Cirugía de costos y alianzas estratégicas: las claves de Gustavo Lazzari para los empresarios de Misiones
En una entrevista con Economis el empresario y economista Gustavo “Lacha” Lazzari planteo cuales deben ser las estrategias para enfrentar la competencia y optimizar costos en la economía misionera que deben realizar los empresarios locales.
Tras ser uno de los oradores del Ateneo organizado por la Fundación para la Investigación y Extensión de las Ciencias Económicas (FIECE) donde se debatió los desafíos y oportunidades que enfrenta la economía argentina, con un foco particular en Misiones. Durante el encuentro, empresarios, profesionales y estudiantes exploraron las transformaciones necesarias para adaptarse a un contexto cada vez más competitivo. En este marco, el economista y empresario Gustavo “Lacha” Lazzari compartió su visión sobre las estrategias clave para los empresarios de la región.
La “cirugía de costos”, una herramienta fundamental
Según Lazzari, la recomendación principal para los empresarios es implementar una “cirugía de costos” que aborde dos frentes:
- Tranqueras adentro: Mejorar la eficiencia operativa, reducir costos internos y potenciar la innovación. “Es clave identificar en qué se puede mejorar, ya sea en los procesos productivos o comerciales, para alcanzar la máxima eficiencia”, explicó.
- Tranqueras afuera: Exigir políticas que reduzcan la carga impositiva y los costos externos. Esto incluye dialogar con municipios, provincias y la Nación para crear un entorno más competitivo. “No sirve ser eficiente internamente si las trabas y costos externos terminan ahogando al empresario”, agregó.
Colaboración y alianzas estratégicas: el futuro del empresariado
Lazzari destacó la importancia de formar clústeres o alianzas estratégicas para lograr economías de escala y enfrentar la competencia extranjera, especialmente de Brasil y Paraguay. “Antes veíamos a los otros empresarios como competidores, pero hoy el enemigo está afuera. La clave es trabajar juntos“, enfatizó.
Para ejemplificar, mencionó que en su sector (la industria del cerdo), los productores han comenzado a asociarse en distintas etapas de la cadena de valor, desde la producción de maíz hasta la faena y distribución. Esta estrategia podría replicarse en sectores clave de Misiones, como la producción yerbatera. “Los secaderos, los productores y las primeras etapas de industrialización deberían trabajar en convenios y alianzas estratégicas. Es un cambio cultural necesario”, señaló.
Un cambio cultural en marcha
El economista subrayó que este cambio implica superar viejas barreras culturales y asumir una postura proactiva. “Hay que dejar de lado los recelos entre empresarios y construir relaciones de confianza. La competencia no está entre nosotros, sino en el mercado global“, explicó.
También instó a los empresarios a participar más activamente en cámaras de comercio y en el diálogo político, para visibilizar los problemas que enfrentan y buscar soluciones conjuntas. “El contexto ha cambiado: ya no alcanza con adaptarse a una economía cerrada. Hoy necesitamos estrategias colectivas para competir en un mercado abierto y globalizado“, concluyó.
“La cancha embarrada nos condena a la pobreza”
Tras la disertación de Gerardo Alonso Schwars, que se centró en las posibilidades macroeconómicas analizadas desde la IERAL, Fundación Mediterránea, el economista Gustavo “Lacha” Lazzari se explayó durante casi tres horas sobre la economía del país y el futuro en este cambio de época. Partió desde la “cancha embarrada” que se vive hace 70 años con 13 recesiones y continuos cambios de normas a la proyección de lo que se viene en el país.
“El problema no son los recursos, es el sistema”
En su primera visita a la provincia en rol de economista (reconoció que vino en otras ocasiones de vacaciones a Puerto Iguazú) Gustavo “Lacha” Lazzari, ofreció una disertación que combinó análisis crítico con reflexiones personales sobre la situación económica y social del país. “Dios fue generoso con la Argentina y, en especial, con Misiones. Tienen todos los motores necesarios para prosperar: recursos, gente y una iniciativa privada espectacular, aunque aplastada por un sistema feudal que no funciona”, afirmó contundente.
Lazzari, crítico declarado del sistema impositivo argentino, no escatimó en palabras para señalar a su “enemigo número uno”: el impuesto a los Ingresos Brutos. Según él, este tributo, sumado a un marco normativo asfixiante, ha sido clave para llevar al país a su estado actual de estancamiento. “Argentina tiene lo necesario para salir adelante, pero nos falta lo básico que Adam Smith ya mencionaba en 1776: paz, impuestos bajos y una administración de justicia razonable”, agregó.
