16 de octubre, Día de la Alimentación y Día del Pan, interrelacionados. Y esperando la Ley de Etiquetado Frontal cuanto antes.

Día de la Alimentación el 16 de octubre, efeméride establecida, en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el objetivo de concientizar acerca de la necesidad de combatir el hambre en el mundo, y es coincidente con el ‘Día Mundial del Pan’, establecido por la Federación Internacional de Panaderos (UIB) para dedicar un día a la historia y el futuro del pan, coincidiendo con la fundación de la FAO en 1945.

En la Argentina coincide con la ofensiva de la industria alimentaria, que nunca tomó la iniciativa para lograr un Etiquetado Frontal que resguarde la salud del consumidor, contra el texto que, finalmente y gracias a varias organizaciones no gubername ntales, puede convertirse en Ley en la Argentina.

Resulta inmoral la cantidad de mentiras de la industria alimentaria, su lobby sin sustento pero con respaldo de diversos comunicadores y medios que parecen o ignorar de qué trata la alimentación o en qué consiste la ética (ni hablar los derechos de los consumidores).

Aunque los registros aseveran que no se buscó enlazarlas, ni hubo unicidad en la conjunción de ambas, ex profeso, salta a la vista que “el pan” ha sido y continúa siendo una metáfora de la alimentación para la humanidad, en su concepción bio / psico / social / espiritual.

El aspecto “bio” atiende a la necesidad del consumo de alimentos y nutrientes que aportan la energía imprescindible para el crecimiento y el desarrollo de la vida.
La componente “psico” anuncia que la emocionalidad necesita expresarse y saciarse a partir de otra emocionalidad continente, contenedora, empática y sapiente q ue la alimente.
La característica “social” del apetito apela a la urgencia del relacionamiento con los pares al “com – partir” (ir con), emprender la vida con un otro, con unos otros en quienes la propia vida es reflejada o refractada.
Lla cualidad “espiritual” del hambre enuncia que a la búsqueda del sentido ulterior de la vida, del amor, del dolor, de la muerte se la debe saciar, dando respuesta a los interrogantes fundantes, que ligan al hombre con su prolongación vital, sea o no ésta terrena.
En este aspecto entran a jugar la fe, los credos, las creencias, los mitos, las respuestas metafísicas y/o las aproximaciones científicas, conforme a la idiosincrasia y culturalidad propia de cada persona y en su cosmovisión.

El grito de la efeméride
Pero bajando a la tierra, la doble efeméride apunta a que los estómagos prominentes por vacío, sean eliminados de la faz de la Tierra; es una apelación a comportarnos de una vez por todas, como humanos, que somos.

Estos son los datos según la ONG Médicos sin Fronteras:

Cada año, más de 3 millones de niños menores de 5 años mueren de desnutrición o por causas relacionadas con la misma.
El 80% de los casos de desnutrición en sus formas más agudas se concentran en 20 países del mundo: África subsahariana (países del Sahel y el Cuerno de África) y en algunas zonas del sur de Asia.
En algunas regiones del mundo, como el Sahel, la consunción (delgadez extrema) es frecuente en niños durante el periodo de escasez entre cosechas (también conocido como ‘hunger gap’).
La desnutrición e s una falta de nutrientes esenciales que afecta al crecimiento de los niños y jóvenes, debilita a adultos, adultos mayores y a quienes atraviesan la senectud incrementando su vulnerabilidad a las enfermedades.

La calidad de los alimentos, y en especial el acceso a alimentos de origen animal (leche y derivados lácteos, huevos, carne o pescado), es fundamental para la buena nutrición del niño en su primera infancia.

Los países con menos recursos no pueden pagarse estos alimentos, y en situaciones de crisis ni siquiera están disponibles.

Cuando una persona no ingiere los nutrientes suficientes para cubrir sus necesidades, el cuerpo empieza a consumirse: primero pierde grasa y luego músculo.

La falta de nutrientes esenciales es muy grave para los niños en edad de crecimiento.
La edad crítica va desde los 6 meses -cuando los bebés empiezan a tomar otros alimentos además de la leche materna- a los 2 años.
Son muy vulnera bles los niños de hasta 5 años (así como los adolescentes, las mujeres embarazadas o lactantes, los ancianos y los enfermos crónicos).
Una dieta equilibrada debe incluir proteínas y ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales como calcio, potasio, zinc y hierro.
La carencia de estos nutrientes impide que el niño pueda resistir a las infecciones: sus defensas se debilitan y aumenta el riesgo de morir de malaria, neumonía, diarrea, sarampión o sida, las cinco enfermedades responsables de la mitad de los casi 10 millones de muertes anuales de menores de 5 años.

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