La Lechuza Ecolodge, generando conciencia del cuidado ambiental a través del turismo
El turismo ha sido uno de los factores de emprendedurismo más activo en los últimos tiempos en la Provincia de Misiones, resaltando su biodiversidad que es elegida por muchos visitantes a la hora de descansar de la rutina de la ciudad, actividad que aporta al crecimiento económico y sociocultural de la región.
Economis se comunicó con los dueños de la granja La Lechuza Ecolodge, ubicada en General Alvear, ubicado dentro del Departamento de Oberá, un proyecto familiar centrado en la agricultura ecológica y la preservación de la selva misionera. La acogedora granja inició sus actividades en el año 2011 en un terreno previamente utilizado para aeromodelismo, monocultivo de pino, y selva secundaria, con el pasar del tiempo fue evolucionando a una área natural protegida. Su principal fuente de ingreso viene del agroturismo ya que sus dueños consideran que esta es una manera de unir la conservación y la agricultura sostenible.
Javiera Rulli propietaria de La Lechuza, mujer argentina criada en el extranjero, volvió a vivir a Misiones siendo adulta, casada con el suizo Retos Sondereguer con quien tiene tres hermosos hijos, del cual solo el menor de ellos es misionero. “Cuando compramos la chacra en el año 2011 nos encontramos con un suelo que estaba muerto, muy compactado, una chacra de 22 hectáreas, del cual 7 de ellas era pino. Lo que nos atrapó desde el principio fue que tenía dos arroyos, el bicudo y el agua birova que son dos limites, y a lo largo de los arroyos había una franja de selva que dejaba ver un paisaje muy bello”.
Una década fue el tiempo que les llevó reconstruir el suelo degradado por la compactación hecha en el suelo, y lograr implementar un diseño de granja. Actualmente en la zona donde estaban los pinos tienen potreros, y donde estaba la pista tienen cultivos. Se ha convertido en una granja con mucha diversidad, con vacas, cabras, ovejas y animales pequeños como gallinas, patos, gansos y pavos. “No tenemos gran cantidad pero sí gran variedad, apostamos a la diversidad y la complejización del diseño productivo”.
En ecolodge ofrecen un servicio turístico con una experiencia agroecológica, que es en realidad compartir el estilo de vida diaria de sus dueños. “Lo que nosotros ofrecemos como servicio turístico es compartir nuestro día a día, tenemos en el casco de la granja tres unidades que son tres cabañas con piletas, todo en un pequeño complejo turístico donde el huésped puede estar cómodo, y además tener la experiencia de vivir en una granja, desayunar una leche recién ordeñada, recoger huevos, alimentar a los conejos, además conocer y disfrutar de la chacra. Con una opción de menú from the farm to the table, es decir, de la chacra a la mesa, gastronomía que caracteriza el lugar, consumiendo alimentos de producción propia, ensaladas y frutas frescas, hago la preparación de vinagres caseros con frutos nativos, cosechó hongos que los utilizó después en salsas, ofrecemos carnes rústicas, de conejo, chivo, pavo pastoril y cordero, jugando con recetas variadas para usar ingredientes de la chacra, y si no me abastezco con mi producción compro de otros productores locales”.
El trabajo en la granja siempre es pensado en no afectar la naturaleza que rodea el predio, precisó Javiera, es por ello que además de la energía solar, tienen ruedas de agua en los arroyos que suben el agua para el riego. Además los baños están conectados con biodigestor, realizan diversificación de la basura, y las leñas que usan vienen de la poda de los árboles de la granja, si se necesita más utilizan los desechos de los aserraderos. “En las 12 hectáreas de la selva que bordean los arroyos hemos hechos senderos para que los visitantes puedan ir a bañarse, recorrer, escuchar el canto de los pájaros, descansar, y en las horas de calor puedan ir a los saltos, la idea no es un turismo masivo sino íntimo de pequeña escala que no sea intrusivo, que no genere un impacto alto en el paisaje y la fauna. Personalmente buscando una conexión con la naturaleza”.
Rulli sostuvo que a través del turismo buscan generar conciencia acerca de la alimentación y la producción saludable como así también el cuidado del medio ambiente, “realizamos turismo educativo, para que los niños conozcan lo que realmente es una chacra en actividad productiva, y buscamos ofrecer una mirada que combina la conservación de la selva, produciendo alimentos saludable”.
Conjuntamente realizan talleres, eventos educativos y festivos teniendo una grilla que van generando, y que les permite interactuar con otros profesionales. Adjuntando a sus actividades la cosmética natural, Javiera aseguró que la visión a futuro es lograr que La Lechuza se convierta en un centro social, un epicentro generador de ideas y nuevas tecnologías. Abogando por un turismo sostenible que aporte a la sociedad en una experiencia constructiva.
La señora Rulli junto a su familia hace dos años que se dedican al turismo, labor que les permitió poner mayor énfasis en la conservación, logrando este año ser declarados Área Natural Protegida, teniendo el 56% de la superficie de lo que es el área de selva que se está recomponiendo. “Somos muy privilegiados de vivir en una provincia que tiene selva, somos guardianes de toda esta gran biodiversidad, y hay que darle una vuelta para dejar de usar venenos e incluir servicios que nos puedan dar una mejor calidad de vida. Tener selva, es tener protección del cambio climático, es tener agua, entonces este es un turismo educativo muy importante que busca transmitir ese mensaje de conciencia a las nuevas generaciones”.