Durante su charla, Lazzari reflexionó sobre un fenómeno generacional que, según él, sintetiza el estado de ánimo del país. “Antes, los chicos pedían bicicletas, Barbies o pelotas. Hoy piden pasaportes europeos. Eso muestra que nuestra juventud no ve futuro en Argentina. Buscan países con reglas claras, donde el mérito es la clave del progreso, y no la cancha embarrada que enfrentan aquí”, señaló.
Lazzari también hizo hincapié en la doble crisis que enfrenta Argentina: una macroeconomía rota y una microeconomía bloqueada. Según su análisis, esto ha creado un clima en el que las pequeñas y medianas empresas, históricamente el motor del país, están al borde del colapso. “Hemos perdido una generación de emprendedores, y eso no es solo un problema económico, sino también cultural y aspiracional”, lamentó.
El economista lanzó una comparación histórica para ilustrar el retroceso argentino. “Hace 100 años, Argentina duplicaba en indicadores relevantes a América Latina. Hoy, nos conformamos con medirnos con los niveles más bajos. Eso revela no solo una caída económica, sino también un deterioro cultural”, dijo.
“Argentina vivió el 33% de los últimos 70 años en recesión”
Con un estilo descontracturado y coloquial, Lazzari abordó temas como las recesiones recurrentes, la inflación y los ajustes necesarios en el marco del nuevo gobierno.
“Primero, un ejercicio psicológico: somos inmortales. Hemos sobrevivido a 13 recesiones desde 1950, y aquí estamos”, comentó. Con un gráfico en mano que resumía las crisis económicas de los últimos 70 años, Lazzari destacó que el 33% de ese tiempo el país estuvo en recesión. “La clave está en cambiar las condiciones, porque si logramos eso, hay futuro”, afirmó.
Uno de los puntos más relevantes de su exposición fue el análisis de la hiperliquidez y la amenaza de una hiperinflación al inicio de la gestión actual. Según Lazzari, “en diciembre de 2023, la Argentina tenía cuatro veces más base monetaria de lo necesario, lo que ponía al país al borde de una explosión inflacionaria”. En su estilo característico, describió cómo el Banco Central implementó una política de absorción monetaria para evitar el colapso.
“Lo que estamos viendo no es solo un ajuste macroeconómico, sino una reforma integral que apunta también a la microeconomía”, señaló. Lazzari enfatizó que el gobierno enfrenta una “crisis terminal” tanto en lo macro como en lo micro, con un mercado laboral bloqueado y un déficit fiscal crónico que históricamente ha sido financiado con emisión monetaria descontrolada.
“En los últimos 12 años, el empleo privado creció apenas un 7%, mientras que se generaron tres empleos públicos por cada empleo privado. Eso es insostenible”, argumentó. Además, criticó la baja cantidad de empresas activas en el país, comparándola desfavorablemente con otras economías regionales como Chile y Brasil.
Para Lazzari, el desafío del gobierno no solo radica en estabilizar las finanzas públicas, sino en generar condiciones para el desarrollo del sector privado. “La reforma debe ser integral. Si solo ganamos tiempo y no cambiamos nada, estamos repitiendo el ciclo peronista: pedir préstamos, patear la deuda y volver al mismo punto de partida”, concluyó.
La motosierra y la licuadora: claves para entender la economía argentina
Durante su intervención, Gustavo “Lacha” Lazzari utilizó metáforas como la motosierra y la licuadora para describir el proceso de ajustes económicos que enfrenta Argentina. Según Lazzari, los ingresos se recortarán debido a la contracción del gasto público, mientras que otros se licuarán con la inflación. En su análisis, las provincias más dependientes de las transferencias nacionales están particularmente expuestas, ya que el modelo económico actual busca fortalecer las bases del sistema sin dilaciones.
Lazzari ilustró el panorama con una metáfora impactante: “Es como manejar un auto sin frenos ni embrague, solo con acelerador. El conductor no come vidrio, sabe cómo evitar estrellarse, pero no tiene herramientas para frenar a tiempo”. Esta imagen refleja el desafío de equilibrar las decisiones económicas sin sacrificar estabilidad.
Costos de oportunidad y ajustes políticos
El economista destacó que en las democracias, cada decisión tiene un costo de oportunidad, una realidad que el actual gobierno enfrenta de manera distinta a administraciones anteriores. “Milei no responde a corporaciones ni partidos tradicionales; toma decisiones con objetivos claros, pero fuera de los esquemas habituales de la política tradicional”, afirmó.
El foco de su exposición giró en torno a la necesidad de fortalecer pilares como la seguridad jurídica y el compromiso de las provincias y municipios en el cumplimiento de las nuevas reglas del juego. Según Lazzari, estos aspectos serán claves en 2025 y 2026, años que vislumbra con un escenario similar al boom económico de 1991-1994: crecimiento impulsado por exportaciones, salarios en dólares y mejoras en sectores estratégicos como energía y telecomunicaciones.
