, uno que reconozca las profundas conexiones entre la producción económica, el bienestar social y la sostenibilidad ambiental. Al ampliar y perfeccionar el concepto de trabajo sostenible, estas contribuciones allanan el camino para políticas laborales y prácticas laborales que no se limitan a mitigar el daño, sino que contribuyen activamente a un mundo más justo y habitable. El ILR se enorgullece de presentar este número especial como una contribución histórica al campo, y esperamos que inspire más investigación, innovación política y cambios significativos.

Dominique Méda, Profesor de Sociología y Director de IRISSO, Universidad de París Universidad de Investigación Dauphine-PSL

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