Sin embargo, advirtió sobre el riesgo del desempleo estructural: “Tenemos un ejército de personas en busca de empleo, pero no calificadas para las demandas del mercado actual. Esto exige reformas laborales que incentiven la contratación y permitan una mayor inclusión laboral”.
Tipo de cambio y competitividad
Otro de los puntos centrales fue el rol del tipo de cambio como factor que dificulta la competitividad. Lazzari afirmó que “los precios tienden a igualarse por acción de la competencia, pero los costos de transacción y el contexto macroeconómico argentino distorsionan este equilibrio”. A su juicio, el próximo gobierno debería enfocarse en eliminar el déficit fiscal y avanzar hacia la dolarización para estabilizar la economía.
“El mundo es caro, pero la logística interna en Argentina lo hace aún más. Es más costoso traer vino de Mendoza a Buenos Aires que importarlo desde Europa. Esto debe resolverse si queremos un país competitivo”, señaló.
Escenarios posibles
Lazzari planteó tres escenarios para el futuro inmediato:
- Reformas exitosas: Argentina alcanza un crecimiento sostenido con exportaciones y salarios en dólares.
- Estancamiento moderado: Ajustes microeconómicos que no logran impactar significativamente en la macro.
- Fracaso reformista: Falta de respuesta del sector privado a las reformas y un aumento crítico del desempleo.
Finalmente, llamó a la reflexión sobre la urgencia de implementar reformas estructurales: “Como sector privado, debemos ser cuidadosos pero también exigentes. El éxito dependerá de nuestra capacidad para responder a los incentivos y generar empleo genuino”.
Reformas fiscales y finanzas ordenadas: las claves para un cambio de paradigma
Lazzari abordó diversos desafíos y oportunidades que enfrenta la economía argentina, con un enfoque en las reformas estructurales necesarias para reactivar el sector privado. A través de un análisis profundo, comparó la situación actual con momentos históricos, subrayando la posibilidad de un “cambio de paradigma”.
“¿Qué pasa si nos sale muy bien?”, se preguntó Lazzari, aludiendo a un escenario en el que las políticas económicas logren estabilizar las finanzas y crear las condiciones para el crecimiento. Para él, Argentina podría experimentar un cambio tan disruptivo como el ocurrido en 1852 con figuras como Sarmiento, Mitre y Roca. Sin embargo, aclaró: “No somos Suiza y nunca lo seremos, pero podemos lograr un orden básico en las finanzas”.
El economista destacó que una economía más ordenada permitiría al sector privado desarrollarse sin las trabas actuales. Para ejemplificar, comparó los derechos de exportación aplicados en las últimas dos décadas, que alcanzan los 200.000 millones de dólares, con el Plan Marshall, donde Estados Unidos invirtió 13.000 millones para reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Según Lazzari, “en 20 años nos clavamos 2,7 Planes Marshall y no hicimos mucho más que algunas rotondas y jardines de infantes”.
Reformas necesarias para liberar al sector privado
Lazzari subrayó que el miedo y la incertidumbre han sido costosísimos para los empresarios argentinos. “El miedo no solo frena las inversiones locales, sino que también permite que competidores extranjeros lleguen antes y tomen ventaja”, explicó. Señaló que el país necesita reformas profundas para fomentar la productividad, como la unificación del tipo de cambio, la eliminación de retenciones y una baja generalizada de impuestos.
Además, enfatizó la importancia de generar confianza en los actores privados: “El sector privado tiene miedo, pero ese miedo tiene un costo altísimo. Si estabilizamos la economía, vamos a atraer inversiones que hoy están esperando un cambio estructural”.
En cuanto a la carga fiscal, Lazzari criticó la existencia de 165 impuestos que afectan tanto a empresarios como a consumidores. Según su visión, una reducción estratégica de estos tributos no solo incrementaría la recaudación a largo plazo, sino que impulsaría la formalización y el blanqueo de la economía informal. “No tengo dudas: bajar impuestos genera más recaudación”, afirmó.
Una nueva dinámica económica: incentivos para la formalización
El economista también hizo hincapié en la necesidad de cambios que impulsen la formalización laboral y comercial. Argumentó que medidas como la eliminación de ingresos brutos deben realizarse de manera definitiva, a través de leyes locales que garanticen su sostenibilidad. Asimismo, destacó el rol crucial del sistema financiero: “Un sistema crediticio eficiente y el blanqueo de flujos informales pueden ser catalizadores del crecimiento”.
Lazzari concluyó instando a una revisión de las políticas fiscales actuales, señalando que “el costo de no hacer nada es altísimo”. Comparó la situación de Argentina con otros países como Nueva Zelanda, donde la recaudación del IVA es más eficiente a pesar de una alícuota más baja. “Es un modelo al que deberíamos aspirar para simplificar el sistema tributario y aumentar la competitividad”.